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Arte Indígena

  ADORNOS PLUMARIOS (Ensayo de BRANISLAVA SUSNIK)


ADORNOS PLUMARIOS (Ensayo de BRANISLAVA SUSNIK)
ADORNOS PLUMARIOS
Ensayo de BRANISLAVA SUSNIK
(Enlace a datos biográficos y obras
En la GALERÍA DE LETRAS del
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ADORNOS PLUMARIOS
Los adornos plumarios siempre implican un lenguaje socio ceremonial de la comunidad; el "trajeamiento" ceremonial y social significa para los indígenas su auto-afirmación existencial y una seguridad socio-mágica por el mismo simbolismo de las plumas de pájaros del "mundo ornitomorfo". Se combinan de esta manera dos expresiones: la simbolizante-interpretativa y la selectiva de la materia prima -a veces por simples colores-, ambas interpretando la verdadera conjugación indígena de la identificación mágico-ceremonial.
 
Los documentos históricos destacan el uso profuso de adornos plumarios de los antiguos Guaraníes; las borlas plumarias no faltaban ni en los arcos ni en las flechas, si se trataba de una comunicación "social"; las diademas plumarios con cubrenucas, predominando las plumas vistosas de los Psitácidos (loros), caracterizaban a todos los Guaraníes; los grandes mantos plumarios, usados por los "karaí", los shamanes andantes, se mencionan entre los Guayrá-Guaraníes del siglo XVII; las "rosetas" plumarias identificaban todo un complejo "floral simbólico" de los antiguos Guaraníes. Los modernos Guaraníes conservan el uso de dos adornos plumarios, asociados con su creencias sobrevivientes, pero ya faltos de su tradicional "ostentación" ceremonial. Fuera de simples pautas ornamentales, hay que considerar su concepto en cuanto a la selección de plumas de determinados pájaros; nunca emplean las plumas de aves rapaces que simbolizan la negación de la vida; hay una abierta preferencia por las plumas de loros (Psitácidos), -verde, amarillo, azul-, de tucanos (Ramphástidos), -negro, amarillo, anaranjado-, de "urú" y de "yapú" (Ostinops bifasciatus), -negro, rojo, amarillo. Todos los pájaros mencionados desempeñan su rol en la "realidad" mitológica de los Guaraníes.
 
La guirnalda "yeguaká", antiguamente una diadema con largas plumas de los Psitácidos, se compone de tres partes: la banda tejida de algodón, ancha de 5 a 8 cents., el emplumado de la banda y la trenza que cae por la espalda, adornada con las plumas axilares de "yapú", expresión de la magia "manipuladora" contra la magia negra. El emplumado de la banda consiste en tres o cuatro líneas horizontales de plumitas pectorales de los Psitácidos "gwa'á, kanindé y kainarí" o amarillas del tucano; un cordoncillo enlaza los filamentos de las plumitas, dobladas en su punta, de dos a tres; otro hilo enlaza a todos; cosiéndose luego a la banda de algodón. La guirnalda "yeguaká" interpreta el "lumen" de la fructificación y de la vida "indestructible"; los Mbyá-Guaraníes suelen llamarse -hablando dentro del lenguaje ceremonial-, "Yegwakátenondé porã".
 
La guirnalda "akangwa'á" es también una ancha banda frontal, tejida de algodón y listada en marrón oscuro, o ya trenzada de fibras de "yvíra" (Bromeliacea), terminando en una trenza que lleva pendientes de plumas axilares de pájaros a modo de los antiguos cubre-nuca. Sobre la banda misma se colocan las plumas pectorales en forma de "rosetas" o "flores" plumarias - "flor" abierta o por abrirse-, generalmente usándose las plumas del pájaro tucano; un kilo de algodón o de fibras de "pindó sirve para fijarlas; una sola banda puede llevar 8 rosetas en una sola o en dos hileras; es frecuente que los filamentos de las plumas se entretejan en las mismas banda de algodón. Este adorno plumario corresponde a los shamanes de la categoría "Tupã", "dueño de la lluvia".
Las bandoleras emplumadas "yiasá'á", a veces doblemente cruzadas, se componen de 30 o más kilos de algodón, de color marrón oscuro, entrelazados intermitentemente, donde se fijan con otro hilo "las flores plumarias" en forma de largas borlas, botones de plumas pectorales o pendientes simples de plumas axilares de los Psitácidos. Menos frecuentes son las bandoleras trenzadas de fibras de "yvíra", con borlas plumarias de la gallinácea "urú"; entre los Mbyás no faltan bandoleras trenzadas de cabellos humanos, con o sin borlas plumarias. El jefe en su rol antiguo de "padre de la comunidad" impone a los adolescentes la bandolera, hecha de semillas de "yvaú", con profusión de "flores plumarias", lo que interpreta la aceptación de los jóvenes en la comunidad socio-ceremonial.
 
