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Andrés Guevara (+)
- 03 de Agosto de 1963
 
Andrés Guevara (+)






Biografía:

un artista, pienso yo,

nunca debe perder estas dos virtudes:

sinceridad y espontaneidad”


ANDRÉS GUEVARA fue un diseñador e ilustrador de trascendencia continental. Nació en 1904, en Villeta, ciudad paraguaya “donde ni la peste consigue pros­perar”, según sus propias palabras. Quizá por eso mismo, después de trabajar como diseñador y publicar sus caricaturas en El Diario y El Liberal, publicaciones que abrieron sus páginas para gran parte de la ‘Generación de 1923’, de la que formaba parte; Guevara se apresuró a salir del país y luego viajar a Europa, usufructuando un premio que había ganado en Buenos Aires.

 “La razón de su viaje –nos cuenta Olga Blinder, artista plástica y educadora paraguaya, amiga de Guevara– fue que ‘le entró en yacaré’ a la hija del Pre­sidente de la República, y éste se enteró. Tuvo que huir rápidamente para no enfrentar la furia del padre de la chica, quien casualmente era también nuestro presidente en aquella época”.

 ‘Entrar en yacaré’ es una típica expresión paraguaya para designar al aman­te furtivo, que visita a su amada a escondidas, en contra de los deseos de los padres… o muchas veces del marido.

 “Era un ‘dandy’, un caballero. No repetía una camisa en el día, siempre estaba impecable. Ese estilo ya no se ve actualmente…” recuerda Olga. “Lo conocí en la casa de Josefina Plá (escritora española-paraguaya), en una de las tertulias de intelectuales que se realizaban allí. Ella vivía en la esquina de las calles República de Colombia y Estados Unidos (alrededores del centro histórico de Asunción). Yo vivía a pocas cuadras, la visitaba a menudo, y fue cuando conocí a Guevarita, y nos hicimos amigos. No lo veía tanto porque él se había ido, y regresaba muy de vez en cuando debido a su situación com­prometida, y porque tenía bastante trabajo en Buenos Aires, San Pablo, Río de Janeiro. Pero cuando yo viajaba a Buenos Aires, a visitar exposiciones de arte, también aprovechaba y nos encontrábamos… siempre hablando y soñando con un Paraguay mejor”.

 “En la obra de Guevara siempre se distinguen dos planos o niveles bien definidos y al parecer contradictorios –decía Josefina Plá, en un artículo publicado en La Gaceta del Fondo de Cultura Económica–, articulados, sin embargo, sobre un fondo común de sensibilidad y humanismo. El primero está constituido por su obra humorística, realizada principalmente en Brasil, sobre escenas de la tierra. El segundo nivel está constituido por obras de un patético expresionismo, construido contraria pero paralelamente al primero, sobre aquello que en el individuo sella lo inmerecido del drama eterno: el contraste entre sueño y destino”.

En su raudo viaje-huida de Paraguay a Argentina y luego a Europa, el destino lo retuvo en el Brasil. Durante una escala en Río de Janeiro, decidió permane­cer unos días aprovechando la invitación del embajador paraguayo Modesto Guggiari, quien le pidió que se quede algún tiempo “para mostrar tu arte a los cariocas”. Los días iniciales se extendieron a varios años y Guevara comenzó a publicar sus chistes e ilustraciones en publicaciones como A Maçã, A Manhã y Crítica. Sus colaboraciones también se extendieron a Papagaio, O malho, Para Todos, Ilustração Brasileira O Cruzeiro y la efímera Jazz, de la que era director. Algunas de sus colaboraciones eran especialmente virulentas para la época, así que, después de algunos incidentes en Crítica, creyó, prudentemente, que era mejor abandonar el país.

