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ALBINO JARA (+)
28 de Febrero de 1877 - 12 de Mayo de 1912
 
ALBINO  JARA (+)






Biografía

ALBINO JARA BENEGAS

El coronel Albino Jara Benegas fue presidente provisional de la República del Paraguay, entre el 17 de enero de 1911 y el 5 de julio de 1911.

Cuando renunció el presidente Manuel Gondra, debía asumir el vicepresidente Juan Bautista Gaona, pero por presión del Ejército, el Congreso designó presidente provisional al coronel Albino Jara, quien formó su gabinete con José A. Ortiz y Francisco Luis Bareiro, en el Ministerio de Hacienda; Sebastián Ibarra Legal y Cipriano Ibáñez, en Interior; Manuel Domínguez, en Justicia, Culto e Instrucción Pública; Carlos Goiburú, en Guerra y Marina; y Cecilio Báez, en Relaciones Exteriores.

A poco de comenzar su gobierno, estalló una nueva revolución y el mismo presidente se puso al frente de las fuerzas gubernistas, dejando encargado de la presidencia al ministro Cipriano Ibáñez. Durante la revuelta fue asesinado uno de los principales líderes de la época, Adolfo Riquelme.

Durante el gobierno jarista se empedraron varias calles asunceñas y las vías del ferrocarril llegaron a Encarnación. Actos de abuso del Presidente generaron diversas protestas, a raíz de las cuales Jara disolvió el Parlamento y poco después fue derrocado.

Albino Jara Benegas nació en Luque, el 28 de febrero de 1877. Hijo de Zacarías Jara y Laura Benegas, fueron sus hermanos Ramón Asunción, Eloy Manuel, José Félix, Teófilo y Luciano Jara Mareco. Con Eliodora Alfonso, Albino Jara fue padre de Lidia María Jara. Durante la revolución de 1912, en la batalla de Paraguarí, fue gravemente herido y murió el 15 de mayo de 1912, a la edad de 35 años.

Fuente: Artículo publicado por LUIS VERÓN, en el diario ABC COLOR, en fecha Domingo, 5 de Junio de 2005. Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY



JARA, ALBINO

Presidente de la República desde el 17 -I- hasta el 5-VII-1911.

Había nacido en Luque -rural y amable recinto que fue segunda capital de la República en horas trágicas- el 28 de febrero de 1877, perteneciendo, pues, de hecho y de derecho a la generación novecentista.

Era su padre el coronel don ZACARÍAS JARA, de actuación en la guerra contra la Triple Alianza, adherente a los gobiernos republicanos que se sucedieron desde el 80, ex jefe de Policía bajo tales situaciones. La madre, según tradición, se llamaba doña Eulalia, sin apellido identificatorio, si bien se sabe que murió en São Paulo, Brasil, a edad avanzada, superando en mucho el breve tránsito de su hijo por la vida, que apenas si pudo usufructuar durante treinta y cinco años.

Se tiene de Jara una idea equivocada próxima a la de considerárselo, además de un aventurero por su genio, analfabeto por su formación. Tal presunción carece de fundamento.

No debe olvidarse, en este orden, que hizo estudios completos de la secundaria, graduándose de bachiller en ciencias y letras, y que estudió hasta el cuarto curso de la Facultad de Derecho.

Se desempeñó, además, como bibliotecario de la Universidad hasta 1903 y en calidad de profesor de gimnasia del Colegio Nacional de la Capital.

Pero su rumbo sería el de militar, aunque no alcanzara a comprender -o las soslayara a propósito- algunas severas normas que imponía la ética castrense. A los 20 años, con otros siete paraguayos, obtiene una beca para estudiar en Chile, con cuyas fuerzas armadas se sintió consustanciado. De allí egresa con el grado de alférez. Vuelto al país asciende a teniente. En 1904 será capitán. Cuando el motín de 2 de julio de 1908, consumado desde su comando, ya es mayor; luego, maratónicamente, teniente coronel y a una semana de aquella fecha llega el coronelato. Todo en menos de un lustro. Después del "coup d'état" del 17 de enero de 1911 ya está Albino Jara acariciando los brazos del sillón presidencial de don Carlos Antonio López, a pesar de que otros brazos, más dúctiles y seductores, concitarían sus entusiasmos y su admiración. Setenta y dos horas más tarde le será aceptada, proforma, la renuncia a don Manuel Gondra, con la sola firma del presidente de la Cámara Alta, don Juan B. Gaona, donde el naciente "jarismo" no tenía mayoría.

Según ordena la precaución, se nombra inicialmente al jefe de Policía, que será don Marcos Caballero Codas, uno de los hijos del general Caballero.

Más adelante se le da notable impulso a la educación: el profesor Juan R. Dahlquist es puesto al frente de la Escuela Normal; se le encomienda al Dr. Francisco C. Chaves el estudio comparado de los sistemas de enseñanza en los Estados Unidos y en "los países más adelantados de Europa".

En una celada tendida por sus propios camaradas es depuesto Jara bajo el techo de un cuartel, siendo el 5 de julio de 1911. Apenas si había podido disfrutar del poder cinco meses y trece días. Como es de práctica se lo exilia.

