MUJERES QUE HICIERON HISTORIA EN EL PARAGUAY
© ANA MONTSERRAT BARRETO VALINOTTI
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Diseño de tapa: CAROLINA FALCONE ROA
(sobre fotos de archivo de Milda Rivarola)
Diagramación : MIRTA ROA MASCHERONI
Imagen de Tapa: Manifestación civil en las calles de Asunción. Circa, década de 1940 Imágenes de Solapa. * Grupo de maestras paraguayas en una Escuela Normal. *Grupo de mujeres en el puerto de Asunción. * Burrerita ataviada con ropa típica y alhajas en desfile de fiesta patronal. * Grupo de personas universitarias reunidas en torno al Doctor Cecilio Báez. (Todas estas imágenes Circa, década de 1930). Todas estas fotografías son parte de la colección Milda Rivarola
COLECCIÓN LA MUJER PARAGUAYA EN EL BICENTENARIO
Asunción, mayo 2011
Hecho el depósito que marca la Ley N° 1328/98
PRESENTACIÓN
"No es la inferioridad de las mujeres lo que ha determinado su insignificancia histórica, sino que ha sido su insignificancia histórica lo que las ha destinado a la inferioridad" Simone de Beauvoir
Bien sabemos que la historia ha sido construida desde un punto de vista androcéntrico. Por ello, las mujeres relegadas al recinto de sus casas, en el espacio doméstico, no pudieron hacer oír sus voces en los acontecimientos que sucedían en el espacio público. Siempre han estado en la reproducción sin remuneración y no han accedido a la producción remunerada.
Muchas mujeres han quedado en el anonimato, pero esto no significa que no hayan estado presentes en todos los acontecimientos políticos, sociales y económicos que les tocó vivir, simplemente no se las ha nombrado y lo que no se escribe, no existe.
La celebración del Bicentenario de nuestra patria se constituye en una oportunidad para recuperar y plasmar en papel las biografías de mujeres que hicieron historia en el Paraguay.
Este libro, que forma parte de la Colección "La mujer paraguaya en el Bicentenario ", es una investigación inédita que ha llevado adelante nuestra valiosa historiadora Ana Barreto. El aporte de las mujeres en la construcción de la patria debía hacerse visible para que sea reconocido como tal.
Esta publicación puede ser considerado como el inicio de un proceso de justicia histórica, de saldar la deuda que tenemos con las mujeres que nos precedieron y nos han abierto las puertas al reconocimiento, pero también de una obligación para con las generaciones presentes y futuras: ofrecer un material que recoge retazos de la vida y la contribución de aquellas que han cobrado notoriedad, de las "de a pie", de las que llevaban sus canastos sobre la cabeza y las del cigarro poguazú en los labios. Y cómo no traer a la memoria a aquellas mujeres de quienes nos sentimos orgullosas pues durante las dos grandes guerras que azotaron al país allí estaban, cuidando a sus familias, asegurándoles la ropa, la comida y el amor a los combatientes. También se ha recuperado-rescatado la vida de una chamana ¿quién hubiera dicho que en nuestra historia existiera? Ella está casi viva, hasta la podemos sentir a nuestro lado en los relatos de la historiadora.
Agradezco al Ateneo Cultural Lidia Guanes, a la Editorial Servilibro y al Comité de Equidad y Género de la Itaipú Binacional, por el sostenido apoyo para llevar adelante este emprendimiento.
Mi compromiso no es otro que seguir trabajando y promoviendo la investigación sobre la vida y obra de mujeres que a lo largo de la historia no tuvieron una visibilidad y un reconocimiento social. No me voy cansar de alentar a que nos pongamos lentes lilas (mirada de mujer) para mirar la vida y la historia, haciendo visible lo que está invisibilizado, porque el futuro lo debemos construir entre todas y todos en igualdad de condiciones.
Que esta publicación anime a una construcción de la historia no sesgada por la visión androcéntrica, paradigma en el cual aún estamos, pero que se está debilitando con mucha fuerza de forma evidente. Porque no es posible educar para una sociedad equitativa si no se muestran los rostros de las mujeres de nuestra tierra.
GLORIA RUBÍN
Ministra- Secretaria Ejecutiva Secretaría de la Mujer de la
Presidencia de la República Asunción, mayo de 2011
PRÓLOGO
Azorín pensaba que estas presentaciones carecían por completo de utilidad, porque "si el libo es bueno no l necesita prólogo. Y si es malo, se hunde a pesar del prólogo". La ambiciosa obra de Ana Barreto, emprendida como homenaje de la Secretaria de la Mujer al Bicentenario, des-necesita largamente de un prólogo por la primera de las razones.
Mujeres que hicieron historia en el Paraguay es un libro bueno. La primera y más elemental de las razones, porque respeta las exigencias de toda investigación histórica: emplea todo el material inédito y/o publicado sobre el tema, y tras una cuidadosa exégesis de múltiples y diversas fuentes, construye en base a ellas relatos verídicos, inéditos y apasionantes del pasado.
Este libro tampoco precisa un prólogo porque responde a los postulados de la nueva ciencia histórica. Trabaja un sujeto aún negado por la historiografía local: las mujeres, contándolas de modo bien distinto a aquel que hombres- e incluso mujeres- usaron antes para narrarlas. No se ocupa de la vida de las "mujeres de", o "hijas de" o "amantes de" los protagonistas masculinos. Retraza las biografías de ellas mismas, de aquellas que por su propia cuenta, "andando por su cabeza", abrieron surcos de otra historia. La misma historia que tantas paraguayas siguen construyendo hoy, con terco y apasionado coraje.
