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SERGIO CÁCERES MERCADO

  PENSAR, DISCUTIR Y ESCRIBIR, 2012 - TRES AÑOS DE FILOSOFÍA EN EL CCEJS - Compiladores: JOSÉ MANUEL SILVERO ARÉVALOS / SERGIO CÁCERES MERCADO


PENSAR, DISCUTIR Y ESCRIBIR, 2012 - TRES AÑOS DE FILOSOFÍA EN EL CCEJS - Compiladores: JOSÉ MANUEL SILVERO ARÉVALOS / SERGIO CÁCERES MERCADO

PENSAR, DISCUTIR Y ESCRIBIR

TRES AÑOS DE FILOSOFÍA EN EL CCEJS

JOSÉ MANUEL SILVERO ARÉVALOS

SERGIO CÁCERES MERCADO

(Compiladores)

 

CENTRO CULTURAL DE ESPAÑA “JUAN DE SALAZAR”

Foto de portada: JUAN CARLOS MEZA

Diseño de tapa: RODOLFO INSAURRALDE

Diagramación de interior: GILBERTO RIVEROS ARCE

Asunción – Paraguay

Noviembre 2012 (208 páginas)

 

 

 

 

 

 

INTRODUCCIÓN: PENSAR, DISCUTIR Y ESCRIBIR

JOSÉ MANUEL SILVERO/ SERGIO CÁCERES MERCADO

 

 

         LA IMPORTANCIA Y LA COMPLEJIDAD DEL PENSAMIENTO ESPAÑOL

 

         Existen posturas encontradas a la hora de plantear la cuestión en torno al "pensamiento español". No es fácil evitar la viva discusión que gira en torno a si el pensamiento español ya ha sido sistematizado, y más grave aún, si se podría sistematizar.

         Algunos especialistas, como Gustavo Bueno Sánchez, creen que organizar la historia del pensamiento español es una tarea que de forma rigurosa, aun está por hacerse, 1.

         Garagorri, por su lado dice que la Historia de la filosofía en España es un libro que aún no se ha escrito, 2.

         En su momento Donoso Cortés llegó a escribir lo siguiente: "Nuestro suelo ha sido siempre rebelde a las investigaciones abstractas, que sirven para descubrirnos la naturaleza íntima de las cosas; así como en el mundo político se echa de menos entre nosotros el elemento aristocrático, así también en el mundo intelectual se echa de menos el elemento filosófico (...)", 3.

         Y Javier Lloréns y Barba aseguraba que el espíritu nacional había producido humanistas, místicos, escritores y poetas, pero no filósofos, 4.

         Con respecto a lo afirmado por Lloréns, Javier García Sánchez en un librito titulado Conversaciones con la Joven Filosofa Española, sostiene lo siguiente:

         "... Y se da la paradoja de que la joven filosofía española se encuentra a la misma altura, si no la supera, de la filosofía que pueda hacerse en Francia, Inglaterra o Alemania, en círculos prácticamente todavía universitarios. En Francia, por ejemplo, los Foucault, Lyotard, Deleuze, Althusser, Guattari, etc., siguen siendo nombres casi míticos pero que han encontrado sólo sucesores; no auténticos innovadores o rupturistas en el sentido discursivo. El proceso aquí ha sido el opuesto; ante la ausencia prácticamente global de grandes maestros -mentes de talla universal- de los que aprender, la formación de nuestros jóvenes filósofos se vio enriquecida desde los más diferentes planos: literatura, psicoanálisis, religión -en el futuro es de prever un claro acercamiento a la antropología-, o incluso los clásicos de la filosofía leídos un tanto autodidacta y anacrónicamente", 5.

         De hecho, como ya les habíamos advertido, hay varias posturas que giran en torno a la posibilidad de un pensamiento filosófico español.

         Podemos recurrir a José Luis Abellán y ver de qué manera trata de ordenar, teniendo en cuenta, dos problemas principales con los que podría encontrarse cualquiera al revisar la historia de la filosofía española.

         - El de la existencia o inexistencia de las historias ‘nacionales’ de la filosofía;

         - El de la justificación de nuestra ocupación con ellas.

         Y para hacer frente a estos dos problemas ordena varias posturas. En esta ocasión revisaremos nada más la primera:

         Dice que en primer lugar podemos encontrar a:

         a) Los que niegan rotundamente la existencia diferenciada de las historias ‘nacionales’ de la filosofía, basándose generalmente en el supuesto de que la filosofía es un quehacer científico, que versa sobre problemas universales y que, en con secuencia, afectan en esencia a todos los hombres: el ser, la sustancia, los accidentes, el hombre, la muerte, Dios; la conducta, etc.

         Se trata, por tanto, de un quehacer supranacional, y defender la nacionalidad de la filosofía sería tan absurdo como pretender unas matemáticas ‘nacionales’. Los que defienden esta postura niegan la existencia de una filosofía española con independencia de la Historia Universal de la Filosofía. En este sentido, responden implícitamente aquellos que han realizado el intento de elaborar una Historia de la Filosofía española dentro de la universal, 6, y hace referencia en este punto a Ceferino González y su Historia de la Filosofía (4 Vols.)1886, y la obra de Frutos Cortés, entre otros.