Una multitud se agolpa en el puerto para despedirlo y él, desde la canoa que ha de acercarlo al vapor, impecablemente tocado de jaquet y galera de copa, erguido, responde con estas palabras casi ceremoniosas a los silbidos y otros aditamentos: "¡Pueblo ingrato que me llamáis tirano!"

Murió de "mala muerte" -como diría Borges- el impetuoso ALBINO JARA el 15 de mayo de 1912, con una bala en el vientre y rodeado de adversarios.

Fuente: FORJADORES DEL PARAGUAY – DICCIONARIO BIOGRÁFICO. Realización y producción gráfica: ARAMÍ GRUPO EMPRESARIAL. Coordinación General: Ricardo Servín Gauto. Dirección de la obra: Oscar del Carmen Quevedo. Tel.: 595-21 373.594 – correo: arami@rieder.net.py– Asunción-Paraguay 2001 (716 páginas).



EN LOS CAMPOS DE YARIGUA’A, EL FINAL DE UNA RAUDA CARRERA (Por LUIS VERÓN, ABC Color)

En los campos de Yarigua’a, en las afueras de Paraguarí, una bala truncó la vida de una figura que pasó por la historia paraguaya de manera fugaz pero dejando a su paso una reguera de traumáticas experiencias que marcaron los primeros años del siglo XX en el Paraguay. Efectivamente, un 12 de mayo moría el coronel Albino Jara y con ello, paulatinamente, volvió la paz a la sociedad paraguaya por algunos años.

Fue el 12 de mayo de 1912; culminó la batalla de Paraguarí entre las fuerzas gubernistas y las encabezadas por el expresidente coronel Albino Jara (foto), un díscolo militar cuyo paso por la historia paraguaya fue tumultuoso, y llenó de inquietudes y sembró el luto en muchas familias paraguayas.

UNA VIDA METEÓRICA

Albino Jara había nacido en Luque, el 28 de febrero de 1877. Fue un joven hiperactivo que tuvo una vida intensa, pasional y visceral. Estudió en el Colegio Nacional y siguió la carrera militar. Fue becado a seguir cursos de perfeccionamiento en Chile, donde, inclusive, estuvo a punto de batirse a duelo por una cuestión de polleras.

De regreso al país, tuvo una azarosa vida política, no dudando en llevar adelante varias asonadas, algunas exitosas, como la del 2 de julio de 1908, también conocida como 2 de Jara, y la que le catapultó a la presidencia provisional de la República, el 17 de enero de 1911, derrocando al presidente Manuel Gondra, de quien fue su ministro de Guerra y Marina.

En su breve gobierno, buscó realizar una reforma educativa y el ferrocarril llegó a Encarnación, entre otras cosas. Derrocado en julio de aquel año y exiliado, retornó al país para encabezar otra revuelta, siendo herido mortalmente en la batalla de Paraguarí.

Como resultado de una conspiración en la que estuvieron involucrados sus propios hombres de confianza, en julio de 1911 fue derrocado por un golpe de Estado y enviado al exilio en la Argentina. Asumió en su reemplazo el señor Liberato Marcial Rojas.

Eran momentos de total anarquía en el país. El doctor Rojas tenía las intenciones de formalizar su provisoriato, pero, entre tanto, otros sectores del propio Partido Liberal en el poder buscaban hacerse con el mismo, preparando una nueva revolución que estalló en noviembre de 1911.

Mientras tanto, políticos y militares afectos al Partido Colorado hicieron lo suyo, derrocando por tres días al presidente Rojas e instalando un triunvirato entre el 14 y el 17 de enero de 1912. Una reacción a esta medida devolvió el poder al presidente Rojas. Mientras tanto, la revolución iniciada en noviembre seguía su curso, acoplándose a ella el expresidente Jara.

Un nuevo golpe de Estado derrocó al presidente Jara y llevó al poder al colorado Pedro P. Peña, quien, 22 días después, era nuevamente derrocado, asumiendo el poder el liberal y expresidente provisional Emiliano González Navero.

Entre tanto, se había constituido un comité revolucionario en Encarnación para apoyar a Jara contra el gobierno del sector radical del Partido Liberal. El gobierno, por su parte, se aprestaba a resistir, organizando un ejército de 5000 hombres, frente a los 2000 de Jara.

En los primeros días de mayo, ambos ejércitos se hallaban en permanente contacto. Jara preparó una estratagema, simulando un repliegue, pero con el propósito de arremeter contra la capital del país, dejando atrás a los gubernistas.

UN MAYO FATAL

Cuenta Gomes Freire Esteves, en su crónica Historia contemporánea del Paraguay, que, en la noche del 9 de mayo, Jara había evacuado su ejército del campamento del Tebicuary y avanzó hacia Asunción, por el camino de Acahay-Carapeguá.

