MANUEL DOMÍNGUEZ
Por SERGIO CÁCERES
Colección GENTE QUE HIZO HISTORIA N° 10
© El Lector (de esta edición)
Director Editorial: Pablo León Burián
Coordinador Editorial: Bernardo Neri Farina
Director de la Colección: Herib Caballero Campos
Diseño de Tapa y Diagramación: Jorge Miranda Estigarribia
Corrección: Rodolfo Insaurralde
I.S.B.N.: 978-99953-1-387-6
Asunción – Paraguay
Esta edición consta de 15 mil ejemplares junio, 2013
(86 páginas)
CONTENIDO
Prólogo
Introducción
CAPÍTULO I
El hombre
Controversias sobre su nacimiento
Novecentismo, geografía y patria
Niñez y adolescencia en contexto
CAPÍTULO II
El Abogado, el Político y el Periodista
La tesis doctoral
Vicepresidente del Paraguay
De ordenanza a director
CAPÍTULO III
El Historiador y Abogado de la Patria
El historiador
Domínguez resurgía siempre
Un Adalid del Chaco Paraguayo
CAPÍTULO IV
Terminó la guerra y terminó su misión
Cronología
Bibliografía
Anexo 1
Impresiones y opiniones sobre Manuel Domínguez
Anexo 2
Algunos breves artículos inéditos
Anexo 3
Un ejemplo de su preciso trabajo como historiador
El autor
PRÓLOGO
Manuel Domínguez, el abogado de la Patria, es el representante de un periodo y de un grupo de hombres que contribuyó a reconstruir intelectualmente el Paraguay luego de la tragedia que significó la Guerra contra la Triple Alianza (1864-1870).
Este libro que forma parte de la Colección Gente que hizo Historia es un acercamiento a la vida de un hombre multifacético -como lo eran todos esos intelectuales de comienzos del siglo XX-, que no compartía su tiempo entre la cátedra y el Parlamento, el periodismo y la escritura de obras científicas y las funciones administrativas tanto en la Universidad como en la Administración del Estado.
Domínguez fue parte de aquel gobierno joven encabezado por el coronel Juan A. Escurra, en el cual estaban cifradas las esperanzas de la sociedad paraguaya, pero esa misma sociedad demandaba mayores atenciones a los graves problemas sociales y económicos en los que se encontraban sumidos la mayor parte de los paraguayos, que observaban como las riquezas de los montes iban a parar allende de las fronteras sin contribuir de manera más contundente con el desarrollo del país.
La figura de Domínguez es y ha sido controvertida. Fue denostado por sus decisiones políticas, pero años después fue ensalzado y honrado por su eficaz y contundente labor junto a Fulgencio R. Moreno en las argumentaciones de los históricos derechos del Paraguay sobre el territorio del Chaco, entonces en disputa con Bolivia.
Creemos que hoy, transcurrido bastante tiempo, es necesaria una reflexión serena y desapasionada para comprender su aporte, tanto en lo histórico en donde se destacó por su acuciosidad investigativa como en lo político donde sus decisiones le costaron hasta el ostracismo de las aulas universitarias.
Este libro nos aproxima a la vida de un hombre que fue una figura pública destaca en el Paraguay de fines del siglo XIX y la primera mitad del siglo XX. Una figura que contribuyó a configurar una identidad nacional necesaria en aquellos años en los cuales la patria se levantada de la postración en la que yacía, y que en los tiempos actuales está siendo revisada por diversos estudiosos.
Herib Caballero Campos
Junio de 2013.
AGRADECIMIENTOS
Como siempre, y en primerísimo lugar, al doctor Herib Caballero Campos, por confiar y apoyar una vez más nuestro trabajo.
Muy especialmente a don Juan Carlos Poletti Domínguez, quien nos brindó material valiosísimo heredado de su ilustre abuelo.
También a Marta Poletti Domínguez y María del Carmen Poletti Domínguez, y a toda la familia Poletti: Ugo, Araceli, Gabriela; así como a los Echauri Poletti: Verónica, Paola y Yovanna. También a Alberto Manuel Poletti Adorno y Juan Manuel Rivas Poletti.
A los académicos Julio César Frutos, Gustavo Acosta, Mary Monte de López Moreira, César Cristaldo y José Antonio Moreno Ruffinelli, profesionales que me orientaron en la labor heurística y en la colaboración de materiales.
También a los amigos Manuel Martínez, Antonio Pecci, Guillermo Benítez Colnago, que me brindaron datos oportunos
Finalmente a Mariel, Arandú y Panambí, por la comprensión ante mis ausencias y encierros.
CAPITULO II
EL ABOGADO, EL POLÍTICO Y EL PERIODISTA
LA TESIS DOCTORAL
Es ya célebre la imagen creada a través de más de un siglo en la que nos imaginamos a Domínguez estudiando bajo la luz de un candil. "Estudia y lee, lee y estudia", consigna José Bernabé. Desde pequeño se dedica a los libros, y en ese ejercicio "cultiva su inteligencia; disciplina su carácter; siente curiosidad por todo y pone método en todo".