Como la autora plantea preguntas diferentes, recoge de ellas respuestas inesperadas. Algunas reivindican su derecho a estar aquí con argumentos feministas, otras responden de paso, mientras guían a docentes o mercaderas en protestas y manifestaciones. Algunas exhiben dolorosas cicatrices de tortura, mientras otras se vanaglorian de su legendaria belleza. Ciertas mujeres recuerdan con suficiencia el poder detentado, otras justifican su lugar con una muerte honrosa en el combate por las libertades. Hay actoras colectivas que apenas encuentran tiempo para contarse, ocupadas como están en estibar frutas en los buquecitos naranjeros, lavar voluminosos atados de ropas en el río o cerrar sangrientas heridas en la guerra.
No se trata de una sola historia, son centenares, miles de historias femeninas que en conjunto nos permiten otra lectura de la historia que nos contaron hasta ahora. No se trata sólo de visibilizar actoras -hacedoras de historia- ocultas. El Paraguay que se narra a través de estas biografías es una nación diferente, menos acartonada y más verosímil. Tiene una fuerza y una belleza distintas, nos descubre un pasado suyo más humano.
Como toda buena obra, esta es una historia inacabada. Su lectura despertará, de seguro, otras miles de biografías silenciadas, perdidas hasta ahora en la bruma del pasado. Me atrevería a ofrecer una, la de una abuela a la que no conocí, pero de quien me llegaron leyendas familiares. Siendo ella liberal y "saco mbygy", se casó con un "saco pucú", luego diputado por la fracción radical del liberalismo. En la guerra civil del '22, ganaderos ambos, con estancias colindantes, ella no se contentó con entregar novillos propios a su facción: bajo órdenes suyas, su capataz "requechaba" también ganado del prometido, para alimentar al ejército schaerista. Era su forma de salvar el conflicto suscitado entre el amor y la pertenencia partidaria.
En la revolución del '47, matrona del pueblo de Caballero, debió "asilar" en su residencia algunos colorados amigos. Cuando la montonera llegó al pequeño poblado, ella salió a la vieja galería a decir a sus correligionarios -con una firmeza que le habrá costado lo suyo, entre tanto odio fratricida- que nadie tocaría a sus protegidos. Era su forma de salvar la contradicción entre la amistad y las convicciones políticas.
Sería bueno recabar más historias como estas. Y hacerlo siempre, porque son muchas, aún están vivas, se trasmiten oralmente de una generación a otra. Aguardaron años, a veces esperaron siglos para ser contadas. Ana Barreto empezó a narrarlas magistralmente, y sabemos que este libro será un fértil semillero de la inacabada historia que las paraguayas construyen cada día.
MILDA RIVAROLA
INTRODUCCIÓN
Este no es un diccionario usual de biografías. No lo es en las formas: las vidas no están ordenadas alfabéticamente, y en algunas faltan datos como la fecha de nacimiento o de fallecimiento. Hay biografías que incluyen un único comportamiento, en un momento determinado de sus vidas, que es la única razón por la que se encuentran en este trabajo.
Mucho menos usual lo es en el contenido: no sigue únicamente el criterio de lo que se considera "mujeres resaltantes" en 200 años. El libro buscó que las mujeres, a través de sus propias vidas, nos cuenten acerca del otro pedazo del Paraguay, el que no conocemos. Porque el Paraguay que conocemos es el Paraguay político, el Paraguay de varones: es un país visto a través de los ojos, necesidades y aspiraciones de los hombres.
El libro intenta alejarse de esta visión (usted decidirá si lo hemos logrado o no): el de pasar por el cedazo de la masculinidad a las mujeres. El de contar la historia de ellas desde la perspectiva de la historia de ellos. Quisimos evitar masculinizar la historia de las mujeres.
¿Y qué es esto de masculinizar la historia de las mujeres? Con un ejemplo esperamos aclararlo. Supongamos que estamos haciendo una historia de la ciudadanía femenina. Y comparamos, de buena fe, por cierto, el acceso de mujeres a cargos públicos electivos, o su participación en ministerios, con respecto a los varones. Tal comparación arroja resultados falsos: "las mujeres no quieren participar", "las mujeres participan menos que los hombres", "las mujeres no están capacitadas para ejercer el poder". Falsos porque ignoran el dato de que la ciudadanía, tal como la entendemos hoy en la modernidad, fue un atributo exclusivo de los varones desde 1811 en adelante; y que las mujeres sólo accedieron a ella 150 años después. Masculinizamos a las mujeres cuando exigimos que compitan electoralmente, que participen partidariamente, que aumente su presencia en los parlamentos, etc., cuando que quien definió los criterios de ciudadanía desde la Independencia ha sido la mirada masculina.
Pretendemos que en este libro esas visiones vayan compartiendo su lugar con las historias de las mujeres contadas por ellas mismas. Si así no fuera, el libro estaría prácticamente vacío. Del siglo XIX sólo nos quedarían mujeres con ramos de flores y colores de la bandera, organizadoras de procesiones, donantes de joyas y portadoras de armas de guerra. Pero el caso es que, por ejemplo, si la retaguardia del Paraguay hizo frente a cuatro años de desgastante guerra, y ante el progresivo exterminio de la población masculina, ello se debió a las mujeres, que tradicionalmente practicaban la agricultura y el comercio minorista. A esos mismos rasgos se debió la emergencia del país en la post-guerra. ¿Cómo podemos conocer a estas mujeres, tan protagonistas de la historia como aquéllas? La clave está en el Archivo Nacional de Asunción.
En él está la otra mujer: la trabajadora, la madre violentada, la que carece de derechos y que no existe en las páginas de aquélla historia política, militar y varonil. Si la encontramos en este último tipo de historia, aparece como dato pintoresco de las narraciones de los viajeros; o como poesía en periódicos de la época. Pero a aquéllas otras mujeres, que nos cuentan otra historia, las vamos a encontrar en los legajos civiles y judiciales y en los testamentos.
