TECHAGA’U PURAHÉI
(Polka paraguaya)
Letra y Música: ALEJANDRO CUBILLA
Te canto en esta canción
Mi vida, mi amor
Rohayhueteíva
Queriendo que vuelva a mi
Tu risa de amor
Ahechaga'úva
Llorando pido al Señor
Que me haga volver
Che mo kunu'ûva
Para curarme del dolor
De mi corazón
Ku hasyeteíva
Ejumijeîma kuñataî
Rohechaga'úva cha kamba-mi
Che juka pota, pene pore-î
Che tupasy-mi
Para fin
Rohechaga'u
Che tupasy-mi
Asunción- Paraguay, año 1962
LECTURA RECOMENDADA:
EL "SAXO DE LA LIBERACIÓN"
"ALEX CULL Y SUS CABALLEROS DEL JAZZ"
Recién comenzaba la década del 50. Alejandro Cubilla sigue tocando en la Banda de la Caballería, pero al mismo tiempo, ya es conocido por sus cualidades entre los directores de orquestas. Su paso de la "Continental" a la "Nobel", de la mano de Alfredo Riquelme, le acerca otras posibilidades, corno la de tener su propio instrumento...
"En ese tiempo, nos enteramos que en que en Villadesou, donde vendían instrumentos, tenían abandonado dos saxos. Entonces, Alfredo Riquelme me dice que vaya a verlos y que compre uno y que él lo iba a comprar para mí".
Los saxos estaban en estado lamentable- recuerda hoy el maestro-" envueltos en papel de diario". "Riquelme me dijo que eligiera uno y que lo mandara a arreglar, que él lo pagaba y que yo le fuera devolviendo el dinero poco a poco. Y así ocurrió. Yo elegí el mejor y lo mandé a arreglar".
Cubilla recuerda hoy que entonces comenzó otra etapa en su vi musical: "Con Alfredo Riquelme tocamos muchísimo; en los mejores lugares. Siempre teníamos trabajo. Teníamos un muy buen repertorio música de todo tipo: el jazz principalmente, los blues ... Era una muy buen orquesta.."
Y ahora, mientras le pide a su asistente que busque en la otra habitación de la casa, el saxo que va a mostrarme enseguida, lo escucho tararear cl tema que para él, fue el más lindo de ese tiempo: "Nuestros años felices".
El relato continúa en ese tiempo de actuaciones constantes, hasta que aparece otra crisis en la vida del entonces joven e impulsivo Alejandro Cubilla.
"Yo me enojé con Alfredo Riquelme y abandoné la orquesta. Eso también significó dejar el saxo que él había comprado para que yo lo tocara, aunque yo lo había mandado a arreglar, todavía era suyo y yo lo podía tocar mientras estuviera con él... .Entonces me fui una tarde a Villadesau en donde compré este saxo que ahora le muestro".
La caja negra se abre y en su interior brilla un saxo sobre el lecho de suave pana roja. Don Alejando lo acaricia con los dedos, recorriendo el cuerpo tan conocido y dócil. Lo toma y lo levanta hasta acercarlo a mis manos. Y dice:
"Este es el saxo que compré entonces. El que yo llamo "El saxo de la Liberación" porque gracias a él, pude salir de la orquesta de Riquelme y formar mi propia orquesta"
Entonces recuerda que fue "otra vez, Sixto Benítez Rojas" quien le presto el dinero para comprar ese primer saxo, que me muestra ahoracon tanto orgullo, a pesar de que es el más pequeño de los tres que tienesiempre al alcance de su mano, perfectamente guardados en sus estuches, siempre compartiendo su dormitorio.
"Mi primera orquesta estaba formada por aprendices músicos y yo tocaba con este saxo italiano. Este es un saxo alto -dice acariciando el largocuello del instrumento- , siempre lo toco, aunque le falten algunas cosas...pero siempre me gusta tocar con él ...Aveces tocaba con Torales al piano,algunos solos..."
