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CELIA RUÍZ DE DOMÍNGUEZ

  LA DANZA - Por CELIA RUÍZ DE DOMÍNGUEZ


LA DANZA - Por CELIA RUÍZ DE DOMÍNGUEZ

 

LA DANZA "SE BAILÓ A TODO TRAPO"  

     

Por CELIA RUÍZ DE DOMÍNGUEZ

 

EI Paraguay, al igual que otros países americanos, recibió del viejo mundo, especialmente en el siglo XIX, innumerables danzas europeas que se bailaron en los más encumbrados salones de la capital. Esta aceptación, sirvió como canal para que más tarde se difundiera por nuestro ámbito popular. Este movimiento produjo transformaciones de naturaleza distintas. En efecto, algunas de dichas danzas se mantuvieron por un tiempo en nuestro país con su forma original europea, pero luego se modificaron con la difusión a nivel popular.

Durante esta asimilación, el pueblo imprimió característica propia de la zona. Esta es la explicación que damos al hecho de encontrarnos con variaciones coreográficas de la misma danza, en regiones diferentes.

En el fenómeno en las transmisiones y retransmisiones, cada transmisor o portador y a su vez cada receptor, se constituyen en nuevos recreadores que ya fueron introduciendo innovaciones, agregando o eliminando elementos. Ponemos énfasis en las opiniones y argumentos aclaratorios de estos conceptos en momentos en que se puede confundir la dinámica del folklore, que constituye un hecho espontáneo, con las innovaciones impuestas por profesionales, las que no pueden considerase como hechos folklóricos.

De la misma manera, encontramos similitud en algunas de nuestras danzas con otros países vecinos. Pero esta circunstancia no anula la tesis de considerarlas como de patrimonio paraguayo, porque nuestros antepasados las bailaron, el pueblo las asimiló y vibró al conjuro de las mismas.

Al hacer un breve análisis de las danzas paraguayas y sus orígenes, debemos contemplar varios aspectos: en primer lugar, el elemento europeo que se halla presente en sus formas; las figuras coreográficas son formas internacionales conocidas, como la cadena, el molinete, las reverencias de los saludos, la forma de filas paralelas o "calle", formación en cuadrilla, en círculo, formación enlazada, como también pasos de vals, mazurca, marcha y otros más.

 

PRESENCIA EUROPEA

 Hemos recibido elementos de diversos países europeos a través de diferentes danzas, pero las corrientes fundamentales que influyeron sobre nuestros bailes fueron la francesa y española. París, que fue centro de la moda en el siglo XIX, recibió las danzas procedentes de distintos países, allí se las arreglaban introduciendo el espíritu francés para luego volver a exportar hacia todo el mundo.

La influencia española también es palpable en nuestros bailes, zapateos improvisados que en nuestro país se da en los toreos de varones, castañeteos de los dedos, denominación de algunas figuras, como "el toreo", denominación de algunas danzas, como Malagueño y la animación con gritos y palmoteos.

Pero como ya hemos mencionado, estas influencias solo de formas, constituyeron elementos que fueron básicos en nuestra danza. A pesar de ese conglomerado de influjos extraños, las danzas paraguayas fueron tomando un sello peculiar, que las convirtieron en nuestras, en todas sus manifestaciones. El criollo paraguayo les imprimió nueva vida, nueva fisonomía y creó con elementos heterogéneos una verdadera obra nacional, reflejo de una gama de emociones que revelan el carácter del pueblo: alegre, chispeante, romántico, melancólico, guerrero, tierno, tímido, agresivo y picaresco, mostrándonos su personalidad polifacética.

Los testimonios sobre danzas que tuvieron vigencia en los siglos anteriores fueron extraídos de datos dados por numerosos viajeros, profesionales extranjeros, historiadores y religiosos que han vivido en el Paraguay y que nos confirman con sus relatos de la práctica de ciertas danzas en nuestro país, aunque no aportaron datos coreográficos. Esa es la razón por la cual en muchos casos sólo nos quedan noticias de su existencia ya que cuando el pueblo abandonó su práctica, se perdieron las coreografías.

Su práctica siguió por mucho tiempo ya que el mismo grupo de Arecayá aún bailaba en 1963, año en que anotamos su coreografía.

Un comentario simpático recogimos del periódico "La Reforma" del 4 de octubre de 1879, que comentaba "...una cuadrilla rusa, en la que hicimos bien triste figura por meternos en camisa de once varas, puso fin a tan agradable reunión".

El Lancero, danza de pareja suelta interdependiente, se ha bailado en nuestro país desde mediados del siglo pasado. Frederick Haven Hensler, quien escribió sobre la música del pueblo paraguayo comenta que El Lancero ha sido un trasplante de la Contradanza Francesa y era muy popular en la época anterior a la Guerra de la Triple Alianza.

 

FIESTAS POPULARES Y BAILES

Existieron varias otras danzas citadas por diversos autores como bailes cuyas coreografías se extinguieron totalmente y que en la actualidad solo se conocen sus músicas, como Mama Kumandá. Según Mauricio Cardozo Ocampo: "Es una de las más antiguas páginas musicales populares del Paraguay. Su ritmo es de la polca syryry, en cuya danza los bailarines semi arrastraban los pies, conforme a la cadencia que tenía". Caledonia, también citada por Juan Crisóstomo Centurión de la época del Mcal. López:

"Los bailes que más se bailaban eran... Caledonia y finalmente Mamá Kumandá. Guaimi Pysape - Tatu - Yagua Ñetuo - La vida del yagua". Aunque estas composiciones en la actualidad, como ya hemos mencionado, se las conoce como músicas, Paulo de Carvalho Neto las incluye como danzas de nuestro país. Too Paraguay- Raído Terere. Citados en un periódico de 1879: "Las fiestas de Luque. Se bailó a todo trapo, danzas nacionales como la Palomita, Too Paraguay y el Raido Terere". 