Empieza también sus primeras apariciones en público. El 27 de octubre de 1887, con apenas 19 años, pronuncia una conferencia titulada "El Asia", en el Ateneo Paraguayo. En febrero de 1892 publica un homenaje a Alón, junto con Manuel Gondra, Blas Garay, Emeterio González y otros.
Bajo esta férrea disciplina y los primeros frutos de su labor intelectual no es de extrañar que en 1899 egrese de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Asunción, luego de la brillante defensa de la tesis La traición a la patria. El flamante doctor obtendrá la única cátedra universitaria que se le conoce: Derecho Constitucional. Producto de sus investigaciones y clases será la voluminosa obra titulada La Constitución Nacional, donde comenta artículo por artículo la Carta Magna de 1870, vigente en esos días.
Pero pasemos a una famosa polémica desatada el mismo año en que Domínguez defiende su tesis. En ese tiempo Manuel Domínguez era diputado nacional. En el Parlamento, el diputado Juan Silvano Godoi eleva oficialmente una acusación de alta traición a la patria contra el doctor José Segundo Decoud. Domínguez se yergue como defensor de este último y así se producirá una serie de debates entre él y los diputados Godoi, Audibert, Caballero, Insaurralde, Soler y Báez.
En primer lugar, debemos mencionar que todo lo estudiado en su tesis será aplicado con soltura en el debate. Domínguez maneja el asunto al dedillo, así como los artículos de la Constitución.
Godoi afirma que José Segundo Decoud ha estado preparando un plan para anexionar el Paraguay a la Argentina desde el año 1891. Para eso se basa en dos extractos de unas cartas que se atribuyen a Decoud y que fueron dirigidas a su hermano Adolfo, residente en la Argentina.
La defensa de Domínguez tiene, a nuestro entender, dos momentos. Uno en el cual refuta el concepto de traición a la patria que maneja Godoi y lo considera inaplicable al caso tratado; es ahí cuando saca a relucir todo su conocimiento del tema gracias a la investigación realizada para su tesis doctoral.
El segundo momento trata de anular la prueba presentada, o sea, las dos cartas de Decoud. Para eso pone en duda que sean auténticas, ya que el mismo Decoud niega que las haya escrito; y segundo, en el caso de admitirse que sean auténticas, no se pueden presentar como pruebas porque la única manera en que Godoi haya adquirido tales cartas es por medio del hurto. En el momento en que contesta a Audibert dice: "El art. 324 del Código de Procedimientos es terminante: “Las cartas robadas no pueden servir de base de proceso”.
Ciertamente nuestra fuente para este caso es el apéndice publicado a su tesis, La traición a la patria y otros ensayos, y que contiene solo las intervenciones de Domínguez. Así y todo, la transcripción taquigráfica rescata las objeciones de los diputados mencionados. Hubo gritos, interrupciones y, por supuesto, una dialéctica y retórica fantásticas de parte de Domínguez, usada para argumentar sus puntos con una eficacia que al final llevó a la librar a José Segundo Decoud de tal acusación.
Varias cuestiones surgieron de este histórico debate en la Cámara de Diputados. Domínguez se ganó la merecida fama de temible contendor en todo tipo de disputas, sean orales o por escrito. Pero así también se ganó la desconfianza de una cierta ala dura nacionalista que vio en su accionar solamente la defensa de un anexionista. Esta mancha, posiblemente inmerecida, ha traspasado todo el siglo hasta hoy en la que todavía existen personas que lo ven como defensor de un anexionista como Decoud, sin fijarse en como fue el proceso que acabamos de resumir. Su actuación política, que entraremos a analizar más adelante, también ayudará a esta imagen que hasta ahora persiste, por cierto, en un reducido círculo de políticos e historiadores actuales.
Finalmente, algo curioso sobre el caso. ¿Es pura casualidad que Domínguez haya decidido investigar para su tesis eligiendo como tema la traición a la patria? Resulta muy llamativo el tema, porque el mismo Domínguez pregunta a Godoi por qué tardó tanto en denunciar a Decoud ya que las cartas están fechadas en 1891 y el hecho es denunciado recién en 1899. Lo que presumimos con esto es que el caso que estaba por estallar ya se venía comentando en años anteriores. ¿Influyó esto en la decisión de Domínguez al momento de optar por el tema de su tesis doctoral?
Lo cierto, repetimos, es que su manejo del tema fue fundamental al momento de refutar a todos los diputados que se le opusieron, además de sus innegables dotes de dialéctico y conocedor de las leyes nacionales e internacionales.
VICEPRESIDENTE DEL PARAGUAY
Manuel Domínguez egresa como bachiller del Colegio Nacional y luego como doctor en derecho de la Universidad Nacional de Asunción. El suyo será uno de los pocos casos en que un exalumno ocupa el máximo cargo en ambas instituciones.
Será director del Colegio Nacional hasta 1895, año en que fue elegido como Diputado Nacional, justamente el puesto que ostentaba cuando ocurre el caso contra Decoud. Luego, en julio de 1901 se convierte en el Rector de la Universidad Nacional de Asunción.
