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  CLAUSURA DE LA CAMPAÑA ELECTORAL - ASUNCIÓN, 1973 - Discurso de ALFREDO STROESSNER


CLAUSURA DE LA CAMPAÑA ELECTORAL - ASUNCIÓN, 1973 - Discurso de ALFREDO STROESSNER

CONCENTRACIÓN COLORADA DE CLAUSURA DE LA CAMPAÑA ELECTORAL,

EN LA PLAZA JUAN DE SALAZAR DE ASUNCIÓN,

EL 7 DE FEBRERO DE 1973

 

DISCURSO ALFREDO STROESSNER

EL CANDIDATO DEL PARTIDO COLORADO A LA PRESIDENCIA DE LA REPÚBLICA

POR EL PERÍODO 1973 - 1978

 

GENERAL DE EJÉRCITO ALFREDO STROESSNER

 

Se dirige al pueblo en la Gran

Concentración Colorada de Asunción

el 7 de Febrero de 1973

 

CUADERNOS POLÍTICOS Nº 24

Publicaciones bajo la Dirección de la

Junta de Gobierno

 

ASUNCION - PARAGUAY

1973 (13 páginas)

 

 

 

            CORRELIGIONARIOS – CORRELIGIONARIAS:

 

            Con este acto partidario de extraordinario relieve, culmina, exitosamente la campaña electoral del Partido Colorado, con motivo de los comicios del 11 de Febrero próximo.

            Nuevamente se evidencia en esta concentración el incomparable espíritu de las fuerzas republicanas que en todas las reuniones cívicas llevadas a cabo fue trasunto de la vocación democrática y del amor a la Patria de un partido surgido para honrar las glorias nacionales y para ser emblema de redención social, económica y cultural del pueblo paraguayo.

            La Capital de la República vibra hoy al calor de los ideales eternos del Coloradismo, con cuyo potencial nos hemos lanzado a la lucha cívica con el corazón lleno de fervor y entusiasmo.

            Este sitio es un hito señero de nuestra historia porque aquí se fundó la Ciudad de Nuestra Señora Santa María de la Asunción, el 15 de Agosto de 1537, punto de partida del luminoso destino del Paraguay y donde ahora se levanta la voz firme y sonora del glorioso Partido Colorado para expresar las inquietudes más genuinas de la Nación, en estas horas trascendentales que nos toca en suerte vivir.

            En una democracia, las urnas son un desafío. Nosotros hemos aceptado ese desafío como corresponde a una Asociación política que respeta como postulado sagrado el principio de la soberanía popular, fuente única de la legitimidad del poder que reciben los Gobernantes. Todos los colorados y Coloradas del país supieron movilizarse, respondiendo a un íntimo llamado de su propia conciencia ciudadana y acudieron a los eventos partidarios organizados con un despliegue elocuente de sus energías espirituales y morales, para dar testimonio de sus convicciones en favor de la paz, la prosperidad y la libertad que son los grandes valores que presiden hoy la vida nacional y que deben seguir imperando para que nada ni nadie detenga la grandeza de la República.

            Los Colorados sentimos y comprendemos en su verdadero alcance la misión nacional que el destino nos ha asignado. Tenemos una acerada voluntad y un patriotismo insobornable para trabajar por la causa suprema de la felicidad del pueblo, sin desfallecer ni sufrir la mengua de nuestras fuerzas anímicas. Contamos con un rico ideario, con brillantes tradiciones y con el digno ejemplo del Fundador de nuestro Partido, el General Bernardino Caballero, como permanente inspiración para extraer de ellos más y más energías destinadas a servir con dinamismo, eficiencia y constancia las justas aspiraciones populares, en esta época del reencuentro de la nacionalidad con sus mejores atributos de dignidad y decoro y de definitivo triunfo de la paz sobre la anarquía y del progreso sobre el atraso y la incuria.

            La democracia tiene en el Coloradismo a su mejor garantía. Los ecos triunfales de las concentraciones realizadas en Ciudades y pueblos de la República, jamás serán olvidados por la enorme masa de correligionarios que se dieron cita en todas ellas, como un compromiso de honor que merece incorporarse a las glorias del Partido fundado por el paladín de la guerra y de la paz, el General Bernardino Caballero.

