" .... CREAR ES SER LIBRE ... "
HOMENAJE A HERMANN GUGGIARI, DIOS DEL ACERO Y DEL FUEGO
Por ARMANDO ALMADA
En la suma de dolores que era el Paraguay, Hermann Guggiari tenía una inmensa felicidad: la escultura, fin esencial de su vida. Vamos a ingresar en la vida de un escultor que, como el poeta, perseguía la belleza.
Además, Hermann sentía madurar en él una obra enteramente nueva; no podía contentarse con las recetas escultóricas proporcionadas por sus predecesores. Su personalidad era el espectáculo de un hombre que, realizándose por esfuerzo de su voluntad, levantó a su alrededor las creaciones de su genio. “Primero fui autodidacto, luego me formé bajo la dirección del gran maestro Pollarolo —nos decía en una entrevista para LA PRENSA de Buenos Aires, allá por mayo de 1990—; posteriormente el padre Alonso de las Heras, al ver mis trabajos, le gustó mi estilo y posibilitó mi primera exposición de escultura en 1941 en la casa Rius y Jorba”. El problema que se le imponía al principio de su carrera era mucho más vasto y más angustioso que un simple problema escultórico; buscaba el secreto de la vida, la forma que debía dar a su existencia, a fin de realizar una obra que sería el florecimiento en el espacio de su visión interior y exterior del mundo; no buscaba un maestro de vida, sino un maestro de escultura, de arte. Empezaba a ser ya el escultor robusto de todas las angustias y de todas las voluptuosidades. Hermann daba el ejemplo de un hombre que había conocido la aflicción del artista solitario o incomprendido, que se había desarrollado siguiendo su línea personal, por un brío incesante de voluntad, consagrando su vida a su obra. “El éxito lo puede lograr cualquiera —afirmaba— si trabaja con seriedad y perseverancia. Todo se consigue con el 1 por ciento de inspiración y el 99 por ciento de transpiración. Recuerdo que una de mis obras impresionó al embajador argentino de ese entonces —hablo de 1941—, el doctor Luis Castiñeiras, quien me ofreció una beca para estudiar en la Escuela Superior de Bellas Artes Ernesto de la Cárcoba. Estuve dos años en Buenos Aires estudiando con José Fioravanti, Ernesto Soto Avendaño y Carlos de la Cárcoba. Recuerdo con gratitud a mi profesor Soto Avendaño —escultor del monumento a la Independencia en la Quebrada de Humahuaca—, quien valoraba mucho los planos y era muy expresivo. Yo soy fruto de la Escuela Argentina de Escultura, una de las mejores de América”.
EN UN ABISMO SIN FONDO
Artista, creador, Hermann Guggiari comulgaba con sus esculturas. No era el escultor frío, el modelador de lindas figuras, el hábil artesano, sino un espíritu en tirantez vibrando al mismo tiempo que las esculturas que salían de sus manos, infundiéndoles vida y expresión. Sus creaciones nacían de un ardor casi místico y que, arraigadas en la naturaleza, parecían crecer hacia las alturas. Él ofrecía a su inquietud, a su impotencia ante las cosas, el refugio de una inalterable confianza y de una paciencia infinita. Era un ejemplo, un corazón ardiente, manos que hacían grandezas.
Fui en diversas oportunidades a su taller de España y General Santos a verlo trabajar en sus esculturas, de mirarlo vivir en su casa; casi con verdadero estupor descubrí la inmensidad de su obra, cada una de cuyas partes es otra cosa, cada uno de cuyos fragmentos es un conjunto, cada uno de cuyos torsos es una riqueza infinita.
Dejémosle hablar a él: “Fui compañero de Libero Baadi, Alicia Penalva, Curatello Manes y Lucio Fontana; con este último me desempeñé como ayudante en una exposición que se realizó en el año 1945, en la avenida 9 de Julio, con la dirección del grabador y pintor Alfredo Guido”.
Había recorrido Buenos Aires para conocer sus calles, su gente, sus museos y acumular materiales que debían constituir su obra sobre los metales. Por otra parte, él admiraba las obras de arte exhibidas en la capital porteña; su profunda intuición le había permitido ver todo lo que encerraban esos museos grandiosos y su buen gusto le había revelado el esplendor de las creaciones plásticas argentinas.
Cuando regresó al Paraguay, lo encontró convulsionado. Le aterraba ver que su país se hundía en una noche sin aurora, en un abismo sin fondo. Trabaja siempre. Produce. Pero su producción toma más bien el carácter del cumplimiento de un compromiso que el de fruto espontáneo, desinteresado, fluido, de una inquietud. Aunque lo diga, el contacto con la realidad paraguaya no le hace concebir esperanzas acerca de un gran resurgimiento. Rememoraba esos días con un poco de amargura. Lo escuchaba, con la boca ligeramente abierta, y parecía que aspiraba las palabras del Maestro.
