DE LA CARADUREZ DE IBÁÑEZ AL MUTISMO DE MARITO
Por LUIS BAREIRO
lbareiro@uhora.com.py
De la bochornosa sesión de Diputados en la que blanquearon al ratero confeso José María Ibáñez, a la sazón miembro de la Cámara, se pueden sacar muchas conclusiones. La primera y más importante es que la clase política está con miedo, miedo a que quien paga sus trapisondas finalmente se anime a pasar del hartazgo expresado en las redes sociales al repudio encarnado en acción.
Por eso de manera hartera apresuraron esa sesión extraordinaria y la montaron en un horario no apto para la mayoría absoluta de la gente que trabaja para pagarse la vida y los impuestos de los que viven José María Ibáñez, sus caseros y sus cómplices parlamentarios. El apuro no era por Ibáñez, en particular, sino porque su eventual salida abría una ventana por la que podrían ser expulsados después quienes integran el malón de senadores y diputados con cuentas pendientes con la Justicia.
Ibáñez era el forúnculo que estaba irritando a una sociedad a la que prefieren apática. Su caso era simple y contundente, y amenazaba con despertar a la masa, a ese ciudadano de a pie que solo toma las calles cuando está genuina y legítimamente harto. Y que, cuando lo hace, se torna un monstruo incontrolable.
Algunos internautas se autoflagelaban luego con el consabido sambenito de que solo somos valientes en las redes. Es un error; no hay que dejarse ganar por el desencanto. La bronca plasmada en las redes es importante, refleja el sentimiento de la gente. Pasar a la acción ciudadana requiere de organización, algo para lo que nunca nos prepararon... pero podemos aprender. Personalmente, pienso sumarme a la manifestación de mañana, a las 18.00, frente al Congreso, así deba irme como cronista (los periodistas también trabajamos, por cierto).
Una segunda lectura tiene que ver con el concepto maleable que tienen la mayoría de los políticos sobre la corrupción.
El gran argumento de Ibáñez fue que solo robó 30 millones... y sus colegas lo respaldaron. Así, a partir del miércoles, si robás treinta millones y un guaraní sos corrupto; pero con un guaraní menos, solo cometés “un error”. Las cárceles están llenas de inocentes que cometieron errores por el estilo.
La tercera lectura es perturbadora y tiene que ver con el silencio ominoso del presidente electo. El verso de que Mario Abdo se mantiene prescindente de lo que hagan los legisladores de su movimiento no resiste el menor análisis. Es el movimiento Colorado Añetete el que ganó las primarias republicanas y el Partido Colorado el que se alzó con la victoria presidencial. Es un mismo cuerpo político y Marito, su principal líder. Lo que él diga influye en todos sus miembros.
Los casos de Ibáñez y de las Notas Reversales de Yacyretá tenían un impacto tremendo en la opinión pública. El futuro presidente estaba obligado a asumir posiciones con respecto a ambos temas; de hecho, lo hizo. Su silencio nos dejó un amargo sabor a complicidad.
No sé quién le aconsejó este mutismo, pero quien fuera lo está llevando a transitar la misma senda por donde se perdió el presidente Cartes. Y así le fue.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Domingo, 05 de Agosto de 2018