Ya en camino hacia Paraguarí, las fuerzas jaristas acamparon en la estancia de don Tomás Saccarello, donde en consejo de jefes habían acordado avanzar directamente sobre Asunción, pero circunstancias de último momento hicieron cambiar de opinión y resolvieron ocupar Paraguarí, para esperar al grueso del ejército gubernista que creían debía venir desde Ybytymí.

Pero esta apreciación del coronel Jara estaba errada, pues el grueso de los gubernistas se había establecido en Paraguarí a la espera de Jara y sus hombres, que sabían habían venido desde el Tebicuary.

Al oscurecer del 11 de mayo, se produjeron los primeros encuentros de ambos ejércitos. Las fuerzas jaristas avanzaban impetuosamente, peligrando las posiciones de los gubernistas, tomando varios prisioneros en su avance hacia Paraguarí.

“A esa altura de las operaciones –relata Freire Esteves–, en momentos en que el estado mayor radical (gubernista), asistido del ministro de Guerra Sr. Manuel Gondra, se preparaba a evacuar preventivamente la Estación, por si continuasen avanzando los atacantes, se produce un paro general en la línea de estos.
“El coronel Jara había ordenado la suspensión de la marcha, en el arroyo Yuquerí, con la idea de continuar al aclarar el día su avance.

“Aprovechando aquel estancamiento, (Patricio Alejandrino) Escobar y (Adolfo) Chirife –gubernistas– se preparan a librar la acción decisiva, también al día siguiente, confiados en el rol que iban a jugar en la batalla sus posiciones de artillería, establecidas en los cerros y lugares estratégicos que aún no habían intervenido en la acción.

“Desde ese instante, cambiaba enteramente para Jara la faz de su situación.

“Al aclarar el día 11, a primeras horas de la mañana, se reanuda el combate suspendido.

“Pronto, el fuego de la artillería, auxiliado por los 4000 soldados que seguían firmes, en sus diversas posiciones de defensa, dominó al ejército jarista, impidiéndole moverse.

“La artillería de Jara era también acallada y deshecha por los proyectiles concentrados de sus adversarios.
“Después, la acción de las ametralladoras completó la supremacía del fuego radical.

“La desmoralización no se hizo esperar en el campo jarista, bajo aquella lluvia de proyectiles.

“Sin protección alguna del terreno, que era eminentemente llano y abierto, sin municiones con qué sostenerse por más de una o dos horas de combate, la falta de balas se unió a la desmoralización de jefes, oficiales y tropas, que se veían reducidos a una evidente inferioridad de medios para arrostrar la situación. El desastre fue matemático.

“El mismo Jara, aturdido por el giro de la acción y el exterminio que aguardaba a toda su gente, se guarece en un barranco, donde yacía el resto de su batería deshecha, e intentaba desde allí disparar personalmente algunos tiros de cañón.

“Pero el desbande irrumpía y se generalizaba en toda su línea. Ante aquella dispersión desordenaba, salían los batallones radicales, de sus trincheras, a perseguir y copar a los derrotados.

“Viéndose perdido, Jara, monta un caballo que le trae uno de sus ayudantes y se da también a la fuga general.

“En aquel momento, un nutrido fuego de ametralladoras diezmaba las filas de los fugitivos.
“Una bala de dicha arma toca al coronel, en la cintura con salida en el bajo vientre, interesándole de gravedad.
“Gran número de prisioneros caía en manos de los vencedores, siendo fusilados y martirizados numerosos de ellos.

“Organízase luego, la persecución general de los vencidos”.

La noticia de la herida de Jara pronto fue conocida en Paraguarí. Este fue llevado por un grupo de oficiales hasta la estancia de Saccarello, donde pidió a sus hombres que le abandonaran y se pusieran a salvo. Fue socorrido por un médico que le dio los primeros auxilios, y luego fue alzado en una carreta y llevado rumbo a Acahay.
Rastreado por las fuerzas gubernistas, fue capturado en Acahay, de donde fue conducido nuevamente a Paraguarí.

Una vez llegado, se hizo cargo de él el ministro Gondra, quien dispuso que fuera atendido por el doctor Alejandro Arce, quien comunicó la grave situación en la que se encontraba el prisionero.

Luego de varias horas de agonía, falleció al día siguiente, 12 de mayo de 1912, antes de cumplir 34 años de edad.

“El trágico final de Albino Jara –escribió el coronel Arturo Bray– segó una vida que, acaso encausada en normas menos desenfrenadas, hubiera podido ser útil a la patria en años venideros. Su heroísmo estéril se malogró en los campos sin lustre ni gloria de nuestras luchas entre hermanos”.

 Publicado en la REVISTA DOMINICAL del diario ABC COLOR. Fecha : 13 de Mayo de 2012. Por Luis Verón, ABC Color. Fuente digital : www.abc.com.py



 

Enlace interno recomendado: Presidencia Provisional del Coronel ALBINO JARA. 17 de enero al 5 de julio de 1911.


 Fuente: HISTORIA DEL PARAGUAY CONTEMPORANEO 1869 - 1983 . Autor: OSVALDO KALLSEN, Imprenta Modelo S.A., Asunción – Paraguay 1983 (215 páginas).



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