Sus ideas libertarias y democráticas le valieron el destierro luego de la sangrienta guerra civil de 1947 —hasta 1954— y la marginación cultural y el apresamiento en varias ocasiones durante la dictadura de Alfredo Stroessner. Ante la carencia de un Salón Nacional de Artes Plásticas en el Paraguay, organizó anualmente —desde 1970 hasta 1995— exposiciones y ferias en la temporada navideña, en el denominado Bosque de los artistas, de su propiedad. Con el tiempo la feria se constituyó en encuentro obligado de la producción artística, llegando a contar con doscientos participantes en sus últimas ediciones. “Por muchas razones no nos hemos expresado en nuestro país a través de la escultura —volvía a ser Hermann quien hablaba—. Toda nuestra historia de guerras no nos ha permitido crear una cultura de manera continua o más regular… Como hombre y como artista, marcho hacia un mundo nuevo”.
“Pasado un tiempo la vida entera parecía no tener ningún sentido en absoluto —decía—. El Paraguay en más del noventa por ciento de su historia vivió bajo sistemas totalitarios y muy pocos años de libertad y oportunidad de creación tuvimos los paraguayos. De ahí que nuestras gentes sean un poco conservadoras en materia artística. Fuimos siempre dirigidos. El temor al ridículo impuso frenos a la búsqueda de identidades estéticas. La creación es libertad, crear es ser libre y en ese aspecto tenemos mucho que hacer; levantar este país en democracia va a ser difícil, llevará años.
“He luchado contra la dictadura de Higinio Morínigo y estuve siete años desterrado. Más tarde, me tocó la tiranía de Stroessner, que soporté mal e indiferente, porque ya con siete hijos no me pude dedicar de lleno a la política. Sufrí prisión varias veces, la última por querer hacer una escultura en homenaje a la libertad. Fue en el 63.
“Los paraguayos —siguió diciendo—, en la época de Morínigo y luego en la de Stroessner, hemos sufrido la más grande derrota moral de nuestra vida. Todo cuanto esperábamos —una construcción pacífica del Paraguay— ha quedado en la nada. Todo cuanto amábamos —la libertad individual y la libertad de palabra— ha sido destrozado. Todo cuanto fue objeto de nuestra lucha ha quedado sin sentido; todo cuanto hemos creado, dicho y conseguido, no existió en aquel momento.
“Luego del momento inicial, donde pienso se formaron los escultores y artesanos, que fue en las Misiones Jesuíticas, no hemos tenido prácticamente momentos de expansión económica y tranquilidad que permitan la expresión del arte”.
EL PROGRESO MORAL
No. En hombres de este temple intelectual, no se dicen palabras de tal gravedad sin una larga maduración. Hermann ha debido sentir, pensar y pesar todo el alcance de la evolución que insensiblemente se operaba en el mundo del espíritu. Sensible, inquieto, soñador, el choque con una realidad que por momentos se hacía más brutal, debió impresionarle hasta el extremo de sus convicciones.
“Todo hombre espiritual alberga en sí fuerzas de una índole peculiar para dominar su destino, el que no sabe sobrellevar humanamente semejante prueba ya no cuenta tampoco como artista. Estamos en el deber de luchar por la unidad nacional, por la libertad de palabra, por el progreso moral de nuestra sociedad”.
No exageramos al decir que fue un artista fuera de serie. Su genio era único e irrepetible. Y no se cansaba de repetir: “La verdad es el gran secreto de toda vida y de toda creación. Aquel que, en sus palabras y en sus obras, es verdadero, es el único digno de que su nombre pase a la posteridad. A los mentirosos, aun piadosos, habría que extirparlos”.
La tercera y última vez que lo vi —la primera fue en 1980, la segunda en el 84—, en el 99, como señalo más arriba, lo encontré más pequeño y sin embargo más poderoso, más benévolo y más augusto. La frente amplia y la nariz parecían tallados en piedra, la boca de gruesos labios tapado por espesos bigotes blancos disponía de sonidos agradables y jóvenes; su risa era a la vez reprimida y alegre; la mirada de Hermann, cuando trabajaba, era firme, y pasaba por el aire como una red; las manos estaban hechas para hacer los gestos que moldeaban los fierros y el acero y le daban su forma. Era capaz de una inmovilidad de piedra, mientras sus ojos se aferraban a las cosas. En cuanto a los rasgos esenciales de su carácter, subrayo su bondad llena de espontaneidad para los seres y para toda la naturaleza; es ella, sin duda, la que le había permitido descubrir la belleza de las menores cosas, de la planta, las flores y el caracol. Por otra parte había en él una alegría profunda como la de un niño, y esta verificación era para mí una hermosa lección. Es que Hermann Guggiari había sabido ponerse en armonía con la vida. Era precisamente el secreto que él mismo buscaba. Daba prueba de un equilibrio absoluto, de una seguridad que no cesaba de entusiasmarme. “Vivir, tener paciencia, trabajar y no dejar escapar ninguna oportunidad de alegría —decía—. ¡Vivir con la seguridad apacible de los animales, de las plantas, de las cosas, que no conocen la angustia!”. Vivir con la serenidad de ese anciano, de ese sabio, cuya palabra era un himno a la vida, cuyo silencio era un zumbido de vida.
LAS MALVINAS SON ARGENTINAS
“Me considero expresionista. Estoy en esa tendencia porque mis circunstancias —las circunstancias hacen al artista— me produjeron angustia debido a hechos que pasamos en nuestro país. El arte expresionista es resultado de las guerras y surgió en Alemania durante la Primera Guerra Mundial. Todo arte de entonces tenía una impronta de la angustia, acentuando el dolor y el vigor del gesto, y esos motivos me llevaron a mí a que fuera expresionista”.
