LOS CASCOTES DE LA JUSTICIA

  Por LUIS BAREIRO

lbareiro@uhora.com.py

En estos días, la clase política resucitó uno de los versos favoritos con los que a menudo nos convencen de reventarnos los pies con las mismas piedras: “Ha llegado el momento de reformar la Justicia”.

Primero dijeron que esta vez no se trataba solo de cambiar personas en la Corte, de trocar seis ministros malos por otra media docena igual o peor.

Dijeron que no era una cuestión de aplicar el cuoteo sobre la base de las nuevas mayorías partidarias.

Dijeron que la intención era hacer modificaciones de fondo.

Y después apareció el abanderado de las viejas prácticas politiqueras, el senador Juan Carlos Galaverna, para contarnos que la discusión pasa en realidad por si se cambian tres o cinco ministros.

De guinda, el senador Víctor Bogado, imputado por el caso de su ex asesora adjudicada ilegalmente con un doble salario público, señaló que había que hacer cambios profundos en la Justicia para evitar que fiscales o jueces arruinen fácilmente la reputación de ciudadanos y sus carreras, como –notable coincidencia– está ocurriendo con él.

¿Tras estos raptos de sincericidio, cree usted que los partidos tradicionales se están moviendo para reformar la justicia limitando la influencia que hoy tienen en ella –su principal problema– o que, por el contrario, lo están haciendo para aumentar esa influencia y evitar que sigan apareciendo malos ejemplos como los de estos fiscales y jueces díscolos que los importunan con investigaciones, imputaciones y desubicados pedidos de desafuero?

¿Usted cree que esas reformas encumbrarán a jueces probos como Pedro Mayor Martínez o catedráticos de la talla de Daniel Mendonca o fiscales aguerridos como René Fernández, o cree que terminaremos por encontrar allí a los viejos amigos de los nuevos dueños del poder?

¿Usted cree realmente que Ejecutivo y Legislativo –copropietarios de ese shopping de compra y venta de sentencias, fallos y resoluciones– están pensando en cerrar el boliche y convertirlo en una institución seria que, eventualmente, podría terminar condenándolos a ellos mismos?

Perdónenme la desconfianza, pero no creo en los milagros.

A esta altura, Astrea va con muletas o en silla de ruedas de tanto tropezar en el accidentado terreno político.

Si vamos a reformar la Justicia, quiero ver a los académicos, a los abogados, a los jueces, a los fiscales y a la sociedad civil participar activamente de la discusión. Y no a Calé, a Bogado, a Llano y a Cartes trocando piedras por cascotes en el Palacio de Sajonia.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Domingo, 22 de Junio de 2014, 01:00

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)