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LUIS BAREIRO
  POBREZA, DESEMPLEO, TIERRA E INVERSIÓN PÚBLICA - LUIS BAREIRO - Año 2008


POBREZA, DESEMPLEO, TIERRA E INVERSIÓN PÚBLICA - LUIS BAREIRO - Año 2008

POBREZA, DESEMPLEO, TIERRA E INVERSIÓN PÚBLICA


LUIS BAREIRO

 

La economía es ciencia y arte con un mismo fin: hacer que la gente viva mejor. El gran desafío económico del nuevo Gobierno será pues mejorar la calidad de vida de los paraguayos. Para eso tendrá que enfrentarlos dramas de la pobreza, el desempleo, la tierra, la informalidad y la carencia de recursos financieros. En un resumen apretado e inevitablemente incompleto, hacemos un repaso del escenario en el que el ex obispo deberá demostrar su talento como gobernante, encontrando soluciones.


POBREZA

El desafió económico más importante de Fernando Lugo es reducir los niveles de pobreza. De nada le servirá que culmine su Gobierno vanagloriándose de los grandes números de la economía, como lo hace la Administración Duarte Frutos, sino consigue trasladar los éxitos macroeconómicos a la microeconomía.

Expongamos la situación en cifras. De acuerdo con los datos de Estadísticas, Encuestas y Censos, en los dos últimos años de la administración de Duarte Frutos, un total de 270.000 paraguayos pasaron a vivir en la indigencia. La pobreza total se redujo del 38, 5% de la población en el 2005 al 35,6% en el 2007, pero el número de pobres extremos creció del 15,5% al 19,4% en el mismo periodo. Así, más de 2,1 millones de paraguayos recibieron la Navidad del 2007 en condición de pobreza, y de ellos, unos 1,1 millón no contaban para aquella fiesta religiosa y comercial con un ingreso suficiente siquiera para cubrir una canasta básica de alimentos. Los técnicos los etiquetan fríamente como población en condición de extrema pobreza. Literalmente, son los miserables del sistema.

Para decirlo en dinero y siempre según las variables oficiales, son pobres quienes no consiguen financiar una canasta de consumo que incluye alimentos, bienes y servicios básicos (vivienda, luz y agua potable) y que hasta diciembre de 2007 tenía un costo mensual de 494.160 guaraníes. Se considera indigentes a aquellos cuyos ingresos son insuficientes incluso para pagar una canasta básica de alimentos que para la misma fecha suponía una erogación mensual de 196.547 guaraníes (quienes no alcanzan la cifra viven en la indigencia).

En resumen, Lugo debe conseguir que más de un millón de paraguayos alcancen un ingreso de cuanto menos 200 mil guaraníes mensuales si quiere sacarlos de la miseria, y debe obrar el milagro de roer, para que más de dos millones de paraguayos crucen definitivamente la línea por debajo de la cual se los califica como pobres.


EMPLEO


Si consideramos como principal problema económico la pobreza y medimos ésta de acuerdo con cierto nivel de ingreso, habrá que ubicar como el mayor desafío para el nuevo Gobierno la generación de puestos de trabajo, tanta en cantidad como en calidad.

Primero conviene recordar cuál es la situación del empleo en el país. Siempre según los datos de Estadísticas, Encuestas y Censos, para fines del año pasado, 4,7 millones de paraguayos tenían más de 10 años, lo que significa que estaban en edad de trabajar. De ellos, el 60 por ciento formaban parte de la población económicamente activa, con unos 2,7 millones trabajando, y unos 161 mil desempleados. Así, el desempleo abierto es de sólo 5,6 por ciento.

El verdadero problema, sin embargo, está en otra parte. De los 2,7 millones de paraguayos que trabajan, 760 mil (26,5%) trabajan menos de 30 horas semanales o mucho más de 30 horas semanales, y ninguno alcanza el salario mínimo mensual. Son los famosos subempleados.