Hermann era una fuente de alegría porque sabía descubrirla en todas partes. Este sabio descubrió la alegría, una alegría inefable como esas alegrías de niño y que sin embargo estaban colmadas hasta el borde de las razones más profundas; las cosas más pequeñas llegaban a él y se abrían a él; una fruta, una piedra, un gusano en la tierra, todo hablaba, como si hubiera estado en el desierto y allí hubiera meditado y ayunado. Fue un vanguardista, un innovador, al imponer un estilo propio, rompió con la masa y aparte marcó los planos. En toda su obra se nota eso. A pesar de los estudios realizados en Buenos Aires, su formación no había sido metódica y su espíritu no rechazaba el exceso de conocimientos, pero sentía profundamente el deseo, la necesidad de una cultura más completa, y siempre se consideraba un estudiante a perpetuidad.
Vivir en alegría, tal era, pues, la condición primaria de una creación artística. E indicaba aun una segunda: trabajar para él, esa fue la ley de su vida entera; ese fue el consejo que no cesaba de dar a sus hijos y a sus discípulos. Esta palabra dicha con un tono apresurado, autoritario y fatigado al joven que venía a consultarlo: “No tengo otra cosa que decirles; trabajen, modelen, hagan pies, manos, cabezas, y tráiganmelos y les diré lo que pienso de ellos”. Aconsejaba a esos jóvenes principiantes que creían engendrar obras maestras, siendo que, solía decir, “el genio es una larga paciencia”.
“En la época de la guerra de la Argentina por las Malvinas, acá se creó una comisión proayuda. Entonces, como gratitud al pueblo argentino, esculpí el monumento que no fue vendido y hoy se encuentra en el Museo de Arte Contemporáneo de Buenos Aires; es una obra en acero forjado y representa a las Malvinas sangrando, soportando su sangría, es un tributo que yo, como muchos otros paraguayos, le debemos a la Argentina, que ayudó y ayuda a tantos conciudadanos artistas, obreros y desterrados”.
Observando las esculturas de Guggiari, notamos una maqueta que nos llama la atención y antes de que preguntemos al respecto, nos dice: “Este es un trabajo dedicado al gran Borges, fue pedido por la Sociedad Suiza de Difusión de la Literatura Latinoamericana, presidida por el poeta argentino Sergio Chávez, quien reside en Ginebra. Representé al escritor apoyado en su bastón sobre un mundo destrozado —es la América fragmentada—, en dimensión de eternidad, porque él está más allá del tiempo, cuando hablaba de ‘mi yo plural’. Creo que el ser humano tiene los mismos problemas, los que se repiten en el tiempo y en cada uno de nosotros y a ese humanismo lo captó a Borges en su obra y le dio una dimensión atemporal. Lo muestro como símbolo de libertad surgiendo de un espejo de agua en el que se refleja su figura y nosotros en él. El estanque va a tener cuatro metros de diámetro cubierto por una cúpula de cristal y de ahí en proporción estará el busto del maestro, lo que conformaría una altura de dos o tres metros. La obra será erigida en una plaza de Ginebra, donde realizaré los trabajos a mediados de este año. Borges estaba en contra del totalitarismo y era un defensor de la personalidad individual, y en este monumento está triunfando el hombre sobre las ideas y los símbolos”.
EL MILAGRO DEL ARTE
De todos los misterios del mundo, ninguno es más profundo que el de la creación. Nuestro espíritu humano es capaz de comprender cualquier desarrollo o transformación de la materia. Pero cada vez que surge algo que antes no había existido —cuando nace un niño o, de la noche a la mañana, germina una plantita entre grumos de tierra— nos vence la sensación de haber sucedido algo sobrenatural, de haber estado obrando una fuerza sobrehumana, divina. Y nuestro respeto llega a un máximo, casi diría se vuelve religioso, cuando aquello que aparece de repente no es cosa perecedera, cuando no se desvanece como una flor ni muere como el hombre, sino que tiene la fuerza para sobrevivir nuestra época propia y todos los tiempos por venir, la fuerza de durar eternamente; como el cielo, la tierra y el mar, el sol, la luna y las estrellas, que no son creaciones del hombre sino de Dios.
A veces nos es dado asistir a ese milagro, y nos es dado en una esfera sola: en la del arte. Les consta a todos ustedes que año tras año se escriben y publican diez mil, veinte mil, cincuenta mil, cien mil libros, se pintan cientos de miles de cuadros y se componen cientos de miles de compases de música. Pero esa producción inmensa de libros, cuadros, esculturas y música no nos impresiona mayormente. Nos resulta natural que los autores escriban libros, como el que luego los impresores los impriman, los encuadernen y los libreros, por último, los vendan. Es este un proceso de producción regular como el hornear pan, hacer zapatos y fabricar ropas. El milagro solo empieza para nosotros cuando un libro único entre esos diez mil, cincuenta mil, cien mil, cuando uno solo de esos cuadros y estatuas incontables sobrevive, gracias a su entelequia, nuestro tiempo y muchos tiempos más. En este caso, y solo en este, nos apercibimos, llenos de asombro, de que el milagro de la creación vuelve a cumplirse aun en nuestro mundo.