            En esta hora jubilosa en que se clausura esta dinámica campaña electoral iniciada con ánimo de paz y cumplida con extraordinaria puntualidad, disciplina y entusiasmo, estamos en condiciones de afirmar que en el Paraguay mi Gobierno ha procedido a abrir una nueva era democrática, asociada a la evocación de las glorias de la Patria, a las positivas y concretas realizaciones de nuestro presente y a las firmes esperanzas que depositamos en el porvenir.

            Podemos expresar que la tarea cumplida en las visitas al interior del país ha sido fructífera. Ha servido para evaluar toda la obra de mi Gobierno y para señalar las obras del futuro en consonancia con los ideales que inspiraron en su hora a nuestros Próceres y que dieron jerarquía moral a los sacrificios de nuestros héroes, como José Gaspar Rodríguez de Francia, Carlos Antonio López, Francisco Solano López y Bernardino Caballero.

            Las amplias exposiciones que hemos realizado ante miles y miles de Colorados y Coloradas constituyen documentos para la historia y servirán como guías a las nuevas generaciones, anhelantes de cambios y transformaciones sociales acorde con la altura a que ha llegado la ciencia y la técnica en nuestro tiempo.

            Ciertamente la democracia requiere cuidado y un constante perfeccionamiento. El Coloradismo ha sido, es y seguirá siendo el abanderado del ideal de paz y justicia, sin el cual la democracia se torna un mero enunciado sin contenido real. Cada concentración cívica ha llenado de resplandores optimistas a los espíritus de los ciudadanos dispuestos a seguir trabajando por la grandeza de nuestra Patria.

            Marchamos unidos, todos los Colorados y los habitantes de buena voluntad que nos acompañan en esta cruzada de la democracia nacional, hacia las conquistas de más obras de progreso para beneficio del pueblo.

            Somos un país con un futuro cada vez más promisor. En otros términos, somos un país con un pasado de glorias, con un presente de realizaciones y con mucho porvenir.

            El Coloradismo es el misionario de las grandes fuerzas espirituales que forjaron nuestra Epopeya. Es el insobornable centinela que vela para que las magníficas tradiciones de la raza no sean traicionadas por los logreros que nunca están conformes con lo que se está haciendo y que son críticos implacables por lo que se hace sin haber ellos jamás hecho nada por la causa nacional.

            Seguiremos firmemente comprometidos con la causa del bienestar del pueblo, destinatario de todos nuestros desvelos para que alcance el nivel de vida a que aspira legítimamente. Hemos creado las condiciones propicias para que el hombre de nuestra tierra disfrute de los beneficios de la civilización y de la cultura, para que ejerza con plenitud los derechos que le acuerda la Constitución Nacional y para que viva y trabaje, dentro del marco de las garantías establecidas por las Leyes que rigen en la República.

            A la familia paraguaya le hemos dado el clima de paz y de concordia, sin el cual quedaría bajo el peligro del desquiciamiento moral, de la zozobra espiritual, de la incertidumbre y de la frustración. Con la práctica de sus derechos civiles y políticos, que son una conquista del Coloradismo en el Poder, la mujer se ha ubicado en un plano de igualdad y de justicia que su dignidad reclamaba y que le ha permitido una más amplia y efectiva participación en las tareas vinculadas con la marcha de la sociedad y del Estado, con el despliegue libre de trabas de sus aptitudes y capacidad para auspiciar y ejecutar iniciativas de interés patriótico, humano o social.

            La Revolución pacífica que está en marcha, ha ganado para el trabajador la posibilidad de una vida con libertad, felicidad y justicia. Las Leyes vigentes en materia laboral y del Seguro Social se inspiran en los más avanzados conceptos elaborados para proteger al obrero y para defender su derecho a un trabajo remunerado con un criterio justo.

            Es nuestro propósito seguir sumando realizaciones y medidas en directo beneficio para los trabajadores de la Patria, que con su esfuerzo, su entusiasmo y su abnegación están contribuyendo a edificar la grandeza nacional. Mi Gobierno persistirá en sus afanes por ver concretados los postulados de la justicia y en ese objetivo será preciso que los empresarios amplíen su colaboración, bajo el signo de un espíritu equitativo y en la seguridad de que con la justa distribución de la riqueza se consolidan la paz y la armonía, así como se sirve al ideal de un país con oportunidades de progresar para todos quienes están animados de buena voluntad.

            Concebimos la democracia como una doctrina en la que es preciso conciliar el pensamiento con la acción. Un paso significativo consiste en que mi Gobierno ha logrado superar el mero verbalismo con que los opositores acompañaban sus visitas al interior del país, sin ofrecer el fruto del trabajo individual y colectivo como la más elocuente demostración del patriotismo. Las once concentraciones en Ciudades y pueblos del interior me han permitido contactar directamente con la enorme masa de Correligionarios que se dieron cita en los sitios previamente seleccionados con un itinerario puntualmente cumplido.