Ahí están las Marías que reclaman la patria potestad sobre sus hijos; las Juanas que solicitan prestación de alimentos; las Josefas ultrajadas en el honor o en el pudor; las Julianas que solicitan tierras; las Ramonas que solicitan permisos para el comercio; las Sinforosas que desean casarse con aquellos con quienes la ley les prohíbe; las Manuelas que reclaman la administración de sus herencias; las Romualdas que siendo esclavas, compran su libertad; las Facundas que decidirán a quiénes dejar sus bienes en el momento de testar; y las Carolinas que cuidan santos y organizan procesiones.
En manos de ellas está buena parte de la comprensión del siglo XIX, y también la condición de la mujer de la post-guerra que no puede explicarse con guirnaldas o con alhajas donadas.
Sin embargo, y a pesar de representar la continuidad entre el país del pasado y el del comienzo del siglo XX, las marías, facundas, julianas, permanecieron invisibles. Otro ideal de mujer había comenzado a formarse: la matrona, la dama caritativa, la esposa ejemplar, "el reposo del guerrero" al decir de Milda Rivarola. Al siglo XIX se le agrega la instrucción: la mujer comenzará a educarse, pero para permanecer en la esfera doméstica. Todo lo que se destaca de ella: maestra, madre, esposa, dama de caridad, pertenece al ámbito privado. Hasta en el arte se ve obligada a usar seudónimos cuando es creadora, o a reducir su capacidad a la interpretación de obras ajenas. Esto se reproduce en textos biográficos recientes, inclusive.
Esta comprensión, posible gracias al acceso a documentos del Archivo Nacional de Asunción, no puede darse de la misma manera a partir de 1870. Si quisiéramos conocer las características de las mujeres que por primera vez ingresaron a la penitenciaría del Buen Pastor hacia 1910, los legajos criminales o las fichas policiales de esas mujeres están en algún lugar físico, desconocido, y por lo mismo lejos del acceso para los investigadores e investigadoras. El desafío de hoy es ordenar ese tipo de datos (legajos, expedientes, fichas) para que sirvan efectivamente como fuente de información acerca de la historia del Paraguay del siglo XX.
Por esta limitación, intentamos orientar lo referente al siglo XX mediante otro método: la historia oral. Recurrimos a testimonios y recuerdos de mujeres "comunes". El trabajo se presentaba ambicioso: queríamos conocer quiénes habían sido las burreritas; quienes eran las Galoperas del pueblo tal o cual; las curanderas, es decir mujeres que mediante hierbas medicinales y el conjurar espíritus malignos habían curado enfermedades y hasta salvado vidas. Pero, con muy escasas excepciones, las personas no guardan recuerdos de estas mujeres. La conciencia de las mujeres y los varones está moldeada con el ideal antes mencionado: la historia es el relato de gestos heroicos protagonizados por grandes varones. Al poco tiempo, nos dimos cuenta que estas personas nos relataban lo mismo que decían los libros. O nos preguntaban "¿Para qué saber historias de curanderas, de burreritas?", uno de los comentarios más comunes a lo largo de este proceso.
Entonces, cabe preguntarse si la historia social y de las personas que forjaron esos pueblos tiene que estar necesariamente a modo de recuerdos o memoria en personas mayores, o si tendría que ser un patrimonio de ciudades, comunidades, pueblos. Por esta misma razón, este no es un libro final ni pretende serlo. Por el contrario: espera estimular a que los pueblos rescaten y hagan visible sus propias historias. Pero con la advertencia de que la generación que puede proporcionar testimonios protagónicos está despareciendo. Con sus vidas se está yendo la posibilidad de reconstruir la vida de las comunidades.
Limitados los testimonios orales por esta circunstancia (la memoria moldeada por la misma visión de la historia centrada en el heroísmo o la política) nos vimos obligados a utilizar fuentes secundarias para reconstruir la historia de las mujeres del siglo XX. Fue importante el uso de los diarios, aunque los datos de éstos también son incompletos: a veces carecen de los datos vitales de la personaje; o no es posible encontrar en el tiempo las consecuencias de aquellos actos por los que tiene sentido su inclusión en este diccionario.
Aun con estas limitaciones, el libro tiene distintos tipos de biografías: las heroínas portadoras de ideales de siempre; y esta otra historia que nos revela trozos del Paraguay desconocido. De todos modos, no nos fue posible rescatar centenares de historias de vida: fueron estos problemas metodológicos que los que definieron, en buena medida, quiénes están en el diccionario y quiénes no. Nos disculpamos por ello, porque era de nuestra intención abarcar el mayor número de biografías posibles.
Pero tener estas dos formas de contar la historia: la más heroica y política; y la historia social también tiene otra intencionalidad: establecer un paralelismo entre ambas. Entre la historia del heroísmo femenino construido desde la mirada centrada en la guerra, y la historia que de la vida cotidiana nos cuentan las mismas mujeres tal como la percibieron.
Dos colectivos están notoriamente ausentes por limitaciones metodológicas: las mujeres de pueblos indígenas y las mujeres inmigrantes. Con respecto a las mujeres de pueblos indígenas, en primer lugar el propio término indígena oculta las diferencias existentes entre 20 culturas distintas; por lo tanto no nos fue posible -con esta investigación- abarcar la diversidad de concepciones del pasado que tiene cada uno de estos pueblos. Además de la diversidad lingüística, había que determinar si el abordaje apropiado, para los fines de esta investigación, era el de la mujer indígena situada en su contexto cultural o en el marco de las relaciones con la sociedad no-indígena envolvente. Si sólo nos atenemos a este último criterio, nos encontraremos con 200 años de violencia sistemática contra los pueblos indígenas con fuertes componentes de género como la esclavitud de tipo sexual. Este un desafío pendiente para el historiador: poder encarar trabajos de historia interdisciplinarios con la antropología.