 

CIELITOS COMPLICADOS

Lauro Ayestarán afirma que la Contradanza dio origen a tres Contradanzas criollas: El Cielito, Pericón y la Media Caña. El Cielo o cielito, danza de pareja suelta Interdependiente, conocida en la zona del Plata en la época de las independencias (1810 y 1811). Carlos Vega afirma que "en 1827 estaba en Corrientes y tal vez en Paraguay...".

Esta danza fue muy difundida en nuestro país, Jorge F. Masterman comenta un baile en la ciudad de Paraguarí realizado en 1864 y dice: "Un gran número de gente, al aire libre, miraba a los que bailaban y castañeaban al compás de las guitarras y arpas que formaban la orquesta. En el momento en que llegábamos, cerca de 20 parejas ejecutaban "el Cielo", danza complicada medio minué, medio vals, que como muchos bailes españoles, se efectúa haciendo figuras y dando majestuosos pasos. Los bailarines cantan al mismo tiempo que llevan el compás de la música, y los espectadores, con intervalos tomaban parte del coro... los que bailaban eran muchos, llegarían a 100; y el espectáculo era realmente encantador. Las paraguayas han heredado de sus madres indias talles finos y flexibles, pasos elásticos y ligeros que las hacen inmejorables bailarinas; me quedé admirado de verlas ejecutar con tanta precisión, ligereza y naturalidad los pasos complicados del Cielo".

El Cielito Chopĩ o cielo Santa Fe, danzas de parejas sueltas interdependientes, que constituyeron los mayores exponentes de nuestros bailes. El pueblo volcó en estas danzas toda su fuerza interpretativa y su creatividad. Estas dos danzas, según relatos, antiguamente se bailaba con la misma coreografía, pero en forma más rápida al llamar Chopĩ y más lentamente para el Santa Fe, al que también se le denominaba Chopĩ remolado.

Durante el toreo de esta danza, los caballeros muestran destreza en sus variaciones y van en pos de la dama que hace gala de su coqueteo y simpatía. En la antigüedad, cuando en una fiesta de baile decaía la alegría o el entusiasmo, se ejecutaba el Chopĩ y salían a bailar numerosas personas. Esto hacía revivir el bullicio y el ánimo de los concurrentes.

Esta danza se deriva del Cielo o Cielito. También existieron otras danzas derivadas como: el Cielo Tacuara, el Cielo Ataque y el Cielo Alegre.

Originalmente los cielos fueron bailados y cantados.

 

LA PALOMITA

Existen varias formas coreográficas con diferentes clasificaciones. La más generalizada es la de pareja suelta interdependiente que se baila de tres parejas con coreografía muy similar a la del Chopĩ. Es danza animada y graciosa donde se imita con el movimiento de los brazos, el aleteo de la paloma.

 

EL LONDÓN KARAPÉ

Danza de pareja suelta interdependiente. Se supone que deriva de una danza londinense llamada " London" y se supone también que fue traída por Elisa Lynch. Posteriormente adquirió formas populares. La característica principal de esta danza es que algunas figuras se realizan en forma acuclillada, quedando los bailarines más bajos o Karapé. La formación para la danza es en círculo, muy diferente a los otros bailes. Esta danza se remonta a la época de los López, se bailaba tanto en los salones oficiales como en las áreas campesinas. Juan C. Centurión la cita entre las danzas más bailadas durante guerra de la Triple Alianza. Se conocen dos versiones que se enseñan en las academias de danzas.

 

LA GOLONDRIANA

Danza de pareja suelta interdependiente, se baila en número de parejas pares. Suponemos que su nombre original fue Golondrina porque en comentarios antiguos figura este nombre. Esto es muy posible dado que muchas denominaciones de nuestros bailes llevan nombres de pájaros. Esta danza es muy atractiva por la variedad de ritmos que posee, desde el saludo ceremonioso, el vals y la mazurka.

Al hablar de la danza paraguaya no podemos dejar de mencionar a la Polca, que es un género musical. Está considerada como baile nacional. Es danza popular, de pareja enlazada y por lo tanto se baila con un paso básico que se repite durante toda la danza, como en los bailes de salón, sin coreografía especial.

Esta danza sigue vigente en el pueblo y es muy animada.

Hemos dado un panorama general de nuestras danzas. Algunas de ellas se han mantenido por mucho tiempo en la práctica popular de donde se extrajeron sus coreografías. Otras, que ya no tenían vigencia, se pudieron recopilar de pequeños grupos folklóricos que aún seguían practicando.

En la actualidad, todas las danzas cuyas coreografías son conocidas figuran en el repertorio de las escuelas de baile y en esa forma académica, se van transmitiendo a otras generaciones la belleza de nuestras danzas.

Portada del Álbum "MOTIVOS SOBRE EL CIELITO CHOPÍ"

de Aristóbulo Domínguez.

