LA EPOPEYA DE IRALA , MIGUELÍN , ADIOS A MI COLEGIO ,
ASUNCIÓN , MI PAGA LÍRICA , SONETO DE MI CLASE ,
TERCETO , MI PRIMAVERA CANTA , PAPÁ
Poesías de ROSA ISABEL ROJAS SILVA CUBAS DE MORALES PEÑA
(1939 - 1967)
LA EPOPEYA DE IRALA
Don Domingo Martínez de Irala,
Capitán de los tercios de España:
Si tu nombre es antiguo,
hoy nos habla de cerca,
porque fuiste el primero que amasó nuestra Patria.
Con la soberbia hispana;
-más dura, -que tu acero
soñaste hollar un reino
donde el oro y la plata se te diera de lleno;
y tras tu vano sueño
corriste a, la ventura ... ¡señor aventuroso!
Remontaste los ríos
y fundaste cien puertos,
dejando en cada uno una pregunta ansiosa,
una fecha y un nombre,
y la fiebre sedienta de. correr tierra adentro.
¡Capitán de aventuras!
¡Hispano aventurero!
El quebrachal del Chaco se hizo césped
para dejarte paso.
Y al llegar con tu hueste
donde el oro y la plata dormían a flor de tierra,
como un rayo cayó sobre tu ensueño
la voz del Inca sometido, hablándote.
El sonoro lenguaje de tu idioma ...
nunca se oyó con tanto desencanto
una lengua maternal!
De ensueños rotos y amargadas penas
cebaste el primer mate
con que pasar tus siestas asunceñas.
Y allí hallaste al plata de un río.
Y la amistad del vario agradecido;
oro en la placidez de un pueblo nuevo
que contigo aprendió no ser vencido.
Y un imperio ...
¡Un imperio de amor entre los brazos
de la india enamorada que te quiso. . .!
Y el amor, y el dolor y la altivez,
y el desencanto muerto en la nostalgia
de la tierra lejana;
y el valor, la osadía, la intrepidez
de tu linaje de la patria hispana,
volcaste en la redoma
donde la india
había puesto su sangre, sus costumbres
y su palabra guaraní que tiene,
porvenir de milenios, voz de Patria.
¡Así se hizo el milagro!
y fuiste tú el primero
que quedó con nosotros para siempre,
Don Domingo Martínez de Irala,
Capitán de los tercios de España,
¡Señor Aventurero enamorado
que en nuestras indias engendró la Patria!
(Concursos de Institutos Secundarios)
1er. Premio, Col. Dante Alighieri
MIGUELIN
Yo te hice con mi sangre,
yo te hice con mi carne,
yo te hice con mi fe
y la simiente de mi amor más puro.
¡hijo mío!,
inquieto pedacito de carne
que eché al mundo
para que seas
mi vengador del tiempo y de la muerte ...
porque yo he de seguir
viviendo en ti, chiquillo,
mirando con tus ojos,
queriendo con tu sangre,
sufriendo con tu carne
y esperanzada en todos tus anhelos ...
Mira:
cuando la vida te convierta en hombre,
quiero que seas:
valiente, como el abuelo de tu nombre primero;
recto, como el abuelo de tu nombre segundo;
lleno de fe, como el Beato de tu nombre tercero;
Miguel, Hermógenes Roque...
Para mí,
tan sólo Miguelín.
Miguelín de mi sangre,
Miguelín de mi carne,
Miguelín del milagro,
Miguelín de mi amor ...!
Miguelín de mi vida ... !
¡Hijo mío,
Perfume de mi rosa
que se va marchitando ...
Encarnación, 1966
ADIOS A MI COLEGIO
Como a los dedos de una misma mano
os veo compañeras,
en esta hora de la despedida:
unidos para toda gestación de lo humano,
solidarios, señeros
en la lucha por todo noble ideal de la vida;
y cerrados, violentos, como un puño agresivo,
contra el mal y la envidia
y las redes infames que teje la perfidia
y el odio corrosivo.
Así, como los dedos de esta mano que agita,
trémula de emociones,
la imagen de un adiós que se pierde en el viento,
mientras en nuestros labios una sonrisa grita
la fingida alegría de nuestros corazones
en esta hora del desprendimiento.
¿Quién será, de nosotros, el pulgar laborioso?
¿Quién el índice altivo, que señala caminos?
¿Quién el mayor que a todos nos ampare gozoso?
¿Quién llevará al anillo de boda en su destino?
Yo sé que a mí me toca la pequeñez sencilla
del meñique que pasa inadvertido;
pues nací para un mundo que es todo maravilla,
un mundo que ha surgido
del "fiat" milagroso de la poesía,
que da alas a los ojos,
luz a la fantasía
y endulza las palabras en nuestros labios rojos.