         En segundo lugar Abellán habla de los que defienden la posibilidad de un pensamiento nacional.

         b) Y dice: Éstos no suelen mantener su postura de una forma abstracta y genérica; puesto que suelen partir de presupuestos ‘nacionalistas’, lo que defienden es una determinada historia de la filosofía de un país concreto. En nuestro caso, exaltan la Historia de la Filosofía española, elaborándola en tratados independientes, como ideal superior contrapuesto a otras filosofías nacionales. El nacionalismo de esta postura ha adquirido en España frecuentemente la forma de una exaltación imperialista de nuestro Siglo de Oro y de sus intrínsecos valores culturales. A esta tendencia han respondido gran parte de los planteamientos histórico-filosóficos de un Menéndez Pelayo, de un Carreras Artau o de un Marcial Solana, 7.

         Y por último, una postura intermedia:

         c) La de quienes afirman que la filosofía se hace por comunidades de tipo nacional, para luego reunir sus resultados particulares en ideologías internacionales, o incluso en un cuerpo universal de doctrina. Ésta sería la labor propia de la Historia Universal de la Filosofía. En esta línea -dice Abellán- nos parece que se han movido Bonilla San Martín y Méndez Bejarano; actualmente, entroncarían con ella las realizaciones de Martínez Gómez o de Guillermo Fraile, 8.

         Bien, la postura de Abellán nos muestra que a pesar de darse una cierta disputa en torno al alcance o a las posibilidades de un pensamiento filosófico español, lo cierto es que disponemos de un cúmulo importante de producción filosófica.

         Quizá un rápido recorrido refuerce esta afirmación:

         La filosofía hispano-árabe. Avempace: de la moral del sabio al ideal de vida del ‘solitario’. Metafísica y antropología en Ibn Tufayl. La culminación de la filosofía árabe en Averroes: La doctrina del intelecto; ética y política.

         La filosofía hispano judía. Ibn Gabirol: el concepto de materia universal; el misticismo teológico. Maimónides: el intento de síntesis filosófico-religiosa; claves de la hermenéutica bíblica.

         La filosofía hispano-cristiana medieval. La Escuela de traductores de Toledo. Raimundo Lulio: formalismo matemático y simbolismo lógico en el ‘Ars Magna’; el proyecto apologético y místico; el ‘árbol de las ciencias’ o la búsqueda de un saber unificado.

         El Renacimiento. El erasmismo español: Luis Vives: la psicología, pedagogía y teoría social; el problema de la paz. El descubrimiento de América y sus consecuencias ideológicas: la aparición del Derecho Internacional y el reconocimiento de los derechos de los indios en Francisco de Vitoria y Bartolomé de las Casas.

         La Escuela de Salamanca: hegemonía de la Escolástica y el resurgir de la teología cristiana.

         Domingo Bañez y Luis de Molina: el problema de la libertad humana. Francisco Suárez y la renovación de la metafísica escolástica.

         El Barroco. Miguel de Cervantes: El Quijote como utopía social. Calderón de la Barca: sueño y realidad. La mística en Santa Teresa y San Juan de la Cruz. Razón y sinrazón de Estado en la política del Barroco: Quevedo, Gracián y Saavedra Fajardo.

         El siglo XIX. La pugna entre tradición y modernidad. Una filosofía del equilibrio: Jaime Balmes. El cambio político e ideológico en el siglo XIX español. Panorama del pensamiento filosófico: del sensismo y utilitarismo a la escuela catalana del sentido común. La filosofía de J. Balmes: el problema gnoseológico; los criterios de verdad.

         El Krausismo: Julián Sanz del Río. La Institución Libre de Enseñanza: Francisco Giner de los Ríos. Apertura del pensamiento español a la filosofía alemana. Pensamiento filosófico de J. Sanz del Río: la metafísica: el Realismo Racional. La filosofía de la historia: el ideal de la humanidad.

         La polémica de la ciencia española: Marcelino Menéndez Pelayo. La polémica de ciencia española: desarrollo y balance de la misma. M. Menéndez Pelayo: su concepto de la filosofía y de la historia. Su aportación historiográfica de la filosofía española. La obra de Adolfo Bonilla San Martín.

         Y, por supuesto, el siglo XX, que se inicia con la generación del 98.

 

         ALGUNAS CARACTERÍSTICAS:

 

         Situarnos a finales del siglo XX presupone una serie de acontecimientos importantes a tener en cuenta, como, por ejemplo, la caída paulatina de la escolástica, y el poder que tenía la iglesia católica. Es importante tener en cuenta dichos sucesos ya que, de una u otra manera, "hacen" o caracterizan al pensamiento español de ese siglo. Cabe recordar que en el siglo XIX ya se habían adoptado otras filosofías alternativas producidas en Europa, como el vitalismo, el positivismo, la fenomenología, etc.