Fuente: DICCIONARIO DE LA MÚSICA EN EL PARAGUAY DE LUIS SZARÁN

 

 

Fuente:

ÁLBUM MUSICAL DEL

BICENTENARIO DEL PARAGUAY

1811 - 2011

 

Edición Conmemorativa de la Comisión Municipal del Bicentenario de la Municipalidad de Asunción y la Sociedad Filarmónica de Asunción.

Texto

LUIS SZARÁN, JORGE RUBIANI, CELIA RUIZ DE DOMÍNGUEZ

Diseño gráfica : Celeste Prieto

Impresión : Arte Nuevo

ISBN 978-99953-2-316-5

Asunción. Setiembre, 2010

 

SOCIEDAD FILARMÓNICA DE ASUNCIÓN

Presidenta

Gisela Von Thümen

Vicepresidente

Ing. Ernesto Ayala

Secretario

Ing. Eduardo Felippo

Pro-secretario

Ing. Enrique Lando

Tesorero

Mtro. Luis Szarán

Pro-tesorero

Sr. Jaime Laufer

Miembros

Sra. Valentina Díaz Frenot

Dra. Renate de Diaz Gill

Dr. Jorge Gross Brown

Síndico Titular

Dr. Federico Bartolozzi

Síndico Suplente

Ing. Angel Auad

 

COMISIÓN MUNICIPAL DE FESTEJOS POR EL BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA NACIONAL

Presidente

Abog. Hugo Piccinini

Concejal Silvino Riveros

Concejal Gladys Cattebecke

Concejal Graciela Bernal

Concejal Carlos Galarza

Luis Szarán , José Antonio Fracchia , Fernando Pistilli Miranda

Director Ejecutivo : Dr. Ramiro Domínguez

 

La Intendencia Municipal de Asunción tiene el privilegio de presentar a la comunidad nacional e internacional el "Álbum Musical del Bicentenario del Paraguay (1811 - 2011)". Es el homenaje de la capital del país a una fecha de particular trascendencia que nos recuerda el valor, el patriotismo, la fe en el porvenir, de quienes se alzaron para darnos la libertad.

Recordar tales sucesos con la mejor expresión de nuestra música pretérita, es sin duda, un doble homenaje: al Bicentenario y al arte que mejor ha definido nuestra identidad. El maestro Luis Szarán tuvo a su cargo una rigurosa investigación para desentrañar la enorme riqueza que permanecía a la espera de quien la redescubriera. La comuna asuncena, con indisimulado orgullo, hace posible que desde hoy se pueda revivir en el gusto ciudadano las muestras de las melodías que se han escuchado o danzado en los cuarteles, en los salones, en los actos patrióticos, en el campo, y que han marcado algunas de las más entrañables épocas del país.

Este álbum contiene un pedazo grande de nuestra historia. Cada música recuerda, o describe, un suceso trascendente de los muchos que la ciudad de Asunción ha vivido, gozado o padecido a lo largo de su apasionada y apasionante historia.

He creído que es mi deber apoyar esta iniciativa por tratarse de un hecho histórico -el Bicentenario- y de un hecho artístico singular que se da por primera vez. Por ello, no he escatimado esfuerzos económicos para que la Ciudad de Asunción esté presente, orgullosamente, en los festejos de los 200 años de nuestra independencia.

Espero que el público aprecie, en su verdadero valor, esta expresión artística que hoy lanzamos como otra manera de que el pueblo paraguayo festeje alborozado el Bicentenario de la Independencia Patria.

Abog. HUGO PICCININI

Intendente Interino de la Municipalidad de Asunción

 

 

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La encomiable labor de rescate histórico de la memoria musical en Paraguay, emprendida por Luis Szarán en largos años de paciente empeño, dio como resultado la publicación de obras valiosas que arrojan luz sobre nuestra identidad como país, en una vertiente de la tradición oral que hasta entonces sólo se había estudiado en forma fragmentaria y poco documentada.

La publicación que ahora aparece bajo el título de Álbum Musical del Bicentenario del Paraguay (1811 - 2011), incluye el aporte de otros autores que contribuyen a una aproximación más precisa del ámbito cultural en que dicho género artístico cobró vida y tuvo un considerable incremento.

Así como en las artes plásticas, la urbanización incipiente y en todas las expresiones de las costumbres, el Paraguay vivió en los siglos de la Colonia la asimilación de dos cánones contradictorios: el Renacimiento y el Barroco. Luego del sesgo aristocrático y negador del primero, la Contrarreforma aportó con el Barroco una visión sincrética de las culturas autóctonas y las nuevas corrientes idealizantes de la Europa clásica, expresada en la imaginería religiosa y en los temas ornamentales de retablos y murales de las reducciones franciscanas y jesuíticas. El mismo proceso se registra en el repertorio culinario y en los "casos", "compuestos", adivinanzas y el refranero popular.

Como el nuevo universo mestizo se dio particularmente en el contexto criollo, fue arrinconándose gradualmente la vertiente ancestral y autóctona, que sólo habría de revelarse al oído atento de nuestro etnógrafo León Cadogan, quien sin la tecnología actual de registro sonoro, hizo sin embargo un detallado y minucioso recuento del “mboraéi puku”, o largo ritual de canto y danza de los avá guaraní. Otro tanto para las formas del kotyú y guaú entre los paitavytera. El guaú o guahú en el guaraní paraguayo, una especie de endecha o canto-llanto que habría de perdurar en el folklore como purahéi-yahe'o a que aluden los Robertson.

