NÚÑEZ CABEZA DE VACA, ALVAR
Aparte de lo que muestran los relatos de sus viajes, sabemos poco de la vida del gran viajero español Alvar Núñez Cabeza de Vaca. El mismo nos ha dejado dicho que era “nieto de Pedro de Vera, el que ganó a Canaria, y su madre se llamaba doña Teresa Cabeza de Vaca, natural de Jerez de la Frontera”. Apenas si son más los datos positivos acerca de su vida.
Con todo, de cada día se agiganta esta gran figura de explorador, aun cuando sus hazañas sin par se ofrezcan confundidas en el incesante sucederse de nuestras grandes empresas de descubrimiento y exploración en el siglo XVI. Alvar Núñez Cabeza de Vaca tomó parte en la expedición del harto desdichado Pánfilo de Narváez a la Florida. Azares crueles y dramáticos, que acabaron en comerse unos a otros los expedicionarios, redujeron la expedición a cuatro personas de las seiscientas que “a 17 días del mes de junio de 1527” salieron del puerto de Sanlucar de Barrameda.
Con los cuatro salvados, el relator de la hazaña celebérrima, Alvar Núñez Cabeza de Vaca, comienza a recorrer el sur de los actuales Estados Unidos.
Es el primer blanco y español que explora su territorio, y a fe que lo ha de hacer cumplidamente, porque habrá de caminar, en barca primero y a pie después, de la Florida a Sinaloa, del Atlántico al Pacífico. En estas andanzas descubre el Mississipí, el río grande de la América del Norte; descubre igualmente el bisonte americano, las vacas corcovadas de nuestros primitivos historiadores de Indias, que entonces en rebaños de millones de cabezas pastaban en las grandes praderas del oeste del río Mississipí. Tópase con tribus extrañas y guerreras, como los semínolas terribles y flecheros, y los sioux, feroces cazadores de bisontes.
Cabeza de Vaca es por mucho tiempo su prisionero y su esclavo. Con Dorantes, con Maldonado y con el fiel Estebanico el negro, decide Alvar Núñez escapar del infierno de su esclavitud y peligro de muerte. Emprenden entonces, hechos a un tiempo médicos y chamanes, esta odisea sin ejemplo.
Cruzan el extenso territorio de Texas, Río Grande del Norte, Chihuahua y Sinaloa, y al cabo de ocho años que salieron de España, alcanzan a Méjico. Dándose aquí el relato íntegro, siempre interesante, tierno y vibrador, se podrá advertir cuán viajero y fino observador pudo ser Cabeza de Vaca, especialmente de pueblos y costumbres. Es difícil la labor de identificación de los puntos porque Alvar Núñez pasara.
Él confiesa haber oído más de mil lenguas diferentes. En lo posible se ha reconstituido su extenso recorrido, y en los mapas que acompañan a esta edición se señala su probable itinerario.
Aumenta las dificultades de la identificación la desaparición, ante las guerras implacablemente destructoras de los blancos, de muchas de las tribus con que trató. El crédito de sus hazañas lo elevó más tarde al rango de Adelantado del Río de la Plata. Exploró entonces buena parte del Brasil meridional y el río Paraguay hasta rebasar sus fuentes, no sin sostener luchas cruentas con las tribus indomables del Gran Chaco, país de grandes selvas y ríos caudalosos desbordados.
El relato de esta expedición, con el pormenor de las rivalidades entre los exploradores, nos ha quedado en los COMENTARIOS. Todo español debiera leer los NAUFRAGIOS Y COMENTARIOS de Alvar Núñez Cabeza de Vaca, como valor ejemplar, como calidad: que en tiempos adversos no halla quien lo venza en fortaleza, y en los prósperos, en sencillez magnánima.
Fuente: NAUFRAGIOS Y COMENTARIOS, Editorial N/A: Espasa Calde, 1944.355 pp.. Edición digital: BIBLIOTECA VIRTUAL DEL PARAGUAY.