PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
FULGENCIO YEGROS GIROLA (+)

  BATALLAS DE ZENTENO - CAMPO VÍA, 1933 (Comentario de FULGENCIO YEGROS GIROLA)


BATALLAS DE  ZENTENO - CAMPO VÍA, 1933 (Comentario de FULGENCIO YEGROS GIROLA)

ZENTENO - CAMPO VÍA

COMENTARIO DEL FULGENCIO YEGROS GIROLA

 

 

Como consecuencia de la caída del fortín Zenteno en poder de los bolivianos en Marzo de 1933, nuestra 1ª División que estaba desplegada frente al cañadón de Saavedra, se replegó hacia el Fortín Gondra, después de una lucha tenaz, porfiada y constante. Inútiles fueron todos los empeños y sacrificios del adversario para vencer a los juramentados defensores del fortín. Nuestra línea era inconmovible.

 

En el mes de Julio la 4ª División boliviana, que pretendía conquistar Gondra, fue obligada por nuestros soldados a pasar precipitadamente de la “Guerra de Milímetros” a la guerra de kilómetros, huyendo por la picada “de la Salvación”, por tener ya a los paraguayos ocupando Campo Vía en su retaguardia. Este notable hecho de armas una de las glorias más puras de toda la campaña, debida a la invicta I División del Ejército Paraguayo, modificó fundamentalmente el frente de batalla.

Como consecuencia, de la victoriosa resistencia del Ejército Paraguayo en Nanawa y de la importante victoria en Gondra, el Comandante en Jefe del Ejército en Campaña Coronel José Félix Estigarribia, manifestó al Presidente de la República Dr. Eusebio Ayala, su deseo de pasar nuevamente a la ofensiva.

A fines de agosto de 1933, el ejército boliviano estaba compuesto por el II Cuerpo de Ejército con las 3ª y 8ª Divisiones, frente a Corrales y Platanillos, el I Cuerpo de Ejército con las 4ª, 7ª y 9ª Divisiones desplegadas en arco, desde Nanawa hasta las cercanías de Arce, pasando por la saliente de Gondra y de ahí al Oeste hasta Pampa Grande, a estas fuerzas se oponía el III Cuerpo de Ejército Paraguayo compuesto de las 1ª, 4ª y 5ª Divisiones más una Brigada de Caballería.

El día 11 de setiembre, el Cnel. Estigarribia decide trasladar su PC al Fortín Francia, ex-Arce, asumiendo personalmente el mando del II Cuerpo de Ejército y desde allí decide atacar los fortines Pampa Grande y Pozo Favorito, cuyas victorias sellaron definitivamente nuestro posicionamiento en el Chaco.

 

 

LA HISTÓRICA REUNIÓN DEL 4 DICIEMBRE DE 1933

 

En la mañana de ese día, sobre la recta del camino Falcón - Nanawa, en el km. 38, se realizó una reunión entre el Gral. Estigarribia, el Cnel. Irrazábal Comandante del III Cuerpo de Ejército, el TCnel. Fernández Comandante del I Cuerpo de Ejército, el TCnel. Franco Comandante de la 1ª División de Infantería, con la presencia del Cnel. Manuel García de Zúñiga, el TCnel. José R. Vera y el Mayor R. Rolón, Jefe de Operaciones del Ejército en Campaña.

En dicha oportunidad el Gral. Estigarribia informó a los altos mandos, que el Cnel. Ayala Comandante del II CE, se enfermó y fue evacuado a Concepción, por dicho motivo el asumía personalmente el Comando del II CE.

Informó además, que sostuvo conversaciones con varios Comandantes de Unidades, llegando a la conclusión que existe consenso entre los jefes, dada la ventajosa situación de nuestras fuerzas, lo cual facilita el intento de ejecución de importantes maniobras, basado en ello, pidió a los Comandantes participantes en la reunión, que ideen algún movimiento de nuestras tropas, puesto que cualquier cosa que se haga en el sector, siempre estará bien, al respecto cada uno de los comandantes presentes puso de manifiesto sus ideas y al final decidieron, que la mejor alternativa dada la disponibilidad de medios en las unidades, era encargar a la 1ª División la difícil misión de romper el frente adversario de Gondra.

