DISCURSO ALFREDO STROESSNER
EL CANDIDATO DEL PARTIDO COLORADO A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA
POR EL PERÍODO 1973 - 1978
GENERAL DE EJÉRCITO
ALFREDO STROESSNER
Se dirige al pueblo en la Gran
Concentración Colorada de Encarnación el 11 de noviembre de 1972
CUADERNOS POLÍTICOS Nº 15
Publicaciones bajo la Dirección de la
Junta de Gobierno
ASUNCION - PARAGUAY
1972
COLORADOS Y COLORADAS:
Con elevado sentimiento patriótico asisto a esta gran concentración republicana, que tiene por escenario la Ciudad de Encarnación, para vivir otra memorable jornada democrática del Coloradismo, en esta entusiasta campaña electoral que se viene desarrollando exitosamente con vista a las elecciones de Febrero de 1973.
Con legítima emoción me asocio a esta elocuente y viva expresión del extraordinario caudal humano de nuestro Partido que se apresta a demostrar una vez más en las urnas, de manera categórica e irrefutable, que es la Asociación política en la que militan, las grandes mayorías populares, firmemente unidas a la sombra de su bandera de paz, libertad y progreso.
Es grande el regocijo que experimento al encontrarme en mi Ciudad natal, donde ha transcurrido mi niñez al calor de la amistad de mis compueblanos. De esos años, conservo recuerdos muy gratos que hoy se agolpan en mi mente, para tornar más emotivos estos momentos que estoy viviendo con mis correligionarios del Departamento de Itapúa.
Esta magna reunión nos congrega en una rica y progresista región del país que nos brinda cuantiosos testimonios de adelanto en todos los órdenes de las actividades productivas, gracias a la ejecución de importantes proyectos de desarrollo que registran el interés y la sensibilidad del Gobierno Nacional así como la capacidad creadora de sus habitantes quienes se destacan por su trabajo.
Todos los correligionarios son testigos del dinámico proceso de transformación que vive la Nación, en esta hora auspiciosa en que la paz y el trabajo son dos poderosos factores que están creando la grandeza del país. Con el pensamiento puesto en los más altos destinos de la Patria, estamos luchando por su ventura creciente, con todas las energías que reclama tan elevado propósito y con toda la fe que es preciso volcar en el esfuerzo emprendido con sentido auténticamente nacional.
Desde el Gobierno practicamos una política sana y fecunda que se inspira en el ideario luminoso de la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, bajó cuya vigencia plena está en marcha una revolución pacífica que realiza el ideal de la justicia social, con la promoción integral del hombre y la sociedad, así dignamente servidos en sus necesidades espirituales y materiales.
Expreso mi convicción de que el sufragio como práctica efectiva de la democracia es la institución a través de la cual se garantiza la paz, de una manera estable y duradera. Por eso, me honro en proclamar que mi Gobierno es respetuoso de la legalidad, como manifestación de la soberanía popular.
Quedaron atrás los días de luto, miseria y atraso en que estaba sumido el país. Quedaron atrás los días en que eran frecuentes los tumultos, atracos y violencias, con muertos, heridos y lesionados con cuya sangre se mezclaba el acto eleccionario. Quedaron atrás los días en que se distorsionaba el gran veredicto popular que es ahora el ejercicio de un derecho, el cumplimiento de un deber y una función pública, tal como lo establece la Constitución Nacional vigente y que mi Gobierno siempre ha rodeado de seriedad, de solemnidad y del debido respeto hacia la voluntad del pueblo.
Ahora no se registra el espectáculo dramático de los comicios ensangrentados por las facciones políticas en permanente lucha. Rige actualmente el Estado de Derecho, sobre la base de la unidad granítica del coloradismo, que nadie podrá destruir con arteras maniobras.
Nuestro país ofrece hoy una imagen distinta de aquella que se ofrecía a la consideración de la opinión pública nacional y extranjera, a consecuencia de las cruentas y estériles revoluciones del pasado. Estamos impulsando el desarrollo mediante la activación de la economía, en un ambiente de paz y de trabajo. El régimen orgánico que hemos instituido encauza la lucha electoral por caminos pacíficos, sin presiones ni contubernios. En otras épocas afloraban el caudillismo y la rivalidad a muerte entre hermanos.
La Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, es fiel centinela de las tradiciones que dan lustre y nombradía al Paraguay porque surgen de una sana inspiración patriótica cuyo símbolo son las urnas comiciales, factores que integran la ancha base del nacionalismo constructivo y dinámico.
Estamos en la histórica Ciudad de Encarnación para renovar nuestro espíritu en las legendarias aguas del Río Paraná, en medio de esta impresionante multitud de correligionarios, con quienes en muchas circunstancias luchamos juntos y seguiremos luchando para asegurar el bienestar de la Nación, la felicidad del pueblo y la grandeza de la Patria.
Estamos creando día a día las condiciones favorables para el progreso, a través de estímulos morales y materiales que personalmente me encargo de transmitir en cada cita de honor en que estoy en contacto directo con el pueblo.
Mantendremos en vigencia la paz, aun recurriendo al máximo de nuestros sacrificios, hoy como ayer, cobijados por nuestro credo político, elaborado por el genio del ilustre republicano que fundó nuestro glorioso Partido, el General Bernardino Caballero.
En aras del triunfo partidario nos honramos en recorrer el territorio nacional, porque ciframos nuestro porvenir en la capacidad de trabajo de nuestra Asociación de hombres libres y porque nuestros sentimientos y nuestros ideales convergen hacia un sólo y grande objetivo de felicidad, que no admite ausentismos ni ciudadanos no comprometidos con la Patria.
En cada gira que realizamos por las distintas Ciudades y localidades del interior nos percatamos de cerca de los problemas nacionales que reclaman urgente solución, expresados en el lenguaje del pueblo, con la sencillez del pueblo y con la mente del pueblo. Este contacto directo se constituye en la causa de nuestro desempeño al frente de los negocios públicos y es nuestro orgullo poder afirmar que el pueblo paraguayo sabe en qué consiste la paz, cuál es su valor como condición de la convivencia y cuánto costó hacerla triunfar en nuestra tierra, regada tantas veces con la sangre de inocentes.
Mediante el diálogo constante, extraemos útiles conclusiones. Sabemos que todos los habitantes del país aspiran alcanzar el más alto grado de progreso, sin alterar por ello el sentido de nuestras honrosas tradiciones.
Cuando se presentan las dificultades, preferimos no discutirlas en forma interminable sino seguir por el camino más corto, dejando al margen las fórmulas que no consultan el interés general.
La Ley Electoral que hemos tenido el honor de promulgar consagra el principio de la concurrencia de las minorías a las urnas, rodeadas de las más amplias garantías y seguridades, con lo que así anulamos la posibilidad de las luchas fratricidas y estériles del pasado. Los partidos políticos minoritarios se deberían convertir también en instrumentos necesarios de la paz y en auténticos voceros de la opinión pública, en aras de la democracia.
Visitamos a nuestros correligionarios no en pos de un proselitismo demagógico y si en busca de un mejor contacto directo. La República sabe de nuestros desvelos, de nuestros sacrificios y de nuestro empeño en ponernos a la altura del patriotismo del pueblo paraguayo, grande en la guerra y grande en la paz.
Nuestra misión la entendemos como vocación por el bien público, como firmeza en la defensa de la soberanía e integridad de la Patria, como afán de armonizar voluntades constructivas para seguir impulsando el incremento de nuestro comercio, el fomento de nuestras industrias básicas y la activación de nuestros recursos naturales, emprendimientos que están en franco avance sin que nos estorbe la eterna excusa de los fracasados y resentidos sociales, que antes que ver fructificar el trabajo nacional optan por las revueltas intestinas, las revoluciones que malogran los ahorros del pueblo y los golpes de Estado que frustran las conquistas obtenidas a través de tantos años de labor perseverante, vencedora de nuestro aislamiento, del atraso y de la anarquía que antes señoreaban a nuestras ciudades y al campo.
Aquí en la ilustre Ciudad de Encarnación se reafirma el ideal nacional de superar los resabios del pasado que aún se agitan en los pechos de algunos malos ciudadanos cuya obcecación impide el florecimiento del optimismo y paraliza la esperanza, restando su concurso a la común empresa de labrar la grandeza nacional, con todas las fuerzas de nuestro patriotismo.