         Centrándonos ya en el siglo XX, podemos decir -siguiendo a Garagorri- que bajo el imperio del racionalismo moderno, la mente española no logró dar frutos filosóficos; pero al introducirse la historia humana en el centro de la filosofía, al ser el problema intelectual de nuestro tiempo la coordinación entre el conocimiento de las ciencias y la consideración del hombre mismo, ocurre que han surgido de golpe dos pensadores españoles para quienes esa cuestión constituía el eje de su filosofia, 9.

         Unamuno escribió: "Aspiro a la fusión del pensar y del sentir: a pensar el sentimiento y a sentir el pensamiento"; y Ortega confiesa que un día, allá en su juventud, creyó que quizá estaba reservado al destino de la mente española "unir las dos hermanas enemigas: la pasión y la filosofía, la sensación y la idea"; y, más tarde, ha reiterado que su ambición era sumar "la transparencia de la idea y el estremecimiento de la víscera », 10.

         Decimos, pues, que uno de los pensadores más influyente en el siglo XX en España, es Ortega y Gasset. A su alrededor se movieron multitud de discípulos y hoy día sus tesis son manejadas no sólo por filósofos, sino por historiadores, periodistas y personajes propios de las profesiones liberales.

         También Javier Zubiri se ha convertido en un autor muy influyente en un ambiente católico, tanto en la época del primer franquismo, como después, en el contexto del Concilio Vaticano II.

         Además, Zubiri ha mantenido una influencia en el entorno hispanoamericano que Ortega no ha llegado a tener, gracias sobre todo a su readaptación de la teología católica a esquemas propios de la filosofía contemporánea. Dentro de lo que ha sido la escolástica como filosofía genuinamente española, no han existido figuras de gran prestigio en el siglo XX, aunque en los primeros años del franquismo se destacó, especialmente, Juan Zaragüeta.

         A nivel de comentarios doxográficos, José Luis López Arangúren como importador de la llamada "filosofía moral contemporánea" ha formado una comunidad de personas que se inspiran en sus obras, que algunos denominan como "comunidad de filósofos morales". Siguen las tesis de Habermas, Apel y otros autores de similar doctrina.

         El positivismo lógico, que apareció en su versión más escolar con Manuel Garrido en los años sesenta, se ha ido reconvirtiendo en los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad, propios también del mundo anglosajón, con una presencia importante a nivel académico, tanto en la Universidad como en la enseñanza secundaria. Por último, podría citarse también el materialismo filosófico; que se mantiene de forma discontinua a nivel académico, pero muy presente tanto en la televisión, como en obras publicadas y en todo tipo de debates públicos.

         Encontramos en este periodo pensadores cuyo interés fluctúa entre la filosofía y la religión, quedando -muchas veces- la filosofía subordinada a determinados principios de naturaleza religiosa (reserva teológica), 11. De la misma manera hallamos filósofos cuyo pensamiento se establece a partir del conocimiento científico, sea el modelo la ciencia natural o la lógica y la matemática. Y de esta, otra vez, se abre una gama de propuestas interesantes como los estudios de Ciencia, Tecnología y Sociedad, Bioética y otras disciplinas novedosas que acaparan la atención y el interés de muchos pensadores españoles del momento (Javier Echeverria, Diego Gracia, Javier San Martín, entre otros).

         Asimismo, podemos notar la presencia de pensadores cuyo interés gira en torno a los postulados del marxismo clásico y las ideas postmarxistas, y todo lo que ello implica, en cuanto a producción filosófica y magisterio.

         Por otro lado, la presencia de pensadores que abordan cuestiones éticas y epistemológicas sin un sistema de referencia. Hay quienes consideran que la reflexión filosófica se pueda dar sin una ligazón sistemática entre los distintos autores. En ese sentido, Gustavo Bueno defiende la idea que la filosofía no es especialización de determinados saberes, como tampoco es comentario (doxografia) de autores previos, sino análisis desde el presente y para el presente, con la base previa de la tradición anterior (Saber de segundo grado).

         En el ámbito de la ética, advertimos que desde los noventa del siglo pasado se ha incrementado el cultivo de las éticas aplicadas y se atiende la necesidad de desarrollar teorías de la democracia (CSIC, F. Quesada, F. Carracedo, etc.), éticas cívicas (V. Camps, S. Giner, A. Cortina, etc.), y éticas de los valores, que siempre habían estado en alguna medida presentes. A la bioética dominante de inspiración cristiana, con autores como Diego Gracia, se añade una bioética más social, con autores como Victoria Camps, María Casado desde la Universidad de Barcelona o Cambrón Infante desde La Coruña. Además, se ve una mayor conexión entre los problemas morales y políticos de la sociedad española.

         Además, no olvidemos masificación de los escritos de pensadores como Fernando Savater desde los años ochenta, y Antonio Marina desde los años 90. Los mismos se han convertido en fenómenos editoriales de la Filosofía.

         La escuela de Oviedo, con Gustavo Bueno al frente, aglutina a un grupo importante de pensadores dispersos por todo el mundo. La Fundación que lleva su nombre viene desarrollando una tarea titánica en cuanto a la sistematización, recuperación y consolidación del acervo filosófico hispánico.