La gran mayoría trabaja por cuenta propia (vendedores ambulantes, jornaleros, etc.), y se suma al 10% que son familiares sin remuneración y al 5% integrado por patrones. En suma, cinco de cada diez paraguayos ocupados generan sus ingresos a través de la venta directa de sus productos o servicios.

Del resto, el 65% trabaja en pequeñas empresas de no más de cinco empleados.

Esa es la realidad del trabajador paraguayo. Es en promedio un subempleado que gana menos de un salario mínimo, que trabaja menos horas de lo que querría o muchas más de lo que fija la ley y que en un 70% de los casos carece de seguro médico y de jubilación.

Más de la mitad de los trabajadores está ocupado en el sector de servicios (comercio, transporte, etc.), apenas el 29,5% labora en el sector agropecuario y menos del 18% en la industria.

¿Cuál es el reto para el nuevo Gobierno?

Necesita formalizar a casi la mitad de los trabajadores (los subempleados no están considerados en el Código Laboral ni pueden acceder a los sistemas previsionales de jubilación y salud) y generar nuevos puestos de trabajo para la población que ya tiene edad para trabajar, pero que todavía no lo está haciendo. Se trata, nada menos, que de unos 1,8 millón de paraguayos.


EL SECTOR RURAL

Para hablar de los desafíos que debe enfrentar la Administración Lugo para ejecutar con éxito un plan nacional de generación de puestos de trabajo, es necesario separar el problema en dos capítulos diferenciados, uno referido exclusivamente a las particularidades del sector rural, y otro sobre las del sector urbano.

En el campo, la falta de ocupación se convierte inevitablemente en una mayor demanda por tierras. Se parte de la hipótesis falsa de que todo campesino es necesariamente agricultor o productor pecuario. Es obvio que no. Lo demuestran los números que dio a conocer el colega Armando Rivarola en una serie de notas que publicó en el Diario ABC Color.

Rivarola asegura que el problema de la pobreza rural no es consecuencia de la falta de tierras. Refiere que en el Paraguay abunda la tierra fértil, sumamente apta para la agricultura. Basándose en datos oficiales, explica que solo en la Región Oriental hay, cuanto menos, unos dos millones de hectáreas que están en poder de 250.000 familias campesinas pobres y muy pobres.

Para el colega, el verdadero problema radica en el hecho de que esos campesinos, pese a tener tierra, no logran producir con una rentabilidad suficiente como para escapar de la pobreza. Atribuye el fracaso a su sistema de producción arcaico, informal y muy poco productivo, típico de estructuras pre capitalistas, basado exclusivamente en la propia mano de obra, sin aplicación eficiente de tecnología, sin orientación al mercado, sin división del trabajo, sin incentivos para la acumulación de capital y la inversión productiva.

Para este problema, Rivarola ensaya una propuesta de solución. Plantea dotar a los campesinos de la propiedad efectiva y formal sobre su principal medio de producción: la tierra. Eso se consigue -asegura- otorgándoles el título de propiedad, sin restricciones de dominio, para que se conviertan en dueños de hecho y de derecho de sus posesiones.


 

LA SOJA

La propuesta de Rivarola es una de los muchos modelos de reforma agraria que baraja el nuevo Gobierno. Lo cierto es que Lugo debe conseguir que el pequeño productor agropecuario se suba al carro de la modernidad que montó el cada vez más eficiente sector sojero. Los productores de la oleaginosa, que hoy ocupan unos 2,5 millones de hectáreas de los casi diez millones de hectáreas de tierras cultivables que hay en la Región Oriental, generan en conjunto cerca del 70 por ciento del total de las exportaciones. Este crecimiento explosivo lejos está de acabar. La demanda cada vez mayor de alimentos de los gigantes emergentes China e India, está disparando los precios de los granos y todo hace suponer que la tendencia seguirá en alza.

En contrapartida, el fenómeno produce una exclusión natural, ya que los pequeños productores, al no obtener una actividad rentable, venden sus fincas a los sojeros, muchos de ellos productores brasileños afincados en el país. Se genera así el mayor conflicto social del campo. Aquí Lugo deberá aguzar el ingenio para encontrar salidas consensuadas que no afecten al que se ha constituido en el motor de la reactivación económica.


