VERDE MARCIANO

Por LUIS BAREIRO

lbareiro@uhora.com.py

La semana comenzó con un hecho perturbador. La Justicia electoral dio a conocer la gama de colores que asignarán a los partidos y movimientos que participen de las elecciones en abril. La oferta cromática incluye desde el rosa tropical al verde marciano. La pregunta es inevitable y la potencial respuesta aterradora: ¿Cómo saben en el TSJE que los marcianos son verdes? ¿Hay marcianos en el TSJE? ¿Hay vida inteligente en Marte?... ¿Y en el TSJE?

Es cierto que la nómina de la Justicia Electoral puede albergar a cualquiera, cualquiera que tenga un padrino político. No me extrañaría pues que el ex senador y hoy entrevistador ufólogo Alfredo Jaeggli haya conseguido un curro para su invitado más polémico. Aunque –como diría Alejandra Prayones– el extraterrestre de Jaeggli tiraba más bien a un "gris ratón".

Como sea, nadie está obligado a pasar un papelón con sus papeletas. Quien se sienta discriminado porque asignan a su partido la gama marciana del verde puede cambiar por el verde limón o el verde alimonado, aunque sus potenciales electores requerirán de la visión de Superman para percibir la diferencia.

De último, siempre estará el verde hierba, aunque algunos preferirán una denominación botánica más específica para fidelizar a sus votantes, como el verde cannabis o el verde dólar. No pocos dirán que sería más conveniente aprovechar la cuestión cromática para definir a los integrantes de la lista adjudicándole el viejo verde, por ejemplo.

La cuestión se puede tornar por demás incómoda si, por decir, un partido obrero-campesino termina con una asignación que obligue a sus líderes a pedir a los compañeros de causa que castiguen a la oligarquía apátrida y rescaten el aguerrido espíritu del pueblo paraguayo marcando en las papeletas el cuadro naranja melocotón.

La razón por la que la pigmentación electoral parece concebida por un decorador de interiores es que son tantos los movimientos y partidos inscriptos que el TSJE se limitó a pedir a la imprenta que confecciona los boletines su gama de colores con las denominaciones respectivas, y luego la puso a disposición de los interesados sin cambiar un solo nombre.

Lo divertido del caso es que se armó un tremendo debate en las redes sobre el color que debería tocarle a cada movimiento según las particularidades de sus candidatos, no de su posición política (si tiene barba, si suponemos que fuma marihuana, si suponemos que se baña o no, si nos parece que es un nazi, aunque no tengamos la menor idea de que supone ser un nazi).

El hecho es que la discusión virtual giró en torno a colores y prejuicios, sin que nadie aportara mucho sobre el contenido de los partidos y movimientos. Fue un interesante experimento social que revela no solo lo poco que sabemos de ideologías, sino principalmente la absoluta pobreza política de la oferta electoral. Al final, los internautas tienen razón, es solo una cuestión de personas y colores. No nos debe sorprender, por lo tanto, que a menudo termine ganando un extraterrestre.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Domingo, 11 de Febrero de 2018

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