Como Asunción fue el centro administrativo y político del Río de la Plata en el siglo XVI, aquí se acuñaron formas expresivas en todos los repertorios de la tradición oral, que pronto se difundieron en las provincias y pueblos de la región.

Es natural entonces que los aires y tonadillas musicales en los países del Plata acusen rasgos y temas muy similares, como habría de observar a propósito Manuel de Falla, aunque haciendo la salvedad del componente nativo guaraní, que ha perdurado hasta nuestros días.

FERNANDO PISTILLI MIRANDA

Director General de Cultura y Turismo

de la Municipalidad de Asunción

 

Baile del Minue Montonero del año 1843.

Biblioteca de la Universidad de la Plata (Montevideo, Uruguay)

Extraído del Diccionario de la Música en el Paraguay de Luis Szarán

 

LA MÚSICA DURANTE LA COLONIA

La primera noticia acerca de la formación de una orquesta en el Paraguay data del año1545. En la ciudad de Asunción, Gregorio de Acosta, Juan de Xara, Antonio Romero y Antonio de Tomás de la Catedral conformaron   un grupo vocal e instrumental. De la misma época resalta igualmente la labor del Padre Juan Gabriel Lezcano, de Valladolid, nombrado cura de Asunción en 1543.Tres años antes, Lezcano fundó una casa y una escuela para niños pequeños, cristianos e indios, en las afueras de Asunción, donde se enseñaba entre otras cosas, música.

Entre los primeros instrumentos que fueron introducidos por los españoles en la   época de la conquista se encuentran los pífanos, pequeña flauta traversa de seis agujeros, de gran potencia y sonido penetrante, las cajas de guerra o atambores y las trompetas. Los mismos conformaban pequeñas bandas de música militar para acompañar las expediciones o congregar al pueblo en las ciudades y dar lectura a comunicados, noticias o resoluciones.

 

LA INDEPENDENCIA

El Dr. José Gaspar Rodríguez de Francia, cabeza del movimiento que llevó a la Independencia del Paraguay (1811), gobernó por casi 30 años. Tomó drásticas medidas que aseguraran la Independencia. Se erigió en Supremo Dictador imponiendo un sistema de vida riguroso. Cerró las fronteras, limitando al máximo la entrada al país de extranjeros, información y publicaciones. El Dictador Francia tuvo numerosos detractores y admiradores, siendo en la actualidad, su personalidad y su gobierno, fruto de estudios importantes, que en ciertos aspectos reivindican su controvertida figura, y actuación política.

 

LA MÚSICA Y LA DICTADURA DE FRANCIA

A la par de las actividades sociales, en esa época, las manifestaciones artísticas se restringieron al máximo, limitándose al interior de las viviendas; aunque recientes documentos hallados en el Archivo Nacional de Asunción revelan datos sobre el extenso tráfico de instrumentos musicales, partituras y accesorios instrumentales que eran adquiridos por el Estado para difundir el arte musical.

El historiador Dionisio González Torres dice: "Durante la dictadura de José Gaspar Rodríguez de Francia, la música popular tuvo gran desarrollo y difusión porque organizó bandas militares en todas las unidades de la capital y de la campaña, facilitó la incorporación de instrumentos musicales (clarinetes, pífanos, trompas, oués, violines, tambores, triángulos y panderetas) en la tienda del Estado donde se vendían cuerdas de arpa y guitarra a precios reducidos. Además un hecho de fundamental importancia: la creación en 1817 en la Capital, de la Escuela de Jóvenes Aprendices de Música Militar, donde se destacó el maestro de música Manuel Sierra, y en las bandas de la capital, Benjamín González y Felipe Santiago González. Hábiles guitarristas y cantores de los años 30 del siglo pasado, fueron los maestros José Gabriel Tellez, Luís María Quintana y el famoso guitarrista y cantor popular Cangué Herreros, de Carapeguá, soldado del Batallón Escolta.

Se destacaron también durante la época posterior a la Independencia, los músicos Vargas, guitarrista y poeta, Casal y Rufino López de Luque, guitarristas, Perico Agüero de Caraguatay, Ulpiano López de San Pedro, Tomás Miranda (Tomás Carapeguá), Anastasio Rolón de Caraguatay, guitarrista y poeta, autor del primer Himno patriótico con su música y letra en guaraní."

De esta primera mitad del Siglo XIX se tienen las primeras referencias históricas sobre la naciente música paraguaya. Así describían cronistas como Rengger hacia 1820. “La música es monótona, por lo que casi todas las canciones tienen la misma tonalidad. El canto se acompaña con guitarra, que todos, por supuesto, tocan mediocremente. El tema de las canciones es, generalmente, desafortunado, los lamentos de un celoso, etc. Hay pocos cantos nacionales. La danza es pesada sin gracia. Se baila contradanzas españolas, cuyas figuras o evoluciones son a veces agradables. Los músicos son los mismos que tocan en las iglesias porque afuera de estos casi nadie sabe tocar decentemente.. “, en tanto que los hermanos ingleses Parish Robertson en sus cartas sobre el Paraguay hablan de un canto quejumbroso que entonaban los paraguayos y que llamaban purahei asy (canto lloroso). Aparecen así, de la fusión entre la música española, cuyos ritmos y giros melódicos fueron asimilados y modificados, y el texto cantado en guaraní, las primeras muestras de la canción paraguaya que sin mayores variantes se mantiene hasta el presente.

