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JOHNNY TORALES
  LOS TRES SUDAMERICANOS - VIDAS, PERFILES Y RECUERDOS (TOMO I)


LOS TRES SUDAMERICANOS  - VIDAS, PERFILES Y RECUERDOS (TOMO I)

LOS TRES SUDAMERICANOS


VIDAS, PERFILES Y RECUERDOS

VIVENCIAS DE MÚSICOS, CANTORES Y POETAS PARAGUAYOS

TOMO I


Por AÍDA LARA



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Entrevista a LOS TRES SUDAMERICANOS


 
 
 
 
 


 

LOS TRES SUDAMERICANOS:

LA FANTASÍA HECHA REALIDAD

 

         Era una noche de fiesta para nuestro programa porque, finalmente, después de varios años de intercambiar cartas y saludos, teníamos la oportunidad de estar con estos grandes intérpretes compatriotas, "Los "Tres Sudamericanos", aquellos mismos que se fueron cantando a la Virgencita de Caacupé, que ensalzaron un "Ensueño de un claro" lunar, bajando "Por el caminito largo"; a "Quiero besar tus manos", "Mi paisanita" con amor y calor a la patria. Sus comienzos no fueron tímidos. Una tarde, nuestra vieja Asunción se sintió invadida con sonidos de un grupo vocal que nadie conocía. Un "Trío Fantasma", como se hicieron llamar. Nadie conocía sus orígenes, ni quiénes lo integraban, pero gustaron desde el principio. Aquella nochecita enamorada tenía sabor propio. Todos querían saber de dónde había salido tan lindo trío. La historia sería muy larga. Con impaciencia los esperábamos al final del show en el restaurante "El Bosque" de Chiquitín Maluff. Esas noches allí fueron como un abrazo con el pueblo, después de muchos años de ausencia. Un abrazo cálido, fuerte y cariñoso. Así nos preparamos para hablar con ellos en el camarín de "El Bosque". Hablamos con Alma María Vaesken, Johnny Torales y Casto Darío Martínez. Seguían los aplausos y los vítores. Finalmente pudimos tenerlos ante los micrófonos.

 



         - Así quería tomarlos, cansados, desfallecidos, pero contentos. Es la única forma como me van a decir todo lo que quiero. ¿Qué tal, Alma? ¿Cómo estás?

         AM.: - Muy bien, Aída, encantadísima, cansada pero feliz (risas).

         - ¿Qué te hace tan feliz esta noche?

         A.M.: - Imagínate, feliz porque el público nos responde de maravillas, feliz porque han llegado hasta nosotros y que se acuerden de nosotros. ¿Cómo no voy a estar feliz con los aplausos, en fin, los amigos que llegan hasta nosotros para vernos? Eso me hace muy feliz.

         - Johnny, ¿cómo estás?

         J.T.: - Yo, ahora estoy de maravillas porque estoy a tu lado.

         - ¿Casto Darío?

         C.D.: - Yo no.

         - ¿Por qué?

         C.D.: - Porque todavía no estoy peinado, porque estoy todo así. Esperá un poco; me peino, o si no tú público puede pensar, bueno, qué muchacho irrespetuoso, habla por radio todo despeinado. Ahora sí ya estoy peinado.

         - Falta el perfume.

         C.D.: - El perfume lo ponés vos con tu aroma.

 

         Juan Humberto Torales Avalos, nacido en Asunción, a espaldas de su familia y escapando a hurtadillas, comenzó a cantar en una orquesta de jazz. Cuando su padre se enteró de las travesuras de su hijo lo envió a Buenos Aires para cursar la carrera de arquitectura. El destino dijo otra cosa, volvió rápidamente cuando murió éste, fue cuando conoció a su compañera del canto y de la vida, Alma María Vaesken Ruíz. Junto con Casto Darío Martínez, otro soñador, formaron lo que se conoce hoy como a "Los Tres Sudamericanos". Antes, llegó a ser muy conocido en las noches de Asunción y muy admirado por su maravillosa voz y su calidad humana.

         Johnny Torales, en ese ir y venir de los sueños, llegó a grabar con el dúo Vargas-Saldívar, con el arpa de Lorenzo Leguizamón, una polca paraguaya que se convirtió en un clásico, como "Ñande rogamí", de Ignacio Melgarejo. Por el año 1956, tenía un programa en Radio Guaraní, en Independencia Nacional y 1º Proyectada, con la orquesta de Alfredo Riquelme. Actuaba en el Náutico de San Bernardino, donde hacía un show. Kike Krona tocaba el bongo.