            Los correligionarios en forma excelente y correcta, respondieron al llamado de las autoridades partidarias, como un solo hombre, con una sola voluntad, como un solo e inmenso corazón republicano, vibrante de sanas emociones al conjuro del amor a la Patria.

            No ha habido contratiempos suficientemente poderosos como para vencer la noble voluntad del Partido Colorado, movilizando como entidad cívica al servicio de la paz y del pueblo paraguayo, en una campaña electoral con      proyecciones favorables para el futuro de la Nación.

            En nuestras reuniones ha triunfado el sentido de responsabilidad y la vocación de progreso. La violencia no ha tenido ocasión de aflorar. El indeclinable entusiasmo cívico ha señalado ante propios y extraños, el espíritu de fiesta con que desde los más apartados lugares del país han concurrido a la cita de honor quienes por sentirse profundamente Colorados se sienten auténticamente paraguayas, dispuestos a poner sus músculos, sus nervios y su recio espíritu para apoyar la evolución social, política y económica reclamada por los nuevos tiempos.

            Todos los factores han sido tenidos en cuenta por mi Gobierno para el progreso y la defensa del Paraguay. La empresa en que estamos empeñados los Colorados ha hecho suya la tradición de nuestros mayores, el sacrificio            de nuestros Próceres y el heroísmo del saldado guaraní.

            He prometido estar en la paz a la altura de esa tradición, de ese sacrificio y de ese heroísmo.      Con esos antecedentes alentadores y estimulantes del pasado, hemos tenido y tenemos el orgullo de forjar el presente de realizaciones y nos esforzaremos aun más en el futuro para hacernos dignos del afecto, la consideración y la amistad que nos brinda el pueblo paraguayo.

            Nuestro quehacer gubernativo está patente en las obras ya realizadas y en nuestros emprendimientos futuros. Más que prometer, sabemos cumplir. No aceptamos como nuestros los principios foráneos incompatibles con nuestra idiosincrasia ni nos sometemos a extrañas ideologías, al margen de nuestra sociedad paraguaya, cristiana, profundamente generosa y humana.

            El Coloradismo demuestra ser fórmula eficaz y necesaria para encarar el progreso del país con fe en la capacidad creadora de nuestro pueblo y con clara conciencia sobre la integridad de nuestra soberanía y un alto sentido de justicia.

            Cuando hablamos de desarrollo, hablamos del bienestar del hombre, con sentido de Patria, Libertad y Progreso.

            Somos un Partido con pensamiento y corazón abiertos hacia las legítimas inquietudes de los tiempos que corren, que sabemos captar para que los sectores populares logren alcanzar más altos niveles en materia de educación, de salud, de viviendas, de alimentación. El carácter revolucionario de nuestra acción gubernativa radica precisamente en ese empuje incontrastable con el que removemos y vamos superando los obstáculos que pretenden frenar o disminuir el ritmo con que avanza el desarrollo social, económico y cultural del país. Y el pueblo sabe que no nos amedrentan las dificultades, que las venceremos sin ostentaciones, para plantar en reemplazo de los escollos superados, los hitos de nuestro resurgimiento, que ofrendamos a la Nación.

            Estoy convencido de que la campaña electoral que hoy culmina en la ilustre Ciudad de Nuestra Señora Santa María de la Asunción, Capital de la República, ha fortalecido al Partido Colorado, ha dado relevancia a la democracia americana y ha honrado al civismo de nuestro pueblo.

            Hemos creado un ambiente de confianza en nuestras propias fuerzas y en  nuestra paz. Nadie puede negar que existe en las Ciudades y en el campo un firme optimismo con relación al futuro. Trabajar por la Patria, la sociedad y la familia es un lema que enarbolamos, desterrando los egoísmos y los males del pasado.

            Para asegurar el progreso moral y material de la Nación contamos con el glorioso pueblo paraguayo, con sus inagotables energías, con su entusiasmo y con su fe, atributos que fueron decisivos en los momentos cruciales de nuestra historia.