En cuanto a las mujeres inmigrantes la barrera es el idioma, en primer lugar. Y lo es en la medida en que, como hemos señalado, se requiere del testimonio de la gente de más edad, y que es generalmente la que conserva el uso cotidiano de la lengua materna. El otro problema es el que ya antes habíamos señalado y que se repite entre los inmigrantes: la visión de su propia historia está masculinizada. También se hubiera requerido de más tiempo para trabajar apropiadamente esta temática que, por lo tanto, queda como otra tarea por realizar.
De todas las decisiones, selecciones, análisis por los que pasaron tantas mujeres, viendo quienes sí, y quienes no estarían en las páginas, en una cosa estuvimos de acuerdo todas las que participamos de este libro: Debíamos rescatar la vida, algunos hechos, o al menos el nombre de las que ya no están. Y, el resultado, como se verá, tampoco ha sido muy satisfactorio. No sólo nos olvidamos de una, faltan cientas mujeres.
Esperamos, que las limitaciones de este trabajo, sean la excusa perfecta para iniciar a partir de esos silencios, descubrimientos nuevos.
Son escasos los trabajos de historia de la mujer en el Paraguay. Hasta 1989 el intento más sistemático de construcción de una visión global de la mujer paraguaya, desde la perspectiva de la historia heroica, fue el clásico estudio de Idalia Flores de Zarza, La mujer paraguaya, protagonista de la historia, 1537 -1870.
La caída de la dictadura de Alfredo Stroessner, en 1989, propició una alentadora apertura para la comprensión social del Paraguay. Aparece entonces el pionero estudio de la historia social de las mujeres paraguayas: Alquimistas. Documentos para otra historia de las mujeres, de Clyde Soto, Mary G. Monte; y Line Bareiro. A Alquimistas siguió Dios Proteja Destino Patria. Las concepcioneras de 1901, de 1993. Y aunque nadie puede discutir el valor de la interdisciplinariedad, se echa en falta que en el campo de las ciencias sociales hayan adelantado los estudios de género en sociología, antropología o ciencias políticas, y se hayan estancado en la historia y en la economía. Aparecieron artículos, conferencias y ensayos, pero se siente la ausencia de una corriente o de escuelas de estudios de género en el Paraguay a 20 años de los estudios arriba mencionados. Una revelación agradable y útil ha sido la obra del historiador Sacha Cardona, de Pedro Juan Caballero, que con rigor profesional rescata la historia de su ciudad y sitúa las biografías de hombres y mujeres en un amplio y gran mosaico que terminó explicando nada más y nada menos que el origen de una ciudad vinculada a la economía nacional, en este caso, a los yerbales. Este trabajo además reviste otro mérito singular: el de hacer visibles a las mujeres rurales, de frontera, de los yerbales; que padecen de múltiples invisibilizaciones. Finalmente, mencionemos que el Informe de la Comisión de Verdad y Justicia, constituida para investigar las violaciones a los DDHH en el Paraguay entre 1947 y 2003, también se detiene a analizar los componentes de género que se dieron en estas violaciones de Derechos Humanos, y rescata testimonios de mujeres que lucharon por la libertad y que hasta dieron sus vidas en estas luchas.
Sobre la mujer indígena han escrito Marilyn Godoy Ziogas, Indias, vasallas y campesinas. La mujer rural en las colectividades tribales, en la colonia y en la República (1987); y Branisvala Susnik, en El rol de los indígenas en la formación y en la vivencia del Paraguay (1982), así como en su obra conjunta con Miguel Chase Sardi, Los indios del Paraguay (1996). Sus premiados trabajos sobre La situación socioantropológica del Paraguay entre los siglos XVI y XIX, también contienen numerosas alusiones a la condición social de la mujer colonial y a la del período independiente hasta la Guerra de la Triple Alianza.
Fuera del Paraguay los estudios sobre la mujer paraguaya son ricos, diversos, críticos. BARBARA POTTHAST y su PARAÍSO DE MAHOMA O PAÍS DE LAS MUJERES. EL ROL DE LA MUJER Y LA FAMILIA EN LA SOCIEDAD PARAGUAYA DURANTE EL SIGLO XIX (1996); Y PROTAGONISTS, VICTIMS AND HEROES. PARAGUAYAN WOMEN DURING THE GREAT WAR (Protagonistas, Víctimas y Heroínas: Las mujeres paraguayas durante la Guerra Grande), publicada en el volumen colectivo de HENDRIK KRAY y THOMAS WHIGHAM, I DIE WITH MY COUNTRY. PERSPECTIVES ON THE PARAGUAYAN WAR 1864 - 1870 (Muero con mi Patria. Perspectivas sobre la Guerra del Paraguay 1864 - 1870), de 2004. También aparecen alusiones a la mujer, y al proceso de construcción del heroísmo femenino, en la tesis doctoral de LUC CAPDEVILA , UNA GUERRA TOTAL. PARAGUAY 1864 - 1870, del año 2010; y en el trabajo doctoral de ALBERTO MOBY RIBEIRO DA SILVA , LA NOCHE DE LAS KYGUA VERA. LA MUJER Y LA RECONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD NACIONAL EN LA POSGUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA (1867 - 1904), publicada en el Paraguay en el año 2010. Igualmente, consideramos valiosas las obras de JENNIFER FRENCH.
Lejos está de las pretensiones de este libro llenar un vacío. Aun así quiere ofrecer algunos aportes como el cuestionamiento a la aplicación de los criterios de periodización de la historia política a la historia de las mujeres. O situando las biografías en un contexto con el cual se vinculan y en el cual tienen sentido. O introduciendo biografías de personajes que sin ser paraguayas influyeron decisivamente en determinados aspectos de la vida nacional. Si además sirve de estímulo para profundizar en todos estos aspectos, o desafía a superar las otras limitaciones y ausencias sentidamente señaladas en esta introducción, habrá cumplido una de las misiones fundamentales de la historiografía en el Bicentenario: recuperar las historias del otro Paraguay y mirar con ojo crítico esa historia "oficial" tan llena de ausencias.