         Y es ese mismo público que siempre quiso verlos. Después de tantos años están aquí.

 

         - ¿Cuántos años lejos, Johnny?

         J.T.: - Como dieciséis años.

         - ¿Por qué tanto tiempo?

         J.T.: - Por motivos de trabajo, puesto que siempre estamos viajando y trabajando. Simplemente fue ese el motivo, y los empresarios que no se ponían de acuerdo para traernos aquí.

         - Casto Darío, ¿en cuántas etapas podrías señalar la carrera de "Los Tres Sudamericanos"?

         C.D.: - Bueno, la primera etapa comienza aquí en Asunción. Podemos hablar de la creación del grupo. Luego fuimos a Buenos Aires para grabar nuestro primer disco, volver a Asunción y esperar. Pensábamos que sería mejor que terminara en Buenos Aires y después para retirar la cosecha.

         - ¿De qué año estamos hablando?

         C.D.: - Fue en el primer semestre del año 1960; estuvimos allá como dos años y medio y después pegamos el gran salto para Europa.

         - ¿Cuánto tiempo se quedaron allá?

         C.D.: - En Europa estuvimos un año y medio y después volvimos a Buenos Aires en una campaña de ocho meses. De allí regresamos a Europa, donde nos quedamos hasta ahora.

         - ¿Qué etapa te parece la más fructífera del grupo "Los Tres Sudamericanos"?

         J.T.: - La etapa más fructífera fue la primera época de España, cuando llegamos allá y empezamos a grabar cumbias. Nosotros introdujimos la cumbia en España. Entonces los contratos sobraban y éramos los que más cobrábamos. No había otro artista con mejor cachet que nosotros en esa época.

         - ¿Cuántos discos grabaron?

         C.D.: - Tenemos exactamente 62 discos grabados.

         - ¿Tienen discos de oro?

         C.D.: - Tenemos tres discos de oro chicos y un LP por la venta de tres millones de discos vendidos.

         - Para "Los Tres Sudamericanos", ¿cuáles son los temas que mayor satisfacción han deparado al grupo?

         C.D.: - Puedo hablar de lo que yo siento, porque cada uno tiene sus preferencias. Para mí, que soy un romanticón y soñador, cada canción tiene su historia, cada canción tiene su momento, cada canción tiene su época. Entonces, me acuerdo incluso de la fecha en que se hicieron esas canciones, no porque sean memorables, sino porque para mí tienen un significado, me han llegado muy hondo. Tienen mucho que ver con mi vida personal y con "Los Tres Sudamericanos".

         - Es decir que no tenés una canción en especial.

         C.D.: - ¿Qué te puedo decir? No tengo ninguna canción en especial. Están algunas que odio, no por la canción, no tiene que ver con la canción misma, sino porque se grabó quizás dentro de mi vida sentimental rara o cruzada. O en el momento de alguna enfermedad. Una vez tuvimos que grabar con pulmonía. ¿Sabes lo que es grabar con pulmonía? Entonces, todas esas cosas se van sumando, y vas en cada canción teniendo un recuerdo.

         - ¿Johnny?

         J.T.: - Lo que dijo Darío también me pasa a mí, hay canciones que me traen buenos recuerdos y otras, mejor no recordarlas.

         - ¿Cómo haces cuando no estás bien, estás enferma, Alma?

         A.M.: - Nada, saco muchas fuerzas, fuerzas de donde pueda y canto. Precisamente, nunca, nunca, me ha pasado en toda mi carrera artística quedarme afónica; pero, justamente ahora que vine a Asunción, que quería estar en la plenitud de mi juventud, el cambio de clima y cuestiones alérgicas, me patearon y me quedé ronca varios días.

         - ¿Igual cantaste?

        

         Alma María Vaesken Ruíz, fue amante de la música desde muy joven. Su público más ferviente fueron sus compañeras del colegio María Auxiliadora y los asiduos de la parroquia del barrio, donde cantaba el Ave María en la ocasión del casamiento de algún familiar. Sus padres la quisieron maestra. Nada antes del magisterio. La vida dictó otra cosa, un día se encuentra con Johnny Torales y Casto Darío Martínez y haciendo picardía a espaldas de los padres, formaron un "Trío Fantasma". Contaba con 17 años. A partir de allí, siguieron un camino común, que todavía perduraría hasta el regreso de Casto Darío a Paraguay.