Ahora bien, ¿cómo realizó aquel hombre este milagro? Llevando a cabo simplemente aquel acto divino de la creación, en virtud del cual surgía algo nuevo de la nada. Su cuerpo terrenal y su espíritu terrenal han creado algo indestructible, y el esfuerzo singular de ese solo hombre nos ha permitido convivir con el arcano más profundo de nuestro mundo: el misterio de la creación.
EL ANSIA DEL ARTE Y LA BELLEZA
Semanas atrás, Sebastián Guggiari, de profesión arquitecto y artista como su padre, decía en una entrevista de ABC Revista: “La escultura de papá era fuera de serie. Para mí es así, yo lo siento así. La creatividad, el genio de papá es único. Él nos transmitió una fuerza y unas técnicas que las utilizamos en el proceso creativo durante nuestro trabajo. Algo muy interesante que nos hizo ver fue el camino a tomar para crear algo, pero la genialidad que tenía el viejo era única e irrepetible”.
Y Justo Guggiari, residente en Areguá, desde donde se encarga de mantener viva la llama de la escultura en hierro, dice, en la entrevista compartida con sus hermanos: “Papá, para mí, siempre fue un tipo muy consecuente con su espacio y con su tiempo, no dejó nunca de ser hombre, padre y esposo. Eso de hacer las ferias de arte acá en su casa, promocionar a los artistas jóvenes, él siempre impulsaba a todos”.
Javier Guggiari, ingeniero y escultor, afirma: “Yo creo que el mérito de papá y de muchos artistas a quienes admiro mucho es que, siendo humanos, llegaron a un nivel de perfección tremendo, pero ellos no nacieron así, llegaron ahí porque laburaron; es lo que más admiro de papá: su coherencia y su convicción”.
Poco antes de morir, Hermann Guggiari terminó una escultura de Augusto Roa Bastos. Muestra el rostro tranquilo del escritor, se ve la abundancia de vida que había reunido en esos rasgos; que no hubiera sobre ese rostro plano simétricos, que nada en él se repitiera, que ningún sitio hubiera quedado vacío, mudo o indiferente. Ese rostro y esa mano no solamente había sido tocados por la vida: estaba revestido de ella, así como en los torbellinos de un agua que limpia y roe. Cuando se mira la escultura, sorprende el cambio continuo de los rasgos de la cara, ninguno de los cuales es debido al azar, vacilante o impreciso. No hay sobre ese rostro y esa mano línea alguna, ninguna intersección, ningún contorno que Hermann no haya visto y querido.
Este Maestro conocido internacionalmente nació un 20 de marzo de 1924, en Asunción. Fueron sus padres Ana Brun y Pedro Bruno Guggiari. Realizó sus estudios primarios y secundarios en el Colegio San José. Falleció a los 87 años, el 1 de enero de 2012, hace pocos meses. Sus obras se cuentan por docenas, citamos algunas: Cristo, El parto, Brote, en homenaje a su padre, intendente municipal que arborizó Asunción. “El tiempo del escultor es totalmente diferente del tiempo del pintor en la creación. Hay como una eternidad en el tiempo del escultor. Cada paso que da está relacionado con el futuro y no con el momento.
“Trabajar por la expresión de un arte paraguayo sin perder su universalidad ha sido siempre mi preocupación fundamental. Pienso que lo paraguayo está profundamente relacionado con lo humano. Con la esencia del Ser en su circunstancia. Por eso tal vez mi obra se desarrolla dentro de una corriente expresionista. Siento y percibo al Paraguay como una humanidad sufriente en búsqueda de su futuro”, afirmaba.
Hermann Guggiari ha creado belleza con sus esculturas de acero. Ha dado la vibración armoniosa de su alma para satisfacer el ansia de arte y de belleza de su vida. Podemos decir, sin lugar a dudas, que fue un verdadero creador, porque crear es arrancar algo de sí que a los demás y solo a ellos debe pertenecer. Son momentos admirables que lo compensaban de los sufrimientos de la duda, puesto que entonces comprendía que aquello que vivía en él pasaba a tener vida propia, que aquello que lo conmovía pasaba a conmover a otros, y que lo que se movía en su larga existencia se proyectaba en un plano al alcance de sus manos. También aprendió a ganar sin sentirse Dios y a perder sin sentirse nadie, sabidurías difíciles, y aprendió algunos misterios del alma humana, en cuyos laberintos supo meterse después, en peligroso viaje, a lo largo de sus esculturas.
24 de Junio de 2012
Fuente: Suplemento Cultural del diario ABC COLOR
Fuente digital: www.abc.com.py
GUGGIARI, HERMANN : Nació en Asunción, el 20 de marzo de 1924. Sus padres fueron el Dr. Ing. Pedro Bruno Guggiari, Intendente de Asunción entre 1929 a 1933, y Ana Bruno, pianista. Inicia los estudios primarios en el Colegio Alemán y con Lore Hermann, su institutriz alemana, y los prosigue en el Colegio San José.