 

LOS LÓPEZ. PROGRESO MATERIAL Y CULTURAL

 

Retrato del Mariscal Francisco Solano López.

Fotografía del libro "EL NAPOLEÓN DEL PLATA" de M. Cancogni e I. Boris

 

Entre los años 1840 y 1870 gobiernan el Paraguay los López. Carlos Antonio, primer presidente constitucional de la República y posteriormente Francisco Solano quien hereda la presidencia y dirige la Guerra de la Triple Alianza (Argentina, Brasil y Uruguay contra el Paraguay), hasta su derrota y muerte en 1870.

Con el gobierno de los López se desarrolla una tendencia de crecimiento en el orden material y cultural. Se construyen los grandes edificios, como la Casa de Gobierno, el Panteón de los Héroes, el Cabildo, así como los primeros buques de ultramar, el ferrocarril y la fundición de hierro. Una réplica de la Scala de Milán, para sede del Teatro Nacional, queda inconclusa, tras la guerra, utilizándose en la actualidad como oficina recaudadora de impuestos. Todas estas obras fueron diseñadas y dirigidas su construcción por ingenieros, arquitectos y especialistas ingleses, franceses e italianos, contratados especialmente para el efecto, produciéndose así la primera gran migración intelectual.

Por ese entonces el país contaba con 700.000 habitantes. Aparece el primer periódico nacional "El Paraguayo Independiente" (1853), al que siguen "Eco del Paraguay" (1855) y otros. En el campo de la instrucción pública se contaban con 400 escuelas. Se inician las primeras actividades artísticas públicas, preferentemente ofrecidas por compañías españolas que realizaban giras por América del Sur. En 1858 El Semanario anuncia "Compañía Dramática Española. Sinfonía a toda orquesta, los hijos de Eduardo, Don Juan Tenorio", etc. En una publicación de El Semanario del 27 de noviembre de 1858 se pública por primera vez una referencia acerca de la música nacional del Paraguay, la Polca, nombre que adopta la forma de música popular más difundida en el país, De gran importancia, en el desarrollo de la educación musical profesional, significó la contratación del maestro francés Francisco Sauvageot de Dupuis, presunto autor, además, del Himno Nacional del Paraguay y de la Marcha al Mariscal López. Dupuis llegó al Paraguay en 1853 y vivió hasta 1861. En ese lapso trabajó formando las bandas militares de música, que en número creciente rápidamente se desarrollaron.

 

De la generación de músicos formados por Dupuis surgen las primeras figuras de trascendencia como: Cantalicio Guerrero, clarinetista y director de orquesta, quien integró varias orquestas en Buenos Aires, Argentina y en 1890 formó la Orquesta Nacional, primera agrupación sinfónica subvencionada por el Estado; Rudecindo Morales, trompetista de fama; Indalecio Odriozola, también director de orquesta y otros.

 

LA GUERRA DE LA TRIPLE ALIANZA

 

Matrona asuncena y oficiales, 1866

(Grabado del Periódico de Guerra CABICHUÍ)

 

Durante ese lapso de 5 años (1865-1870) la música cumplió un papel fundamental, tanto para mantener la moral de las tropas en el frente, como para crear un ambiente de optimismo en los pueblos y en la capital.

Se organizaban veladas, fiestas folklóricas y los llamados bailes de salón. En el frente surgían numerosas composiciones que inauguraban el género de música épica. La composición Campamento Cerro León, de autor anónimo, se constituyó en el Himno Popular del Paraguay. En la capital se bailaban las danzas de moda, traídas -una buena parte- de Europa por la esposa del Mariscal López, la francesa Alicia Elisa Lynch, conocida como Madama Lynch. En estas fiestas, que se llevaban a cabo con mayor frecuencia en el Club Nacional, se bailaban Lancero, Cuadrilla, Contradanza, London, Palomita, Vals, Mazurca, Polca. Con el tiempo gran parte de estas danzas fueron adoptadas por el pueblo con modificaciones considerables, e incorporadas al repertorio de danzas populares y tradicionales del Paraguay. De estas sobreviven en la actualidad La Contradanza, la Cuadrilla, y el Lancero, el Santa Fe, la Golondrina, el Montonero, la Polca Paraguaya, el London Karape (agachado), la Palomita, el Solito, el Cielito, la Mazurca, Chotis (de Schottis) y otras. De origen indígena solamente se baila el Pishesheshe (pie arrastrado).

 

Retrato de Elisa Alicia Lynch. Gentileza de Javier Yubi

 

PRIMERA EDICIÓN DE MÚSICA POPULAR PARAGUAYA

En el año 1874 llega al Paraguay, Luis Cavedagni, barítono, compositor y director de bandas, de origen italiano, para reorganizar las actividades musicales en Asunción. Cavedagni trabajó con anterioridad en Buenos Aires y Montevideo. Autor de numerosas marchas, himnos y canciones, y responsable de la más antigua edición de música impresa en la historia del país. Su "Álbum de los Toques más Populares del Paraguay" editado por A. Demarchi y Cia. en Buenos Aires en 1887, incluye las primeras formas de música y danza del Paraguay: Palomita, Raído terere, Cerro León, Londón Karape, Colorado, Mamá kumanda, Taita mandi’o y otras.