 

 

NOTAS

 

1. Bueno S. Gustavo. Historia de la "Historia de la filosofía española". En: El Basilisco, 2a época, nº 13,1992, pp. 21-48.

2. Garagorri, Paulino. La Filosofía Española en el siglo XX. Unamuno, Ortega, Zubiri. Alianza: Madrid, 1985.

3. Citado por Abellán, José Luis. Historia crítica del pensamiento español. Espasa-Calpe: Madrid, 1988, p. 39. Tomo I.

4. Ibíd.

5. García S. Javier. Conversaciones con la Joven Filosofía Española. Península: Barcelona, 198o, pp. 12-13.

6. Ibíd., PP. 29-40 Vol. I.

7. Ibíd.

8. Ibíd.

9. Garagorri... Pp. 16-17.

10. Ibíd.

11. Garagorri... Pp.13-17.

 

 

ÍNDICE

 

Presentación

Myriam Martínez Elcoro

 

Agradecimientos

 

Introducción: Pensar, discutir y escribir

Sergio Cáceres y José Manuel Silvero A.

 

El inconsciente en Barrett, influencias, aportes

Osvaldo Gómez Lez

 

Interculturalidad en la Educación Superior Latinoamericana

Marta Canese de Estigarribia

 

Paraguayos, Repúblicas o muerte

Mara Vacchetta Boggino

 

Fundamentación analéctica de la liberación latinoamericana

Cristian Andino

 

Fernando Savater. El Valor de Educar

Alicia Ramo

 

Recordando al Maestro

Alejandro Navarro

 

Relajación mental (Conformismo)  

Ruth Espínola/Luis Alberto Guzmán

 

El positivismo: aciertos y desaciertos en Latinoamérica

Marcelo Leguizamón/Lorenzo Torres

 

Intuiciones de un docente

Orlando Palma

 

Valores antropoéticos para la integración de Latinoamérica

Ricardo Estigarribia Velázquez

 

Responsabilidad en democracia

Odaliz Aguilar Rodas

 

(In) Dependencia y liberación latinoamericana

Santiago Maldonado

 

Filosofía de la Liberación vs. Positivismo

Sergio Ignacio Cabrera Patiño

 

El ser in situ en el pensamiento de Ortega y Gasset

Celsa Concepción Barrios Cano

 

Algunas consideraciones sobre José Ortega y Gasset

Bienvenido Alfonso Florentín

 

El mundo interno y externo

Enrique Manuel Rolón

 

La deliberación en Bioética según Diego Gracia

Mariza Amaral Maciel

 

En el nombre de Freire. Opresión de la pedagogía en Paraguay

Federico González

 

Ortega, Marías y la historia de la filosofía

Sergio Cáceres Mercado

 

Europa como matriz del término Bioética

José Manuel Silvero A.

 

 

 

FILOSOFÍA DE LA LIBERACIÓN VS POSITIVISMO

 

SERGIO IGNACIO CABRERA PATIÑO

 

         Esa idea que está centrada en el pensamiento todo lo define, es el autoconvencimiento quien toma el timón a partir del subconsciente, allí donde nosotros los seres humanos somos tan distintos e iguales. ¿Acaso no soy yo autosuficiente de pensar y juzgar mi propio pensamiento? Y tu entendimiento ¿batalla con la perfecta dialéctica de tu yo interno o no?

         José Luis Romero (filósofo, historiador argentino) nos da un panorama positivista que está estrechamente ligado a la conciencia de cada hombre que trata y lucha por un razonamiento a partir del entendimiento hermenéutico que aflora lentamente del hombre pensante.

         Enrique Dussel entendía perfectamente que el hombre autorrealizado depende exclusivamente del crecimiento continuo, constante, contra el positivismo que hace el vacío, bloqueando todo acceso a las capacidades de realización humana.

         Es imposible para mi dejar de nombrarle a Cecilio Báez, (ejemplo positivista), quien encabeza la lista de filósofos progresistas del Paraguay, aunque también, para bien o para mal, muestra su tendencia medio atea; lo cual, le dejaría en un jaque constante en cuanto a sus propios prejuicios, en relación a su propia creencia interna.

         Entonces, a pesar de las críticas, estamos de acuerdo con su completa condición positivista, pues, desde toda su óptica ha mirado con unas gafas de larga vista, acercando todo a su alrededor como un imán al progreso del hombre filosóficamente realizado.

         Así también, destacamos a Juan Santiago Dávalos, quién siempre utilizó una verba muy sofisticada y que deslumbró hacia un pensamiento que a ciencia cierta es valiosísima por su amplia modalidad como pensador en el campo de la filosofía universal.

         Pero, ¿qué podemos decir del hombre?, por más elocuente, fuerte y lúcido que parezca filosóficamente, ¿está en falta con la filosofía de la liberación?

         Por eso, la filosofía latinoamericana se procesa por un periodo de despojamiento, en reducir las 5000 técnicas a 5; no alargar, no acortar, no actuar cuando es indebido, llevar la velocidad y la carga necesaria desde un pensamiento siempre positivista intensamente ligado a la interacción y el interactuar.