Visitó con su padre (ca. 1932) una muestra de cerámica de Julián de la Herrería, de la que recuerda le impresiono el colorido de las obras.-
Luego del inicio del conflicto del Chaco, fallece su padre, en 1933. Desde 1936 asiste al taller del escultor Vicente Pollarolo.-
En 1939 modela "El Arpista Ciego" (Don Genaro), primera obra de la que se posee registro. Hacia 1940, realiza los retratos de Bruno Guggiari y Anita Brun.-
Bachiller del Colegio San José en 1942, en ese mismo año, expone por primera vez su trabajo en las vidrieras de la casa Rius y Jorba de la capital.-
En 1943, inicia estudios de Ingeniería en la Universidad Nacional de Asunción.-
Viaja en 1944 a Buenos Aires, con una bolsa de estudios del programa de Becas Americanas de la Secretaría de Cultura de la Argentina.-
Ingresa en la Escuela Superior de Arte Ernesto de la Cárcova, de Buenos Aires, donde asiste a los talleres de escultura. Siendo algunos de sus profesores Ernesto Soto Avendaño y José Fioravante, conoce en dicha escuela a Alicia Peñalba, Lucio Fontana y Libero Badii, también alumnos. De ese periodo formativo, destaca el escultor la influencia de Soto de Curatella Manes. “…el tratamiento de los planos del volumen escultórico”. En estos años, junto a ejercicios de taller, realiza otros retratos, como el de José P. Guggiari, en 1945.-
Regresa a Asunción en 1946. Expone en una muestra colectiva en la Casa Argentina, donde presenta, entre otras obras, Beethoven, Chopin y otras piezas realizadas en Buenos Aires. La primera recibe un premio anónimo del público.-
En 1947 participa de la revolución contra el general Higinio Morínigo y es desterrado a la Argentina.-
En 1948, junto con pinturas de Lucía Angélica Franco de Feldman, se exponen sus esculturas en la biblioteca Ruiz Moreno de Formosa.-
Datan igualmente de esta época obras como El Desterrado, El Mensú, Mitarusú, Mitakuña, Ternura y varios retratos como el de la citada pintora Franco de Feldman, de Margarita y José Bibolini en 1947 y el Gobernador de Formosa en 1948.-
Hasta 1954, reside en Buenos aires, donde realiza retratos de José Asunción Flores, Herminio Giménez y otras esculturas por encargo, como Eva Perón. También asiste a diversas exposiciones en la capital argentina.-
En 1955, a un año de su regreso, expone Familia (bajorelieve en terracota) en una muestra colectiva del Centro Cultural Paraguayo Americano, en marzo de ese año. Realiza otros numerosos retratos en este material. En octubre, participa del XI Salón de Primavera, organizado por el Centro de Artistas Plásticos del Paraguay (CAPP), donde presenta tres cabezas de sacerdotes fundadores del Colegio San José.-
En 1956, expone Cristo (piedra reconstituida) y los retratos de Estela Marés y Corina Cardús (terracota) en el XI Salón de Primavera, en el Instituto Cultural Paraguayo Brasil. La obra Cristo obtiene el Primer premio (Medalla de Oro). Este mismo año expone en la Primera Olimpiada artística del Paraguay, organizada por los ex alumnos del Colegio Goethe, obteniendo el Primer Premio en escultura.-
Entre 1955 y 1987 realiza Viento y Vuelo (versión 1), ambas abstractas, en la chapa metálica.-
En la IV Bienal de Sao Paulo, en 1957, expone la citada obra Cristo. En mayo de este año presenta en La Casa Argentina, las obras Nuestra Señora del Paraguay, Nuestra Señora de la Asunción, beato Roque González (en piedra reconstruida), en el primer Concurso de Bellas Arte sobre Temas Religioso. También participa del XII Salón de Primavera (de Artes y Letras Carolos Antonio López, organizado por CAPP el ICPB y el MEC), donde exhibe Hungría (versión 1, modelado en yeso sobre escultura de Hierro) y Curupí en piedra reconstruida. También expone en la “Muestra de Arte Moderno” en homenaje a Julián de la Herrería.-
En 1959, en la V Bienal de Sao Paulo exhibe Hungría (versión 2, hierro), distinguida con una Mención Honrosa del Jurado (Plaqueta de Plata) Becado por Itamaraty (1959-1960), viaja a Sao Paulo y Rio de Janeiro y trabaja en esta última ciudad, motivos relativos al ñandutí en metal.-
Participa en la VI Bienal de sao Paulo, 1961, con la obra Ara. Allí también realiza Escultura Sonora (móvil, con diapasones de distinta afinación asistidos por motores eléctricos en el interior de los volúmenes), anteriormente emplazada en el parque de Ibirapuera.-
En 1963, en el marco de un homenaje a John F. Kennedy, presenta un busto del desparecido presidente.-
En agosto de 1964, es invitado a la II Bienal Americana de Arte Kaiser, Córdoba, donde presenta El Parto.-
Entre noviembre de 1964 y febrero 1965, viaja a Estados Unidos, invitado por el Departamento de Estados. Visita numerosos museos y estudios de escultores (entre otros, Calder, Gabo, Pevsner, Wilson, Colie, Smith, Cavanaugh –quien empleara fibra de vidrio-). Asiste a talleres de escenografía, de diseño de jardines y de arquitectura, visitando el entonces recientemente inaugurado Centro Carpenter para las Artes Visuales, de Le Corbusier. Toma contacto con obras de orientación Pop, Op art y con otras, entonces “sin nomenclatura” (sic), como la de Nam June Paik. En ese viaje obsequió un busto del Presidente John F Kennedy a su familia.