Vemos con esto que Domínguez nunca rehuyó los altos cargos administrativos. Es también una constante en los intelectuales "novecentistas" el actuar activamente en política y el ocupar puestos importantes en la estructura del Estado. Varios de ellos fueron presidentes de la República, tales como Manuel Gondra, Eusebio Ayala o Eligió Ayala, ministros prácticamente todos, así como parlamentarios: Fulgencio R. Moreno, Indalecio Cardozo, Ignacio A. Pane, Juan E. O'Leary y varios más.
El caso es que encontramos a Domínguez en 1902 siendo candidato a Vicepresidente, acompañando al coronel Juan A. Escurra, candidato a Presidente. Esta fue la dupla de la Asociación Nacional Republicana, que en ese momento estaba en una total ruptura interna, luego de las fuertes intervenciones que los seguidores de Bernardino Caballero y Patricio Escobar tuvieron en la anterior dupla que respondía a los partidarios del general Juan Bautista Egusquiza.
Escurra y Domínguez asumieron el poder respondiendo a los "caballeristas" y "escobaristas". Lo que no sabían es que los liberales venían fraguando una revolución para sacar del poder a los colorados y para eso contarán con el apoyo de los egusquicistas. El contexto era propicio para una victoria de los opositores complotados, pues todos los años en el poder de la ANR no habían levantado como se esperaba al país que seguía sumido en el caos de la posguerra. Al contrario, la población tenía la certeza que se había instalado en el poder una claque política que solo respondía a sus intereses sectarios. El descontento era generalizado.
Cuando en 1904 estalla la revolución, las derrotas del lado gubernista liderado por Escurra y sus leales irán creciendo con rapidez. Muchos integrantes del gobierno se daban cuenta que la derrota llegaría tarde o temprano, pues la revolución contaba con el apoyo popular. Fue así que varios se pasaron al bando revolucionario, entre ellos nada menos que el vicepresidente Manuel Domínguez. Al hacerlo, justificó su posición a través de un famoso manifiesto. Muchos vieron en su acción un movimiento inteligente y honrado, pues se plegaba a los objetivos de la revolución y aceptaba los fallos en que incurrió el gobierno al cual pertenecía. Al mismo tiempo, se alegó que con su acto buscó parificar y lograr la gobernabilidad para el futuro gobierno.
Sin embargo, un sector de la ANR nunca perdonó su renuncia. Lo vio como un acto de traición, y esta fue otra de las manchas que algunos vieron siempre dentro de su actuar político. Una vez más, es muy discutible si tal actuación puede ser censurable, pues hay que ver cómo se estaban dando los hechos no solo en plena revolución sino antes. Algunos lo acusan de oportunista, porque creyó que sería candidato a la Presidencia del futuro bando ganador, y que esta es la razón de renuncia. Pero esa acusación es totalmente infundada, pues los liberales tenían bien claro que el candidato sería uno de los suyos y no alguien que estaba en el gobierno recientemente derrocado.
Sobre su actuación política nos dice Justo Pastor Benítez:
"De 1894 a 1904 hizo una brillante carrera política: Diputado, Ministro de Relaciones Exteriores, Vicepresidente de la República. Pero olvida su investidura, lanza un manifiesto y se larga al campamento revolucionario de Villeta. El intelectual acostumbrado a barajar las ideas generales al análisis de un dato histórico, a contemplar la marcha sinuosa de las sociedades, a apreciar la línea indecisa de los paisajes, se perdía en los vericuetos de la política criolla. Lo mismo le ocurrió en 1911."
DE ORDENANZA A DIRECTOR
El periodismo fue la marca registrada de los integrantes de la Generación del Novecientos. Quizá pueda encontrarse alguno que no haya actuado en política, pero sin duda todos mancharon con tinta sus ideas.
Es que la prensa era el órgano por excelencia para el intercambio de ideas, y como estamos hablando de una generación que tenía la pluma y el pensamiento como armas principales, era prácticamente obligado encontrar sus firmas en los distintos medios escritos que aparecían y desaparecían a fines del siglo XIX y en las primeras décadas del XX.
Dice Natalicio:
"De joven, Domínguez se distinguió en el periodismo: en el Paraguay la carrera del escritor se inicia siempre o casi siempre en el periodismo. Sus artículos tuvieron merecida resonancia. Sus frases breves, cortantes, envenenadas de cruel ironía, se hicieron temibles. En ciertas páginas de sus estudios críticos trasciende esta faz de su talento artístico."
Como ya mencionamos, Domínguez hizo sus primeras armas como ordenanza en LA DEMOCRACIA, el medio de su protector, Ignacio Ibarra. José Bernabé nos cuenta que en 1891 funda su propio medio, EL TIEMPO.
En 1893 escribe en el periódico egusquicista El PROGRESO, al lado de Fulgencio R. Moreno y Arsenio López Decoud. El 22 de noviembre deja de aparecer LA OPINIÓN; Domínguez les compra la imprenta a Antonio Sosa y Manuel Talavera y tres días después lanza LA NACIÓN, que durará hasta el 11 de febrero de 1899. En su taller también se publicó el órgano oficial de la Asociación Nacional Republicana, partido político al que estaba afiliado. En esa época también dirigirá La UNIÓN, diario que respondía a la ANR.