Mientras estuvo allí, su estilo causó sensación y obtuvo seguidores. “La estilización cada vez más original de los ‘títeres’ de Guevara (…) punto este, además, de los más decisivos en el arte naciente de algunos jóvenes princi­piantes de la época, tales como Alvarus, Mendez, Nássara, Martiniano y Theo” –observa Herman Lima, crítico brasileño–. “La colaboración de Guevara (…) afirma cada vez más la popularidad del caricaturista de tan personal estilo artístico, al punto de ser único”.

Luego de su primera estadía en Brasil, en 1930 viajó a Argentina, donde se hizo más conocido como diseñador gráfico, pero siempre aportando sus ilus­traciones, chistes e historietas a varias publicaciones, como el diario Crítica y las revistas Sintonía y Mundo Argentino.

Como diseñador, su principal aporte fue sumamente importante para la época. Guevara introdujo el concepto de planificación al trabajo de diseño, impulsado en parte por la grave escasez de implementos de trabajo como el plomo, usado en los caracteres tipográficos con los que se impri­mían los periódicos pero también en los incontables proyectiles y armas que la Segunda Guerra Mundial requería ansiosamente para matar seres humanos en cantidades desconocidas hasta entonces.

Guevara decidió reutilizar los muchos clichés y tipografías desechados, olvidados en los de­pósitos de los diarios, fundiéndolos nuevamente en un novedoso sistema de reciclaje. Dividió en columnas de seis los textos de las publicaciones de tamaño tabloide y en nueve las de tamaño grande, aprovechando mejor los espacios y economizando material. También, a través de la diagramación previa, la plani­ficación se extendía a la cantidad de líneas disponibles para que el periodista se explayara en el texto. Esto no era del agrado de muchos de ellos (“soy un periodista, no un contador”, protestaban algunos porteños), pero benefició a los medios escritos con mejores resultados en cuanto a la producción e, indu­dablemente, los costos, sin afectar la calidad visual del diseño, que conservaba siempre la típica elegancia guevariana.

Cuando en 1945, el diario Clarín de Buenos Aires apareció por primera vez, presentó a sus colaboradores. El primero entre los ‘cuatro malabaristas del trazo’ era Andrés Guevara, presentado de la siguiente manera: “Es un teorema artístico en acción. El número, la línea, la escuadra y el compás puestos al servicio del arte en un equilibrio armonioso que cobra alto relieve en nuestras páginas”. Guevara, decía Clarín, daba a su diseño un estilo indefinible que no sabían en qué residía, pero que ese estilo se debía a Guevara, que “no necesita firmar una página para que se sepa que su escuadra y su lápiz y, sobre todo, su ima­ginación, han trazado el plano cuidadosamente dentro del cual se encerrarán las notas y las ilustraciones. Porque Guevara es algo más que un nombre; es una nueva manera de presentar las cosas y una nueva forma dentro de cuyo molde se cuecen las ideas y las informaciones”.

 “El paraguayo Guevara -recuerda el argentino Guillermo Ares, periodista de larga trayectoria en Paraguay, quien lo conoció y fue su discípulo- le puso límites al consumo indiscriminado de plomo. Con él aprendimos a trabajar medido. Contaban que la fórmula para economizar insumos se le ocurrió a Guevara mirando las ‘galeras’ en los talleres de Crítica. Se trataba de una bandeja de acero rectangular, especie de pala, con dos lados abiertos y otros dos con una pestaña, como de dos centímetros, en las que se apoyaban las columnas de plomo procesado, convertido en líneas de composición. Dicen que Guevara -comenta Ares- al ver aquellas galeras depositadas en los amplios anaqueles, pensó que aquello representaba toneladas de plomo inútil y desperdiciado; y los textos compuestos en el, totalmente desactualizados e inservibles.

Todo aquel plomo esperando la oportunidad de ser fundido; eran horas de trabajo de linotipistas y tipógrafos que se habían consumido en tipear exten­sos artículos, cuyo destino de espera era desesperante. Midiendo los textos al escribirlos se empleaba menos tiempo en escribir, componer y se ahorraba material. Supimos que en los talleres de algunos otros periódicos sudamericanos se habían introducido normas de economía, pero ellas no influían demasiado en la presentación habitual de las publicaciones. Algunos habían limitado el número de grabados, menos dibujos y menos fotos, grandes blancos desechados rápidamente porque había que aprovechar cada resquicio de papel”, recuerda el finado Guillermo Ares en sus memorias.