 

(del DICCIONARIO DE LA MÚSICA EN EL PARAGUAY DE LUIS SZARÁN)

 

 

 

 

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ASUNCIÓN EN 1850

JORGE RUBIANI

 

 

A la muerte del doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, "Dictador Supremo" de la República, el Paraguay había consolidado su independencia pero se hallaba indigente de instituciones y de planes de desarrollo. El país no se extendía más allá de lo conocido, 100 km. de territorio a lo largo de la margen izquierda del río Paraguay, entre la confluencia de éste con el Paraná, hasta el Fuerte de San Carlos del río Apa, además de la "avanzada" significada por la presencia de algunos "presidios" militares, celosos custodios de las fronteras, por fuera de dicho territorio. En aquella franja se encontraban Asunción y los aldeas del interior: Itapúa, Villa del Pilar, Villarrica, Villa Real de la Concepción y las ex "Misiones"; las "estancias" como los enclaves madereros, las plantaciones de naranjas como los yerbales. La mediterraneidad, nunca como entonces, significaba no sólo el alejamiento de las costas del mar sino fundamentalmente, el aislamiento de la república y la ausencia de todo contacto científico o cultural que no fuera el estrictamente indispensable para la supervivencia del Estado.

La inestabilidad que sucedió a la muerte del Dictador, en 1840, dio lugar a sucesivos movimientos de cuarteles y cambios en el gobierno, hasta el acceso del ciudadano Don Carlos Antonio López a la "primera magistratura" del país. Consciente de las enormes necesidades, empeñado en que el Paraguay progrese y al mismo tiempo participe del "festín universal" de las artes, el buen gusto y los adelantos científicos, Don Carlos atisba el mundo exterior. Comienza a invertir los beneficios del ahorro que el Dr. Francia había logrado y se consagra a la organización del Estado. Para captar los beneficios del intercambio, a mediados de 1853, envía a su hijo Francisco Solano, a una gira por Europa con el fin de concretar contactos comerciales, firmar convenios, realizar adquisiciones y lograr la contratación de profesionales que permitieran consolidar los propósitos de progreso que se había fijado.

Consecuentemente, entre el 21 de enero de 1855, fecha del retorno de aquella delegación y antes del inicio de la guerra contra la Triple Alianza, arribaron al Paraguay cerca de 250 profesionales, europeos en su casi totalidad. Ellos protagonizaron una irrepetida "revolución industrial" que no sólo se remitió a la incorporación de conocimientos y tecnologías, sino a lo organización de la Sanidad, a la creación de un nuevo sistema Telegráfico, la construcción del Ferrocarril, del Arsenal, de la Fundición de Hierro, la incorporación de naves de guerra y mercantes, así como el diseño y la construcción de grandes edificios. El proceso incluyó la instalación de hilanderías y plantas para elaboración de papel, la realización de prospecciones mineralógicas con el estudio y la utilización de otros componentes o experimentos industriales locales.

En Asunción se encontraban -por entonces- ya otros extranjeros. Algunos en calidad de asilados como el Gral. José María Paz y el Gral. José Gervasio Artigas; y profesionales contratados como el Cnel. Francisco Wisner de Morgenstern y el experto en minas William Feige quienes, con los recién llegados y sus respectivas familias, indujeron un notable cambio en los hábitos sociales, como en la vida comercial y cultural de la capital. De la misma forma, la continuamente renovada presencia de alrededor de 300 navegantes y el importante contingente de marineros que movilizaban los servicios regulares de transporte fluvial entre la capital y los puertos extranjeros, trayendo novedades, vestidos de actualidad, instrumentos musicales además de mobiliario y accesorios decorativos de gran factura, contribuyeron a crear en los asuncenos, la apetencia por el "savoir faire". Desde luego que la música y la danza eran actividades ya cultivadas por los paraguayos -desde remoto- pero desde la época mencionada, no solo se incrementaron esas expresiones sino que ganaron en profusión y calidad además de adquirirse el gusto por otras, con asiduidad y fruición, como el Teatro y la Literatura. Para todas estas actividades, los arquitectos italianos e ingleses, principalmente Ravizza, Antonini, Owen Moynihan y Alonso Taylor, entre otros, proveyeron a la ciudad de la escenografía adecuada y correspondiente. Magníficos edificios que -aún hoy- sirven de asiento a importantes instituciones y poderes del estado, fueron la coronación de un esplendor hasta entonces desconocido por los paraguayos. Y aunque en cada residencia asuncena se consagraba el gusto por la buena mesa, la conversación y el interés por las artes, algunos de aquellos espacios gozaron de la predilección de la sociedad de entonces: el "Club Nacional", la "Cancha Sociedad" y la "Estación San Francisco", lugar éste donde también se realizaban concurridas y frecuentes fiestas, según consignan las crónicas de "El Semanario".