         Y quien le ha leído al padre jesuita indio Anthony De Mello (nació en Bombay en 1931, murió en Nueva York en 1987), entonces pesará a la filosofía en balanza como heterodoxa y cuestionable (él mismo reitera que se debe cuestionar todo), pero utilicemos esta parte extraída del libro "Autoliberación Interior" de Anthony De Mello; entonces, yo creo que toda acción filosófica positivista latinoamericana empieza de la liberación de uno mismo y en simultáneo, contagiando al entorno, para posteriormente aplicarlo en grupo.

         Y traspasando más allá del latino americanismo, por ejemplo, una definición de Eduardo Nicol (filósofo español): "las condiciones sociopolíticas de la Independencia generaron un pensamiento renovador".

         Entonces, también podía ligarse el pensamiento renovador de esa política independentista a ciertos positivismos que incubaron libertad e ideas de liberación al mismo tiempo, para asombro del pensamiento europeo.

         A continuación, una descripción "más allá del sol" como de la propia garganta de don Enrique Santomé (Locutor paraguayo, Radio Nacional del Paraguay) en guaraní y traducido al castellano. Esta síntesis en guaraní no está escrito en ningún libro, solamente que yo y otros como Pablo Yegros (Artista plástico y dibujante paraguayo) fuimos testigos presenciales de su creación.

 

         "Guaraní"

 

Ãgãkatu ra’e che ru oíporune

Che sÿgui ipuru'ã chegueru haguã ko yvype

Ha upéi mbeguekatuminte

Chemokunu'ümba cherupi je’y haguã

Haÿ'u haguã pe y yvágape che rúndie,

ha che katu che ru

ajeruré ndéve arandu ra’ÿi ra’ÿminte

upeicha avei ko árape ko arasagupe

apyrü ko arasa ári a pytu’u haguã

ko yvy atyndi.

 

         "Castellano"

 

Entonces mi padre prestó de mi madre

su ombligo para traerme a esta tierra

y después muy lentamente y con cariño,

me volverá a alzar,

para tomar esa agua en el cielo con mi padre.

Entonces yo te pido padre,

el hijo de una semillita de sabiduría.

Y así también hoy,

debajo de este guayabo,

estoy pisando encima del guayabo,

para descansar al final otra vez en la Tierra.

 

         Sergio Ignacio Cabrera Patiño

 

         Esta traducción del guaraní al castellano la hice viendo la profundidad descriptiva en su interpretación: la esperanza sobre el nacimiento del hombre hasta regresar de vuelta al cielo usando como cordón umbilical a la Tierra.

         No solamente podemos utilizar esta síntesis en guaraní para demostrar las condiciones de la realidad de nuestro origen, sino reflexionar en los centenares de pensadores que por el destino o porque no tuvieron oportunidad de plasmar su pensamiento, nunca lo hicieron. Sin embargo, quedaron sus voces como pequeñas vibraciones que si bien no pasaron a mayores, emerge en un mini mundo etéreo.

 

 

 

EL MUNDO INTERNO Y EXTERNO

 

ENRIQUE MANUEL ROLÓN

 

         Cuando José Ortega y Gasset dijo "yo soy yo y mi circunstancia", en otras palabras dijo "yo soy mi realidad interna y mi realidad externa".

         El hombre tiene dos mundos: el interno y el externo. El interno es todo aquello que existe a partir de la piel para dentro de uno; como ser las sensaciones, las emociones, los sentimientos, las tensiones, etc.; y mundo externo es todo el resto; como ser la casa, el vehículo, los parientes y amigos, la cuenta corriente, etc.

         Por esto se distinguen dos dimensiones de la personalidad:

         El extravertido: se orienta hacia el mundo externo. Es característico que se vuelque hacia fuera y que espontáneamente le interese más reestructurar su medio y analizar los efectos de éste sobre su interior. Tiene impulsos vigorosos y se consagra con entusiasmo a la realización de tareas.

         El introvertido: representa la condición inversa del extravertido, se orienta hacia el mundo interior de la psique; tiende a mostrarse tímido, retraído e inhibido en las relaciones sociales. El introvertido es generalmente un individuo introspectivo y, por eso mismo, le interesa mucho más el mundo de las ideas que los asuntos prácticos.

         Pero volvamos al mundo interno y el mundo externo del hombre: existen cosas que están solamente en el mundo interno del hombre y no en el externo, como ser los mitos; por eso algunos llaman al mundo interno subjetivo y al externo objetivo o real.

         Los problemas, especialmente de carácter psicológico, suelen surgir cuando entre el mundo interno y el mundo externo de uno: hay demasiada diferencia o hay confusión, porque tenemos que tener en cuenta que el mundo interno se va formando a partir de las informaciones que recibe del mundo externo. Por ejemplo, una persona puede considerase muy rica y poderosa internamente, pero en el mundo exterior cualquiera se da cuenta que es pobre y débil; y esto tarde o temprano produce conflictos, traumas, ansiedad, distorsión de la realidad u otras enfermedades. Por eso la persona bien centrada es aquella en cuyo mundo interno y externo no hay mucha diferencia ni confusión; claro, nunca van a ser iguales, porque un poco de sueños y fantasías todos tenemos.

