AGOSTO NORUEGO
Por LUIS BAREIRO
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Esa mañana, José Rodríguez se lavó la cara, se miró al espejo y se descubrió como Hansen Jacobson. Su mujer, Anne Marie Ronning, despertó a los chicos Gunnar y Eva, desayunaron café con rebanadas de pan de centeno, queso cottage y pepino y luego tomaron juntos el metro. Los niños bajaron en la estación del colegio público Olav Tryggvason, y el matrimonio siguió viaje hasta las afueras del centro.
Hansen subió a la oficina y abrió las ventanas que dan al parque Harald Halfdanarson. Contempló la estatua de bronce del recio vikingo que unificó la patria, se sentó en su mullido sillón de cuero y sorbió su tereré. Al rato llegó el secretario con las empanadas fritas, las dejó sobre el escritorio y arrojó por la ventana la bolsita de plástico que las contenía.
Jacobson lo miró con odio y le metió un mordisco resignado a su tentempié. El recadero preguntó impertérrito.
–¿Te pasa algo, jefe?
La efigie de Harald ya había perdido los cuernos y recuperado las formas del morrión de Salazar y Espinosa. La plaza se llenó otra vez de tolderías. Hansen eructó el comino del relleno y volvió a ser José Rodríguez.
–Nada, boludo, que me mataste la fantasía noruega.
El secretario se encogió de hombros y salió. Afuera comentaría con los otros secretarios que al licenciado le gustaban las actrices porno, en especial esas rubias de talla grande.
A José le pasó lo que a muchos al terminar agosto. Por un momento se sintió nórdico.
Había seguido el derrotero de un ruidoso grupo de ciudadanos que convirtió el papel higiénico en bandera contra la corrupción. Fueran una docena o un millar, hiciera frío o lloviera, estuvieran o no los medios para multiplicar su hazaña, ese bizarro pelotón, a contrapelo con la cultura de la indolencia, resistió 22 jornadas de protesta provocando pánico en las huestes partidarias y obrando milagros en el aparato judicial.
En un mes renunció el diputado José María Ibáñez, fue imputado y detenido el ex fiscal general del Estado Javier Díaz Verón, fue condenado a diez años de prisión el ex presidente del Indi Rubén Quesnel, renunció el todopoderoso senador Óscar González Daher, se destrabó el proceso judicial de los audios, el Congreso derogó la ley del autoblindaje y el senador oviedista Jorge Oviedo Matto anunció su dimisión.
José sabe que es una jornada cívica inédita y que tenemos el derecho a disfrutarla; pero también es consciente de que puede ser solo una fantasía pasajera. Para que sea permanente necesita adquirir cuerpo institucional.
Y se puede. Hay, por ejemplo, cinco o seis proyectos de ley de reforma judicial largamente estudiados que duermen en algún cajón del Congreso, y hay otros tantos de reforma electoral en igual situación. Está en pleno proceso la elección de tres nuevos ministros de la Corte; y todos los casos que involucran a políticos siguen pendientes de definición en la Justicia.
Es por allí que tenemos que seguir apretando si no queremos que esta rara sensación de primer mundo sea solo pasajera y nos quedemos apenas con ese sabor a comino criollo mal digerido en la boca.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Domingo, 02 de Septiembre de 2018