La obra Kennedy (metal), obtiene en 1965 el Primer Premio en el Concurso Continental organizado por la Organización de Estados Americanos y la Esso. Es exhibida en Buenos Aires, ese año, para posteriormente incorporarse al acervo del organismo.-
En la X Bienal de Sao Paulo de 1969, presenta diversas versiones de Ara Rupi`á, una de ellas de gran tamaño, de metal y fibra de vidrio.-
También realiza en esta década un Cristo en madera, originalmente para una capilla den Puerto Presidente Stroessner, que no llegó a construirse; el Cristo metálico para la Capilla de La Santa Cruz, Asunción; y el diseño y equipamiento del Panteón Militar, en el Cementerio de la Recolecta de Asunción.-
En 1970, crea el "Bosque de los Artistas", activo hasta 1995, donde “organizó anualmente exposiciones y ferias en la temporada de Navidad, llegando a contar con 250 participantes, donde se buscó despertar la inquietud artística entre los jóvenes de su tierra y ayudarlos económicamente”. De esa época datan prototipos de viviendas ecológicas, así como objetos de diseño mobiliario, luminarias para jardines y boyas luminosas para el balizamiento del río Paraguay, entre otros proyectos.
En la XI Bienal de Sao Paulo, 1971, presenta "inmanencia, trascendencia y ovario", empleado esta última como taller de escultura en la Bienal. El jurado los distingue con la Medalla de oro.-
En la II Bienal de Medellín presenta la cruz del mismo nombre, emplazada en el espacio público, así como la instalación Proceso.
Participa en la XII Bienal de Sao Paulo, de 1973, en la XIII Bienal, de 1975 y en la XV edición de dicha, en 1979.-
En 1980, el marco de un convenio de intercambio binacional, realiza Homenaje a Kansas, en Fort Hays, Kansas, Estados Unidos. En la universidad de dicho estado, imparte un taller de escultura a estudiantes y expone sus trabajos. Dentro del mismo programa, monta en Asunción un taller de fundición en bronce a la cera perdida, conjuntamente con el escultor Elden Tefft, profesor de dicha universidad.-
Entre 1980 y 1991 realiza, entre otros trabajos, la tumba de Gabriel Casaccia Bibolini, en Areguá, las luminarias del Banco Central, el Cristo que preside el altar de la iglesia de María Auxiliadora en Asunción, así como la imagen de la Virgen que corona el volumen. Asimismo, el monumento ecológico emplazado Punta del Este (Uruguay), en 1982 y el dedicado a Santiago Leguizamón, en Asunción.-
En 1992, para la Exposición Universal de Sevilla, presenta Descubrimiento o el Huevo de Colón, que fue emplazado en la entrada del Pabellón de las Américas.-
Invitado por el colectivo de artistas D7, de Dachau, Alemania, realiza a la entrada del antiguo campo de concentración la escultura Naciones Unidas, donada a aquella ciudad.-
De esa fecha a la actualidad, ha producido diversas obras de carácter privado y público como Icaro; Caín y Abel; Desarrollo Cristo ecológico; Infinito; el Monumento a domingo Martínez de Irala; a Carmelo Peralta; a José Asunción Flores, en la Plaza Manuel Ortiz guerrero de Asunción, en otras.-
La trayectoria artística de Hermann Guggiari ha sido distinguida con la Orden de San Jorge por Méritos Artísticos, del Gobierno de Colombia; Orden Nacional al Mérito, en grado de Comendador, por el gobierno Nacional; con el título de ciudadano Ilustre, conferido por la Junta Municipal de la ciudad de Asunción (2004) y de Maestro del Arte, otorgado por el Centro Cultural de la República El Cabildo, dependiente del Congreso Nacional. También fue homenajeado por la Universidad Americana de Asunción; con una Mención de Honor del Premio Interamericano de Cultura “Gabriela Mistral” instituido por la OEA; el Premio al Mérito Cultural 2004, por su labor en las Artes Plásticas; y es nombrado Miembro Honorario de Gente de Arte en el 2007.-
Entre sus numerosas actividades en el área de la gestión cultural, se destacan las Co-fundador del Museo de Arte Moderno de Asunción (1965), Fundador y primer Presidente del Centro de escultores del Paraguay y Fundador del Movimiento Ecológico Paraguayo (1990). Organizó y sostuvo la feria de arte El Bosque de los Artistas, realizada en diciembre de cada año, desde 1970 hasta 1995.-
Diversas instituciones culturales y coleccionistas incluyen sus esculturas. En el exterior, sus obras integran colecciones públicas y privadas en Brasil, Argentina, Estados Unidos, Colombia, Alemania e Italia.-
(Fuente: "HERMANN GUGGIARI" – editado con el apoyo del "FONDEC" - Fondo Nacional de Cultura y Artes, la "Asociación Cultural Comuneros " y "Centro Cultural de la República CABILDO", Asunción-Paraguay 2008)
"Puedo decir sin temor a equivocarme que Don Hermann Guggiari "MAESTRO DE MAESTROS"
nos ha dado el privilegio de ser sujetos de consideración universal en el campo de la escultura"