         ¿Qué hacer cuando se presenta este problema de demasiada diferencia o confusión entre ambos mundos? Cuando surge este problema la persona está tensionada psicológicamente, nerviosamente o sexualmente. Una de las maneras de aliviar estar tensiones es exteriorizarlos, es decir, haciendo catarsis y teniendo relaciones sexuales. Catarsis es exteriorizar lo que a uno le molesta internamente y se hace por medio del lenguaje, porque la válvula de escape de las emociones es el lenguaje. El lenguaje puede ser oral; escrito o mímicos (gestos y ademanes), y lo más recomendable es hacerlo ante un psicólogo o un cura, aunque esto no tiene porque ser así necesariamente, porque uno puede hacerlo ante sus familiares o ante quienes dio origen dicha molestia, que es lo más recomendable, y hacerlo al instante.

         Esto parece muy sencillo, pero, sin embargo, no lo es, porque la persona con este mal presenta resistencia. Presentar resistencia quiere decir que la persona no le quiere contar a nadie aquello que le molesta o le tensiona, por considerarlo ella una cosa demasiado grande, demasiado importante, una cosa que debe ser secreta, tiene miedo a represalias o tiene la sensación que al exteriorizarlo va a cambiar el mundo exterior, cuando es solamente ella quien cambia, es decir su mundo interno, pues cambia su forma de ver el mundo. Por lo general las cosas que tanto le molestan a las personas son cosas muy sencillas, vulgares o casi sin importancia.

         Una persona no puede o no debe retener por mucho tiempo aquello que le molesta, debe contarle tarde o temprano a alguien por aquello de "concatenación universal de las cosas", es decir, en el universo nada existe en forma aislada, por ejemplo, un bolígrafo tiene relación con la persona, el papel, etc.; y así cualquier cosa que uno tome, verá que no existe aisladamente.

         No está demás decir que al contar o al exteriorizar una persona aquello que le molesta, la tensión desaparece automáticamente casi al instante o unas horas después.

         Hay carreras que se ocupan del mundo interno de la persona, como ser la psicología, y otras que se ocupan del mundo externo, como ser la economía.

         Por eso cuando uno tiene un problema debe distinguir bien dónde está el problema; si está en su mundo interior o exterior. Por ejemplo, si uno tiene problemas económicos no debe ir a un psicólogo, pues el psicólogo soluciona solamente problemas psicológicos, quizás le alivie por un tiempo el problema, pero nunca le va a solucionar; pues el problema está en el mundo exterior.

         Uno por momentos puede pedir ayuda para solucionar un problema, ya sea del mundo interno o externo, pero al final es uno mismo quién lo soluciona, pues por más que alguien le preste ayuda a uno, uno le debe pagar, ya sea con dinero o con su fuerza de trabajo.

         El mundo exterior puede seguir existiendo en la presencia del hombre, pero el mundo interior del hombre no podría existir sin el mundo exterior, porque al mundo externo le debemos nuestra vida, especialmente a la tierra, pues de ella salen los alimentos que consumimos, o que primero consumen ciertos animales que después nosotros consumimos, en ella se encuentra la materia prima para nuestra vestimenta, los materiales para construir nuestra vivienda, también le debemos la vida al agua, al sol, etc.

         Creer qué uno con su mundo interior puede influir sobre el mundo exterior, como es el caso de los fenómenos parasicológicos, paranormales, extrasensoriales, o someter a la realidad, es el primer paso a la demencia. Estos fenómenos existen solamente en la mente de la persona y dicha persona tiene una forma de pensar que se llama pensamiento egocéntrico, es decir, se creen el ombligo del mundo, creen que son el centro el centro de las actividades y los acontecimientos, y luego esto proyectan sobre el mundo exterior y creen que tienen ciertos poderes como, por ejemplo, adivinar el futuro. Si esto fuese cierto deberían nada más que adivinar o someter la última cifra del número de la quiniela cada día y se pasarían la vida sin trabajar, además de tener una buena diversión; o, de lo contrario, deben utilizar sus supuestos poderes para hacerse millonarios sin trabajar; pero ellos saben que es imposible, por lo tanto dicen que van a "ayudar" a otras personas con tal de que le den dinero si es que quieren, o cuánto quieren, sin necesidad de que sea mucho. Lo peor es que hay gente que hasta hoy cree en ellos, pues una vez que se acercan a estas personas, ellas se apoderan de la mente del ingenuo y lo hacen ver sus mundos como algo real, pues, a veces, quizás la mayoría de las veces, aciertan porque ya era casi evidente, era lo más probable o simplemente es coincidencia, y el ingenuo ve solamente los aciertos y no los errores, además aquellas personas tienen una supuesta justificación para cada error.

         Pregunto: será que Dios existe en el mundo exterior o real o solamente existe en la mente del hombre o sea su mundo interno? La respuesta es evidente: Existe solamente en la mente del hombre; esto generalmente no se dice o se trata de demostrar lo contrario porque la presencia de Dios en la mente de los hombres representa poder para algunas personas, para otras representa dinero, para otras el mantenimiento del orden social y para otras por lo menos un alivio o una esperanza a una vida mejor. Uno no le debe temer a Dios, a quien le debe tener miedo es a sus representantes.