Podemos proclamar con orgullo que en nuestra Patria se vive una auténtica democracia. Lo comprueba palmariamente la vigencia de un ordenamiento jurídico y político edificado conforme a la voluntad del pueblo y contra cuya libre y espontánea manifestación será inútil levantarse con las banderas del odio, la subversión y la anarquía, a las que se opondrá siempre con signo victorioso la sagrada enseña del patriotismo y de la causa del bien común.
Nuestra democracia no es meramente verbalista ni consiste en una fría formulación de principios y declaraciones. Tiene su sólido cimiento en la Constitución Nacional vigente, que no fue impuesta al país por Decreto sino que es la obra magna de una Convención Nacional Constituyente, libremente reunida con la participación de todos los partidos políticos legalmente organizados, para dar a la Nación los instrumentos jurídicos esenciales con los cuales reglar su vida, en el marco de los postulados de convivencia, justicia progreso.
Partimos del enunciado incuestionable de qué en la democracia, gobierna la mayoría y estamos seguros de que la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, ejerce un legítimo liderazgo en la marcha del país hacia sus destinos de grandeza. Las minorías tienen derechos que ejercer y deberes que cumplir, para ofrecer también su aporte positivo a la meta del engrandecimiento nacional. Es negativo y antipatriótico el criterio que rige la actuación de ciertas nucleaciones políticas que al carecer de respaldo popular para conquistar democráticamente el Poder, practican una oposición enceguecida por el resentimiento y la amargura que le impide asumir una postura constructiva, obrar y valorar rectamente los actos de los poderes públicos.
La oposición no debe pretender sabotear los sagrados intereses nacionales, con la irresponsabilidad más vergonzosa, con la intriga y la malevolencia, con la incitación, al odió y con una pesimista e insidiosa visión de los problemas.
Al amparo de las instituciones republicanas seguiremos forjando el adelanto nacional. Todo avance encuentra naturales dificultades, pero las iremos venciendo por impulso de nuestra acerada voluntad, haciendo de cada jalón de nuestro progreso un nuevo motivo para perseverar en nuestros afanes creadores.
He aceptado ser nuevamente candidato del Coloradismo para el próximo período presidencial, porque siento redobladas mis energías para seguir brindando mi pensamiento y mi acción al servicio de nuestra Patria, porque encuentro en mi Partido un profundo amor a la Patria que es precisó seguir encauzando por la ancha vía que señala la luminosa doctrina paraguayista con la que el General Bernardino Caballero dio sustancia, contenido y proyección perdurable a nuestra Asociación política.
Mi Gobierno es consecuente con sus propios ideales y es fiel a los principios que siempre hemos defendido desde el mando Constitucional. No necesitamos recurrir a engaños, mentiras o fraudes para rectificar y contradecir nuestra política interna e internacional. Conservamos una línea de conducta firme y coherente, de modo a ofrecer siempre el mismo carácter de garantía para el pueblo.
El Paraguay hace honor a la palabra empeñada. Hemos cumplido, estamos cumpliendo y seguiremos cumpliendo nuestros compromisos internacionales, conforme a los Acuerdos, Convenios y Tratados suscritos por nuestro país.
Nunca hemos dicho una cosa a nuestros correligionarios durante nuestras visitas al interior y después hemos hecho otra cosa desde el Palacio de los López. Observamos la conducta que todo hombre de bien debe cumplir, aún en los trances más difíciles de la vida. Nosotros no podemos tomar otro camino, que aquél bello episodio de Cerro Corá, hacer nuestro el supremo sacrificio del máximo exponente de nuestras glorias nacionales y ser fieles a su memoria augusta, imitando su ejemplo para que las presentes y futuras generaciones cumplan a su vez con su deber.
Me satisface acercarme al pueblo para estrechar la mano de mis compatriotas y siento el calor y la comprensión con que estimulan mi obra de gobernante y apoyan mis gestiones desarrolladas desde el Poder.
CORRELIGIONARIOS Y CORRELIGIONARIAS:
Aquí en la Ciudad de Encarnación se hace honor a nuestro presente de realizaciones, con el trabajo tesonero de cada uno de sus habitantes y especialmente por la armonía y el entendimiento entre todos los colorados.
