La memoria de los pueblos se reconstruye también en base a las canciones populares. Los registros de vivencias, nombres de personas y lugares, épocas, costumbres e incluso sucesos relatados en los compuestos, sirven para documentar el pasado. En una sociedad de comunicación esencialmente oral, la poesía popular es de suma importancia para rescatar fragmentos de historia de las comunidades.
En Carapeguá, el almacén "Barrio Obrero", de propiedad de Tito Javier Mosqueira Morán más conocido como Tili Mosqueira -hijo de don Bernardo Mosqueira-, era muy concurrido. Además de los alimentos de consumo cotidiano, nunca faltaban el aperitivo ni las tallas entre amigos. El poeta Mariano Miranda Mendoza, que se hizo famoso como Rubio Miranda -nacido el 12 de setiembre de 1930 en Loma, de la compañía Calistro de Carapeguá y fallecido el 4 de setiembre de 1988, escribió en ese lugar su obra de mayor difusión y arraigo popular: Che vy'aha.
Algún tiempo después llegó al punto común de reunión el cantante y compositor Porfirio Báez. Preguntó si alguien tenía algún verso para musicalizar. Le indicaron que Rubio tenía uno dedicado a las jóvenes que vivían en aquel entorno. Fue así como el creador musical le puso melodía al poema. De lo que se cuenta de boca en boca es difícil ubicar con precisión el tiempo. Con la ayuda de doña Nidia Fleitas viuda de Barrios -una de las destinatarias de la poesía, junto a su hermana Teresa-, sin embargo es posible tener una idea aproximada del tiempo de creación y difusión de Che vy'aha. "Yo nací en 1937 y me casé en 1958, a los 21 años. La música se hizo cuando tenía 18, 19 años, yo era soltera aún", relata la señora. De esto se deduce que la poesía y la música son de 1956 aproximadamente. "La noche en que escuché Che vy'aha en el parlante del barrio no pude dormir por la emoción", cuenta en el Segundo Festival Folclórico de la Filial Carapeguá de la Universidad Católica.
Doña Nidia -quien hoy vive en Carapeguá-, recuerda a todas las mencionadas en la canción. "Catíla era Catalina González: Ella viajó a Buenos Aires y nunca más vino. El nombre de China (González) era Teófila. Ella ya murió. Mi hermana Teresa también ya falleció. Tutela es Estanislaa Sanabria. Trabajaba en el mercado de Carapeguá y hoy vive en Asunción. Dionora Mendoza fija residencia en Resistencia. Elvira Genes en Buenos Aires. Ana González tiene su casa en Carapeguá. Pastora, Pastora Giménez ya falleció. Su hermana Iluminada Giménez de Fretes, docente, vive aún en nuestra comunidad", detalla.
Gregorio Cáceres -investigador de las raíces de la música paraguaya en la Argentina, muy cercano a Generoso Larramendia- , un carapegüeño que vive en Buenos Aires, confirmó que Elvira Genes, casada con Silvano Rodas -de Pacheco, Carapeguá--, está radicada en la capital argentina. "Tiene un hijo cardiólogo, muy renombrado", comenta para ofrecer luego datos con respecto a la forma en que se grabó por primera vez Che vy’aha en Buenos Aires.
"A mí me contó Luciano -Chulo-, el hermano de Generoso y Agustín Larramendia, cómo se hizo el disco. Los hermanos Larramendia, el arpista Quintín Irala y los guitarristas Teófilo Noguera Avalos -de Carapeguá- y Fidelino Castro Chamorro -de Tavapy, hoy Roque González-, son los que le acompañaron a Porfirio Báez en la grabación. Solo figura, en el disco "Canto al Paraguay" el nombre de este último porque los demás contaban con un contrato de exclusividad con el sello RCA Víctor y no podían aparecer fuera de ese sello discográfico. El que le hace la segunda voz a Porfirio es Luciano Larramendia", concluye Gregorio Cáceres.