         Todas las religiones tienen algo en común: siempre hay que "pedir" a un ser superior lo que se quiere para que nos dé cuando "escuche" nuestras plegarias, pero en realidad son los hombres los que dan, ya sea trabajo, comida, salud, dinero, comunicación, etc., o simplemente se cumple lo que estaba latente o la posibilidad que siempre existió, como, por ejemplo, una lluvia, una paz interna o externa, ganar un premio, la recuperación de la salud por medios naturales del cuerpo, el encuentro con un ser querido, etc. Lo que pasa es que uno ora o reza, y esto modifica su mundo interno, o sea, la forma de ver, escuchar, sentir, oler, gustar el mundo exterior, es decir, cambia el modo de percibir y procesar mentalmente, y uno cree que cambia el mundo externo, cuando en realidad el que cambia es uno mismo; y mientras no cambia, al orar una, dos, tres o más veces dice que le falta fe, y sigue orando o rezando hasta que se dé, si es que se da lo que "pide" en el mundo interno o el externo.

         A veces también estos representantes de la Iglesia le dicen a uno que haciendo algo así como bautizarse, o convertirse, uno va a nacer de nuevo; es imposible, porque todo lo que está en el inconsciente no se puede borrar, ni olvidar definitivamente, se puede aliviar con una explosión o implosión, pero nada más. Se da una explosión en la catarsis, es decir, cuando una tensión o fuerza interna o lo que tanto le molesta a uno se exterioriza y se da una implosión cuando esa fuerza se va más para dentro y uno se siente arrepentido; en ambos casos, el malestar desaparece. Esto lo saben muy bien todos los psicólogos y dirigentes religiosos.

         Para que no aparezcan estas tensiones lo más recomendable es que uno no se engañe a sí mismo, es decir, uno debe primero sincerarse consigo mismo para después proyectar esto en el mundo exterior, es decir, uno debe hacerse preguntas como ¿quién soy yo?, ¿quiénes son mis padres?, ¿dónde nací?, ¿dónde vivo?, ¿cuál es mi posición económica y social?, ¿cuáles mi religión?; ¿soy de izquierda o derecha?, ¿donde trabajo?, ¿en qué trabajo?, ¿cuál es mi tendencia sexual?, ¿qué conocimientos tengo o cuál es mi grado académico?, ¿cuál es mi estado civil?, ¿cuántos años tengo?, ¿cuál es mi nombre y apellido completo?; responder sinceramente a estas preguntas y después proyectar esto en el mundo exterior.

         Si una persona no es sincera consigo misma, se nota de una u otra forma, especialmente en los artistas y políticos, los artistas no actúan bien y los políticos mienten y uno se da cuenta, lo único que necesita es ser un poco observador para notarlo. Por eso es recomendable que si uno va a ser político no lo haga buscando dinero o venganza, y si uno va a ser artista no lo haga buscando dinero o fama. Cuando hay equilibrio o armonía entre el mundo interno y externo aumenta la autoestima.

         El mundo interno de una persona es diferente del mundo interior de otra persona, no existen dos mundos internos iguales; el mundo externo sí que en un momento dado permanece constante y con el correr del tiempo se transforma o sufre variaciones, pero cada persona lo ve de manera diferente; por ejemplo, una misma pintura o una misma película es vista e interpretada de diferentes maneras por las personas, aunque hayan algunas cosas en común.

         El mundo interno de cada persona es muy complejo y nadie puede leerlo, descifrarlo o conocer todo sobre ello o, por lo menos, la mayor parte, no puede hacerlo ni el mejor psicólogo, ni el mejor psiquiatra, ni el mejor torturador.

 

 

 

ORTEGA, MARÍAS Y LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA

 

SERGIO CÁCERES MERCADO

 

         De las ideas que José Ortega y Gasset tenía sobre la filosofía, había una en que dos célebres discípulos y amigos, Xavier Zubiri y Julián Marías, adherían: "La filosofía es así historia de la filosofía y viceversa". Por supuesto, muchos colegas suyos no estaban de acuerdo con esto.

         Una cosa muy diferente es historiar la filosofía y otra cosa es filosofar. Pero lo que me interesa aquí es mostrar las coincidencias en este aspecto con aquellos dos maestros. Zubiri, en el prólogo al clásico Historia de la Filosofía de Marías, escribe: "La filosofía no es su historia; pero la historia de la filosofía es filosofía". Un poco más adelante, Marías toma la palabra: "Hay, pues, una inseparable conexión entre filosofía e historia de la filosofía. La filosofía es histórica, y su historia le pertenece esencialmente".

         Pero, como es obvio, hay desacuerdos entre estos filósofos. Uno interesante; pero indirecto, se da entre Ortega y Marías sobre la interpretación de la historia de la filosofía. En ella, ¿se pueden notar altibajos, épocas doradas seguidas de decadencia? Marías opina que sí. Ortega no está de acuerdo.