Lo expresado anula a la anarquía, la contradicción y el desorden que sólo pueden generar funestas consecuencias para el destino del Paraguay.
Dentro de nuestros objetivos para el futuro a fin de seguir impulsando el desarrollo del país figura en lugar destacado el Departamento de Itapúa, que a tantas expresiones de efectivo progreso logrado durante mi Gobierno, irá sumando nuevas realidades pujante para permanecer siempre a tono con el ritmo de constante adelanto que es el signo del Paraguay de hoy. Adoptaremos todas aquellas medidas conducentes a obtener mayores rendimientos en su producción. Auspiciaremos el mejoramiento y la expansión de sus industrias así como el incremento de su comercio, alentados por el propósito de lograr una más amplia explotación de las riquezas naturales de esta rica región privilegiada por su clima y la fertilidad de su suelo.
De vital transcendencia para el progreso es la Ruta asfaltada que une Asunción con Encarnación, que ha materializado un antiguo y vivo anhelo de este Departamento y que facilita el transporte de personas y productos.
Se halla en estudio por el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF) y la Asociación Internacional de Fomento (A.I.F.), una presentación formulada por el Paraguay que tiene prioridad entre los objetivos de mi Gobierno, para el asfaltado del tramo Encarnación-Pirapó, cuya extensión es de 75 kilómetros y que de acuerdo a las estadísticas realizadas, el intenso tráfico de vehículos automotores que diariamente registra esta Ruta, justifica ampliamente su pavimentación asfáltica, cuyo costo aproximado será de 7.500.000 dólares, incluyendo todas las obras de arte.
La amistosa disposición del Gobierno de la vecina y hermana República Federativa del Brasil para cooperar en el desarrollo económico del Paraguay se ha manifestarlo una vez más para realizar los estudios y la construcción de una ruta asfaltada entre las Ciudades de Encarnación y el Puerto que lleva mi nombre.
En ejecución del Convenio establecido, el Departamento de Estradas y Rodagem del Brasil ha iniciado los trabajos en dirección a Capitán-Meza, habiendo concluido 178 kilómetros de exploración fotográfica aérea y 50 kilómetros de Proyecto Ejecutivo.
Tan pronto esté concluido el Proyecto definitivo, el Gobierno buscará la financiación de la construcción en colaboración con el Brasil.
Mi Gobierno sostiene con fe en los ideales americanos la necesidad de la integración física con los países vecinos.
En ese sentido cabe consignar que una mayor integración física con la vecina y hermana República Argentina, será la construcción del Puente sobre el Río Paraná, que unirá a las Ciudades de Encarnación con Posadas, que favorecerá al intercambio entre nuestros dos países.
Expreso con complacencia de que el Paraguay contará con dos grandes usinas hidroeléctricas, una de ellas a construirse al Sur del Salto del Guairá conjuntamente con la Nación vecina y hermana del Brasil y la otra a construirse en Yasy-retá, conjuntamente con la vecina y hermana República Argentina, las que nos dará suficiente energía.
En breve quedará concretada la provisión de energía eléctrica a la Argentina, conforme a los Convenios Vigentes con un cable de alta tensión desde el Acaray, que cruzará el Río Paraná entre las localidades de Carlos Antonio López y El Dorado.
Estas obras de trascendental significado y proyección reflejan el ideal de la integración latinoamericana, al que mi Gobierno siempre ha servido con una entrañable vocación de hermandad y con plena confianza en el resultado de la cooperación, de la complementación económica y del esfuerzo solidario emprendido por los pueblos amigos, en presencia de comunes aspiraciones de progreso y felicidad.
Anuncio también con inmenso regocijo que en las próximos meses se extenderá el servicio de energía eléctrica a otras localidades del Departamento entre ellas Carmen del Paraná, Coronel Rogado y Fram, que recibirán el fluido desde la central diesel eléctrica de Encarnación.