MORSELLI, MARGARITA.-
GUGGIARI, HERMANN : Hijo del Dr. Ing. Químico Pedro Bruno Guggiari y de Ana Brun, concertista y compositora. Es padre de ocho hijos, de los cuales viven siete y cuatro son también artistas.-
Hermann es escultor, escenógrafo, paisajista, ecologista y creador de viviendas ecológicas. Estudió ingeniería y escultura en Buenos Aires, en la Escuela Superior de Bellas Artes "Ernesto de la Cárcova". El contacto en esta escuela con Libero Baadi, Alicia Penalba, Lucio Fontana y Curatella Manes, le hizo valorar el arte vanguardista de entonces.-
En 1947 participa en la Revolución Democrática contra la dictadura de Higinio Morínigo, entonces presidente de la República, en las filas de la resistencia, por lo que fue desterrado a la Argentina hasta 1954.-
Marginado culturalmente en gran medida por la dictadura de Stroessner, fue apresado en varias ocasiones por sus ideales liberales. Se vuelve un solitario luchador por los principios de la libertad creadora y defensor del medio ambiente.-
Colaboró en obras sociales con su aporte artístico, enseñó a los niños los principios del arte. Organizó exposiciones para fines benéficos nacionales e internacionales. En su obra se refleja la circunstancia política, moral, vital ecológica de su entorno, que le inspira temáticamente.-
Desde 1970 hasta 1995, realizó anualmente una feria abierta a artistas y artesanos en las temporadas de Navidad en "El Bosque de los Artistas".-
Por su parte sigue realizando investigaciones en esculturas sonoras y perforadas con metralla -luminosas - móviles - habitables, que son como viviendas ecológicas integradas al medio ambiente, donde la madera es utilizada en la menor medida posible, pues desgraciadamente la misma está en vías de extinción en el Paraguay.-
Entre sus obras, que tienen la "Libertad" como tema, podemos citar "Hungría o Libertad", que recibiera en la V Bienal de Sao Paulo de 1959, una mención especial. ** Su obra "Kennedy" obtuvo el Primer Premio en escultura, el Salón Esso de Artistas Jóvenes de América Latina, organizado por la OEA en Washington D.C..-
En 1995 presentó su obra "UN" en la ciudad alemana de Dachau, en homenaje a los mártires de los campos de concentración y a la Paz mundial. Está ubicada en la entrada del campo de concentración de dicha ciudad.-
Una de sus obras más importantes es "Ara rupi'a", que es un homenaje a los sueños no realizados, lo que no pudo ser. El desaparecido maestro Livio Abramo, en ocasión de presentarse la obra de Guggiari en el local de la Misión Cultural Brasileña, comentó: "Por la capacidad de adecuar su profunda sensibilidad artística al espíritu de nuestra época, Hermann Guggiari ocupa lugar singular en las artes plásticas paraguayas y del continente. Su arte es complejo, absorbe las posibilidades técnicas de nuestra cultura y civilización y las funde como su instrumento para expresar los valores fundamentales del hombre".-
Su temática moral se dio en varias obras especialmente en su "Cristo". Una réplica del mismo presentó en la Bienal de Sao Paulo de 1971, obteniendo una medalla de oro.-
Su obra "Historia" fue seleccionada por las autoridades de la Expo-Sevilla 92 para su exposición de la entrada del Pabellón de Las Américas.-
En mayo de 1995 fue condecorado por el Gobierno Nacional con la Orden nacional al Mérito en el Grado de Comendador. En diciembre de 1997 recibió una Mención de Honor del Premio Interamericano de Cultura "Gabriela Mistral" instituido por la OEA, por haber contribuido a la identificación y el enriquecimiento de la cultura propia de las América.-
(Fuente: "DICCIONARIO DE LAS ARTES VISUALES DEL PARAGUAY", de LISANDRO CARDOZO, editado con los auspicios del FONDEC ( FONDO NACIONAL DE LA CULTURA Y LAS ARTES), Asunción-Paraguay 2005)
GUGGIARI, HERMANN (1924) : Escultor. Estudió en Buenos Aires. Sus primeros trabajos fueron expuestos en ocasión de la MUESTRA DE ARTE MODERNO en homenaje a JULIÁN DE LA HERRERÍA en 1957, que le muestra alumno de la corriente neoclasicista por entonces vigente. En 1957 mismo, en la EXPOSICIÓN DE ARTE RELIGIOSO, presenta algunos trabajos (SAN ROQUE, VIRGEN DE LA ASUNCIÓN) que anuncian el viraje a formas más modernas, simplificantes. Otro avance lo representó el CRISTO de la V BIENAL de 1959.
A partir de entonces, Guggiari ha avanzado rápidamente, en una línea al principio esquematizante; que podría luego llamarse abstracta (VI BIENAL) y últimamente a un metaforismo plástico como en el proyecto de monumento a KENNEDY (1963) o su obra PARTO (1965). En 1964 obtiene el Premio ESSO en escultura en el SALÓN DE ARTISTAS JÓVENES promovido por esa entidad. Es miembro fundador y Presidente de la Asociación de Escultores y Ceramistas del Paraguay.
