ESTEBAN GOROSTIAGA (1884-1918)
Esteban Gorostiaga es otro poeta guaireño, de la postrimería del siglo XIX.
Disponemos de un poema suyo, que lleva por título, LA DESTERRADA. Procede del bisemanario "El Guairá", N° 16 del 22 de febrero de 1903, perteneciente al Archivo de la entidad social, "EL PORVENIR GUAIREÑO", de Villa Rica.
Dicha composición literaria demuestra que su autor, poseía vocación y oficio en el quehacer poético, lo cual nos hace suponer la existencia de varios poemas, que se deben a su inspiración.
Se justifica, entonces, la presencia de su nombre en este Parnaso.
LA DESTERRADA
Muy triste la joven
en la selva estaba,
al cuello llevaba
pendida una cruz;
oraba la niña,
y el céfiro blando
pasaba besando
sus ojos sin luz.
El blondo cabello,
que el hombro cubría,
negrura nenia
del YBAPURU;
y el rostro, el pálido,
que deja cual sello
fúnebre cortejo
de algún ataúd.
De su cuerpo lánguido
las líneas esbeltas
no están ya cubiertas
por el blanco TYPOI;
las zarzas cortaron
su único vestido
en largo camino,
que errante cruzó.
Los cardos mordieron
sus descalzos pies
en la selva cruel,
do un techo buscó,
el amargo día
de esta triste historia,
cuando noche lóbrega
tendió su crespón.
(Fragmento)
Todo en la selva a meditar convida;
sombras. quejidos, el crujir de las ramas,
el misterioso ruido de las hojas caídas,
los fantasmas que danzan en las sombras.
Balbucea una queja lastimosa,
de la orilla en la arena al desmayar
la linfa lánguida de un arroyuelo,
que huía de su cárcel de juncal.
Himno monótono cantaba el sauce
de lacias hojas, que pulsaba el viento;
y las flexibles ramas se inclinaban
a murmurar salvajes pensamientos.
Como la piedra que al abismo rueda,
arranca de su seno largos ecos;
de su pasado los tristes recuerdos,
el angustiado bosque provocó.
Hermanos, padres en su hogar dejó.
Respiran en sus lares feliz aura,
o vagabundos piden una tumba,
para calmar su inconsolable amor.
La soledad augusta del espacio,
de sus miradas el fulgor cruzó,
y, para ver las cimbras del destino
el abismo de las sombras desafió.
No gorgeará en el nido de tu infancia,
el ave errante de su cruel destino,
ni cogerá ya lindas pasionarias,
su faz morena para coronar.
………………………. .
Villa Rica, febrero 15 de 1903
Fuente: EL PARMASO GUAIREÑO. Obra de ROMUALDO ALARCÓN MARTÍNEZ. Ediciones INTENTO. Asunción – Paraguay, 1987 (1ª edición – 407 páginas)