NAVIDAD A LO STEPHEN KING

Por LUIS BAREIRO

lbareiro@uhora.com.py

Una gigantesca trampa para ratones cebada con una bolsa de dinero falsa fue colocada estratégicamente frente al Congreso a la espera de que caiga algún desaforado reciente.

La humorada de un grupo de ocurrentes ciudadanos cierra magistralmente un año cuyo protagonista principal no fue ni el empresario que se convirtió en presidente, ni la Selección que verá el Mundial por tevé, ni Marilina ni la Cachorra, sino, precisamente, esos mismos ciudadanos que abandonaron nuestra proverbial apatía y decidieron recordarles a los mandatarios que los mandantes somos nosotros.

Este fue el año de la bronca ciudadana productiva. Fue el año en el que los políticos descubrieron el miedo. El miedo a la masa, a esa cosa informe y despersonalizada que ellos saben manipular en tiempos electorales y ningunear hasta el siguiente sufragio.

Como en esas novelas de Stephen King, 23 hombres y mujeres se encontraron de pronto envueltos en una atmósfera enrarecida en la que el terror podría brotar como de la nada en los lugares más ordinarios. En la peluquería, en la pizzería, en un funeral, en un café, en el supermercado.

El terror al escrache. El miedo al bochorno, al reclamo popular, a la interpelación pública de personas que desconocen la concepción monárquica de la vida que ellos, los 23, han construido en su imaginario republicano.

Han hecho concesiones para aplacar a la bestia. Entregaron algunas cabezas. No faltó quien se adelantara a ofrecer la suya antes siquiera de que la pidieran.

Ahora se vienen los brindis, el pan dulce, las vacaciones en una playa dorada o con los pies en una palangana. Será un largo intermedio; lo suficiente –esperan ellos– para que la mayoría olvide el guion de la película que les provocó tanto miedo.

Puede que no haya sido sino una acción pasajera, esporádica, un arranque de ira coyuntural, un mero accidente en la historia ciudadana. Una película fuera del circuito comercial.

Pero tengo mis dudas. El perro colectivo probó el sabor dulce del miedo del predador devenido en presa. Y le gustó. No creo que regrese tan fácilmente a la pasividad de siempre. Redescubrió su poder. Y nadie suelta de nuevo el poder tan fácilmente.

Si fuera miembro de la clase que toma las decisiones, tendría mucho cuidado de lo que hiciera en el 2014. Ya no están solos. La fiera está allí, acechándoles. Así que para todos ustedes, los 23 y los otros, vayan mis más sinceros deseos de feliz Navidad y próspero Año Nuevo.

Y no lo olviden, los estaremos observando.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Domingo, 22 de Diciembre de 2013, 03:00

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