Branislava nació en Eslovenia, pero su sed de conocimientos la llevó a otros países europeos y, finalmente, a Sudamérica.

Estudiante brillante, solo necesitó las cuatro semanas que duró el trayecto en barco desde Génova a Buenos Aires para aprender el castellano. Llegó a Asunción en 1951 para dirigir el museo etnográfico creado por Andrés Barbero y se quedó para siempre. Dedicó su vida al estudio de las culturas y lenguas indígenas del Paraguay que conoció en sus numerosos viajes de investigación. En 1992, se convirtió en la primera persona en recibir el Premio Nacional de Ciencias.

«... estoy agradecida al Paraguay, que es mi patria de adopción. Este pueblo aún no ha perdido el humanismo y la fe». 

BRANISLAVA SUŠNIK