CONTRERAS
Por LUIS BAREIRO
lbareiro@uhora.com.py
Cumplí 17 años dos semanas después de la caída del régimen de Stroessner, y en tres años más –si llego– alcanzaré medio siglo de vida bajo el gobierno del hijo del secretario privado del dictador. Hago periodismo desde los 19 años, por lo tanto, escribo, reporto e ironizo sobre hechos de corrupción desde hace casi tres décadas. Y en todo ese tiempo, solo hubo un breve lapso de cinco años durante el cual la administración de la cosa pública no estuvo en manos coloradas.
Como ven, mi biografía está atada a los derroteros de la ANR. Si entendemos el periodismo como el ejercicio del antipoder, se diría que aprendí a hacer periodismo contra gobiernos colorados. Y, sin embargo, todavía hay gente que me pregunta por qué en mi razonamiento periodístico hay siempre una mayor desconfianza –un sesgo sugestivamente más crítico, me dicen– cuando me refiero a los republicanos.
¿Que no es lógico que sea así?
Siendo el Paraguay uno de los países más corruptos del mundo y sus principales partidos verdaderos paradigmas universales del clientelismo y el prebendarismo político, ¿no es natural que buena parte del trabajo de los periodistas sea denunciar, criticar y advertir sobre esas prácticas y sus calamitosas consecuencias en el presupuesto público?
Y si el partido que lleva gobernando 65 de los últimos 70 años es la Asociación Nacional Republicana, ¿no cae de maduro que la mayoría abrumadora de las denuncias tenga por blanco a miembros de ese partido?
Lo digo porque parece que todavía hay quien se sorprende de que algunos periodistas seamos "demasiado desconfiados" o "exageradamente suspicaces" cuando se trata de los colorados.
¿Acaso alguien duda de que el malón de altos dirigentes partidarios, líderes regionales, presidentes de seccionales y punteros varios, está frotándose ya las manos, esperando meter a parientes, amigos y correligionarios en la nómina pública?
Por supuesto que hoy día esto se repite en casi todos los partidos políticos. Es el modelo que se impuso y por obvias razones; les garantizó 65 años en el poder. En contrapartida, es una fórmula claramente catastrófica para los gobernados.
Con 70 años del mismo modelo, siete de cada diez paraguayos trabajadores carecen de un seguro social y jamás habrán de jubilarse, menos de la mitad de los niños termina la secundaria, el ocho por ciento de la población posee más del 80 por ciento de las tierras productivas, ocho de cada diez habitantes del campo todavía usa letrina, un tercio de la población se debate en la pobreza y somos los únicos tontos del Mercosur que gastamos una fortuna en un lote de parlasurianos que se juntan como mucho una vez al mes y solo para rascarse el ombligo colectivamente.
Y todavía hay quien pregunta por qué lo que somos "contreras".
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Domingo, 29 de Abril de 2018