Me siento a vuestro lado
como la más pequeña compañera,
que en vez de abrazos, os ofrece versos
Que cada uno brinde lo que cosecha en su era:
yo la sembré de ensueños y cariños dispersos
¡y mirad lo que han dado!
Esta mano, que agita su adiós, tan suavemente,
con dedos empalmados en el mismo Colegio,
como gajos fecundos de una sola raíz,
que acaricia en imagen las fiebres de mi frente
y que nace al mismo tiempo, por raro sortilegio,
que me sienta tan triste y tan feliz!
Triste, con la tristeza que nos dejan las cosas
en las cuales pusimos un poco de emoción,
cuando nos separamos de ellas y del corazón
nos recuerda que "tienen sus espinas las rosas . . ."
cuando, como en esta hora que con ansias vivimos
no sabemos, de cierto, si reír o llorar:
riendo la alegría de nuestro germinar
o llorando la pena de saber que partimos.
Pienso que en esta hora se ha detenido el tiempo
y nos dice en silencio: ¿Adónde vais?",
que el futuro nos grita: "¡Adelantad contentos!"
y nos ruega el recuerdo: "¿Por qué no me esperáis?"
Y paseo los ojos por el viejo Colegio
-¡paso de terciopelo de rincón a rincón!-
en cada uno queda, esperando, un recuerdo,
y en cada uno de éstos, algo del corazón.
Y se van dibujando, salidos de la sombra,
contornos de figuras que forman en alud!
sueños, ansias, fracasos, inquietudes y llanto,
éxitos, alegrías, travesuras ... y el canto
que rimaron dos almas en plena juventud
con el primer cariño, que ahora ni se nombra.
¡Mi querido Colegio! Al dejaron, yo siento
que se deshace en llanto mi emoción;
que mientras me voy yendo, de momento a momento,
tu recuerdo se torna, en mi alma, devoción.
Quisiera retenerte
cantar con alegría tu nombre en mi voz,
y al tener que dejarte y al tener que perderte
te imagina cual palma de la mano en mi Adiós...
Cual palma dadivosa
de la que somos dados; que a todos nos unió
en la unidad simbólica de una mano afanosa
capaz de sembrar lirios de amor en cada cosa
y perfumar la vida con una bendición.
Donde quiera vayamos,
donde quiera la vida nos depare un sitial,
sabrás, viejo Colegio, que os amamos,
¡que nunca haremos mal!
Volveremos a verte en días no lejanos
tal vez después de mucho andar
y dejar en la vida muchos ensueños,
el suave reposo de tu patio a buscar.
Y al escuchar el eco de otras voces, creeremos
que su alegría sonora, su risa, su inquietud;
son las que ahora dejamos, son las que ahora perdemos:
¡el divino tesoro de nuestra juventud!
Cerraremos los ojos por cubrir la emoción,
-la emoción que nos quiere como un dardo de fuego-
y brotara de lo hondo de la imaginación.
toda mano suave que nos dice: "Hasta luego . . .",
y luego une sus dedos en actitud de ruego
y esboza una caricia como una bendición ...
Volveremos a abrirlos y, en medio del arpegio
de las alegres voces, diremos, "Mi Colegio,
aquí de nuevo estoy. . ."
(Colegio Dante Alighieri)
ASUNCIÓN
¡Asunción, Asunción ... !
Déjame que pronuncie tu nombre como un rezo;
déjame que lo goce como se goza un beso
que me mantiene oculto dentro del corazón.
Hermana confidente de mis emociones
¡Cómo no he de cantarte!
si en tus calles tranquilas,
aprendieron a ver, húmedas, mis pupilas,
el trueque milagroso de una pena en canciones;
si bajo el manto suave de un cielo milagrero,
escuché en tu silencio, plateado por la luna,
mi juventud ansiosa musitarme, una a una,
las palabras sin nombres de mi verso primero ...
¡Así aprendí a quererte!
Contemplándote a solas mientras todos tus hijos se dormían cansados
y llené mi alma núbil con la visión de ver
cortejada en la música de tus enamorados
que a la sombra lunar de tus viejos balcones
enhebran la poesía de sus dulces canciones
en los ojos de luz de tu cielo estrellado.
Me enseñaste a cantar ...
Llenaste mis suspiros de aromas jazmineros ...
Me enseñaste a soñar ...
bajo el fiel testimonio de tu blanco lucero . . .
Y a esperar las mañanas con un beso en el alba
y dos negras ojeras enmarcando la dicha
de saber que eras mía ...
y para ti sería
mi canción asuncena.