La orquesta recién formada tenía que bautizarse. Y en esos tiempos, era casi un mandato, copiar lo que venía a través de las radios y el cine: Una orquesta de jazz que se preciara, debía tener nombre y apellido extranjero y mejor, en algo parecido al inglés. "Entonces, después de pensar qué podíamos hacer con el nombre, me decidí por ponerle mi nombre, pero transformado en parte al inglés", dice riendo.
Y así nace la orquesta "Alex Cull", una metamorfosis con perfume hollywoodense del criollísimo "Alejando Cubilla" , que se completa como "Orquesta Alex Cull y sus Caballeros del Jazz.
La flamante " Alex Cull", dirigida por el entonces joven de 21 años, Alejandro Cubilla, tocaba a la hora del "vermouth" (entre las 18.00 hasta las 20,30, más o menos) en la prestigiosa Confitería "Belvedere".
También tocaban en bailes y otros prestigiosos clubes y fiestas privadas. "Actuábamos mucho y bien", recuerda don Alejandro.
"Había que vestirse muy bien- cuenta- "para actuar en las orquestas. Íbamos todos de impecable traje de brin de hilo de color blanco y moñito. O también con pantalón negro, medias y zapatos negros muy bien lustrados y saco blanco y moño. A ese estilo, de smoking, se le decía "tipo mozo", entre los músicos. Al ser contratados, se preguntaba cómo había que ir vestido y entonces los directores de orquesta te decían: "tipo mozo". Entonces ya sabías que tenías que llevar el saco blanco con los pantalones negros..."
Recuerda el maestro que en ésos tiempos, hasta la gente más humilde iba a las fiestas y bailes bien vestida. "Hasta los más pobres, tenían un traje para las fiestas. A nadie se le ocurría ir mal vestido. Las mujeres iban muy lindas, con sus vestidos claros ... Eso después vino a degenerarse un poco ¿no le parece? Ahora cada cual va en zapatillas, si quiere".
Y, como para reafirmar esa costumbre, dice: "Mire lo que es la costumbre. El fin de semana pasado, vino mi hija a llevarme a un concierto de piano en el CCPA. Yo, por supuesto, me fui trajeado, aunque hiciera calor. Debo haber sido el único de traje en ese concierto..."
Paralelamente, el joven músico, seguía con sus estudios superiores. Los recuerdos lo llevan a los tiempos en que dejó el Ateneo para ir a la Escuela Normal de Música y ahí estudió con un maestro europeo que se llamaba Otakar Pratill, "Armonía elemental, método de Kosakoff. "Entonces luego vino a la Orquesta Sinfónica, que ya se había formado, un fagotista argentino Juan Martino, que estaba en la orquesta del Colón.
El vino a enseñar a los músicos paraguayos el fagot y yo fui su alumno. De ahí, a los dos años, vino otro argentino, Rodolfo Bagnatti, a dirigir la Orquesta Sinfónica y a enseñar el cello. Y con él completé "Kosakoff”, ya el método razonado, no el elemental. Con eso, ya hacía orquestaciones: ya podía hacer dirección, instrumentación". Luego vinieron otros maestros argentinos y seguí aprendiendo. Yo me incliné por orquesta de jazz y tuve queconseguir "Método de Williams, que era la manera de estudiar las disonancias que tiene el jazz.."
Como un verdadero enamorado del jazz, don Alejandro me cuenta que esa música tiene características muy especiales. "Fue inspirada por la fusión entre lo que se escuchaba en la década del 20 y la fuerte influencia de la música ancestral de los esclavos negros que llegaron de África a América, para trabajar en las plantaciones ... Esa música que ellos hacían, que cantaban y tocaban. Llevaba un gran dolor, una tristeza, como no lo hace otra música mejor que el blues (triste). ..También cantaron sus alegrías", me dice recordando a nombres como Duke Ellington y su Big Band; Louis Armstrong y su trompeta y esa voz que no se le parecía a nada".