ÍNDICE
PRESENTACIÓN/ PRÓLOGO/ AGRADECIMIENTOS/ INTRODUCCIÓN
SIGLO XIX: LA INDEPENDENCIA ES SÓLO CUESTIÓN DE HOMBRES
*.- LOS NUEVOS TIEMPOS DE UN VIEJO PATERNALISMO
MARÍA PETRONA DE SAN FRANCISCO
JOSEFA FACUNDA SPERATTI Y BURBURU
JUANA MARÍA DE LARA
MARÍA BRÍGIDA RIQUELME
GREGORIA MICAELA CENTURIÓN
MANUELA JOSEFA CUELLO
MARÍA MANUELA APONTE
MARÍA FRANCISCA CORONEL
ROSA CATALINA MONTIEL
VALENTINA ZARZA
MARÍA NICOLASA CAÑIZA
OLEGARIA PARÉ
AGUSTINA GARCÍA
JUANA PABLA CARRILLO
PURIFICACIÓN DE BERMEJO
LUISA BALET
EDUVIGIS DE LA RIVIÈRE
ANA MONNIER DE DUPUY
CLARA Y DOLORES CASTELVÍ
ELISA ALICIA LYNCH
FRANCISCA "PANCHA" GARMENDIA
MARÍA FELIPA AGÜERO
DOLORES GUAYRAYÚ
VICENCIA Y RAFAELA RAMÍREZ
*.- CIUDADANÍA A CAMBIO DE UNA ALHAJA
LAS PROVEEDORAS DEL ESTADO
LAS ESCLAVAS LAVANDERAS
LAS ENFERMERAS
MODESTA CANDIA
LAS MUJERES DONANTES
CLAUDIA CABRIZA DE LOS SANTOS
ASUNCIÓN MARECOS DE BENÍTEZ
GREGORIA LARROSA
FRANCISCA CABRERA
RAMONA MARTÍNEZ
BÁRBARA ALEN Y DOLORES CABALLERO
PETRONA ACOSTA DE ARGUELLO, LUCÍA RAMÍREZ Y FRANCISCA OVIEDO
LOS BATALLONES DE MUJERES
CAROLINA Y EMERENCIANA GILL BARRIOS
LA GRAN COLECTA DE JOYAS
PARA LA DEFENSA DE LA PATRIA
ESCOLÁSTICA BARRIOS DE GILL
FELICIA IRIGOYEN DE GÓMEZ DE PEDREZUELA
JULIANA INSFRÁN DE MARTÍNEZ
CLARA TRIGO DE RECALDE
LAS RESIDENTAS
LAS DESTINADAS
OLIVIA ESPÍNOLA DE DENIS
ROSA CÁNDIDA ACOSTA
SILVIA CORDAL
JUSTA PASTORA GALEANO ESCALADA
DOROTEA DUPRAT DE LASSERRE
SIGLO XX: ALGO MÁS QUE LA VIDA DOMÉSTICA
*.- CONSTRUIR DESDE ABAJO
LAS RIDÍCULAS DE 1871
LAS RIDÍCULAS DE 1874
RUFINA GÓMEZ
LUISA VELAZCO DE RÍOS
LILIA CARMEN MENDONCA DE URIARTE GONDRA
LAS PLACERAS DEL MERCADO GUAZÚ
LAS BURRERITAS
MARCELINA MONTIEL
LAS DAMAS DE LA BENEFICENCIA
ELOÍSA TALAVERA DE TABOADA
CARLOTA AYALA DE PALMEROLA
ANSELMITA HEYN
ASUNCIÓN ESCALADA
CLOTILDE RIVAS CHIRIFE
EPIFANÍA BRITOS
CLARA REY Y JOSEFA BOURDETTE
TOMASA ANDRADA
DOÑA FRANCISCA
*.- COLONIZANDO TERRITORIOS
MARY GILMORE
ROSE CADOGAN
ELISABETH NIETZSCHE-FÓSTER
MARÍA ROJAS "DOÑA MARÍA CHANCHERA"
LAURINDA SANTOS LOBO
RAMONA SASTRE ARAMBURU
MARÍA DE LOS ÁNGELES VEGA RESQUÍN
*.- ENSEÑAR Y EDUCARA LA PATRIA
ROSA PEÑA DE GONZÁLEZ
ADELA SPERATTI
CELSA SPERATTI
MARÍA FELICIDAD GONZÁLEZ
ELIDA UGARRIZA
CLOTILDE BORDÓN
CONCEPCIÓN SILVA DE AIRALDI
EMILIANA ESCALADA
JOSEFINA SAPENA PASTOR
JUANA ISABEL ZAVALA
ISABEL LLAMOSAS DE ALVARENGA
MARÍA FREIXE DE CASATI
RAQUEL LIVIERES DE ARTECONA
BEATRIZ MERNES DE PRIETO
*.- LAS INDÍGENAS COMO EXPERIMENTO CIENTÍFICO
"DAMIANA" KRYYGI
MARIE IVONNE VELLARD
*.- PROTAGONIZANDO CIUDADANÍA Y EXIGIENDO DERECHOS QUE NO TIENEN
LAS CONCEPCIONERAS Y LAS ELECCIONES DEL NORTE
COMISIÓN PRO-PAZ EN LA REVOLUCIÓN DE 1904
SERAFINA DÁVALOS
RAMONA FERREIRA
VIRGINIA CORVALÁN
ERMELINDA ORTÍZ
CENTRO FEMINISTA PARAGUAYO
ASOCIACIÓN FEMINISTA DEL PARAGUAY
CENTRO CÍVICO
LAS MUJERES TRABAJADORAS Y SUS LUCHAS
*.- VISIBLES, AUDIBLES, SENSIBLES
TERESA LAMAS CARÍSIMO DE RODRÍGUEZ-ALCALÁ
INÉS MARSAL
NATHALIE BRUEL PÉRÉS
RENÉ BALANSA DE CHECA
NÉSTAR ROSA MAZÓ MARTÍNEZ
MERCEDES MILLERES DE SALCEDO
IDA TALAVERA DE FRACCHIA
ENRIQUETA GONZÁLEZ
ESTER ACUÑA FALCÓN
*.- NUEVA GUERRA, VIEJOS ROLES
DOCTORAS, ENFERMERAS Y VOLUNTARIAS EN HOSPITALES EN LAS CIUDADES
LAS ENFERMERAS EN LA SANIDAD DEL CHACO
ERÓTIDA INSAURRALDE
ALFREDA PALACIOS CORONEL
FROILANA MERELES
MARÍA VICTORIA CANDIA
EDUVIGIS FIGUEREDO
GEORGINA DÁVALOS
MARÍA ELVIRA MONTERO