¡Asunción, Asunción!
Déjame que pronuncie tu nombre como un rezo;
déjame que lo goce, como se goza un beso
que me mantiene oculto dentro del corazón.
MI PAGA LÍRICA
De sueño en sueño se me corre el tiempo
y la dulce inquietud que me adormece
hace que, al punto que mi ensueño crece,
la realidad se escapa y no lo siento.
Amando el verso y la palabra suave
cultivo la belleza del lenguaje
porque siento que mi alma es el ropaje
del sentimiento alegre triste o grave.
Si escribo o canto, es que oigo que me canta
la pena, la alegría o la esperanza
y, escuchándolas, yo la pluma muevo.
SONETO DE MI CLASE
(Colegio Dante Alighieri)
Ha quedado la clase silenciosa
para hacer un soneto. Calla Rita,
la parlanchina, mientras fuera, grita
una mujer que vende cualquier cosa.
Nora pone una cara de estidiosa
y en Inglaterra, acaso, ahora medita;
en tanto Sacco de su banco quita
un lápiz rojo con la punta rota.
Cardozo "se patea por la lengua"
María Cristina se hace la uruguaya
y mi entusiasmo en el soneto mengua.
Al ver cómo Cabral, que es tan callado,
con su soneto pronto ha terminado
y a Nelda le hace seña que se vaya.
TERCETO
Aunque pueda yo haceros un terceto
No creáis que sea poeta, profesora;
Lo haré ... sólo por miedo ... o por respeto.
Calificadlo así, buena señora,
ya que por vuestra culpa yo me meto
a hacer lo que no puedo ... por ahora.
MI PRIMAVERA CANTA
¡Jazminero, jazminero,
que llega la primavera!
préstame tu quitasol;
ese, cuajado de estrellas!
Dame esa tu rosa roja,
rosal sobre césped verde;
sé que te ha mordido el sol
que en primavera nos muerde!
Dame tu trino y tus alas,
zorzal de plumaje bello; .
lenguaje Bernal: tu trino;
andar de viento: tu vuelo ...
¿Qué dices, brisa en las frondas?
¿Qué dices rayo de sol?
¿Qué murmuras, fresca fuente?
¿Qué miras, clavel punzó?
La Primavera ha llegado,
con primavera el amor. . .
Mi juventud vuela, vuela,
tras una nueva ilusión ...
De la mano de mis sueños,
déjame andar, corazón:
me besó la primavera
y me dijo: "amor", "amor"
y al gozar de esta pena que me mata,
voy sintiendo que en ella se desata
mi poesía con unción de ruego.
Porque eso es mi poesía:
una ínfima plegaria que yo vuelco en la vida;
y por eso me olvido
de Moratines, Lopes y Fray Luises
y escucho sólo lo que mi alma dice.
Corolario: no sé "literatura" ... ;
apenas sé cantar como una alondra
de que el mando se achique a tal altura.
Si esto es moneda buena
para ser académico, yo os pido:
"En el arte la nota,
no se nota ...
sino suena".
(Colegio Dante Alighieri)
(Ingreso a la Academia Literaria del Colegio)
PAPÁ
¿Cómo pudo el Señor herirte
allí donde te hirió, papá?
allí en el corazón,
si El sabe que eres todo bondad?
¿Quiso, tal vez, hacerte
partícipe de Su propio dolor?,
de ese dolor de alma
que se desangra en el corazón?
Al verte así en tu lecho
con tus ojos mojados de cariño,
mirar lejos, muy lejos,
como mirando el tiempo,
tuve miedo, papá,
y me puse a rezar:
"Déjalo con nosotros
todavía muchos años; Señor,
para que así gocemos
con su amor,
que es Tu amor.. "
“¡Oh, Jesús Señor Nuestro!
déjanos a papá,
no lo hieras de muerte mi Dios ...
si sé que lo has herido
sólo para que sepa
cómo es de frágil, en nuestra vida,
todo humano corazón..."
Montevideo, 1962
Fuente:
EL PARMASO GUAIREÑO
Obra de ROMUALDO ALARCÓN MARTÍNEZ
Ediciones INTENTO.
Asunción – Paraguay
1987 (1ª edición – 407 páginas)

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ENLACE A DOCUMENTO RELACIONADO:
ANTOLOGÍA DE LA
LITERATURA PARAGUAYA
Editorial El Lector,
Asunción-Paraguay 2004
Edición digital:
.
IMÁGENES DE NUESTRO HERMOSO PARAGUAY

Fotografía de FERNANDO ALLEN