El 19 de noviembre de 1898, una ley del Congreso Nacional autoriza la impresión de una revista en la que se publiquen todos los documentos del Archivo Nacional; ente del que Domínguez también fue director en su momento. Esta revista histórica lo tendrá como principal coordinador.
Amaral recuerda que el 7 de enero de 1899, un decreto firmado por el presidente Emilio Aceval crea para Domínguez la dirección ad-honorem de una nueva publicación oficial: la REVISTA DEL INSTITUTO PARAGUAYO, cuyos números 31 al 42 dirigirá entre 1901 y 1903.
Mientras, colabora en LA PRENSA -de 1898 a 1901-, incluso luego de la trágica muerte de su director Blas Garay; y en LA PATRIA, que empieza a circular el 3 de enero de 1901 y que seguirá hasta 1903, con etapas en 1906, 1907 y 1908. Bernabé comenta que se podían encontrar su firma también LA SEMANA, LA TRIBUNA, en la REVISTA DEL INSTITUTO PARAGUAYO y en GUARANIA, todas publicaciones que funcionaron en el último quinquenio del siglo XIX, y remata con estas líneas:
"Fama es que en los primeros 35 años de la centuria en curso no hubo, en territorio nacional, diario, semanario o hebdomadario que no se ufanase de contar con su colaboración escrita que, peticionada, jamás exigía el ruego. Tuvo, en esta generosidad nunca desmentida, prodigalidad conmovedora."
Amaral coincide:
“Siempre estuvo cerca de las inquietudes periodísticas y no fueron pocas las páginas que se engalanaron con sus escritos. Un rasgo muy suyo, que demuestra la persistencia de sus antiguos vínculos, fue el de adherir y asistir al acto de lanzamiento de LA NACIÓN (25 de noviembre de 1925). Aquel diario que mucha resonancia tuvo y en cuyas hojas traslucía el ideario patriótico de Adriano Irala y Juan Stefanich."
Finalmente, veamos lo que dice el historiador Carlos R. Centurión acerca de la entrega periodística de Domínguez:
"[...] esa fecunda actividad literaria se intensificó durante las tres décadas del presente siglo. Puede decirse, sin faltar a la verdad, que la pluma de Manuel Domínguez no escatimó su colaboración a ningún órgano de publicidad que la haya solicitado en el decurso de esa época."
Luego de estas opiniones, no hay duda de la prodigalidad con que Domínguez colaboraba con las distintas redacciones periodísticas diseminadas en el país. Pero también sabemos que lo hacía para el exterior. Sin embargo, no todo era dadivosidad, pues de algo había que vivir. Descubrimos una misiva que escribió al doctor Fulgencio Yegros, la señora esposa de Manuel Domínguez, doña Carmen Urbieta Peña -con quien se casó en segundas nupcias-,
Asunción, Enero 25 de 1925
Dr. Fidgencio R. Moreno
Distinguido Señor:
Aunque sin permiso de mi marido, me permití dirigirle la presente confiada en su gentileza, quiera Ud. averiguar en la redacción del diario LA PRENSA, con su acostumbrado tino, cuál es el motivo, por qué no se le abona a Domínguez lo que le corresponde por las cuatro colaboraciones que ya ha enviado, esto lo debe saber el Dr. Eiseaguirre que quedó comprometido en enviárselo al Paraguay. Este favor Dr. Moreno se lo agradeceré infinito.
En cuanto a la salud de nuestro querido Luis Felipe, le diré que está bastante grave, los médicos desesperan salvarle. A Ud. y flia. los recuerda continuamente y con infinito cariño. Está hecho un místico, ha recibido los sacramentos con mucha fe, confiado en un milagro.
Desde ya muy agradecida le saluda atte.
Carmen Urbieta Peña de Domínguez
CAPÍTULO IV
TERMINÓ LA GUERRA Y TERMINÓ SU MISIÓN
Aparte de aquel viaje a Buenos Aires para las conferencias sobre el Chaco en 1927, solo se conocen pocos viajes más al exterior. Uno en 1920 "para abordar un tema de socio geografía del Paraguay en el Instituto Popular de Conferencias de ‘La Prensa' de Buenos Aires; en 1924, a invitación de la Universidad de La Plata, para disertar sobre Renán, lejano maestro de su juventud". Según Amaral, a quien pertenece esta cita, Domínguez se rehusaba a salir del país. Se sentía cómodo en Paraguay. Se sabe también que en 1924 fue designado junto, con Fulgencio R. Moreno y Natalicio González, delegado del Gimnasio Paraguayo -luego conocido como Ateneo Paraguayo- al Congreso Nacional de Historia y Geografía de las Américas, celebrado en Buenos Aires el 12 de octubre de ese.
Tenía su amplia familia acá. De su matrimonio con Manuelita González Filisbert, procedente de una familia de franceses instalados en Nueva Burdeos por línea paterna, nacieron los siguientes hijos: Aristóbulo (Nonón), Luis Felipe, María Concepción, María Manuela, Fanny Carolina, Nicolás, Manuel "y, la última, una beldad morena, a la que apodan Negra", a decir de José Bernabé.