Ese amor por el jazz, según cuenta Cubilla, nació cuando él tocaba en la Banda de la escuela Militar y debió aprender a escuchar y tocar temas del jazz. "Me enamoré del jazz porque me pareció un desafío; porque era más complicado y a los músicos les daba mayores oportunidades de improvisaciones, de expresar su creatividad. Pero no crea que no me gusta igual, la música paraguaya. En realidad, la música paraguaya también me encanta"
Por el camino de los recuerdos, el maestro tararea melodías. Relata que comenzó a tocar jazz melódico, el lamento africano que se convertía en una bella melodía triste.
Al pasar, recuerda que hasta hace poco, tocaba con su grupo de jazz en el Bar "San Miguel" de la calle España, en donde eran muy aplaudidos los temas como "Nuestros años felices" y "Según pasan los años..."Hay humo en tus ojos..." Tampoco olvidaban las melodías latinoamericanas, especialmente los boleros, que siempre da gusto tocar.
Se entusiasma con el tema. Me explica que la primera vez que se tocó el jazz fue en el sur de los Estados Unidos, en la zona de Nueva Orleáns. Luego, de la guerra civil, muchos esclavos huyeron en busca de trabajo y libertad hacia Chicago, en donde el jazz alcanzó un gran impulso y ofrece otros ritmos, como el "Bebop". También llegan a su memoria nombres como los de Charlie Parker; Ray Charles, Benny Goodman, Dizzi Gillespie y muchos otros...
Y con esa maravillosa memoria que le traen las melodía que él mismo tararea a medida en que hablamos , el maestro me cuenta que el saxo, como instrumento, tiene una rica y profunda historia que nace con su creador, Adolphe Sax, un belga nacido en 1814, que aprendió de su padre, los secretos para fabricar instrumentos musicales. Trabaja duro hasta lograr modificar el clarinete bajo hasta lograr el "saxofón", un nuevo instrumento que es presentado por primera vez en la Exhibición Industrial de Paris en 1844.
Desde entonces, el instrumento se fue adaptando y perfeccionando y se convierte en parte importante de las orquestas y bandas militares de todo el mundo y , años después, atraviesa el mar y se convierte en un “indispensable" para los amantes del jazz.
Volviendo a aquellos tiempos, cuando dirigía su propia orquesta a los veintiún años, ahora los recuerdos de don Alejandro llegan a otro sitio que fue muy importante para él en ese tiempo: "Por las noches, tocábamos en un Night Club que hubo en Asunción, que se llamaba "Intermezzo" y estaba en la calle España, a media cuadra de Brasil. Recuerdo que el dueño era un extranjero, un alemán. Su hija tocaba con nosotros el piano. Éramos cuatro; ella al piano, un baterista joven, un contrabajo y yo que tocaba el saxo..."
Y de ese lugar en penumbras en donde el saxo y la orquesta tocaban para que las parejas disfrutaran de un buen momento, nos dice que "Allí ganaba más en una semana, que en todo el mes en la Banda de la Caballería, en donde seguía trabajando".
Aunque el tiempo ha dejado muy atrás ese recuerdo, no se olvida que en aquel momento, se abrían los primeros "Nights Club's" de Paraguay. Toda una novedad para la tranquila y recatada ciudad. "No recuerdo ahora los nombres, pero nosotros tocamos también en otros dos Nights Club's ;uno de ellos estaba en Azara y Estados Unidos, en donde iba mucha gente, y el otro, en San Lorenzo ... Nosotros tocamos en su inauguración.."
Eran tiempos en los que el jazz le ayudaba al joven músico a vivir mejor, a trabajar mucho y ganar bien.
Fuente:
ALEJANDRO CUBILLA – BIOGRAFÍA
(EL SAXO DE LA LIBERTAD – LIBRE COMO EL VIENTO).
Colección Homenaje a SALEMMA a notables artistas del Paraguay,
Tomo Nº 5. Por MARYCRUZ NAJLE.
Salemma Editorial.
Asunción – Paraguay 2009 (174 páginas)