Andrés Guevara impuso en la prensa argentina de los años de la guerra mundial, su diagramación económica, o ‘de guerra’, que consistía en un diseño rigurosamente calculado para ahorrar plomo, pues escaseaba, “no se conseguía zinc, no había cobre ni antimonio, faltaban ácidos y drogas para los fotógrafos y los fotograbadores...”. Guevara había ingresado al entonces prestigioso diario Crítica de Buenos Aires hacia mediados de los años ‘20. Allí “hizo maravillas como dibujante, caricaturista, periodista y creativo”. Posteriormente fue contra­tado por grandes diarios y semanarios de Brasil, Chile y otros países. “Con su proverbial humildad –recuerda Ares–, dio origen a una escuela periodística que se mantiene hasta nuestros días y, que por esas variabilidades de la vida, se ha incorporado a la informática, con un asombroso y peligroso parecido a la realidad del plomo de otros días.

Los diarios tamaño sábana y es­tándar tenían ocho columnas; los tabloides, cinco. Guevara fue, posible­mente, el primero en imponer nueve columnas para los diarios grandes y seis para los tabloides; con ello se ganaba en plomo de composición y en zinc para la clichería y, por extensión, en todo lo demás, lo que comportaba una real economía”.

Guevara creó los proyectos gráficos de varios medios, incluyendo al diario Clarín, de Buenos Aires, para el que también diseñó su memorable logotipo. Dibujó una historieta para el mismo medio, Blanca Nieve y Pío Pío, y luego se trasladó a Brasil, en 1943, convocado por el diario Folha Carioca, como director de arte del medio, colaborando además con la Revista da Semana. Guevara desarrolló un período de gran actividad como diseñador gráfico, viajando entre ambos países en varias oportunidades. En la ciudad de São Paulo, trabajó con el lanzamiento de las publicaciones Almanaque y Última Hora.

Olga Blinder relata: “cuando tenía 50 años me escribía una larga carta, en enero de 1954, y en uno de los párrafos decía: ‘… por mi vigorosa resistencia a la vejez, me siento alentado para pintar en forma joven permanentemente. Quisiera ser siempre un adolescente, así no me den cuero y huesos’. Al volver a Asunción, después de una muestra que realicé en Buenos Aires, Guevara me pidió que trajera un paquete de ‘papeles’ suyos. Ese paquete contenía apun­tes, cartas, fotografías, aquellas hermosas témperas que él llamaba ‘apuntes para…’, los calendarios de Alpargatas que había ilustrado con sus caricaturas y muchos papeles más que ponía en mis manos porque quería que se guardaran en mi país. Aún hoy, en esta época de olvidos, su recuerdo se agiganta en mi memoria: era, simplemente, un genio”.

En los últimos años, Guevara se dedicó a la pintura, siempre en Buenos Aires, y siempre soñando con una exposición en su país, que nunca se concretó durante su vida. Falleció en 1963.

(Fuente: HISTORIA DEL HUMOR GRÁFICO EN PARAGUAY. Por ROBERTO GOIRIZ. Con la colaboración ANDRÉS COLMÁN GUTIÉRREZ y ALEXIS ÁLVAREZ. HISTORIA DEL HUMOR GRÁFICO. Directores de la colección: Armengol Tolsà Ermengol Juan García Cerrada. Coordinador: José Lorenzo Sánchez. EDITORIAL MILENIO – LLEIDA, 2008. Con la colaboración de: UNIVERSIDAD DE ALCALÁ - FUNDACIÓN GENERAL)

 


GUEVARA, ANDRÉS (1904/1963) : Se inició como caricaturista, y su visión expresionista condicionará su obra posterior.