De estos hijos, Luis Felipe es mencionado por Carlos R. Centurión en su Historia de las letras paraguayas:
"Era hijo de Manuel Domínguez. Nació en la Asunción en el año 1899. Educóse en el Colegio Nacional. Joven aún, dedicóse al periodismo. Poseía una prosa clara y alada. Amigo de bohemias, era un espíritu sentimental, un alma grande y lírica que no pudo resistir a las inclemencias de la vida. Murió al inicial la ascensión. Su nombre familiar en los círculos amistoso e intelectuales era Tuncanto. Uno de sus mejores artículos, parecido en El Nacional, diario donde también escribía su ilustre progenitor, se intitulaba 'El ideal liberal'. Falleció en 1929, en la capital paraguaya."
En 1924 se casó en segundas nupcias con Carmen Urbieta Peña, procedente de una acaudalada familia de Concepción. De este matrimonio nació una hija: Nelly, quien se casaría con el doctor Gregorio Poletti.
Una afección pulmonar se llevó definitivamente a Manuel Domínguez de esta tierra. Eran las seis y media de la tarde del 29 de octubre de 1935. Partió viendo victorioso a su país en la guerra. Parecía como si esperase tal desenlace para poder partir definitivamente.
El gobierno de Eusebio Ayala ordena se le rindan los honores correspondientes al de un General de División. Mientras las banderas tricolores empezaban a media asta, en el Congreso Nacional se le dedica un minuto de silencio y se designa como orador en su sepelio al que en ese momento era cabeza del Legislativo Luis de Gásperi.
El diario LA TRIBUNA consignaba:
"Dentro del templo de la recoleta se realizó el oficio de difuntos cuyas alternativas la muchedumbre siguió con religioso e imponente silencio.
Hablaron el Ministro de Educación y Justicia Dr. Justo Prieto, en nombre del PE, el senador Dr. Luis De Gásperi en nombre del Senado; el diputado nacional Dr. Carlos R. Centurión en nombre de Diputados; Pablo Max lnsfrán por la comisión de Limites, el Ing. Crovato, Intendente municipal, por la Facultad de Derecho el Dr. Freire Esteves, y a nombre del Comité Nacional del Partido Liberal el Dr. Lucio F. Mendonça."
CRONOLOGÍA
1868- Nació en Pilar, hijo de Concepción Domínguez y del Cnel. Matías Goiburu.
1884- Ingresó al Colegio Nacional.
1887- El 27 de octubre pronuncia una conferencia titula "El Asia", en el Ateneo Paraguayo.
1890- Egresa como Bachiller del Colegio Nacional y empieza a enseñar en dicha institución la materia "Historia del Paraguay".
1891- Confirmado en el Colegio Nacional como profesor de Zoología y Principios de Fisiología Humana e Higiene.
1892- En febrero se publica un homenaje a Alón, junto con Manuel Gondra, Blas Garay, Emeterio González y otros.
1895- Elegido Diputado nacional. Por este motivo renuncia al cargo de Director del Colegio Nacional. Se casa con Manuela González Filisbert.
1898- Confirmado en el Colegio Nacional como docente de Geometría Plana y del Espacio y de Historia Romana y de la Edad Media. El 2 de agosto, por decreto, se lo nombra miembro del Consejo Nacional de Educación.
1899- En marzo renuncia al Consejo Nacional de Educación. Doctor por la UNA con la tesis La traición a la patria. Defiende a José S. Decoud en la Cámara de Diputados, acusado de alta traición.
1901- En julio es nombrado Rector de la Universidad Nacional de Asunción.
1902- Electo como Vicepresidente de la República.
1904- Renuncia a la Vicepresidencia y se pliega a la causa de los revolucionarios del Partido Liberal.
1911- Fue designado como Ministro de Justicia, Culto e Instrucción Pública por el coronel Albino Jara.
1915- 25 de febrero se le acepta la renuncia como Profesor del Colegio Nacional de la Capital.
1916- 1 de marzo renuncia a su cargo de docente en la Universidad Nacional de Asunción.
1918- Publica su libro "El alma de la raza”.
1924- Se casó en segundas nupcias con Carmen Urbieta Peña.
1927- Integra la Delegación Paraguaya sobre la disputa en el Chaco que participaría de la Conferencia de Buenos Aires.
1935- 29 de octubre Fallece en Asunción a consecuencia de una afección pulmonar.
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Velázquez, Rafael Eladio. 1985. Breve Historia de la Cultura en el Paraguay, Edición al cuidado del autor, Asunción.
ANEXO 2 - ALGUNOS BREVES ARTÍCULOS INÉDITOS
LA BANDERA SÍMBOLO DE COMBATE QUE CUENTAN POR VICTORIAS
La procesión de héroes tornaba de Cerro Cora. Algunos restos de la caballería venían con sus lanzas "muchas de las cuáles no tenían hierros ni banderolas, porque los hierros quedaron sepultados en los pechos del contrario" y las banderolas se desflecaron con los vientos de cinco años y las pudrieron las lluvias.