 

 

LA SITUACIÓN AL DIA 6 DE DICIEMBRE DE 1933

 

Nuestras tropas se habían mantenido tranquilas a fin de no despertar sospechas. Mientras tanto, los bolivianos y a pesar del aspecto tranquilo del frente de Gondra, seguían desconfiando. Tal es así, habían reforzado el ala derecha de la 4ª División, con el Destacamento Menacho, compuesto por los Regimientos “Abaroa” Nº 1 de Caballería, “Colorados” Nº 41 de Infantería y un Batallón de “Paucarpata” Nº 3 de Zapadores, que debía amenazar nuestra ala izquierda, por el camino que une Gondra con Pirizal. La 9ª División se dirigió hacia Gondra porque en este sector contaban con suficientes caminos que aseguraban su retirada.

 

 

 

MISIÓN DE LA I DIVISION DE INFANTERIA

 

 

La idea de maniobra encomendada a la 1ª División, surgida de las conclusiones de la reunión del 4 de Diciembre, era romper el frente boliviano sobre la recta “Hernán Velilla”, progresar al Oeste hasta arrinconar a las tropas adversarias, con el fin de provocar una confusión en el Comando boliviano e impedir el movimiento hacia el este de la recta “Saavedra - Zenteno”. La misión encargada a esta unidad, era difícil y arriesgada porque carecía de tropas suficientes como para vencer al adversario por medio de maniobras, con el agravante que el fracaso de esta operación, arriesgaba a que los frutos del tesonero esfuerzo sobre Zenteno no fueran cosechados. El TCnel. Franco, acato la decisión del Comando superior y rápidamente se puso a delinear su plan de batalla, llegando a la conclusión que con los efectivos disponibles era impracticable aplicar una maniobra envolvente y se decidió por el ataque frontal.

En consecuencia evaluó el posible teatro de operaciones, encontrando que la zona boscosa dominante en la región dificultaba sus movimientos, mientras que los despejados cañadones facilitaban la tarea, sin embargo, con la adopción de esta alternativa, dado que la conformación del terreno facilitaba el empleo de armas automáticas, se corría el riesgo que el fuego cruzado de sus estratégicos nidos de ametralladoras, tornen en locura cualquier tentativa de asalto por estos campos. No obstante, el TCnel. Franco decidió que el asalto se efectuara en toda la extensión en que la línea contraria sigue el borde Oeste del gran cañadón de Gondra.

El día 6 de Diciembre, poco después de haber oscurecido, el ancho cañadón de Gondra, en un frente de 2.500 metros, aproximadamente, fue invadido por hombres silenciosos que, partiendo de muestras líneas y arrastrándose como culebras, lentamente, sin hacer el menor ruido, avanzaban en dirección a las trincheras bolivianas. Eran los soldados de Regimiento “Curupayty” Nº 4 y del Batallón García del 19 de Infantería, que iniciaban la aproximación, indispensable, a fin de colocarse en posición de asalto. Casi dos horas emplearon esas tropas con sus oficiales al frente para cruzar el desabrigado cañadón, en penoso, lento y silencioso arrastre.

A las 9:30 de la noche, al aparecer la luna en el firmamento, todos ocupaban ya sus puestos, algunos a 30 metros escasos de los bolivianos. El asalto se efectuaría recién en la madrugada siguiente, pero era indispensable realizar la aproximación al iniciar la noche, antes de que la luna iluminara la escena, poniendo en peligro el éxito de la operación. Este detalle al parecer nimio la aparición del astro nocturno era de fundamental importancia. No solo su luz podía delatar la presencia de los que avanzaban por el cañadón, sino que siendo su trayectoria de Este a Oeste la misma seguida por nuestros valientes los hubiera hecho muy visibles sobre el fondo claro proyectado a sus espaldas.

