Y MIENTRAS NOS TIRAMOS CON BIBLIAS...

 Por LUIS BAREIRO

lbareiro@uhora.com.py

Acaba de concluir una de esas semanas horribles en las que sacamos a pasear todas nuestras viejas intransigencias, y en las que, aprovechando el bochinche, los pillos de siempre nos juegan alguna nueva trastada.

Resulta que mientras estábamos trenzándonos en discusiones estériles sobre los alcances de un proyecto de ley contra la discriminación (y digo estéril porque el debate se dio una vez más entre quienes tenemos posiciones asumidas e innegociables sobre el tema), los diputados perpetraron otro golpe a las arcas públicas, engordando generosamente el presupuesto de las gobernaciones, en notable coincidencia con el año electoral que se avecina.

Nos madrugaron. Le hicieron al Presupuesto público un agujero de 260 millones de dólares y, de paso, le birlaron más de 25 millones de dólares al fondo para la educación que debía financiar, entre otras cosas, el programa de primera infancia del MEC y los proyectos de investigación científica del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.

De yapa, se cargaron parte de los fondos para obras públicas, todo para aumentar hasta en un ochenta por ciento los presupuestos de las gobernaciones, esas hiperestructuras que hasta ahora nadie sabe para qué sirven, salvo para repartir cargos y facilitar alguna que otra licitación a los amigos.

No hay nada de original en la movida, ni dudas sobre su motivación. Es la típica repartija de dinero público, una profusión generosa de nuestra sangre financiera para alimentar a la bestia electoral, a menos de un año de las municipales.

Es triste constatar que nos hicieron la jugada mientras nos estábamos tirando con biblias y crucifijos en medio de advertencias apocalípticas sobre la inminencia del matrimonio gay y otras presuntas barbaridades, un debate visceral en el que terminamos por convertir en enemigo a quien debería ser un aliado natural a la hora de defendernos de las voraces apetencias financieras de nuestros representantes.

Lo bueno es que no es tan tarde aún.

La ley del Presupuesto todavía debe pasar por el Senado. Hay algún tiempo para corregir los entuertos, los que, por supuesto, no se corregirán solos.

Dejemos que este domingo calme los ánimos y volvamos mañana al ruedo ciudadano, a gritar desde nuestros espacios, a indignarnos, a apuntar con el dedo, pero esta vez a quienes realmente debemos temer.

Si logramos entender que es en estos temas en los que definitivamente ganamos o perdemos todos, encontraremos el temple necesario para olvidar los insultos recientes y unir voluntades en contra del verdadero enemigo, de ese viejo operador partidario al que solo le interesa seguir desangrándonos.

Frase trillada, pero oportuna siempre: "Para que los malos ganen, basta que los buenos no hagan nada".

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Domingo, 16 de Noviembre de 2014, 01:00

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