INFRAESTRUCTURA

Suponiendo que el nuevo Gobierno consiga en el corto plazo ubicar a los autodenominados "sin tierra", necesitará convertirlos en productores eficientes. Eso a más de conocimiento y tecnología requerirá de un elemento que hoy es otra de las grandes urgencias insatisfechas de la economía: la infraestructura.

El campo demanda la construcción inmediata de caminos de todo tiempo, rutas, puentes y puertos. Una estimación más bien pobre del déficit en materia de inversiones en obras de infraestructura arroja cifras de entre 20 y 30 mil millones de dólares, recursos que ni éste ni futuros Gobiernos tendrán.

Aquí se presenta pues el otro gran desafío para Lugo. Su Gobierno necesitará abrir el negocio de las obras públicas al capital privado internacional. El propio presidente electo lo reconoció en los debates presidenciales. Para conseguirlo, sin embargo, hay otras reformas necesarias que escapan del ámbito puramente económico. La reforma judicial, la transparencia en las licitaciones, la creación de reglas de juego claras para los participantes y el establecimiento de entidades reguladoras fiables para garantizar, por ejemplo, políticas tarifarías razonables que permitan al inversor privado el retorno de su inversión y la necesaria rentabilidad.

Hay otros requisitos indispensables, como la seguridad en la provisión de insumos básicos para la construcción. Es el caso del cemento, prácticamente monopolizado hoy por la cementera estatal (INC), de lamentable actuación.


RECURSOS

Para ejecutar obras públicas necesitará de contrapartidas. El sector privado solo resultará insuficiente. Y aquí se abre el tercer gran desafío para el nuevo Gobierno. La única forma rápida de garantizar fondos para la inversión es una renegociación exitosa de las binacionales, en especial de Itaipú.

El Paraguay recibe hoy por la energía de Itaipú que cede al Brasil unos US$ 2,7/ MWh/año. Esa energía se cotiza en el mercado mayorista brasileño a un promedio de US$ 72/ MWh/año. El excedente de energía del Paraguay es de 37 millones de MWh/año. Brasil le paga por esa cantidad de energía cedida poco más de US$ 100 millones anuales. Si le pagara de acuerdo con los precios mayoristas de su propio mercado (el consumidor final brasileño paga mucho más, hasta US$150/MWh/año), Paraguay recibiría unos US$ 2.156 millones.

Incluso después de pagarle a Itaipú por la generación de la energía (unos US$ 35/MWh/año) y descontados los costos de transmisión (alrededor de tres dólares por MWH/ año), le quedarían unos US$ 1.295 millones; vale decir, unos 1.157 millones de dólares más que lo que recibe hoy.


HACIENDO MEMORIA

De acuerdo con el tratado de Itaipú, a cada país le corresponde la mitad de la energía producida; pero si alguno no consume la totalidad de su parte, está obligado a cederla al otro recibiendo por ella una compensación irrisoria de US$ 2,72 por MWh/año. Por supuesto, ese es el caso del Paraguay, que de los 45 millones de MWh/año que le corresponden, apenas da cuenta de unos 8 millones de MWh/año.

La administración Duarte Frutos inició su período con algún tibio reclamo al gobierno brasileño por mejores precios; pero la queja cesó luego de recibir la propuesta de Brasilia de crear los famosos fondos sociales de Itaipú, un rubro del que pueden disponer discrecionalmente los ejecutivos de ambos países para supuestas inversiones de interés social. El detalle es que ningún otro organismo del Estado puede revisar la Ejecución de esos gastos.

Se estima que el Ejecutivo paraguayo recibió bajo ese concepto unos 20 millones de dólares por año. Ese dinero supone un ingreso de 14 mil guaraníes por habitante por año. Es lo que recibió el país por suspender un reclamo que, de ser escuchado, representaría para el Paraguay un ingreso anual de casi un millón de guaraníes por habitante.