El General Caballero era uno de los que integraban la procesión y traía oculta atada a la cintura la bandera por la cual peleó en cien combates.
Y llegó a ser Presidente de la República. La bandera en parte rota y descolorida en un cuadro de marco dorado adornando el salón de su domicilio particular.
Y una tarde con motivo de su natalicio, el General ofreció una recepción en su casa. La bandera estaba allí en el salón como una reliquia evocadora en su magnífico marco, y alguien, un extranjero, preguntó qué historia tenía aquella bandera desteñida conservada al parecer con tanto cariño.
El General contó entonces la odisea de aquella compañera de sus glorias y cómo evitó que en el epílogo de la gran tragedia cayera en poder del enemigo. La quiero mucho, dijo el héroe de ojos azules con acento emotivo.
Y un poeta español que se identificó con nosotros improvisó:
"Esa que veis despedazada insignia
Cubierta de inmarcesibles glorias,
Sus girones se cuentan por combates,
Sus combates se cuentan por Victorias"
Manuel Domínguez.
EL SALTO DE AGUARAY, EL MÁS ALTO DEL MUNDO
Pocos saben que en el Paraguay tenemos la catarata más alta del mundo. Ni siquiera figura en algunos mapas, el de Cleto Romero, aunque está indicada en el de Rengger. La forma el R. Aguaray al despeñarse desde la cumbre de la Cordillera del Amambay, cayendo entre un bosque secular desierto, de una grandeza solemne y salvaje.
Azara nos da los datos esenciales.
Después de hablar del Yguazú, nos dice que hay "otro salto de un río comparable al Sena, llamado de Aguaray que vierte en el Jejuí y los dos juntos en el del Paraguay. Este salto es a pique o vertical y de 149 1/2 varas de elevación. Se encuentra dentro de un bosque, en los 23º 28 de latitud observada".
Mencionando las grandes cataratas, el Guairá, el Niágara, el Yguazú, añade que "la primera es la de Aguaray en lo vertical y la última en cantidad de agua" (Descripc. E Hist. Del Paraguay, lomo 12, Nºs 12 y 14).
Raros son los viajeros que han llegado hasta dicho salto, por encontrarse muy a trasmano, sin caminos, en un desierto casi inaccesible. Solo los indios Caïnguán se le acercan, a veces, en sus correrías de cazadores incorregibles, pero con miedo porque creen que en el hoyo donde cae, muge un ypóra, el genio de las grandes aguas.
¡Y allá, al pie del Amambay, está desde hace siglos y siglos, rimando en la soledad su ruido sempiterno!
ARTÍCULOS PUBLICADOS EN EL DIARIO ABC COLOR SOBRE EL LIBRO
MANUEL DOMÍNGUEZ, UN HOMBRE MULTIFACÉTICO Y PATRIOTA SIN IGUAL
Manuel Domínguez fue un hombre multifacético, por lo que se ganó amigos leales y enemigos acérrimos que perduran hasta hoy. Sin embargo, su actuar como historiador, especialmente en defensa de los derechos del Paraguay en vísperas de la Guerra del Chaco, lo ubican como un patriota sin igual. El libro sobre su vida aparece hoy con la edición de ABC.
Su vida y su obra, narradas por Sergio Cáceres Mercado en un estupendo libro, aparecen hoy con el ejemplar de nuestro diario, como décimo título de la Colección Gente que hizo Historia, de ABC Color y El Lector.
Según Cáceres Mercado, Domínguez exigiría que un estudio sobre su vida y su pensamiento lo ubiquen en el contexto en que se desarrolló y ejerció su vida. Y para lograr esto, “creemos que lo más acertado es explayarse sobre la élite de intelectuales a la cual perteneció y que dio brillantez a su generación. Ese movimiento es conocido como el Novecentismo Paraguayo”.
Domínguez fue “un excelso representante de este selecto grupo, y el que más lo estudió fue el historiador Raúl Amaral, cuya obra consultamos a lo largo de nuestro libro”.
La figura de Domínguez es y ha sido controvertida. Fue denostado por sus decisiones políticas, pero años después fue ensalzado y honrado por su eficaz y contundente labor junto a Fulgencio R. Moreno en las argumentaciones de los históricos derechos del Paraguay sobre el territorio del Chaco, entonces en disputa con Bolivia.
Creemos que hoy –dice el historiador Herib Caballero Campos en el prólogo del libro que se publica hoy–, transcurrido bastante tiempo, es necesaria una reflexión serena y desapasionada para comprender su aporte, tanto en lo histórico en donde se destacó por su acuciosidad investigativa como en lo político donde sus decisiones le costaron hasta el ostracismo de las aulas universitarias.
Hijo de Concepción Domínguez y el Coronel Matías Goiburú, Manuel Domínguez fue uno de los hombres más polémicos que dio el Paraguay. Nació en Pilar en 1868, aunque algunos historiadores hablan de otro año y lugar. Falleció en 1935. Cumplió una importante labor como jurista y como político a lo largo de su vida.
