CARTES, A UN AÑO DE CONVERTIRSE EN BUZÓN
Por LUIS BAREIRO
lbareiro@uhora.com.py
En días más, Cartes cumplirá 2 años en el poder y comenzará el periodo más delicado para cualquier gobierno. Es un axioma; cuando sos presidente tenés que haber conseguido algún resultado notable para tu tercer año de mandato, o la ansiedad del elector se convertirá primero en frustración y luego en bronca, y te pasarás el tramo final de tu gobierno dando brazadas desesperadas para evitar tu completo hundimiento político.
A Cartes le resta un año para conseguir resultados. Hasta ahora todo fue proyectos y promesas. Buenas ideas, interesantes planes, lindo discurso técnico; pero en política, como en el fútbol, goles son amores. Y han sido pocos goles, poquísimos.
Ya no esperamos las grandes reformas porque a esta altura está claro que Cartes no pretende encararlas siquiera. No ha tocado el aparato público, anquilosado y tumefacto; no corrigió la anarquía salarial del Estado; no creó una carrera de la función pública; no hizo cambio alguno en los procesos de formación de los maestros; no redujo el número de escuelitas públicas paupérrimas sustituyéndolas por centros educativos modernos ni las dotó del servicio de transporte escolar.
No hubo mayor rigor para fiscalizar universidades; no se hizo ningún cambio importante en el espantoso sistema judicial; no conquistó ninguna reivindicación importante en Itaipú ni en Yacyretá.
Por supuesto que hay proyectos para encarar todos estos dramas; pero él no los encarnó, no los peleó políticamente y no habló ni convenció de su importancia a la opinión pública; por lo tanto nunca pasaron a ser prioridad en su agenda y, por supuesto, jamás tuvieron la menor chance de ser ejecutados.
Tal como están las cosas, todas las cartas del presidente están puestas en obras públicas. En consecuencia, si este año no las vemos surgir del pantano burocrático en el que están sumidas, su dudoso cheque político habrá quedado casi sin fondos. Y se quedará sin respaldo en el peor escenario posible, con Brasil en recesión, Argentina estancada y los precios de la soja y la carne en franco retroceso.
Si a eso le sumamos que ya hay una larga cola de adulones intentando convencerle de que el país lo necesita por un periodo más, cuanto menos, para completar su programa de gobierno, tenemos por delante un camino tortuoso, estrecho, al borde de un precipicio y lleno de trampas.
A Cartes le queda un año para probar que un gerente privado puede convertirse en un buen gestor público, que no le vendieron un buzón a los electores, o para confirmar las voces de los agoreros que advertían que es imposible construir un estadista solo con plata.
Fuente: ULTIMA HORA (ONLINE)
Sección OPINIÓN
Domingo, 26 de Julio de 2015
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