 

         A.M.: - Si, tuve que hacer un esfuerzo tremendo para cantar, sobre todo "Virgencita de Caacupé", la parte del Ave María que está en un tono muy alto. Parece que la Virgen me iluminó porque al final me salió bien (risas).

         - Además también influiría la situación emocional, después de tantos años, aquí en Asunción, el contacto con la gente...

         A.M.: - El nerviosismo de estar con mi familia, de estar con los amigos que me vienen a visitar, todo me emociona mucho. Todo tiene que ver.

 

         Casto Darío Martínez, un asunceno de pura cepa, músico, guitarrista, experto en la armónica, que creemos dio el nombre al famoso grupo formado por él y otros amigos, "The Harmony Club". Estudió derecho hasta el cuarto curso, que dejó para formar con Johnny Torales y Alma María este grupo que se convirtió en un icono de la música paraguaya y latinoamericana. Compositor de varias canciones que forman parte del repertorio de nuestra música nativa como "Mi paisanita" con Dino Ramos. "El poeta lloró", "El indio pequeño", entre otros.

         Charlar con "Los Tres Sudamericanos" resultó toda una experiencia maravillosa. Compartir la rutina, los descansos, los entre-telones y, al término de la actuación, comer algo.

 

         - Bueno, recién ahora Alma María está preparando unos palmitos.

         A.M.: - ¿Para la cena?

         - Para la cena (risas).

         A.M.: - ¿Deseas cenar conmigo?

         - No, ya cené. Gracias, Alma. Como mujer has tenido que repartir tu vida entre el hogar, el arte, idas y venidas, ¿cómo ha sido posible eso?

         A.M.: - Tuve la gran suerte de tener a mi madre conmigo en España. Hace 15 años que vive conmigo. Vino antes de nacer mi hija mayor, que ahora tiene 14 años. Entonces tengo la suerte de que ella es la que ordena mi casa, se queda en la casa. Ella dirige y organiza cuando yo no estoy. Por eso he podido, con más facilidad se puede decir, compartir la vida privada con mi trabajo.

         - ¿Cómo comparten ustedes la tarea?

         A.M.: - ¿Relativo a qué?

         - Al trío.

         A.M.: - Artísticamente, Darío es el que se dedica a ensayar con los músicos, es decir, la parte musical, Jonhny es el economista del grupo, el que dirige la cuestión monetaria, y yo no hago nada (risas), yo canto, canto nada más.

 

         Dejamos un momento a Alma María luchando con sus palmitos y atacamos al economista del grupo.

        

         - Nos decía Alma María que Johnny Torales es el economista del grupo. ¿Cómo puede un geminiano ser un economista?

         J.T.: - Bueno, el geminiano tiene doble cara, como ya lo sabes, de manera que muchos piensan que soy muy serio, pero después se llevan un chasco muy grande conmigo, porque, viéndome así soy grande y como tengo dos caras, entonces puedo tener dos personalidades completamente distintas.

         - ¿Y qué hace un economista en un trío?

         J.T.: - Eso es muy necesario. Tiene que haber un economista en un trío para que pueda andar sobre rieles todo, porque tenemos que luchar con los empresarios y con los representantes y tenemos que sacar el trío adelante siempre.

         - ¿Ustedes han tenido alguna vez una etapa baja? Porque los tiempos cambian, cada época tiene su producto, tanto en las artes como en otras actividades. ¿Cómo han podido "Los Tres Sudamericanos" afrontar estos cambios?

         J.T.: - Indudablemente, un artista, por muy bueno y famoso que sea, tiene su momento culminante. Luego viene el descenso, todos llegan al momento del declive, y nosotros hace veinte años comenzamos. Justo a los diez años, cuando más arriba estábamos, comenzó el descenso. En este caso, algunos terminan, la mayoría termina en el descenso; otros se mantienen.

         - ¿Cómo se mantienen éstos? ¿A qué han recurrido?

         J.T.: - Los que se mantienen son los que han tenido unos temas, unas canciones que han sido estandar. Han sido artistas, que se han identificado tanto con esas grabaciones, que la gente nunca olvida. Hablamos, por ejemplo, de un artista paraguayo que todos queremos mucho, Luis A. del Paraná. Pasará muchísimo tiempo, pero quedará en la memoria y seguirá emocionando a las personas que lo escucharon y otras que recién descubrieron sus canciones. Al escucharlas, siempre recordarán a Luis Alberto del Paraná, porque él la impuso.        