EL AUTOR
El autor de esta biografía de Manuel Domínguez, Sergio Cáceres Mercado, nació en Asunción, en 1972. Es licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de Asunción. Cursó la maestría en Historia por la misma casa de estudios, y actualmente elabora su tesis investigando el pensamiento filosófico e historiográfico de Manuel Domínguez.
Se dedica principalmente a la docencia de distintas materias filosóficas en la UNA y en la Universidad Católica. Desde el 2008 dirige un curso de filosofía hispanoamericana y paraguaya en el Centro Cultural de España Juan de Salazar, junto al doctor José Manuel Silvero. Ese mismo año se incorporó a la Dirección de Investigación del Instituto Superior de Educación donde también es docente y miembro del equipo editor de la revista científica Kua’apy Ayvu.
Fue becario de la Red Macro de Universidades en la Universidad Nacional de Córdoba (Argentina) y becario del Seminario de Crítica Cultural –Centro Cultural Juan de Salazar– Museo del Barro, a cargo de Ticio Escobar.
Fue periodista del diario Última Hora y actualmente es columnista en sus páginas. Publicó varios artículos y libros. Fue consultor de la Unesco para su programa “La enseñanza de la Filosofía en el mundo” y de Helvetas Paraguay.
Actualmente es miembro del directorio del Centro de Investigaciones Filosóficas, institución para la cual compiló la obra colectiva Pensamientos del Bicentenario (con apoyo de la SNC).
Publicado en fecha: 14 de Julio del 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
MANUEL DOMÍNGUEZ Y LA IDENTIDAD DE NUESTRO PAÍS
Muchos paraguayos han oído nombrar a Manuel Domínguez, incluso existe una calle céntrica dedicada a él. Sin embargo, muy pocos saben quién fue realmente este hombre que tuvo destacada actuación en el país desde finales del siglo XIX hasta bien entrado el siglo XX.
Domínguez contribuyó a configurar la identidad nacional y eso se despliega en el libro con su biografía, que fue escrito por Sergio Cáceres Mercado y aparecerá con el ejemplar de nuestro diario mañana, domingo, como décimo volumen de la Colección Gente que hizo Historia, de El Lector y ABC Color. El autor de la obra habla aquí sobre Domínguez.
–¿Ayudó Domínguez a configurar la identidad nacional a comienzos del siglo XX?
–Sin duda. Domínguez forma parte de los que escribieron el relato histórico que marcó la identidad nacional, pues en ese periodo se dio forma a los cimientos que ahora se aceptan como inamovibles en la conciencia histórica de los paraguayos.
–¿Quiénes más estuvieron en esa tarea?
–Blas Garay, Juan E. O’Leary, Fulgencio R. Moreno, Moisés Bertoni, Ignacio A. Pane, Cecilio Báez y varios más. Manuel Domínguez conformó una generación de historiadores y escritores, que bien o mal contribuyeron a la construcción de la identidad nacional. Revisar sus ideas es tarea nuestra.
–¿Cuáles fueron sus principales contribuciones como historiador?
–En aquella época, Blas Garay había hecho las primeras contribuciones científicas a nuestra historia. Sin embargo, no estaba exento de errores. Domínguez demostró que fue Juan de Salazar el fundador de Asunción y no Domingo Martínez de Irala, como lo había afirmado Garay. Y menos aún Juan de Ayolas, como otro lo diría más tarde.
–¿Qué otros aportes hizo Domínguez en ese sentido?
–Encontró que Alejo García fue el primer europeo en explorar lo que luego sería el Paraguay y no Sebastián Gaboto. Además, respecto al Paraguay y al Chaco tiene innumerables contribuciones, así como sobre otras épocas de nuestra historia.
–¿Y fueron bien recibidos o criticados?
–La época de Domínguez fue de mucha crítica y mucho debate.
Publicado en 13 de Julio del 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
MANUEL DOMÍNGUEZ HIZO APORTES A LA HISTORIOGRAFÍA NACIONAL
“Manuel Domínguez” es el título del libro que aparecerá con el ejemplar de nuestro diario el domingo 14. La biografía de una de las personalidades más singulares de inicios del siglo XX en el Paraguay fue escrita por Sergio Cáceres Mercado.
El libro constituye el décimo volumen de la Colección Gente que hizo Historia, de ABC Color y El Lector. Sergio Cáceres Mercado se refiere a su obra biográfica en esta entrevista.
–¿Qué rol cumplió en la historia paraguaya Manuel Domínguez?
–Fue en primer lugar un historiador que realizó importantes investigaciones. Integró la generación que se conoce como Novecentismo Paraguayo, un grupo de intelectuales nacidos durante la Guerra contra la Triple Alianza o unos años después. Brilló a principios del Siglo XX, destacándose en distintas disciplinas.
–¿Cuáles?
–La historia y la política. Ocupó altos cargos en distintos gobiernos. Fue vicepresidente de la República (1902-1904) y ministro (1911), entre otros importantes puestos.
–Pero también desarrolló otras actividades fuera de la política...