            Mediante una acción sistemática en permanente contacto con el pueblo y con los problemas nacionales, vamos utilizando los recursos naturales. Pondremos toda nuestra voluntad para la mejora de los transportes y las transmisiones internas e internacionales. Seguiremos construyendo escuelas, liceos, colegios, caminos, puentes, viviendas, hospitales. Construiremos el Puente sobre el Río Paraguay, con la importante cooperación de la Madre Patria. Nos abocaremos a la construcción de una gran usina hidroeléctrica en el Río Paraná con la cooperación del Brasil. Seguiremos adelante para la construcción de la importante usina futura de Yasy-Reta, con la cooperación de la Argentina. Pondremos todo nuestro empeño para que se concrete la Ruta que unirá Encarnación con la Ruta que une Coronel Oviedo con el Puente de la Amistad que está tendido sobre el Río Paraná.

            El futuro Gobierno nos tendrá por su más firme artífice. Los cambios y transformaciones que se precisan continuarán desenvolviéndose bajo el signo alentador de la paz que tiene en el pueblo a su principal custodio. El país se siente seguro y optimista en la senda de la legalidad y del orden. Quienes quieran volver a los tiempos del atraso, están y seguirán estando solos, condenados en su postura antinacionalista y abandonados a sus sueños de dominación por el camino de las maniobras arteras y de la traición a los intereses superiores de la Patria.

            Pondremos toda nuestra voluntad para que el Paraguay mantenga la estabilidad monetaria.

            Nos proponemos fomentar en el porvenir más industrias con vistas a utilizar la energía proveniente de las usinas a construirse.

            Así como mi Gobierno no perderá de vista la explotación cada vez más intensiva de nuestro suelo, no descuidará el dominio creciente de nuestros ríos, con medidas de dragado de los pasos difíciles, el balizamiento y la instalación de Puertos confortables, para facilitar la operación de carga y descarga de mercaderías y productos en las unidades de la Flota Mercante del Estado. Contamos en la actualidad con un Dique Seco y un Dique Flotante, que serán utilizados para la reparación y el mantenimiento de nuestras naves, con ahorro de divisas y con empleo de mano de obra nacional.

            Es mi propósito de que en el próximo período Presidencial llevaremos más ayuda a través del Banco Nacional de Fomento al campo para seguir extrayendo de nuestra tierra los frutos que puede producir, a través del empleo cada vez mayor de implementos y maquinarias agrícolas. El Paraguay hace descansar su economía sobre la ganadería y la agricultura y estaremos presentes allí donde sea posible dar un salto adelante en ese campo. Está presente en nuestra mente la imagen del agricultor al que seguiremos prestando una ayuda constante y cada vez más racional con miras a intensificar los cultivas de caña de azúcar, soja, algodón, trigo, arroz, poroto, maíz, frutas, hortalizas y otros productos del agro que en nuestro país produce con excelente calidad.

            Impulsaremos la Reforma Agraria buscando para el campesino paraguayo la felicidad que merece. Crearemos más Colonias bajo el pensamiento de que en el Paraguay la tierra es de quien la trabaja.

            Estamos ciertos de que en el futuro se concretará el espíritu filantrópico que es un deber y una necesidad de nuestros tiempos. Deseo señalar que hace unos días hemos inaugurado en la Ciudad de Itá un moderno Colegio Nacional, que es un aporte voluntaria del Señor Lázaro Morga, con cuya generosa disposición y con el aplauso de todos, la juventud podrá contar para sus estudios con un local apropiado con un costo de Gs. 16.000.000.

            Resulta interesante considerar que en el porvenir las Ciudades y localidades ubicadas próximas a la Capital, cuenten con más viviendas, más electricidad, aguas corrientes, más comodidades para evitar el congestionamiento de Asunción en rápido crecimiento.

            Nos empeñaremos en terminar el tramo del camino que unirá la Ciudad de Concepción con Pozo Colorado en el Chaco dando satisfacción a un vivo anhelo de la zona norte del país de comunicarse por tierra más rápidamente con la Capital de la República a través de la Ruta Trans-Chaco.

            Insistiremos en el futuro para que se practique la política de la reforestación, con miras a paliar los funestos efectos de la tala indiscriminada de bosques.

            El desarrollo de nuestro país depende de la paz. Al invocar esta paz, estamos decididos a emprender en el futuro nuevas obras de progreso y el pueblo puede seguir confiando en nuestra capacidad de realización.