SINFOROSA GALEANO DE DÍAZ DE BEDOYA
ARGENTINA MONTES
ARMINDA TEÓFILA VEIA FRANCO
CARMEN URIOSTE DE ABENTE HERDO
CLOTILDE PINHO INSFRÁN
LAS DONANTES DE ORO PARA LA VICTORIA
MADRINAS DE GUERRA
LAS DONANTES ANÓNIMAS DE LA GUERRA
RAFAELA MACHAÍN DE GUANES
COMISIÓN "PRO-PATRIA MARÍA AUXILIADORA"
COMISIÓN "PRO-HOSPITALES DEL CHACO"
COMISIÓN DE LITRO DE LECHE PARA EL SOLDADO HERIDO
MARCELLE DURAND DE AYALA
DOLORES GIMÉNEZ
FLORENTINA ROMERO LÓPEZ
MANUELA VILLALBA
GABRIELA VALENZUELA DE FRANCO
*.- DE UN TIEMPO A ESTA PARTE: EL ESPACIO QUE LOS AUTORITARISMOS PERMITIERON
CONSEJO DE MUJERES DEL PARAGUAY
LIDIA FRUTOS DE GONZÁLEZ
LYDIA KALLSEN DE TORRES
THELMA VIRGINIA MARIÑO DE ARESTIVO
OFELIA ECHAGÜE
ADOLFINA CORONEL
UNIÓN DEMOCRÁTICA DE MUJERES
ELBA COLUNGA DE FUSTER
WENCESLAA BAREIRO
BERTA SERVIÁN
JOSEFINA VEGA DE GEREH
ANTONIA MARÍA DÍAZ MATO
DORA GÓMEZ BUENO DE ACUÑA
MARÍA LUISA ARTECONA DE THOMPSON
CONCEPCIÓN LEYES DE CHÁVES
ESTHER BALLESTRINO ROA DE CAREAGA
AZUCENA ZELAYA DE MOLINAS
EMIGDIA REISÓFER
LIGA PRO-DERECHOS DE LA MUJER/ LIGA PARAGUAYA POR LOS DERECHOS DE LA MUJER
CARMEN CASCO DE LARA CASTRO
MARÍA LUISA CANDIA DE BURT
INSTITUTO CULTURAL DE AMPARO A LA MUJER
ASOCIACIÓN PARAGUAYA DE UNIVERSITARIAS GRADUADAS
ANA IRIS CHAVES DE FERREIRO
CHINITA DE NICOLA
MYRTLE GOERING UNRUH
BRANISLAVA SUSNIK
ANA MARÍA RECALDE CODAS
GILBERTA VERDÚN
JOSEFINA PLÁ
EDITH JIMÉNEZ
OLGA BLINDER
LILÍ DEL MÓNICO
LEONOR CECOTTO
ISABEL ARRÚA VALLEJO
MERCEDES SANDOVAL DE HEMPEL
WIL CARÍSIMO DE AVALOS
MARÍA ENCARNACIÓN AYALA ROJAS
(SOR MARÍA TERESA)
MÁXIMA LUGO
CHINGOLA IRALA
SOFÍA MENDOZA
AURA MENDOZA
PURA AGÜERO VERA
TERESITA TORCIDA DE ARRIOLA
AGAPITA FAUSTINA TORRES DE QUINTANA
SOLEDAD BARRETT VIEDMA
CARMEN SOLER
LA PASCUA DOLOROSA DE 1976
ANA MARÍA DEL CARMEN GRANADA
MARÍA ROSA AGUIRRE
VICTORIANA COSTA DE TORALES
DORA STELLA MARIS RUIZ, DÍAZ KLEIBER
ANICETA ROLÓN
GLORIA KELLY MACEDO BÁEZ DE GARCÍA
MARÍA DEL ROSARIO GUARIE NÚÑEZ DE RAMÍREZ
MARÍA CONCEPCIÓN AIUB SALOMÓN DE CAIELLI
ANA GONZÁLEZ
CRISTINA ARIAS
ANTONIA PERRUCHINO GALEANO
JULIA SOLALINDE DE VÁZQUEZ
MARÍA CONCEPCIÓN ESPINOZA DE ROBLES
VICENTA ORREGO MEZA DE RAMÍREZ
SARA ELBA GRANDE IBARRA
MARLENE KATHERINE KEGLER KRUG
JOSEFINA MODESTA KEIN LLEDÓ DE MORALES
PORFIRIA ARAÚJO DE NARVÁEZ
ROSA ISABEL SANTOS NÚÑEZ
MARÍA PAULA CÁCERES LUJAN DE SIMONETTI
JORGELINA AQUILINA ÁVALOS PÉREZ
CELIA ARZAMENDIA DÍAZ
JUANA BAUTISTA PERALTA VDA. DE IRALA
LIDIA ESPÍNOLA OZUNA
GRISELDA ELIZABETH ORUÉ MELGAREJO
LUCIANA SOLIZ MELGAREJO DE PATIÑO
BEATRIZ GLADIS MORALES CATTONI
AMANDA MARÍA OCAMPO PEREIRA
MARÍA VICTORIA VARGAS DE RUEDA
SONIA VON SCHMELLING GREUS
VICTORINA GODOY VIERA
ELIZABETH MARÍA VICTORIA CORRALES ARRIOLA
ELISA PEREIRA
LEONIDAS BOGADO VDA. DE GONZÁLEZ
MARÍA FELICIA DE JESÚS SACRAMENTADO «CHIQUITUNGA"
IDALIA FLORES DE ZARZA
INSTITUTO FEMENINO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS
LOURDES ORUÉ POZZO
MARÍA CLARA BENZA DE GARÓFALO
FELICIANA GIMÉNEZ DE FARIÑA
JOSEFINA VELILLA DE AQUINO
CARMEN VENERANDA VILLALBA
AMAMBAY CARDOZO OCAMPO
RESEDÁ
RAMONA MANUELA ÁLVAREZ REDES
PERALTA FERNÁNDEZ
EDDA DE LOS RÍOS
BIBLIOGRAFÍA
ÍNDICE DE IMÁGENES
HUBO MUJERES DISFRAZADAS DE HOMBRES PARA LUCHAR (ABC COLOR)
Por PEDRO GÓMEZ SILGUEIRA
El rol de las mujeres en la Guerra del Chaco no se limita al de las enfermeras o madrinas que cubrieron la retaguardia.