–Como todo intelectual de su época, fue colaborador en distintos periódicos paraguayos y extranjeros. La lista de diarios y revistas en los que apareció su firma es innumerable, prácticamente ninguno del ámbito local dejó de contar con sus textos. Incluso, fue dueño de algún medio.
–¿También fue docente?
–Sí, se destacó como profesor del Colegio Nacional de la Capital y la Universidad Nacional de Asunción. Los que fueron sus alumnos lo recordaban como un apasionado docente que desparramaba erudición por doquier. Llegó a ser director y rector de ambas instituciones.
–¿Cuál fue su rol más destacado?
–Tal vez fue el de investigador y defensor de los derechos de Paraguay sobre el Chaco Boreal. Esto va unido indefectiblemente a su talento como historiador, que lo puso al servicio del país con una pasión y entrega pocas veces vistas. Ocupó comisiones creadas para negociar y defender los derechos de nuestro país frente a Bolivia. Al momento de su muerte, en 1935, formaba parte de la Comisión de Paz.
–¿Por qué se lo llamó el Abogado de la Patria?
–Fue justamente por su denodado esfuerzo en defender la causa paraguaya. También se lo llamó El primer soldado del Chaco, porque antes que nadie combatió con la pluma. Muchos de sus descubrimientos fueron extremadamente útiles para demostrar la razón del Paraguay en dicho conflicto. Por tal motivo, en plena guerra el general Estigarribia le envió una misiva informándole que habían bautizado un fortín con su nombre.
–¿Por qué fue radiado de la cátedra del Colegio Nacional y la Universidad?
–No le perdonaron su actuación como ministro en el periodo presidencial de Albino Jara (1911). El gobierno de Eduardo Schaerer lo destituyó de las cátedras que tenía en el Colegio Nacional, y un año después tuvo que dejar la cátedra de Derecho Constitucional en la que se destacó en la Universidad Nacional de Asunción.
–¿Y ya no volvió a ejercer?
–Fue una pérdida grande porque nunca más volvería a enseñar en nuestras aulas.
Publicado en fecha: 12 de Julio de 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
MANUEL DOMÍNGUEZ, POLÉMICO PERO DE UNA ENTREGA TOTAL
Hijo de Concepción Domínguez y el coronel Matías Goiburú, Manuel Domínguez, uno de los hombres más polémicos del Paraguay, nació en Pilar en 1868. Esta es la fecha más aceptada, pues varios de sus biógrafos no se ponen de acuerdo incluso sobre el lugar donde nació.
Manuel Domínguez era considerado el “abogado de la patria”.
Su biografía forma parte de la colección de ABC Color y El Lector./ ABC Color
Eran tiempos de un Paraguay destrozado por la guerra y era muy difícil tener registros precisos de los nacimientos, entonces.
Su biografía, escrita por Sergio Cáceres Mercado, aparecerá con el ejemplar de nuestro diario el domingo 14 de julio.
Domínguez pasó su adolescencia en Itauguá e ingresó como becario en el Colegio Nacional de la Capital. Siguió luego la carrera de Derecho, mientras ejercía el periodismo y la docencia.
En 1899, año de la muerte de otro grande de nuestra Historia, Blas Garay, Domínguez obtuvo su título de doctor en Derecho con una brillante defensa de su tesis titulada “La traición a la patria”. Los fundamentos de esa tesis y su absoluto dominio de los postulados de la Constitución de 1870 fueron utilizados por Domínguez para defender a José Segundo Decoud de una acusación en la Cámara de Diputados.
El diputado Juan Silvano Godoi acusó a Decoud de “traidor a la patria” porque supuestamente tenía la intención de anexar el Paraguay a la Argentina. En esa célebre polémica, Manuel Domínguez prácticamente destrozó los argumentos de Godoi, y su prestigio como abogado, parlamentario y polemista temible se extendió a todo el país. Y llegó a ser conocido también en el exterior.
En el Círculo de Prensa de Buenos Aires, dio una conferencia titulada Paraguay. Su exposición contenía datos sumamente llamativos, como: “Hay en Alemania 146 idiotas por cada 10.000, habitantes; en Inglaterra 129; en los Estados Unidos 153; en el Paraguay ese porcentaje solo alcanza 9. Es caso único. Ningún país ofrece cifra tan mínima”.
Otros datos lanzados por Manuel Domínguez en Buenos Aires fueron: “En España hay 148 ciegos por cada 100.000 habitantes; en el Paraguay, donde el uso del anteojo es menos frecuente que en otras partes, apenas los ciegos llegan a 44. El porcentaje de sordomudos en Suiza sube a 245; en el Paraguay no excede de 39. El promedio anual de defunciones por cada 1.000 habitantes es 22 (y una fracción) en casi todos los países; en el Paraguay ese promedio oscila entre 15 y 16. La probabilidad de la vida resulta allí mayor que en otras partes y así las cifras vienen a confirmar el aserto categórico de Azara: El Paraguay es el país más sano del mundo”.
Publicado en fecha: 11 de Julio del 2013
Fuente en Internet: ABC COLOR DIGITAL/ PARAGUAY
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