Termina la aproximación, quedaron los audaces muchachos tendidos en el suelo, callados, en espera de que la noche pasara, acosados por el sueño y los mosquitos, sin poder siquiera mover las manos para espantarlos. Sin poder, hablar, ni fumar, ni aún pensar libremente, porque los bolivianos debían ser atenta y constantemente vigilado. Pero hay algo más todavía. Era costumbre de los bolivianos, al llegar la noche, establecer barreras de fuego, casi exclusivamente a base de ametralladoras, para impedir cualquier tentativa de aproximación y sorpresa. Pero el Comando paraguayo tomó la precaución de dejar apostados hombres convenientemente distribuidos, encargados de contestar al fuego boliviano con el reglamentario hostigamiento a fin de dar la impresión de que las trincheras paraguayas continuaban ocupadas.

Y fue desafiando la barrera de fuego del adversario y expuestos al hostigamiento propio, no muy peligroso en esa noche, pues su objeto era solo despistar e iba dirigido bastante alto, de manera que los nuestros avanzaban por el cañadón pelado, hasta colocarse a distancia de asalto y allí permanecieron toda la noche, sin sufrir una sola baja. Hazañas como ésta, solo pueden ser cumplidas por el soldado paraguayo. Sin embargo, no faltaron algunos incidentes, que terminada la acción dieron lugar a risueños comentarios, pero que en aquellas momentos pudieron resultar trágicos.

La fatigosa, larga y paciente marcha realizada entre el pasto, con el cuerpo pegado al suelo, agotó a muchos y no faltaron algunos a quienes el sueño más fuerte que la disciplina venció, y que entre ráfaga y ráfaga de las armas automáticas, dejo escapar algún ronquido. Los oficiales se vieron obligados a ejercer una vigilancia constante y a organizar un servicio especial para impedir que sus hombres se durmieran, porque un ronquido notado por los bolivianos o cualquier movimiento o ruido que delatara la presencia de los nuestros significaba la muerte segura de todos.

 

 

 

ASALTO Y ROTURA DEL FRENTE BOLIVIANO

 

 

El 7 de Diciembre poco antes de amanecer debía producirse el asalto. Una, salva de artillería era la señal convenida. A las 3 y 30 el TCnel. Franco, que no durmió en toda la noche preocupado por la suerte de sus soldados, llamó por teléfono al Comandante de la Artillería, Capitán Fulgencio Yegros G., sin obtener respuesta. El hilo fue cortado y envió una patrulla a recorrer la línea. El tiempo volaba y no se obtenía la indispensable comunicación telefónica. Las 4 y la situación invariable. A las 4:30 la claridad del amanecer era ya peligrosa A esa hora y como última esperanza envió el jefe a su ayudante a otro puesto telefónico para que tratara de obtener la ansiada comunicación. A las 4:35 una salva de artillería rompió el silencio, como un potente trueno; un grito inmenso “Viva el Paraguay” se levantó del cañadón y una ola humana, precedida de innúmeras hojas de acero, avanzó con rapidez y cayó en las zanjas bolivianas.

Los adormilados ocupantes de las trincheras hicieron funcionar sus armas cuando ya tenían a los nuestros encima. Esto explica el número increíblemente reducido de bajas que experimentamos. No obstante varias armas automáticas y numerosos fusiles atronaron el espacio con sus estampidos, pero fueron rápidamente acallados por los más potentes de las bombas de mano lanzadas por los asaltantes. Pronto dejó de oírse la ruidosa intervención de los fusiles y ametralladoras y durante media hora el sonido seco, metálico, de las armas blancas, fue el único perceptible. Las bayonetas y machetes trabajaron sin cesar, segando vidas.

Recio fue el ataque y tenaz la defensa. Se combatió porfiadamente al arma blanca, con los brazos, piernas, puños y hasta a dentelladas, produciéndose un entrevero espantoso. Los bolivianos demostraron ser dignos componentes de la mejor unidad de su ejército, pero no pudieron resistir más de media hora a los nuestros que en todo momento los superaron en audacia, empuje y muy especialmente, en habilidad en la lucha cuerpo a cuerpo.

Tal fue el arrojo y decisión de nuestros muchachos, que más de uno llegó a meterse en los nidos de ametralladoras por las troneras. A las 5:10 de la mañana casi toda la línea de trincheras del adversario en un frente de 2.500 metros de extensión se hallaba en nuestro poder. Sólo tres núcleos continuaron defendiéndose hasta las 8, pero nuestro avance y persecución se inició desde el primer momento, dejando a cargo de las tropas del segundo escalón la tarea de limpiar las posiciones conquistadas.