Existen otras muestras de heroísmo femenino en todo el desarrollo del conflicto: las maestras que cultivaban en las escuelas con los niños, las donantes y hasta mujeres que se disfrazaron de hombres para luchar en el frente, cuenta en esta entrevista la investigadora Ana Barreto, autora del libro "Mujeres que hicieron historia en el Paraguay".-¿Cuál fue la participación de las mujeres en la Guerra del Chaco?
-La historia está contada por hombres, con protagonistas masculinos y cuando por ese cristal de masculinidad heroica, con muertes gloriosas y participación en batallas, pasan las mujeres, la característica de la heroína paraguaya debe tener un rol similar. O bien debe estar muy relacionada con la maternidad, roles femeninos propios como los de las enfermeras y madrinas. Lo que yo hago es tratar de ver otros aspectos poco conocidos del rol femenino en la guerra.
-¿Antes de entrar en esos roles, qué rescata de las enfermeras?
-Tiene que ver con las primeras enfermeras que viajan al Chaco con un pequeño maletín con el que tenían que ir a ver la situación después de Boquerón a finales de 1932, bajo las órdenes de María Victoria Candia, una enfermera formada en Inglaterra y Francia. Con ella viajan Erótida Insaurralde, Alfreda Palacios -primera médica cirujana, era de Maciel- y Georgina Dávalos. Toda la batalla de Boquerón se libró solamente con camilleros y con enfermeros mal instruidos. Muchos eran estudiantes de odontología.
-¿No tenían formación?
-Uno de los graves problemas era la falta de formación de enfermeras de guerra, acostumbradas a operar en condiciones no hospitalarias y con heridas de metrallas. De ahí que he encontrado una carta del Dr. Mario de Finis, desde Nanawa en la que en febrero de 1933 dice que "se precisan más enfermeras para los distintos servicios de líneas. La gran mayoría son semianalfabetas y apenas pueden desempeñar los menesteres de lavado y cocina" y sugiere que se hagan cursos rápidos de enfermería elemental en Asunción con la Srta. Candia (María Victoria), "pero con personas más inteligentes".
-¿Quiénes son sus heroínas de las escuelas?
-Cuando son llamados los hombres para el enrolamiento en el interior, los pueblos se quedan sin brazos de trabajo. ¿Cómo se suple? Con las mujeres y los niños. La educación desde el año 1933 cambia cuando la orden del gobierno es que en todas las escuelas del interior se planten tabaco para mandar cigarros al frente, maíz, poroto... No tenía que haber un centímetro del patio escolar sin plantación al cuidado de los niños con sus maestras. Eso significaba que los niños iban a la escuela todo el día, en un turno para estudiar y en el otro para el cultivo. El trabajo era de lunes a lunes y la recolección se hacía con las maestras. Estas colectas agrícolas de las escuelas se dividían y esa misma escuela podía ser la encargada de liar los cigarros, enviaba a Asunción y de allí al frente. Además se tenían que hacer camisillas de lanas, jergas para caballos, mantas y un sinnúmero de artículos, todo a cargo de mujeres.
-Eso requería un gran poder organizativo...
-Se crearon juntas de aprovisionamiento del campo, que son como comisiones vecinales, presididas por mujeres, que se encargaban de la forma de administrar estas mingas. Se reunían en una chacra y trabajaba toda la comunidad y, obviamente, el número de mujeres era el doble. Por ejemplo, se puede decir que existía una Comisión de Aprovisionamiento de Yuty presidida por mujeres, cosa que en un Estado normal de no guerra no se hubiera dado, en la época.
-Es notable que no se rescatara esto antes...
-Porque para la historia militar no tenía sentido. Como si fuera que el ejército que está combatiendo no depende de ese otro segundo grupo de la retaguardia. Por ejemplo, hay casos de mujeres que donaban una enorme cantidad de limones. También están las mujeres que integraban los diversos comités, como el de Comisión del litro de leche para el soldado herido, etc.
-¿Nunca hubo enrolamiento de mujeres?
-Ni en la Guerra del 70 ni en la Guerra del Chaco se permitía el enrolamiento de mujeres. A diferencia de la Guerra del 70, donde existían campamentos de mujeres dentro del ejército donde ellas barrían, cocinaban, atendían a sus maridos, pero no peleaban en batallas -salvo casos excepcionales como en Piribebuy-, en la Guerra del Chaco se presentan casos de mujeres vestidas de hombres para ir al frente.
-¿Mujeres disfrazadas de soldados?