         Un esquema básico de la célebre Historia de la Filosofia de Marías presenta a las ideas de los pensadores como una serie discontinua, con picos de gran "tensión metafísica" seguidos de valles de casi ningún valor. Justamente, el primer valle es el que aparece inmediatamente después de la muerte de Aristóteles. Las escuelas helenísticas se dedican a una "simple especulación moral". En esta parte Marías afirma. "Después de una época de extraordinaria actividad en este sentido (temas metafísicos), viene una larga laguna filosófica, de esas que aparecen reiteradamente en la historia del pensamiento humano: la historia de la filosofía es, en un sentido, esencialmente discontinua". Así, la triada Sócrates-Platón-Aristóteles ocupa un pico exitoso, al que sigue un valle de los fracasados, como Pirrón, Epicuro y Zenón, hasta llegar de vuelta al siguiente pico ocupado por el gran Plotino. Para Ortega cada época tiene su justa filosofía, condicionada por la circunstancia. Un error común de algunos autores es de entrada tener ya algunos filósofos consagrados.

         Aquel manual data de 1941. En 1943, Ortega empieza a redactarle un epílogo que se publicaría con la segunda edición. El escrito no contradice nada, al menos explícitamente, a la obra de Marías. Pero antes, en 1942, había hecho un prólogo para otro libro de historia de la filosofía, el de Emile Bréhier.

         Ahí el maestro relativizará la tesis de su alumno, sin mencionarlo. "En las épocas llamadas de decadencia algo decae, pero otras germinan. Convendría, pues, usar con más cautela ambos términos, que tienen el común inconveniente de no denominar la época a que se atribuyen por caracteres intrínsecos, por rasgos efectivos de la vida que en ellas se vivió, sino que son meras apreciaciones nuestras, externas y ajenas a la realidad que nombran". Nos convencemos más de que estas líneas están dedicadas a Marías, porque Ortega refiere a las escuelas post-aristotélicas como ejemplo del prejuicio de algunos historiadores de la filosofía -que es justamente el periodo que aquel menciona- y empieza a ubicarlos mejor en su época y justificarlos.

         No podemos menos que darle la razón, en esta parte, a Ortega quien es consecuente con su doctrina de la razón histórica. Marías, al final de sus palabras previas a su Historia, indica que la razón histórica orteguiana es el principio inspirador de su libro. "Por esto una historia de la filosofía sólo puede hacerse filosóficamente, reconstituyendo la serie íntegra de las filosofías del pasado desde una filosofía presente capaz de dar razón de ellas; y no de excluirlas como errores superados, sino de incluirlas como sus propias raíces". Sin embargo, en más de un capítulo Marías presenta de entrada ciertas doctrinas como equivocaciones, incluso corrige algunas como Hume, Comte, Sartre, e ignora a Marx (así como su colega italiano Sciacca lo hace con Sartre). Podemos justificar a Marías, quien tenía 27 años cuando publica este su primer libro, el más leído de su vasta producción. Zubiri, en su prólogo, ya algo entrevió: "un libro sobre el conjunto de la historia de la filosofía quizá solo pueda escribirse en plena muchachez, en que el ímpetu propulsor de la vida puede más que la cautela".

 

         LA FUNCIÓN DE LA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA PARA ORTEGA

 

         De los famosos prólogos a los textos de Vossler y Brehier y del epílogo a Marías, podemos concluir algunas utilidades o funciones que cumple la historia de la filosofía, así como algunas críticas o recomendaciones para los manuales.

         1) Ortega nos dice que la historia de la filosofía nos catapulta hacia una filosofía por venir. Estudiar el pasado de la filosofía (occidental) nos permite vislumbrar su futuro.

         2) Mostrar los "errores" de los filósofos anteriores tiene su lado positivo porque permite a los actuales que caminos no tomar. "La filosofía sabe donde no pisar".

         3) Ver transiciones y decadencias entre doctrinas exitosas es una imprudencia. Nos sirve de ejemplo un dilecto orteguiano como Julián Marías.

         4) Los libros de historia de la filosofía deben iluminar los supuestos que rodean a la filosofía y no ponerla en una simple cronología. "La historia de la filosofía tiene, en efecto, y no hay por qué ni para qué ocultarlo, un divertido aspecto de dulce manicomio".

         Ella no es una actividad aislada del contexto histórico. Las doctrinas no deben exponerse como si fuesen contemporáneas, sino con sus condicionamientos geopolíticos, económicos, culturales, con los cuales se retroalimenta. La filosofía es una institución social y debe señalársela como tal.

         5) Otro error común de los manuales es haberse desentendido de la historia de la ciencia. Sobre esto debemos admitir algunos textos que ya cumplen con este requisito, tales como los de Reale y Antiseri o el de Geymonat, entre varios otros.

         6) Finalmente, con mucho énfasis Ortega nos dice que una historia de la filosofía debe pensar el "por qué repentinamente empezó la filosofía". Si un manual no va a tocar este aspecto no merece la pena ni siquiera ser escrito o, en su defecto, ser leído. El problema del origen (y epílogo) de la filosofía es vital para nuestro filósofo.

 

 

 

 

 

 

 

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