TORIBIO PACHECO
Peruano; nació en Arequipa en 1828; hijo de Toribio Pacheco y Manuela de Rivero y Ustariz. Estudió Ciencias Políticas y Administrativas y derecho en su propio país. Su dedicación fundamental fue el derecho y dejó como un aporte invalorable un TRATADO DE DERECHO CIVIL.
Canciller en el gobierno de Mariano Ignacio Prado, Toribio Pacheco fue el artífice de la alianza de los países del Pacífico -Perú, Chile, Ecuador, Bolivia - frente a la agresión de España, traducida en sucesivos ataques de una flota de guerra contra Perú y Chile, que terminó desastrosamente para la marina española. Informado mediante la publicación del nefasto tratado Secreto de los verdaderos propósitos de la alianza, el Canciller Pacheco hizo llegar a los gobiernos de la alianza la nota-protesta en la que analiza minuciosa y pormenorizadamente toda la estructura de aquel documento fundamental del contubernio. "Legítimo como puede ser el derecho de los aliados para hacer la guerra al Paraguay -expresa- ese derecho sólo puede extenderse hasta alcanzar una completa victoria e imponer al vencido las condiciones necesarias para reparar las ofensas y los daños irrogados, y alcanzar, si se quiere, seguridades para lo futuro; pero no es admirable que la alianza tenga por objeto principal derrocar al gobierno paraguayo; porque el derecho de derrocar a un gobierno sólo es concedido a la misma nación que lo ha erigido... Que se haga un tratado de alianza ofensiva y defensiva para hacer la guerra con el fin de obtener por medio de ésta la reparación de un agravio, nada más justo y racional; pero que la alianza se proponga por principal objeto derrocar a un gobierno para reemplazarlo con otro, agregándose a ella el cambio de instituciones, es dar a la guerra otro carácter; ya no será una guerra para restablecer derechos desconocidos y para reparar injurias irrogadas; es una guerra pura y simplemente de intervención...
“El respeto que los aliados se prometen guardar a la soberanía, independencia e integridad territorial del Paraguay, declarado además que éste no se incorporará ni pretenderá protectorado a ninguno de sus aliados, se hace de todo punto ilusorio con el compromiso contraído por ellos de garantir colectivamente esa soberanía, independencia e integridad territorial, por el período de cinco años. Según esto, el Paraguay no estará, es verdad, sujeto al protectorado de uno de los Estados aliados; pero lo estará al de los tres la existencia del Paraguay, como nación, dependerá, a lo menos durante cinco años, del compromiso que hayan contraído los aliados no de la voluntad del pueblo paraguayo que quiso constituirse y desea ser para siempre Estado soberano e independiente. Y si los aliados han tenido facultad para garantir la independencia y soberanía del Paraguay, es claro que la tenían también para no prestar semejante garantía y para disponer libremente de la nación garantizada...
Y tan cierto es que en el tratado de alianza está envuelto el pensamiento de la posible desaparición de la nacionalidad paraguaya que para nada se ha contado con ésta al establecer los límites futuros de demarcación de los respectivos territorios. No dice el tratado que, terminada la guerra las naciones aliadas y el Paraguay procederán de concierto a fijar dichos límites, sino que "exigirán" del nuevo gobierno paraguayo, que "se guarden" las bases que sobre límites procede a establecer detenidamente el mismo tratado...
Para que no quedase duda de lo que la triple alianza se proponía hacer con el Paraguay, se ha agregado al tratado un protocolo, con cuatro artículos, en los que, según parece, se ha querido disipar las dudas que pudiesen nacer de las estipulaciones del tratado. Se establece en esos artículos que, en cumplimiento del tratado de alianza, las fortificaciones de Humaitá serán demolidas y que no se permitirá que otra u otras de aquella naturaleza se levanten; que como condición para garantir la paz con el nuevo gobierno del Paraguay, no se le dejarán armas ni elementos de guerra, y que todos aquellos que se encuentren serán divididos por iguales partes entre los aliados. Exigir de una nación que demuela sus fortificaciones y que no levante ninguna otra en adelante; obligarla a entregar todas sus armas y elementos de guerra, para dejarla completamente inerte e incapacitada de proveer ni a su seguridad exterior, ni a la conservación del orden interior, es una pretensión de que acaso no hay ejemplo en la historia, y es el más explicito desconocimiento de la soberanía e independencia del Paraguay, que los aliados se comprometían a respetar, y no sólo a respetar, sino a garantir. Consumada que fuera la obra emprendida por los aliados, dirían ellos mismos que el Paraguay seguía siendo una nación soberana e independiente, dueña exclusiva de sus destinos?
Los aliados no han podido pensar por un momento que el sistema que se proponían adoptar respecto del Paraguay mereciese la aquiescencia de los Estados de América. Hacer del Paraguay una Polonia americana sería un escándalo que la América no podría presenciar sin cubrirse de vergüenza. . .
". . desde que esa guerra no se limite a reclamar un derecho, a vengar una injuria, a reparar un daño, sino que se extienda hasta desconocer la soberanía e independencia de una nación americana, a establecer sobre esta un protectorado y a disponer de su suerte futura, el Perú y sus aliados no pueden guardar silencio y el más sagrado e imperioso de los deberes los compele a protestar del modo más solemne contra la guerra que se hace con semejantes tendencias y contra cualesquiera actos que, por consecuencia de aquella, menoscaben la soberanía, independencia e integridad de la República Paraguaya".
Toribio Pacheco falleció en Lima en 1868, durante una epidemia.
Fuente: BREVE HISTORIA DE GRANDES HOMBRES. Obra de LUIS G. BENÍTEZ. Ilustraciones de LUIS MENDOZA, RAÚL BECKELMANN, MIRIAM LEZCANO, SATURNINO SOTELO, PEDRO ARMOA. Industrial Gráfica Comuneros, Asunción – Paraguay. 1986 (390 páginas)