Lo que hoy se percibe en compensación por cesión de energía apenas supera los 73 mil guaraníes por persona. Y no se analiza cómo y dónde se gasta hoy ese dinero.


TRIANGULACIÓN COMERCIAL

El 1 de enero de 2010 se acabarán las listas de excepción en el MERCOSUR y todos los países miembros deberán aplicar un mismo arancel de 12 por ciento para los productos importados de extrazona.

Esto incluye, obviamente, todos los bienes que el Paraguay importa del Asia, Estados Unidos y Europa -con aranceles del cero por ciento- y los vende al Brasil. Ese negocio semi informal (la mercadería ingresa al Brasil sin pagar aranceles) le generó a la economía un ingreso de más de 2.666 millones de dólares solo en el 2006, que es más dinero que el producido por la totalidad de las exportaciones de bienes producidos en el país ese año.

Más allá de la discusión sobre si es razonable mantener un negocio que se basa exclusivamente en la intermediación de bienes de extrazona y se sustenta en el proteccionismo del mercado brasileño, es obvio que el nuevo Gobierno deberá establecer alguna estrategia para enfrentar el dilema.

Paraguay está obligado a mantener la triangulación comercial o encontrar un sustituto que le genere ingresos cuando menos cercanos, o prepararse para un tremendo desplome de la economía de frontera en solo dos años más. Conviene repasar algunos números. En los años recientes se registró el mayor incremento de las importaciones de los últimos 50 años registradas por Aduanas. Entre el 2005 y el 2006, los despachos de importación pasaron de 3.791 millones de dólares a 5.757 millones, más de 1.966 millones de dólares de diferencia en apenas un ejercicio.

Fue el resultado directo del primer intento de formalización del sector que provee a las donadoras del Brasil, el gremio de los re exportadores de bienes de informática y telecomunicaciones (BIT).

De hecho, como consecuencia del nuevo régimen, el volumen de las llamadas reexportaciones se disparó de 1.561 millones de dólares en el 2005 a más de 2.665 millones en el 2006.

De acuerdo con estimaciones del Banco Central, más del 80 por ciento de las reexportaciones del 2006 correspondió a la venta de los BIT. Esto significa que el comercio de piezas de informática y telecomunicaciones representó para la economía un ingreso superior a los 2.132 millones de dólares, que es más que lo aportado por la exportación de carne, soja y algodón juntos ese año.

Algunos economistas creen posible convertir parte de la reexportación en mini- industrias mediante el ensamblado de piezas.


CORRUPCIÓN.

El mayor desafío de Lugo será transparentar la economía sacándola de la informalidad. Se estima que entre el 50% y el 60% de todas las operaciones de la economía se hace "en negro". Para exponerse a la luz, los operadores económicos necesitarán de incentivos, de facilidades, de estímulos y de penalizaciones. El Estado deberá facilitar en un primer momento la regularización, pero deberá ser firme a la hora de sancionar a quienes se nieguen a pasar al lado de la ley.

Aquí la labor será titánica y va desde conseguir funcionarios honestos en puestos clave hasta la desburocratización de trámites, la descentralización, la aplicación de tecnología y la destrucción de la maquinaria prebendaria montada por 60 años de coloradismo en el poder. Hay que decir que esta fase no requiere de un gran esfuerzo intelectual. El cambio dependerá casi exclusivamente de la voluntad política de Lugo y sus aliados políticos.

Del resto habrá de encargarse el sector privado. Reglas claras y un Estado serio y firme. El país ofrece todos los otros condimentos necesarios para que se dé un desarrollo vigoroso y sostenible en el tiempo.


ESTABILIDAD.

Finalmente, Lugo deberá mantener aquello que su antecesor hizo bien. La estabilidad macroeconómica no es suficiente, pero es una condición indispensable para lograr el crecimiento. Hay reglas de hierro que el nuevo Gobierno jamás debe violentar. El Estado no debe gastar más de lo que recauda. El Banco Central jamás debe utilizar la maquinita de emitir billetes para financiar gastos del Estado. El tipo de cambio debe responder a la realidad del mercado local e internacional. Pretender torcer esas tendencias es suicida. Y el comercio deberá ser lo más abierto posible. Cuánto menos restricciones pongamos al libre flujo de bienes y servicios, más saludable será la economía.