EXPOSICIONES:
-. Salón de Arte Moderno, 1957
-. Salón de Arte Religioso, 1957
-. Bienales V, VI, VIII, San Pablo
-. Salón Anual del Centro Cultural Paraguayo-Americano 1964 y 1965
-. Retrospectiva Arte Moderno, 1964
-. Salón de Artistas Jóvenes de la ESSO, 1964
-. Exposición Internacional de Escultura, organizada por Amigos del Arte, Asunción 1972
OBRAS EN MUSEOS:
-. Museo de la ESSO, Nueva York
-. Colecciones en Paraguay, Estados Unidos y otros países
RECOMPENSAS:
-. Mención Honorífica, VI Bienal, San Pablo, Brasil. 1961
-. Primer Premio (compartido) Salón Centro Cultural Paraguayo - Americano
-. Primer Premio Escultura Salón ESSO, Nueva York, 1964
-. Mención de Honor VIII Bienal de San Pablo, Brasil, 1965
-. Mención de Honor, VI Bienal de, San Pablo, Brasil, 1969
UBICACION: HERMANN GUGGIARI, formado en Buenos Aires con excelentes maestros de la escultura argentina, aportó a su tarea local la ventaja de su formación en el rigor plástico, y de su información teórica. Sus primeras obras tienen ese rigor clásico, penetrado no obstante por un claro propósito de actualización que se manifiesta en la sintetización y en la dinámica de los volúmenes. En la Exposición de Arte Religioso (1957) esa tendencia sintetista se ha acentuado ya persiguiendo el esencial dinamismo de la forma; en sucesivas muestras, evoluciona rápidamente hacia las más modernas corrientes: sus esculturas, ahora preferentemente en hierro, abandonan la sugestión del modelo concreto y se convierten en metáforas plásticas, transposiciones, en líneas y volúmenes, de una idea poética. Tal el monumento a KENNEDY, ya mencionado, o PARTO (1966). Sin embargo, conserva, por lógicas razones, la sugestión figurativa más o menos inmediata o traspuesta, en las obras que, como sus CRISTOS, es forzoso mantengan, por obvias razones aparte las litúrgicas, lo esencial de la forma. Su materia preferida parece ser el metal (hierro).
Fuente: TREINTA Y TRES NOMBRES EN LAS ARTES PLÁSTICAS PARAGUAYAS por JOSEFINA PLÁ. Editorial Cultura, Asunción-Paraguay 1973 (59 páginas).
BIBLIOGRAFÍA SOBRE HERMANN GUGGIARI:
** "HERMANN GUGGIARI" – editado con el apoyo del "FONDEC - Fondo Nacional de Cultura y Artes ", la "Asociación Cultural Comuneros " y "Centro Cultural de la República CABILDO".-
** Rafael Squirru. Arte de América: 25 años de crítica. Buenos Aires, Gaglianone, 1979.-
** Ticio Escobar. Una interpretación de las artes visuales en el Paraguay. II tomo. Colección de las Américas, Asunción, 1984.
** Diccionario de las Artes Visuales del Paraguay - Lisandro Cardozo ( el libro está a la venta en el Portalguarani.com ).-
** Diccionario Biográfico Forjadores del Paraguay, Primera Edición. Distribuidora Quevedo de Ediciones. Buenos Aires, Argentina 2000.
** A cultura History of America: Literature, Music, and the Visual Arts in the 19th and 20th century. Editado por Leslie Bethel. 1998.-
GUGGIARI, HERMANN: A pesar de que se le ha hecho una única muestra individual en el 2004, organizada por el Instituto Cultural Paraguayo-Alemán Goethe Zentrum con obras de propiedad del artista y de colecciones privadas, se ha dicho de él: “Por la capacidad de adecuar su profunda sensibilidad artísticas al espíritu de nuestra época, Hermann B.Guggiari ocupa lugar singular en las artes plásticas paraguayas y del continente. Su arte es complejo, absorbe las posibilidades técnicas de nuestra cultura y civilización y las funde como su instrumento para expresar los valores fundamentales del hombre" - LÍVIO ABRAMO
El crítico de arte suizo ARNOLD KOHLER, destacó la obra “Trascendencia” en artículos publicados en los diarios Tribune de Geneve y Floha de Sao Paulo en 1971: “Hay dos artistas en la Bienal de São Paulo, ambos escultores, quienes habiendo seguido paso diferentes; uno figurativo, el otro abstracto, llegaron a muy alto grado de perfeccionamiento y espiritualidad. El primero, Hermann Guggiari, paraguayo, creó una forma de ángel emergiendo de la pared, un trabajo dramático y sublime….”.-
El escritor paraguayo GABRIEL CASSACCIA, lo introduce en su última novela "Los Huertas", en boca de su protagonista, Adelina, quien desea se haga un busto en menoría de su padre. “Con que se le hagan un busto, o nada más la cabeza, como esa de O`Leary en la Plaza de los Héroes de Asunción –contestó Adelina-. Podría hacérsela Hermann Guggiari…”.-
(Fuente: "HERMANN GUGGIARI" - con los auspicios del FONDEC - Fondo Nacional de Cultura y Artes, la "Asociación Cultural Comuneros " y "Centro Cultural de la República CABILDO", Asunción-Paraguay 2008)