Empezó en 1920, trabajó para los diarios "CRÓNICA" y "CLARÍN" de Buenos Aires, y realizó numerosas ilustraciones para libros y periódicos.

Abandonó el país en 1921, y sólo volvió a él un par de veces y por brevísimo plazo.-

Su vida transcurrió en la Argentina y Brasil principalmente. Sin embargo, como sucedió también con otros artistas o escritores salidos del país, llevaba la patria como presencia telúrica y humana definitivamente tatuada en el alma.

Estas vivencias entrañables no cesaron jamás de urgir su exteriorización desde la profundidad nostálgica.

En pocos años se constituyó en un dibujante cotizado, cuya obra difundieron los diarios bonaerenses primeros y los del Brasil luego, y más tarde los de Perú y Chile.

Periodista e ilustrador, fue además considerado el mejor diagramador continental.-

En las obras de Guevara se distinguen dos planos. El primero lo constituye su obra humorística, realizada principalmente en el Brasil, sobre escenas de la tierra.

El segundo nivel lo constituyen sus obras de un patético expresionismo construido, contraria, pero paralelamente al primero, sobre aquello que en el individuo sella lo inmerecido del drama eterno: el contraste entre sueño y destino, dice Josefina Plá, en el libro "Arte Actual en el Paraguay".-

(Fuente: DICCIONARIO DE LAS ARTES VISUALES DEL PARAGUAY de LISANDRO CARDOZO, editado con el apoyo de FONDEC, Asunción 2005).

 


GUEVARA, ANDRÉS (1904-1963): Se inició en la caricatura, todavía adolescente, hacia 1920. Se trasladó en 1921 a Buenos Aires, y desde entonces sólo regresó al país en un par de ocasiones y por breves días o semanas. Fue iniciador de un nuevo estilo en la caricatura, sobre bases cubísticas. Trabajó en diarios argentinos como CRONICA y CLARIN, y otros chilenos y brasileños. Como ilustrador y diagramador alcanzó rápidamente prestigio, no sólo en el Plata, sino también era el Brasil y Chile, donde trabajó. Sus diseños le ganaron fama, y se le considera inspirador de algún artista famoso de esos países. Regresado a Buenos Aires, se establece allí definitivamente. Aunque enfermo en los últimos veinte años, siguió desarrollando intensa labor, que insumió todo su tiempo disponible, y que le impidió llevar a cabo proyectos pictóricos de cuya importancia dejó buen anuncio en sus pocos cuadros y bocetos de la serie LA MUJER PARAGUAYA y en el retrato del MARISCAL LÓPEZ, realizado en 1956.

No existe cuadro alguno de Guevara en nuestro MUSEO NACIONAL. El MUSEO DE BELLAS ARTES JULIÁN DE LA HERRERÍA conserva tres apuntes. Algunas colecciones particulares poseen diseños o témperas, como la de Olga Blinder, quien es depositaria además de una serie de dibujos y bocetos.

UBICACION: GUEVARA fue sin duda entre nuestros pintores el que con fecha anteriores a 1950 asimiló más intensa y raigalmente las corrientes modernas en vigencia en el Río de la Plata en los años 1920-1940, sintetizándolos en una fórmula personal que, aplicada a la caricatura, logró sello original hasta el punto de poder decirse de él lo más arriba enunciado, es decir, que, ejerció en determinada época influencia sobre ciertos pintores latinoamericanos, especialmente en el Brasil (PORTINARI). Sus diseños y sus pinturas -acuarelas o témperas, por desgracia escasamente disponibles-prueban su maestría compositiva y coloristica, y constituyen con su expresionismo patético, un valioso testimonio humano a la par que estético. El RETRATO DEL MARISCAL (1956) realizado en un sintetismo formal y cromático en que se refleja la juvenil fijación cubista del autor, ocupa de derecho lugar señero en la iconografía de nuestros próceres.

