LA POBREZA DE UNA 4X4

Por LUIS BAREIRO

lbareiro@uhora.com.py

Una semana atrás tuve la suerte de visitar por unos días la flemática ciudad de Londres. Allí compartí una cena con una amiga de infancia que hoy ocupa un alto puesto gerencial en una multinacional. En ambos casos la experiencia fue sencillamente deliciosa y notablemente ilustrativa.

Lo primero, merced a que el marido es un excelente cocinero; lo segundo, porque la visita me permitió ratificar lo que antes me había dicho un colega que vivió por años en ese país; es un lugar donde se hace muy difícil identificar clases sociales, lo que puede llegar a ser incómodo para ciertos extremistas criollos que se sentirían igual de indignados si estuvieran viajando con un pobre o con un rico, sin saber que lo son.

Pero, permítanme explicar el porqué de esa curiosa uniformidad social.

Esta amiga vive a unos 45 minutos en tren del centro mismo de Londres, en un barrio cerrado. Sabía que sus excelentes ingresos la ubican en una cómoda posición social y supuse que eso se reflejaría en su forma de vida.

Grande fue mi sorpresa cuando me encontré con una casita típicamente inglesa, cómoda pero sencilla, y con el marido -otro profesional de buenos ingresos- preparando la cena mientras discutía con los hijos las tareas de la escuela.

Durante la cena me contaron, orgullosos, que los hijos asisten a una escuela pública clasificada entre las mejores del lugar. Él hace oficina en la casa y ella toma todos los días el tren y el metro para ir al trabajo. Las tareas domésticas se las turnan.

Esa misma noche, de regreso al hotel, primero en tren y luego en metro, le presté más atención al pasaje. Obviamente, siendo Londres una de las ciudades más cosmopolitas del mundo, había allí todo tipo de colores y formas humanas, pero había que ser un observador sumamente agudo para identificar esos detalles que pueden definir determinada clase social. Yo no los vi, pero seguro que allí estaban.

La cuestión es simple. Ricos y pobres usan los mismos servicios porque no hay mejores. Sería tonto pagar un colegio privado o viajar en auto, así seas el gerente mejor pagado de todo el Reino.

Puedo seguir con otros ejemplos, pero la cuestión de fondo supongo que resulta obvia. Lo que decía mi amigo es cierto, solo le faltó agregar que lo que iguala tanta diversidad no es la cultura ni los ingresos; es lo público; o mejor, la calidad de lo público.

En Inglaterra la calidad de lo público reduce las diferencias; en Paraguay las agiganta.

Fuente:  ULTIMA HORA (ONLINE)

Sección OPINIÓN

Domingo, 04 de Noviembre de 2012, 00:00

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