Entretanto, los hoteles, hacían su aporte para que la distensión de Asunción fuera completa; lo mismo que "los clubes extranjeros", ingleses especialmente, que reunían a sus connacionales en el edificio que el gobierno paraguayo les había habilitado como residencia, en "...la casa fiscal de las calles Estrella y de la Aduana (Colón)". La Fonda Inglesa, sobre la calle Oliva casi la Aduana, alojaba otro contingente de técnicos de la misma procedencia. En ellos, los ingleses y sus familiares se abrigaban de la nostalgia. Independiente y paralelamente a los factores apuntados, hoy no se discute que el esplendor de aquella época, estuvo motivado e inducido por la presencia de la Sra. Elisa Lynch, irlandesa, compañera del Mcal. López, desde su comentado viaje a Europa hasta el terrible momento de Cerro Corá, en 1870. Ya fuera por su belleza y elegancia, o por el refinado gusto que adquiriera en los grandes centros de Europa, "la Lynch", como le llamaban sus contemporáneos en el Paraguay, hizo como nadie para que la sociedad nacional adquiriera el gusto por lo que en otras épocas fuera habitual e -incluso- intrascendente: los paseos a caballo, los viajes por el río.... Las reuniones sociales y familiares, que a partir de entonces y con el agregado del arte, el buen vestir y la buena mesa en esos acontecimientos, tuvieron una significación distinta.

Nadie se imagina entonces que aquellos fastos, que el auspicioso intento con que el Paraguay buscaba a sus pares del mundo, fuese ahogado por la guerra y sus secuelas inevitables: la muerte, la ruina, la miseria....

 

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LOS FESTINES DE LA PASIÓN ARDIENTE Y EL JEROKY

Por LUIS SZARÁN

 

"Pegado a la pared que forma el fondo del salón principal del edificio que es hoy el Tribunal de Jurados, había un dosel regiamente adornado con vistoso cortinaje de seda carmesí que pendía de una galería dorada, de bastante buen gusto, debajo del cual estaba colocado el sillón presidencial, para el presidente, con dos más a cada lado para los ministros u otros personajes que lo acompañasen ... Concurría con puntualidad a dichos bailes la alta clase de la sociedad paraguaya, que era en aquella época bastante homogénea y aristocrática, pero sin ninguna ilustración, con un espíritu de exclusivismo que rayaba la intolerancia y algo huraña y apegada a las antiguas costumbres y preocupaciones localistas.." Así recordaría Juan Crisóstomo Centurión, uno de los personajes claves de la época, las actividades sociales que tenían como centro el Club Nacional, en la década de 1860.

Eran tiempos de despreocupación y fantasía, similares al de Napoleón en Francia o de los Emperadores en Austria.

A pesar de su ubicación privilegiada en el centro de América del Sur, Asunción, la capital del Paraguay, vivió, desde su fundación, al margen del flujo cultural que de manera natural se llevaba a cabo en los demás centros urbanos como: Montevideo, Buenos Aires, Santiago de Chile y las grandes ciudades del Brasil. Esta disposición geográfica que la mantuvo en desventaja en los grandes movimientos culturales, derivados del incesante flujo migratorio de la región del Río de la Plata, y las líneas de pensamiento predominantes en el país, luego de la Independencia, impulsaron las políticas culturales del Paraguay "centro del mundo"; con énfasis en la cultura de tierra adentro. Como factor positivo se potencia el uso del idioma nativo y las expresiones artísticas de corte campesino.

La apertura a occidente y el énfasis en la actualización comienza a gestarse recién a partir del gobierno de los López, quienes con acciones concretas impulsaron un proceso agresivo para nuestra incorporación al mundo occidental con los mismos códigos y acceso a la información de nuestros vecinos. La contratación de profesionales de diferentes especialidades como el arquitecto Alejandro Ravizza, el literato Idelfonso Bermejo, el matemático Pedro Dupuy o el músico Francisco Sauvageot de Dupuis y tantos otros, con libertad de acción y poder de decisión en sus respectivas áreas, fueron los motores iníciales de una revolución cultural sin precedentes.

La tranquila siesta asuncena comenzaba a su fin con la llegada de naves cargadas con las últimas novedades del exterior, la agitada agenda social y el apogeo de las fiestas públicas. Los núcleos culturales liderados por los españoles, ingleses e italianos, y más tarde por los alemanes, otorgaron a la vida cotidiana un autosuficiente aroma de cosmopolitismo y aggiornamento. Entrada la década del cincuenta parecían lejanos los primeros intentos de consolidar la instrucción superior con la creación en 1841 de la Academia Literaria, con sus cátedras de filosofía y latín.

Los aires de modernidad no daban pausa a los ciudadanos que vivían la vorágine de lo nuevo: apertura de los primeros periódicos privados como el Eco del Paraguay y la Época dirigidos entre 1855 y 60 por Idelfonso Bermejo, la visita de las primeras compañías itinerantes de teatro y música, la introducción de danzas europeas de moda como el Calop, la Cuadrilla y la Polka, y la circulación de libros y revistas en abundancia.

La presencia de Alicia Elisa Lynch contribuyó desde el sector del poder al incentivo de las artes y costumbres europeas. Punto central de los actos sociales era al Club Nacional, decorado lujosamente y donde se llevaban a cabo grandes galas que sorprendían por su esplendor a propios y extraños. Los bailes de moda, el vestuario y decorados esplendorosos, todo importado de Europa, eran patrimonio de lo cotidiano.

Con verdadero asombro y elocuencia el escritor argentino Héctor Varela, luego de su visita en 1856 al Paraguay, anotó una descripción de la residencia de la Lynch y Solano López, relato que nos revela con claridad ese mundo social opulento:

"entre bronces y porcelanas, tapicerías francesas y alfombras orientales, el lujo, la elegancia, la variedad y dignidad del moblaje, todo distribuido con gusto excelente, que constituye un deleite para la vista... López tiene muebles dorados, cortinas de seda, chiffonniers y gabinetes de exquisita mano de obra, con incrustaciones de marfil, espejos con marcos florentinos, cuadros de buenas firmas, porcelanas y bronces raros".