Fuente: TREINTA Y TRES NOMBRES EN LAS ARTES PLÁSTICAS PARAGUAYASpor JOSEFINA PLÁ. Editorial Cultura, Asunción-Paraguay 1973 (59 páginas).
 

 

GUEVARA, ANDRÉS:  Se inició en la caricatura hacia 1920, siendo todavía adolescente.

En 1921 se trasladó a Buenos Aires  y desde entonces solo regresó al Paraguay en un par de ocasiones y por breves días o semanas.

Fue el iniciador de un nuevo estilo en la caricatura, sobre bases cubísticas. Trabajó en diarios argentinos como Crónica y Clarín, y otros chilenos y brasileños, lo cual le valió pronta y merecida fama y prestigio en medios no siempre fáciles.

Sus diseños pudieron inspirar a algún artista famoso de aquellos tiempos en Argentina,  y Chile, como el caso del brasileño Cándido Portinari.

De regreso a Buenos Aires se instaló definitivamente allí.

Comentarios: El alma de los seres y del medio le llegaba –y hacíala él llegar- a lo profundo desde los más inesperados ángulos de contraste entre el ser y el parecer, en éste era inagotable, y ello justifica la frase de Alejandro Sirio: ‘Guevara es uno de esos artistas que por mucho que hagan son siempre promesa de algo más? Y la admiración que inspiró al maestro humorista que es Walt Disney. El segundo nivel lo constituyen sus obras de un patético expresionismo, construído, contraria pero paralalelamente al primero, sobre aquello que en el individuo sella lo inmerecido del drama eterno: el contraste entre sueño y destino…” 

OLGA BLINDER, recuerda: “Cuando tenía 50 años me escribía una larga carta, en enero de 1954, y en uno de los párrafos decía: ’…por mi vigorosa resistencia a la vejez me siento alentado para pintar en forma joven permanentemente. Quisiera ser siempre un adolescente, así no me den cuero y huesos…’. Y más adelante continuaba diciendo, con relación al grupo ’Grupo Arte Nuevo’: ’Creo, mi estimada amiga, que el grupo de Uds. debe abrirse brechas, agrandar huecos y rumbear por nuevos senderos…Nada de trajinar por los viejos caminos… Es hora de ponerles calas y crespones a las normas académicas…Alguna vez estaré con Uds. en alguna exposición. Lo deseo patrióticamente, por el paraguayismo circulatorio de mis venas”.…”

(Fuente: WIKIPEDIA )

 


COMENTARIOS: JOSEFINA PLÁ,en un artículo publicado en La Gaceta del Fondo de Cultura Económica, de México, en enero de 1965 y en el que analizaba la obra de tres pintores paraguayos, siendo Guevara el primero, decía: ”En las obras de Guevara se distinguen dos planos o niveles bien definidos y al parecer contradictorios, articulados, sin embargo, sobre un fondo común de sensibilidad  y humanismo. El primero lo constituye su obra humorística, realizada  principalmente en Brasil, sobre escenas de la tierra. El segundo nivel lo contituyen sus obras de un patético expresionismo construido contraria pero paralelamente al primero, sobre aquello que en el individuo sella lo inmerecido del drama eterno: el contraste entre sueño y destino”. Más adelante observaba la escritora que ”es desconcertante esta doble personalidad de Guevara, y al propio tiempo contribuye a comprender el desnivel ontológico disimulado tras el más inocente alarde caricatural”.

OSORIO BORBA, un periodista que escribía para una cadena de diarios del Brasil, decía en diciembre de 1943 que nuestro compatriota ”llegó a marcar una época en la prensa de Río de Janeiro” porque completó su modernización con las novedades que introdujo en la compaginación y la presentación de los diarios en los que trabajó. 

EL DIARIO CLARÍN DE BUENOS AIRESdecía de él: ”Es un teorema artístico en acción. El número, la línea, la escuadra y el compás puestos al servicio del arte en un equilibrio armonioso que cobra alto relieve en nuestras páginas”

Fuente: Comentarios en www.musicaparaguaya.org.py



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