Al asumir la Presidencia de la República manifesté que Encarnación debería tener un Colegio Nacional, que fue clausurado en el año 1904, luego de la caída del Gobierno del Partido Colorado. El Colegio Nacional se creó en el año 1889, bajo la Presidencia del General Patricio Escobar, volviendo a reabrirse en el año 1956 y tuve la inmensa satisfacción de haber entregado en el año 1961, los primeros diplomas a los primeros Bachilleres egresados. Debo agregar que la Escuela de Comercio fue oficializada por mi Gobierno en el año 1.955. El 28 de Enero del año 1.967, tuve la inmensa satisfacción de inaugurar el Centro Regional, donde actualmente funcionan todos los niveles de la enseñanza secundaria, incluyendo la del Profesorado Normal.
CORRELIGIONARIOS Y CORRELIGIONARIAS:
En un continente estremecido por el terrorismo y la subversión, el Paraguay ha sabido mantener incólume la paz pública, que es nuestro orgullo. Las tentativas por quebrar esta paz, sean por causas internas o externas, han merecido nuestro unánime repudio. La firmeza moral del pueblo y de las Fuerzas Armadas es dique de contención contra las infiltraciones clandestinas del anti patriotismo. La granítica unidad de la Asociación Nacional Republicana, Partido Colorado, siempre fue es y será un baluarte cívico contra acechanzas extrañas a nuestro estilo cristiano de vida, a nuestra soberanía y a nuestra democracia.
Para mantener en alto nuestros ideales nada mejor que recordar nuestro pasado de glorias y nuestro presente de fecundas realizaciones. Nuestro pensamiento político es una sólida línea de fidelidad al Paraguay, a sus instituciones republicanas y a la bandera tricolor. Jamás nos desviaremos de la caudalosa corriente que nace de las entrañas del patriotismo, que tiene en Cerro Corá a la cumbre más luminosa y en el Mariscal Francisco Solano López y el General Bernardino Caballero a sus paladines más excelsos.
Con profunda emoción saludo a todos los combatientes que se batieron con gloria en la Guerra del Chaco, y que sobreviven a sus épicas hazañas y merecen nuestra constante preocupación por su destino y nuestro respeto más acendrado como reliquias vivientes.
Vibra mi corazón de unión patriótica cuando contemplo aquí a tantos familiares de los combatientes muertos heroicamente en la campaña chaqueña, que tienen el honor de que por sus venas corra la misma sangre que corrió por la de aquellas que perdieron la vida por la Patria.
Los valientes guerreros que murieron en defensa de la Soberanía Nacional tienen y tendrán siempre la veneración del pueblo paraguayo.
Como el mejor homenaje tributado a la memoria de tantos héroes inmolados en la guerra del Chaco estamos empeñados en realizar positivas obras de progreso para la Nación.
COLORADOS Y COLORADAS:
Teniendo presente el sagrado deber que surge de mi investidura Constitucional, me honro en proclamar desde esta alta tribuna del pensamiento republicano mi voluntad indeclinable de seguir sirviendo al pueblo paraguayo con todas las energías de mí alma.
Todo lo que hagamos en bien por la Patria lo haremos para honrar nuestra condición de Colorados. Hoy que las masas ciudadanas de la gran Asociación política, Partido Colorado, se movilizan en toda la República para engalanar con su presencia los símbolos sagrados del Paraguay en esta campaña preparatoria de las elecciones generales a realizarse el 11 de Febrero de 1973, tenemos la satisfacción de sentirnos fervorosos mensajeros de los pensamientos del General Bernardino Caballero, en cuyo noble espíritu nos inspiramos para proseguir sin pausas en trabajar por la grandeza nacional, con la vista puesta en Dios y en la Patria.
Exhorto a todos los Colorados del Floreciente Departamento de Itapua, hombres y mujeres, a cumplir con su irrenunciable deber cívico de votar en las urnas comiciales, en la fecha que se avecina, con viva sentimiento de amor a la tierra que nos vio nacer para defender con todas las energías, la paz, la justicia y la democracia.
Agradezco a todos los colorados y a todas las coloradas por su presencia en este grandioso acto de afirmación del coloradismo eterno y recibo con viva emoción las demostraciones de afecto y simpatía con que en mi persona honráis a la Nación paraguaya, destinataria final de nuestros desvelos y de nuestros sacrificios.