Roto el frente con fulminante rapidez y sin preparación de artillería, era necesario explotar el éxito inicial y alcanzar el objetivo perseguido, que era cortar todos los caminos utilizables por los bolivianos para la retirada. Como consecuencia de la rotura de la línea, el ala derecha boliviana, formada por el Destacamento Menacho, quedó aislada del resto de la 4ª División.

Por falta de tropas suficientes no era posible rodear a esta fracción, pero se la obligó a retirarse en dirección a Murgia, siguiendo el camino “Loa”. Además era necesario ensanchar la brecha y mantenerla abierta por éste lado, a fin de asegurar la maniobra en dirección a Campo Vía. El cumplimiento de ambas misiones se encomendó al Regimiento Nº 20 y a un Batallón del 2 de Infantería, que la cumplieron satisfactoriamente.

Entre tanto, dos columnas se lanzaban adelante, la primera, compuesta por el Regimiento Nº 19, 2 Batallones del Nº 4 y dos Batallones del Nº 2 de Infantería, y la segunda, formada por el 3 de Caballería, un Batallón del Nº 4 y otro Batallón del Nº 2 de Infantería. La primera columna avanzó por la picada Hernán Velilla, pero a las 8:30 horas fue detenida a 2.500 metros del punto de partida por la reserva de la 4ª División y tropas bolivianas que habían logrado desprenderse del asalto. La segunda columna marchó por la izquierda sin tropiezo alguno alcanzó el costado Sur del cañadón Nº 2, se internó en él y para el medio día llegó, por la Avenida Velilla, a la retaguardia de las tropas contrarias que detenían a nuestra primera columna, circunstancia que las obligó a retirarse empleando uno de los ramales de la famosa picada de la Salvación.

Unidas ya nuestras dos columnas, prosiguieron el avance y ocuparon el cañadón Nº 2, donde el grueso pasó la noche. La avanzada siguió adelante hasta alcanzar Campo Vía. El adversario no daba señales de vida.

Al mismo tiempo ocupábamos el extremo Este de nuestra antigua línea del mes de julio. El sueño reparador dio nuevos bríos a nuestros muchachos, que en la madrugada del día 8 siguieron progresando hasta completar una posición continua que, siguiendo el costado Oeste y Norte de Campo Vía, tomaba rumbo al Este. Algo más de 24 horas empleó, la infatigable I División en realizar una conversión perfecta sobre su derecha, cortando a los bolivianos toda posibilidad de retirada. En el tablero del sangriento ajedrez chaqueño, la pieza destinada a dar el jaque mate al ejército boliviano había ejecutado el primer movimiento. La victoria estaba asegurada.

El 11 de diciembre, los Coroneles Banzer y González Quint, Comandantes de la 4ª y 9ª Divisiones del Ejército Boliviano, se rendían a las fuerzas del Ejército Paraguayo, al ser interrogados sobre las causas a las cuales atribuían su derrota, contestaron: “Sabíamos que los paraguayos tenían en Gondra 2.000 hombres, aproximadamente y que no podrían acumular refuerzos para duplicar esa cantidad pero, aun admitiendo que lograran hacerla tres veces superior no podrían romper nuestras líneas” y la verdad es que al contemplar las posiciones enemigas, laboriosamente trabajadas, seguras y erizadas de armas automáticas, no podía dejar de admitirse que la convicción de los jefes bolivianos era muy fundada.

Y la pregunta que se hacían los bolivianos era: ¿cómo pudieron pasar los asaltantes, sin detenerse, en medio de la oscuridad y de una verdadera lluvia de balas, para caer sobre el adversario con rapidez extraordinaria?. Y la respuesta era: son hazañas que el intrépido soldado paraguayo sabe ejecutar, aunque después no sepa explicarlas. Este sólo techo, sin más precedentes en la historia que los de la épica guerra del 65-70, hace acreedores a los valientes de la invicta 1ª División da Infantería, de ostentar en sus pechos la Cruz de Gondra.