            Mi Gobierno prestará la mayor atención a los ex-combatientes de la Guerra del Chaco que supieron cumplir con la Patria en horas de dura prueba para el destino nacional, con heroísmo ejemplar. El Paraguay les debe la defensa firme de su soberanía y de su honor al impulso de un noble ideal patriótico que les daba coraje y voluntad en las largas jornadas de la cruenta lucha. Frente a la admiración que produce aquella Epopeya de sangre y fuego, ratificamos nuestra decisión de seguir atendiendo las necesidades y anhelos de los bravos defensores de la integridad territorial.

            Me place destacar que las Fuerzas Armadas de la Nación cumplen su misión de custodios de nuestra soberanía, con patriotismo, eficiencia, capacidad y acrisolada dignidad. Su actividad no se limita únicamente a las funciones específicas que le asignan la Constitución Nacional, ya que nuestras Instituciones Armadas también ofrecen su contribución altamente positiva y solidaria a la empresa del bien común, participando en la realización de obras públicas, ayudando a la sociedad en sus afanes de progreso.

            Entre las Fuerzas Armadas y el pueblo hay identificación plena de sentimientos, convicciones y anhelos. Un mismo ideal de Patria, de libertad y justicia los une indisolublemente. No podría ser de otra manera, porque los hombres que han elegido la carrera de las armas proceden de las entrañas de ese pueblo y, por consiguiente, están consustanciados con sus inquietudes y esperanzas. De ahí que será inútil atentar contra esa granítica unidad. Las Fuerzas Armadas del Paraguay saben que su deber supremo es ser leales a la Nación y la Nación está segura de que sus soldados jamás traicionarán su causa para servir designios antipatrióticos o anti populares. En ese pensamiento y voluntad comunes tiene nuestra paz su garantía más firme, nuestra independencia su respaldo más sólido y nuestro desarrollo su impulso más vigoroso.

            Nos dedicaremos desde el Gobierno a una mejor organización de las gloriosas Fuerzas Armadas de la Nación.

 

            CORRELIGIONARIOS:

 

            Nuestra democracia se prestigia con la conducta del Coloradismo, que se apresta a concurrir a las urnas, sin pactos ni componendas, ni combinaciones con agrupación política alguna de la oposición. Nuestro Partido no recurre a desesperadas maniobras para tratar de ganar adeptos.

            El Partido Colorado acepta el desafío de los comicios con unidad y disciplina, libre de todo compromiso que pudiera echar sombras sobre su fidelidad a los intereses del pueblo.

            Los Colorados nos disponemos a ejercer el derecho al sufragio con profundo sentid de responsabilidad, conscientes de que estará en juego el porvenir de la Patria. Tenemos suficiente poderío humano y espiritual para ganar las elecciones honrando al civismo paraguayo, que exige una categórica definición que no podrá ser nunca el voto en blanco, signo de manifiesta irresponsabilidad ciudadana, de carencia de fe en la democracia, de desprecio de una soberana función pública.

            El Coloradismo tiene en cada corazón republicano un baluarte inconmovible de las glorias y de las esperanzas de la Nación. Sabremos cumplir con nuestro deber en las elecciones del domingo próximo con una nueva y resonante victoria de nuestro Partido. El acontecimiento tiene proyecciones históricas, porque se trata de decidir el futuro de la Nación. Con nuestras convicciones por bandera y nuestro voto por arma, debemos ejercer el derecho al sufragio que a la vez comporta una obligación ciudadana para asegurar la prosecución de la obra de paz y de progreso que estamos ejecutando, en un ambiente favorable para toda iniciativa y todo emprendimiento que busca la felicidad del pueblo.

            Rindo mi emocionado homenaje a todos los colorados que murieron y brindaron sus sacrificios por los ideales que enarboló como bandera el General Bernardino Caballero y exhorto a todos mis correligionarios a seguir fielmente su honrosa conducta partidaria, con honor y dignidad.

 

            CORRELIGIONARIOS:

 

            Les agradezco con emoción profunda esta gigantesca demostración de simpatía y apoyo a mi persona, en presencia de la nueva y alta responsabilidad que he asumido para satisfacer así un pronunciamiento claro y espontáneo del pueblo Colorado a través de sus Convencionales. De todos los puntos geográficos de la República me ha llegado el aliento de mis correligionarios que han venido a robustecer mi voluntad para seguir poniéndola al servicio de nuestra Patria.

            El 11 de Febrero de 1973 el Partido Colorado alcanzará con su fervorosa mayoría un gran triunfo que lo ofrendará a toda la Nación. El Coloradismo es y seguirá siendo el baluarte del progreso y de la democracia en el Paraguay.

 






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