FUENTE:



LOS DILEMAS DE LUGO – ANÁLISIS INÉDITOS

COLECCIÓN SOCIEDAD Y POLÍTICA

de EDITORIAL EL LECTOR,

Director editorial: Pablo León Burian.

Coordinador editorial: Bernardo Neri Farina .

www.ellector.com.py

Asunción-Paraguay 2008

 

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PRESENTACIÓN

La Editorial El Lector ha reunido a una docena de periodistas y escritores, agudos observadores de la realidad nacional, para analizar el escenario que encontrará el Presidente Fernando Lugo al asumir la primera magistratura del país luego de su impactante victoria electoral del 20 de abril del 2008.

LUIS BAREIRO, periodista de ABC Color, Canal 13 y Radio Cardinal; EDWIN BRÍTEZ, columnista y editor de la sección Internacionales de ABC Color, ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ, analista y referente esencial del diario última Hora; NATALIA DAPORTA, especialista en temas educativos en ABC Color; Marta Escurra, editora de la Revista Dominical de ABC Color; BERNARDO NERI FARIÑA, periodista y escritor; LUIS MARÍA FLEITAS, ingeniero agrónomo y colaborador de ABC Color en temas energéticos y ambientales; PEDRO GARCÍA, nombre insoslayable en el periodismo deportivo y redactor de última Hora; ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE, maestro del periodismo nacional, columnista y editor del Suplemento Cultural de ABC Color; ROBERTO PAREDES, periodista y escritor; FRANCISCO PÉREZ-MARICEVICH, escritor, MABEL REHNFELDT, periodista de investigación de ABC Color, conductora de programa en Radio 1° de Marzo, y JUAN AUGUSTO ROA, corresponsal de ABC Color en Itapúa, fueron convocados por esta editorial para escribir el presente libro que será una contribución sumamente valiosa no sólo para Fernando Lugo, sino también para toda la ciudadanía.

En estos textos inéditos, elaborados exclusivamente para este volumen, hay una gran carga de experiencia y un profundo conocimiento de lo que pasa en el país y de lo que percibe la ciudadanía respecto al singular cambio que comenzamos a vivir el 20 de abril del 2008.

Este es otro notable emprendimiento bibliográfico que enorgullece a la Editorial El Lector.

No es un título más. Es nada menos que una visión ecuánime y honesta desde la prensa, desde la responsabilidad profesional de doce figuras del periodismo paraguayo reunidas para analizar el paso de una situación a otra, e investigar los conductos factibles para el cambio real que tanto anhelamos y que esperamos se plasme por fin. – PABLO LEÓN BURIÁN. EDITOR

 

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ÍNDICE

·         POBREZA, DESEMPLEO, TIERRA E INVERSIÓN PÚBLICA - LUIS BAREIRO

·         LUGO Y LA INSTITUCIONALIDAD DE LA REPÚBLICA - EDWIN BRÍTEZ

·         ¿QUIÉN LE PONE EL CASCABEL A LA MAFIA EN LA TRIPLE FRONTERA? - ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ

·         EL ESCENARIO EDUCATIVO: CAOS, INEFICIENCIA, CORRUPCIÓN - NATALIA DAPORTA

·         CONTRAPODER: NI PRENSA AMIGA NI ENEMIGA - MARTA ESCURRA

·         LA REFORMA AGRARIA Y LA CRISIS MUNDIAL DE LA COMIDA - BERNARDO NERI FARIÑA

·         ENERGÍA Y MEDIO AMBIENTE - LUIS MARÍA FLEITAS

·         EL DEPORTE MERECE PELOTA - PEDRO GARCÍA GAROZZO

·         ¿CUÁNTAS SERÁN LAS SORPRESAS PARA LUGO? - ALCIBÍADES GONZÁLEZ DELVALLE

·         FORTALEZAS Y DEBILIDADES DE FERNANDO LUGO - ROBERTO PAREDES        

·         LA CULTURA COMO REALIDAD POLÍTICA Y SOCIAL - FRANCISCO PÉREZ – MARICEVICH

·         MIL Y UN DÍAS DE CORRUPCIÓN. PEQUEÑA GUÍA PRÁCTICA PARA LUCHAR CONTRA ELLA - MABEL REHNFELDT

·         ITAPÚA: ENTRE EL PRIMER MUNDO Y LA EXTREMA POBREZA - JUAN AUGUSTO ROA

IDEAS FUERZA DE ESTE LIBRO

EPILOGO

 

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EPÍLOGO:

Decía Jorge Luis Borges que los libros no debieran tener prólogo sino epílogo, pues nadie analiza una obra antes de leerla. En ese contexto va este cierre.

Las ideas expuestas aquí tienen la cualidad de ser puras, no contaminadas con ninguna segunda intención ni sesgadas por intereses personales, políticos, ideológicos o dogmáticos. Pueden ser equivocadas, cómo no. Pero con seguridad, son sinceras.

Estos escritores son periodistas de alma, de oficio y de profesión. Son gente acostumbrada a escuchar a la gente, y por ello su propia percepción está nutrida por la percepción diversa de un público diverso. Y eso enriquece su conocimiento de la realidad.

He aquí una ventaja del periodista sobre el político. Éste, en su legítima búsqueda del poder, generalmente pierde la noción de la verdad al encerrarse en sus propias obsesiones y sus particulares intereses, o al tratar de acomodar la realidad a su privativa concepción de los hechos, con lo que su visión queda distorsionada y alejada de las necesidades ciudadanas.

Quienes concebimos, elaboramos y editamos este libro, unimos nuestro anhelo de país al que creemos es el de la inmensa mayoría de los paraguayos y las paraguayas. Hay un Paraguay que debemos construir juntos. El Paraguay serio, institucionalizado, libre, habitado por ciudadanos y no por súbditos, confiable, predecible, eficaz, honesto, culto, respetable, respetuoso y respetado; productivo, creativo, optimista, exigente consigo mismo; proactivo ante el futuro, soberano y digno; altivo en su identidad particular y solidario en su inserción en el mundo. Un país donde la excelencia sea una constante aspiracional y concreta, donde la eficiencia se haga tradición, donde hacer bien las cosas sea una costumbre cotidiana.

Este Paraguay es el opuesto al que tenemos hoy. Un Paraguay donde priman los deshonestos, los sinvergüenzas, los mediocres, los incapaces, los ineptos, los traficantes de maletines y de influencia; los políticos voraces, los violadores de la Constitución, los vendedores y compradores de conciencia, los coimeros y los coimeados, los estafadores, los criminales que se roban la leche, la galleta y los libros de los niños; los que se enriquecieron a costa del empobrecimiento de la educación, la salud y la dignidad de la ciudadanía; los funcionarios públicos convertidos en potentados sin pudor; los que hurtan los medicamentos de los hospitales públicos, los que cobran y pagan por caminos que no existen, los que malgastaron nuestras riquezas naturales, los que mercaron con la soberanía nacional.

El 20 de abril del 2008 hubo un voto ciudadano consciente y maduro, que eligió el cambio. Si el gobierno electo no inicia el proceso evolutivo para revolucionar el contexto actual del país, simplemente cometerá un acto de traición a la confianza de la gente.

Pero hay otro aspecto insoslayable. Ningún cambio radical se dará en el Paraguay, si paraguayos y paraguayas no adoptamos la condición de ciudadanía, es decir, la de seres conscientes, racionales, cumplidora de sus obligaciones y preservadores de sus derechos, miembros plenos e igualitarios de una comunidad nacional.

Al mismo tiempo de exigir al Gobierno, exijámonos nosotros. Asumamos nuestra responsabilidad particular en el ámbito en que nos toque actuar. Así será más fácil reconstruir el Paraguay. - BERNARDO NERI FARINA. Coordinador editorial






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