 

 

LOS JEFES

 

Ante la imposibilidad de citar a todos los que se distinguieron en la acción, sin distinción de jerarquías, solo se mencionan a los Comandantes de la División y de Regimientos, ascendidos por méritos de guerra por haber sido los conductores de tan brillante hazaña: TCnel. Rafael Franco Comandante de la 1ª División, Mayor Ramón L. Paredes Comandante del RI 4, Capitán Oscar Echeguren Comandante del RI 2 durante el día 7 de Diciembre, por ausencia del titular Mayor Julio Jara quien se hizo cargo de la Unidad al día siguiente, Mayor Alcibíades Irrazábal Comandante del RI 19, Mayor Juan Cáceres Comandante del RC 3, Mayor Isaías Báez Allende Comandante del RI 13.

 

 

EL ACTA DE LA RENDICION FIRMADA EN GONDRA

(BATALLA DE CAMPO VIA)

 

En el Chaco Paraguayo, a los once días del mes de Diciembre de mil novecientos treinta y tres, siendo las once horas, en líneas paraguas, ante el señor Comandante en Jefe de la Primera División de Infantería del Ejército Nacional, Teniente Coronel don Rafael Franco, se recibió al Jefe del Estado Mayor de la IV División Boliviana, Mayor Rodríguez, parlamentario de los Comandos de la IV y IX Divisiones del Ejército Boliviano, invitándome a una entrevista, de acuerdo a una carta recibida, a los fines de establecer las condiciones bajo las cuales se procederá a la entrega de sus respectivos efectivos de guerra, y aceptando por parte de este Comando presentáronce en el Puesto de Combate de la División los señores Jefes Coronel Carlos Banzer, Coronel Emilio González Quint, siendo las 14 horas.

Los señoreo Jefes del Ejército de Bolivia manifestaron sus deseos de hacer entrega de todo el efectivo da sus ejércitos en vista de tener la sensación cierta de que sus tropas se hallaban completamente rodeadas por las fuerzas paraguayas y considerando ya inútil toda resistencia, por lo que resolvieron entregar al Ejército Paraguayo, reclamando para sus Jefes, Oficiales y Tropas las observancias de los usos y costumbres determinados por las Leyes de la Guerra, contemplado por el Derecho Internacional Público, a lo que contestó el Comando en Jefe de la Primera División de Infantería, a nombre del Comando del III Cuerpo de Ejército de la Nación Paraguaya:

Que acepta la propuesta de entrega del efectivo de las fuerzas bolivianas en operaciones de guerra, rindiendo un homenaje a los altos sentimientos de humanidad y de justicia, principios bajo los cuales se desenvuelve el Ejército Paraguayo.

Los Comandos bolivianos, en parlamento, harán entrega de sus efectivos de Tropas, Jefes y Oficiales y todos los elementos de guerra.

Cumplida la condición última, el Jefe de las Fuerza Paraguaya en operaciones de este Sector, haciendo honor y respeto a los principios fundamentales consagrados por los Códigos de Derecho Internacional Público referentes a las Leyes de la Guerra entre Estados soberanos e independientes dará completa y efectiva seguridad a la vida da los señores Jefes, Oficiales y Tropas que componen las unidades entregadas, como así también se usarán con los mismos los tratamientos debidos a cada uno de conformidad a sus respectivas jerarquías militares de acuerdo a las mismas leyes del Derecho de Gentes.

El Ejército enemigo hará entrega de todos los cañones y las armas automáticas, cañones y demás elementos considerados como trofeos de guerra; la entrega de los camiones se exige a fin de que este Comando pueda disponer las rápidas medidas de auxilios de todo género a las tropas de las unidades bolivianas entregadas por encontrarse en su totalidad en estado de extenuación y deshidratación, conforme así se observa en las tropas ya capturadas por las Fuerzas Paraguayas, en acciones bélicas anteriores.

Enterados los parlamentarios de guerra bolivianos de las condiciones antecedentes, dieron su absoluta conformidad.

Resuelto así por ambos Comandos, previa lectura, suscribieron este documento, en Cañadón "Tte. Gilberto López", debiendo procederse al cumplimiento de lo pactado en las líneas paraguaya, en los Campos de Gondra.

 

Fuente digital: http://generalyegros.com (Registro: Agosto 2011)






Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA