SEMANA DEL PORNO NACIONAL

  Por LUIS BAREIRO

lbareiro@uhora.com.py

Fue una semana pornográfica, impúdica, procaz, en la que se revelaron auténticas bacanales públicas a las que nunca fuimos invitados, pero cuyo visionado nos dejó igual la sensación dolorosamente física de haber participado en calidad de financistas y sodomitas involuntarios.

Arrancó con el festival de salarios en el Senado, con los 15 millones para el jefe de fotocopias, con el gerente de mozos, con la bonificación por presentismo, con la indignante indignación de los beneficiarios; toda una colección de absurdos que conforman ese tremendo falo presupuestario enterrado profundamente en el erario público.

Algunos números se hicieron presentes para recordarnos la contracara del desenfreno burocrático. El 70 por ciento de toda la red de distribución de agua potable y alcantarillado sanitario de la Gran Asunción caducó. El sistema se derrumba y deja las calles emulando Gaza.

Cambiarlo cuesta 1.400 millones de dólares, doscientos mil menos que lo que nos hicieron pagar en apenas dos años por el generoso aumento de salarios que la clase política otorgó a la minoría laboral (9 por ciento de todos los trabajadores del país) colgada del presupuesto y de la voluntad de sus padrinos políticos.

Entre solucionar de cuajo el drama del modelo sanitario infrahumano al que estamos sometidos todos y potenciar la orgía presupuestaria de una élite pública optaron impúdica y descaradamente por lo segundo.

Como para irritar aún más nuestras golpeadas sentaderas tributarias, salieron finalmente a la luz los salarios del Olimpo binacional. No menos de ocho millones para una limpiadora, más de cien millones mensuales para sus directores. Un salario de rockstar, de crac del fútbol, de abogado de jeque petrolero.

De yapa, los paseos parlamentarios, un congreso religioso en Cancún, un seminario sobre la menopausia en el Caribe, dos simposios sobre pollos en París... Un Alka-Seltzer, por favor.

La guinda fueron los videos de Calé, el intento infantil de tapar el escándalo con un amparo delivery de la Justicia domesticada y los ensayos de justificación de algunos de sus colegas involucrándonos a todos en el bochorno. "¿Quién no hizo algo así?", "el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra".

Deberíamos enterrarlos a cascotazos.

En puridad, los videos no revelan la degradación de una persona ni sus limitaciones físicas, desnudan la descomposición de esa minoría abyecta que nos controla desde el aparato público, una élite que reparte privilegios salariales y contratos públicos, que maneja la Justicia con un chasquido de dedos y que pueden regalar los cargos más absurdos que el delirio burocrático pueda concebir.

Esos videos no son sino la radiografía de una clase política parasitaria que ha dado vida a este Estado predador y vampiro que reparte nuestra sangre tributaria en estas fiestas de órdago de las que solo tenemos noticias cuando aparecen finalmente las nóminas y cuando los líderes de la pandilla se pelean y sacan a la luz algún que otro trapito pestilente.

Pero la fiesta se está acabando. Podemos ser pelotudos por un buen tiempo, y algunos pueden ser pelotudos todo el tiempo, pero es imposible que todos seamos pelotudos todo el tiempo.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Domingo, 03 de Agosto de 2014, 01:00

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