Y UNA GUAMPA...
Por LUIS BAREIRO
lbareiro@uhora.com.py
No me voy a poner místico porque cerremos el año y haya un enrarecido olor a cambio en el ambiente, pero es innegable que los astros se han alineado de tal manera que seríamos unos torpes imperdonables si no aprovechamos la coyuntura y pegamos uno de esos saltos de calidad que solo se pueden dar en circunstancias excepcionales, de esas que se presentan rara vez en la historia de un país.
Gracias a las obscenas conversaciones grabadas desde el teléfono móvil del relacionista público de la mafia, el inefable Raulito Fernández, no hay quien pueda negar que la justicia está podrida hasta los huesos y que nos urge una reforma completa de todo el sistema.
Quién puede estar en contra de armar ya mismo un equipo de juristas que trabajen en dos o tres propuestas concretas para reemplazar los sistemas de selección y remoción de jueces y fiscales. Básicamente, un borrador que sirva para una reforma constitucional.
Leyendo las diferentes propuestas que se han venido presentando a lo largo de los últimos años es fácil colegir que hay ciertos consensos.
Los magistrados deben ser inamovibles desde su nombramiento, no depender de un órgano político para su ratificación. El nombramiento de los ministros puede tener un origen político (los puede proponer directamente el presidente, por ejemplo), pero una vez en el cargo no deben depender ya de nadie.
No es tan complicado acordar uno o dos modelos ni tan engorroso identificar unos cuantos notables para trabajar en esos modelos. Y no me vengan con la muletilla de que no somos noruegos o belgas. Ellos alguna vez también estuvieron en el mismo lugar que nosotros.
Es mucho más sencillo y menos riesgoso ir a una constituyente si ya tenemos más o menos definido qué cosas queremos cambiar.
Y la otra urgencia, esta incluso mayor: En las próximas semanas se dará a conocer la primera evaluación censal de los estudiantes paraguayos; conozco datos preliminares y los resultados son catastróficos.
Somos un barco con rumbo de colisión. Estamos formando una generación de analfabetos funcionales. Sin un violento golpe de timón estamos perdidos.
Podemos tirarnos al piso y llorar nuestro sino o convertir la crisis en oportunidad. No hay que engañarse, esto no es cosa de una administración, es un desafío nacional. Y no podemos esperar hasta agosto del año que viene para empezar a trabajar en una salida. Necesitamos armar un equipo de trabajo ya mismo, ahora.
Dos equipos de trabajo y un acuerdo político entre el gobierno saliente y los equipos políticos de quienes se disputarán la sucesión.
No es imposible. Gente hay y voluntad también.
Reforma total del sistema judicial y revolución educativa. Gane quien gane.
Son mis únicos deseos para el 2018... eso y una guampa de esas que hacen en Tacumbú, con las iniciales del artesano, O.G.D.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Domingo, 31 de Diciembre de 2017