         Así también, cuando escuchen "Virgencita de Caacupé", "Naranjera", "Por el caminito" o "Quiero besar tus manos", y muchas otras canciones, se acordarán de nosotros. En cambio, artistas que ganan éxito con éxito de otros artistas, aunque grabáramos de lo mejor "Cucurrucucú Paloma", por más excelente versión que hagamos, a quien se le recuerda es a Miguel Aceves Mejía. El que gana aplausos con el éxito de otro, es un aplauso efímero, pero el que queda con la gloria es el primero, el que hizo conocer la canción y la gente coreó con él.

         C.D.: - Bueno, yo creo que nosotros hemos ido adaptándonos al ritmo musical del momento. Cuando surgió el twist, cantamos twist. Cuando llegó el blues, cantábamos blues. Te estoy diciendo que no era un ritmo en particular, sino cada vez que venía uno nuevo, nosotros tratábamos de hacerlo.

         - Y ahora, ¿qué está de moda por ahí?

         C.D.: - Hoy estamos cantando un ritmo que no tiene nombre, porque el año pasado se llamaba disco, pero en este momento el disco pasó.

         - ¿Cómo es el ritmo?

         C.D.: - El ritmo es una mescolanza entre lo tropical, el samba de Brasil y la música americana. Es una mezcla extrañísíma, tal es así que ayer me preguntaron los muchachos aquí del grupo, los de la orquesta, qué era eso de la salsa. Cuba quiere bailar la salsa. ¿Qué es eso? ¿Qué ritmo es ese?

         - ¿Y qué era? ¿Qué ritmo es el disco?

         C.D.: - Y la verdad que yo no sé qué ritmo es ese. Yo, con la guitarra, hago ritmo tropical, la batería hace lo mismo, con el bombo hace cuatro, es un disco, y el bajo hace una mescolanza del tumbago tropical moderno. Es un ritmo extrañísimo. Y te digo que si escucho esta música, me hace bailar. Si querés ser condescendiente con un ritmo extremadamente contagiante para bailar, esto es lo actual. Pero no tiene nada que ver con las presentaciones, con los shows que nosotros hacemos, por ejemplo aquí en "El Bosque". También me ha dicho gente especializada que "Los Tres Sudamericanos" se habían quedado hace veinte años. No es así. Es una mala interpretación. "Los Tres Sudamericanos" no se han quedado en el pasado. Nosotros le damos al público, a los que están en la sala, lo que ellos quieren escuchar. Esas canciones que ellos escucharon de nosotros, las primeras tres estrofas fueron recibidas con aplausos, entonces quiere decir...

         - ... Que están esperando esas canciones.

         C.D.: - Exactamente, estaban esperando esa canción. Así como "Los Plateros" cantaron por años "Only you", o Roberto Cantoral, "La Barca", vienen a buscar lo que le hemos prometido.

         A.M.: - Y eso, perdóname Darío, precisamente, Aída, es el éxito de un artista. Bueno, no todos los artistas tienen ese privilegio de tener esas canciones. Esas canciones que han ido identificándolos con ciertas ocasiones, que al público lo hacen reaccionar y quiere escuchar. A lo mejor nosotros tenemos muchas canciones nuevas y actuales, pero no podemos hacerlas todas, porque el tiempo no nos da para todas las canciones que nos pide la gente, las que pide el público, las canciones con las qué nos conocieron, y eso es muy bello para nosotros: unirnos con el público a través de las canciones.

         C.D.: - Estuvimos muy felices, muy orgullosos de poder cantar, al público con la misma frescura de siempre. Esa es nuestra gran satisfacción, nuestro gran orgullo de cantar. El público disfruta y nosotros disfrutamos al verlos a ellos.

         - ¿Jonhny?

         J.T.: - Las canciones más bonitas son las de nuestra época; con las que crecimos, con las que fuimos felices y nos traen lindos recuerdos. ¡Qué bonitas letras! ¡Qué emocionantes!

         - Alma, Jonhny, Casto Darío, este gran encuentro de ustedes con el público paraguayo, ¿cómo lo han sentido?

         J.T.: - Vos que estuviste otras noches y ésta, creo que tenés una opinión más válida que la nuestra.

         - Yo pregunto cómo lo...

         J.T.: - ¿Cómo lo sentimos? Imagínate. De una manera muy profunda y llevamos un recuerdo que difícilmente se borrará de nuestros corazones y de nuestra mente.