-Exacto. Son casos muy raros, de solteras. Una de ellas, Manuela Villalba, se dio a conocer en el periódico "El Orden" en 1934 donde se publicó un artículo muy extenso. Era de Tavapy y al darse la orden de enrolamiento se presenta con su hermano, se corta el cabello y se viste como hombre.
-¿No la descubrieron?
-La inspección no era de desvestirse por lo acuciante del tiempo. Era solo a vista por el médico que les vacunaba en el Hospital, luego iban al Estadio (Defensores del Chaco) donde se les entregan los pertrechos y se les enseñaba a manejar las armas, se les alzaba al barco rumbo a Puerto Casado. Así llegó al frente de batalla. En uno de los combates en el camino a Saavedra, el jefe de su regimiento, el Tte. Ozuna, es herido y muere. Entonces hay una desbandada y a ella y a su hermano se les ocurre irse a otra compañía. En el camino les para una patrulla paraguaya, les pide los comprobantes de autorización que no tenían. Y eso se consideraba deserción.
-¿Y cuál era la pena?
-Fueron llevados ante un Tribunal de Guerra y lo que el Cnel. (Luis) Irrazábal hacía en esos casos era el fusilamiento. Estando los dos sentenciados, su hermano mayor le dice a "Manuel", de 17 años, que cuente que es mujer. Con el fusilamiento a punto de cumplirse revela que es mujer. Irrazábal no le cree y piden un médico, el Dr. De Finis que estaba en la Sanidad, para una revisión. Encuentran que es cierto. Se los absuelve; el hermano es reincorporado a las filas y a ella le mandan a Asunción y se queda un tiempo en la Sanidad.
-Una historia singular...
-El pase es muy simpático y dice: "el soldado Manuel Villalba tiene permiso de este Comando para bajar y permanecer en la capital por tiempo indefinido. Motivo: Cambio de sexo. Firmado: Irrazábal, Cnel.". No se cambió de sexo, pero era mujer. Entonces cuando llega a Asunción hay un alboroto generalizado entre la gente porque además viene vestida con el verdeolivo.
-¿Hubo otros casos?
-A lo sumo deben haber habido unos diez. Yo solo he encontrado tres. Otra es Dolores Giménez, de Villarrica, que también se cortó el cabello y se presentó como hombre. Hasta su jefe, el Cap. Espiridión Garcete, no sabía que era mujer y como era menudita le puso de nombre "Chiquito". Ascendió a Sargento Primero. Y la tercera es Florentina Romero López, de San Juan Bautista, herida en la Picada de Ballivián. En los años 70 fue entrevistada, ya anciana y vivía en la indigencia.
-Heroínas olvidadas...
-Bueno, visto desde el heroísmo masculino para el común de la gente estos son los casos genuinos de heroísmo. Pero para mí también fueron heroínas Serapia Peña, que donó 124 litros de cuajada, una bolsa de naranja y 10 canastos de limones. Además las donaciones se hacían a menudo y eran vitales.
-¿Qué dice de las madrinas de guerra?
-Es otro grupo de mujeres que siempre se menciona en la Guerra del Chaco. Era un cargo de estatus. No cualquiera era madrina. Eran siempre mujeres de élite. Algunas veces le conocían a sus ahijados y otras veces no. Mi abuela, Ana Grinok Jarolín, era de Nueva Italia y tuvo un par de ahijados, pero yo he encontrado que había mujeres, como Ana de Zouninus, que era madrina de los 390 soldados heridos del Hospital Auxiliar N° 3. Por tanto, el poder económico que tenía en este caso era enorme y ese rol también llegó a ser una cuestión de competencia entre mujeres de la sociedad asuncena.
Las madrinas también debían alentar por medio de las palabras escritas y los regalos, además, muchas de ellas escribían a los superiores de sus ahijados para lograr para ellos el pase o permiso para regresar un tiempo a sus pueblos. Por tanto, debían saber leer, escribir y poseer recursos para enviar regalos o ponerse en contacto con los parientes de su ahijado para hacerles llegar las noticias del frente.
Algunas cartas eran simpáticas y los ahijados siempre demostraban valentía en sus hazañas. Una decía: "querida madrinita espero me disculpe por el obstinado silencio, pues no es por falta de voluntad, solo se debe a los innumerables trabajos con que me cargan (...) Diariamente hay encuentros en los cuales se los matan a los bolivianos en buena cantidad, tienen un miedo loco a las bayonetas y a los machetes y cuando sienten a desenvainar los machetes se corren y se meten en sus trincheras detrás de sus metrallas". Es decir, el ahijado debe sentirse protector y todas las cartas denotan valentía.
-En su libro también habla de las donantes de oro para la Victoria...
-Hay un curioso comunicado que salió de la Comisión Nacional de la Colecta de Oro donde la Patria pide oro. Lo raro es que, en principio, se pide que se donen las alianzas matrimoniales y está el cálculo matemático de que si todos los 50.000 casados donasen sus anillos se lograrían 100.000 alianzas equivalentes a 500 kilos de oro. No sabría decir si esto fue simbólico como fue en la Guerra del 70 en la donación de joyas o si en realidad tenía un fin de recaudar, pero ¿para qué? No sabría decir qué se pagó con esto. Tampoco cuánto juntaron. Lo que sí encontré es que a cambio de las alianzas daban anillos de acero de la espada, que sería la idea. Las donantes eran mujeres de varias ciudades. Pero no solamente entregaban anillos, sino un lado del aro, resto de pulseras, restos de rosarios.
-¿Hubo mujeres que murieron durante la Guerra?
-En el libro se citan el caso de Eduvigis Figueredo, que acompañó al frente a su esposo e hijos y se desempeñó como enfermera. Se enfermó de tifus en 1933 y fue la primera mujer en morir en el frente al servicio del ejército.
Publicado en fecha 12 de Junio del 2011
Fuente en Internet: www.abc.com.py
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