En forma paralela se introducía el gusto por los retratos al óleo, la fotografía y la música de salón que acompañaba los banquetes oficiales. Corte dramático, en este apogeo del lujo y la ostentación se produjo con el estallido de la Guerra de la Triple Alianza (1865-1870), poniendo fin a la euforia de los años dorados.

 

UNA BANDA EN CADA PLAZA

Al progreso material e intelectual iniciado desde 1841 con el gobierno de Carlos Antonio López, su hijo, el Gral. -luego Mariscal- Francisco Solano López, al regresar de su larga gira europea, acompañado del grupo de científicos, ingenieros y artistas; y principalmente de Alicia Elisa Lynch (conocida luego como Madame Lynch), se llevó a cabo la apertura social y cultural del Paraguay a las expresiones artísticas de otras naciones. Todo era música y baile en los salones aristocráticos de Asunción, siendo la totalidad de la actividad musical dirigida por el francés Francisco Sauvageot de Dupuis (1813-1861) quien gozaba de rango y honorarios superiores a los de un Ministro de Estado. Los habitantes de Asunción, en número de unas ochenta mil almas, por orden del gobierno, se despertaban a muy tempranas horas de la mañana, con el sonido de las Bandas que ejecutaban alegres sones, en cada plaza de la ciudad, para iniciar con optimismo y alegría la jornada de trabajo.

Como parte de la incorporación de elementos culturales el Buque Hanny de Inglaterra, introducía en 1851 y luego en 1854 los primeros pianos, en tanto que los diarios de la época registran el incesante ir y venir de compañías itinerantes de teatro.

 

EL CLUB NACIONAL "MANERAS CULTAS Y MODALES FINOS"

La Lynch fue una de las propulsoras de los bailes esplendorosos del Club Nacional. El Semanario del 14 de noviembre de 1863 registraba "era un ir y venir de coches, las damas estaban todas de fantasía y la señora Lynch representó a la perfección la época de Elizabeth de Inglaterra". El propio Francisco Solano López era retratado, en ese ambiente, por el ya citado Centurión de la siguiente manera:

"no puede negarse, porque sería faltar a la verdad, que en sociedad su comportamiento era el de un perfecto caballero; de maneras cultas y modales finos, llenaba las formas sociales con mayor naturalidad y elegancia. Recuerdo que las fiestas dedicadas a su natalicio terminaban con una espléndida serenata en carruajes, para las cuales se facilitaban todos los que tenía el gobierno, los de algunos particulares y los de la empresa del español Monte, reuniéndose unos diez y seis carruajes".

Madame Elisa Lynch, la extraordinaria mujer que ejerció notable influencia en el gobierno y la vida social. En París conoció a López y se estableció un romance, cargado de leyendas, intrigas y pasiones que ha motivado a los escritores contemporáneos la creación de una docena de biografías noveladas, difundidas en varios idiomas. En vida de Don Carlos su nombre no aparecía en las páginas del diario oficial El Semanario, vivía en casa separada de Francisco y su actuación social descolló con la asunción al mando de presidente de Francisco Solano, a través del Club Nacional.

Héctor Varela, quien escribiera la primera novela sobre esta singular dama, retrató en sus páginas, parte de ese mundo: "lujo, elegancia, riqueza, variedad, capricho, distinción, todo estaba representado en aquel recinto visiblemente habitado por una de esas mujeres iniciada en los secretos voluptuosos de una vida, que solo se conoce en una ciudad convertida en trono del amor y la prostitución, de los encantos que fascinan y deleitan y de los dolores que postran y matan. Un francés habría dicho, que aquello olía a París." De su encuentro con la Lynch, Varela registra "si hay mujeres que por su conjunto, mezclado de gracia, belleza y distinción, por la desenvoltura de su andar airado y majestuoso, por la ostentación tentadora de tesoros, con que la naturaleza ha favorecido; por el poder misterioso de una mirada, que no es fácil soportar sin ceder una emoción blandamente agradable, si hay mujeres que tienen el privilegio de imponerse desde el primer instante que cruzan por la vista de sus semejantes, digo aquí, con toda sinceridad e independencia que Elisa Lynch me pareció una de esas mujeres, al entrar desenvuelta y gallarda en su salón.

Era alta su estatura, flexible y delicado su talle, hermosas y voluptuosamente contorneadas sus formas, apenas veladas por leve tul de un blanco humillado ante el alabastrino de su cutis, terso y límpido como si ráfagas ningunas le hubiesen besado jamás; sus ojos, de un azul que parecía robado a los matices del cielo tenían esa expresión de inefable dulzura en cuyas ondas de luz parece que debería flotar eternamente Cupido, bebiendo la dicha y el amor, no era del todo pequeña su boca, pero en sus labios, bastantes finos, vagaba esa expresión indescriptible de la voluptuosidad que se adivina o presiente al verlos húmedos, como si con ese rocío etéreo quisiese Dios adormecer el fuego de ciertas bocas convertidas en copas del deleite, en los festines de la pasión ardiente".

 

 

Familia Campesina, 1865

(Gabado de Sauvageot s/croquis de Demersay)

 

 

 

 

 

 

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