         A.M.: - Yo siento lo mismo, Aída, después de mucho tiempo, de muchos años, encontrarte con un público que prácticamente no conocías. En realidad, no conocía al público paraguayo, al público de mi país. Entonces, este encuentro es maravilloso, porque desde el primer momento, desde el día del debut, el público se ha portado con nosotros. Nos ha apoyado con sus aplausos. Teníamos miedo, porque nos decían que el público paraguayo era frío. Claro que hay noches que están un poco más fríos que otras noches, pero no nos podemos quejar. Y otra cosa que a mí cada noche me llena de emociones y satisfacciones, es que se acuerden de nosotros nuestros amigos. Vienen a vernos todos, todos son incondicionales, parientes con quienes hacía muchísimos años que no nos veíamos.

         - ¿Casto Darío?

         C.D.: - Yo me encontré, después de veinte años, con todos mis hijos naturales, ya son todos grandes, hermosos (risas). Sí, preciosos muchachos que vienen aquí a diario (risas).

         A.M.: - Es que él quiere sacar un poco de su sentimentalismo al público. ¿Viste cómo es?

         C.D.: - No, tiene razón Alma, es hermoso encontrarnos todos, y lo único que yo no pude encontrar todavía es a mi paraguaya. ¿Dónde estás, paraguaya?

         - ¡Por favor, encuéntrenla! Un saludo final, por favor.

         J.T.: - Un gran abrazo para todos y esperamos un nuevo encuentro, estar de regreso muy pronto en el Paraguay.

         A.M.: - Muchas gracias para ti, para nuestros amigos y quiero decirles que los recordaré siempre.

         C.D.: - Lo que yo te pido, Aida, es que me contestes mis cartas.   

         - Alma, siempre tienen anécdotas, quiero saber si te acordás de algo para compartir con nuestros oyentes.

         A.M.: - Bueno, vos sabes, Aída, que cuando te preguntan si tienes alguna anécdota, algún recuerdo, a veces se te pone la mente en blanco y no recuerdas nada, pero voy a procurar recordarme de una anécdota triste. Lastimosamente tengo que comenzar con una triste, porque de esa nunca me olvido. Un recuerdo bastante penoso que yo tengo particularmente.

         Fue en el año 61. Habíamos comenzado ya "Los Tres Sudamericanos". Nos contrataron para una presentación en Buenos Aires, una gala en Mar del Plata, la gala de fin de año y Navidad. Entonces nos fuimos para allá. No teníamos a nadie conocido en Mar del Plata y cuando llegaron las doce de la noche, salimos del hotel, compramos una botella de champán y nos pusimos en la costanera, en un banco los tres ahí, con nuestro champán a brindar llorando. No sabes la pena que me da cada vez que lo recuerdo; pero es un recuerdo. Por más que no sea bonito, fue nuestro comienzo y, aunque no nos conocían mucho todavía en aquella época, ya teníamos un cierto éxito con la gente. Ya había salido un disco nuestro. Lo que pasaba era que no habíamos hecho todavía amistades con quienes pasar una noche de Navidad o Año Nuevo juntos. Entonces, tuvimos que pasar solos. Después fuimos a trabajar, por supuesto. Ese es el recuerdo penoso.

         Con esta anécdota que nos cuenta Alma María nos de "Los Tres Sudamericanos". Muchas veces ellos mismos pensaron que el grupo se iba a terminar, pero, como vieron ustedes, sólo se reciclaron. El público paraguayo tuvo la oportunidad de verlos con un nuevo integrante, pero esa, ya es otra historia. Alma María, siempre con esa voz fresca, maravillosa y única. Johnny con su talento y su humor de siempre, el nuevo integrante, que ya no es tan nuevo se llama Dioni Velázquez, pero esa ya es otra historia. Porque pocas veces, el público paraguayo tiene la oportunidad de ver actuar a los grupos paraguayos.

         Así nos despedimos de "Los Tres Sudamericanos'; después de conversar en el calor de los abrazos largamente añorados, las canciones en deuda que comenzaron a saldar con el público con el mismo tono, las mismas melodías y con el mismo sentimiento.

         Todavía me deben 5.775 cartas.     

         Asunción, miércoles, 8 de abril de 1981



 
 
 
 
 
 
 
 
 

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VIVENCIAS DE MÚSICOS, CANTORES Y POETAS PARAGUAYOS. 

De AÍDA LARA

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