Entre los Chaqueños se destacan los Chamacosos y los ayoweos-Moros por su arte plumario, disponiendo en su hábitat de pájaros multicolores; la extraordinaria variedad de adornos plumarios se debe en gran parte a su misma estructura socio étnica, siempre un estímulo de diferenciación expresivo ornamental. La diadema plumaria, "pasypárak", es el distintivo del hombre societario; no llevarla en ocasiones festivales significaría renegar de su comunidad tribal. Como la base de la diadema sirve una banda-redecilla de "caraguatá"; las plumas pectorales de los pájaros se recogen por los mismos enlaces de la redecilla. Hay un patrón fijo del emplumado: tres hileras plumarias, las laterales de color negro, pero en el centro destacándose las plumas verdes, amarillas o rosadas, usándose las plumas de loros o de patos reales. En estas diademas suelen fijarse los palitos, largos de 20 a 30 cmts., que llevan rosetas plumarias, pegadas a los mismos mediante la cera o ya fijadas con hilos de "caraguatá". Los brazaletes plumarios imitan el mismo estilo, excepto si se trata del ceremonial religioso-ceremonial, cuando se emplean solamente las plumas pectorales de color rojo.
 
Los grandes penachos, casi siempre con cubre-nuca, se llevan en ocasión de grandes festivales anuales, celebrados en recordación de los sucesos míticos que dieron "el origen al mundo social" de los Chamacocos. La confección de los mismos es muy cuidadosa, apartándose los hombres de la comunidad para componerlos dentro de la "casa de hombres"; todo trabajo plumario es exclusivamente masculino. De base sirve siempre un trenzado de "caraguatá", generalmente angosto, donde se recogen los cañones de las plumas largas, en su puma doblados y luego enlazados con el hilo de "caraguatá"; las plumas largas son de color negro o marrón oscuro, simbolizando el complejo demoníaco-anabsónico vencido, pero los ribetes son de plumas verdes de loros. Los cubre-nuca se componen de un conjunto de cordoncillos de "caraguatá" que sirven para la fijación de plumas en formas más variadas; así por ejemplo: flecos-borlas plumarios, rollos trenzados de plumas pectorales de pájaros, arrollados plumarios, todos formando una vistosa red de pendones plumarios. Es impresionante la habilidad de los Chamacocos y de los Ayoweos de saber aprovechar el material plumario y confeccionarlo artesanalmente, en especial si se trata de los "arrollados" plumarios. Esta tendencia expresiva era tan dominante que, faltando ya a los Chamacocos el material plumario al iniciarse el proceso de aculturación, recurrieron a "estuches rellenos" de cualquier tela adquirida para imitar sus antiguos pendones plumarios. Los cubre-nuca eran variados ya que cada hombre debía identificarse socio-clánicamente; no obstante, había cierta competencia individual en cuanto a la confección de los pendones plumarios, un indudable estímulo mientras la comunidad seguía culturalmente aislada.
 
Los penachos de los shamanes son angostas bandas frontales, trenzadas de cabellos humanos, símbolo de la vitalidad; en el medio de la banda se atascan mazos de plumas blancas de avestruz -en su significación de una "gambeta mágica", o un copete de plumas de pato real, que interpreta "la sabiduría entre la tierra y el firmamento". En este caso es el valor simbólico del pájaro como tal y no la expresión artística el patrón dominante. Los shamanes usan también sus "chúkku", palillos de algarrobo, recubiertos con pelusa o plumas pectorales de los "pájaros shamánicos" y el mazo de plumas de loros para defenderse contra "lo maligno" durante sus viajes visionarios. Los cantores de la lluvia usaban bandas y bandoleras con abundantes pendones arrollados plumarios, siempre de color negro para clamar por los "pájaros de la lluvia". Los hombres societarios y no menos los shamanes usaban festivalmente largos ceñidores plumarios, a veces de 30 cmts. se componen de unos 20 cordoncillos de "caraguatá", de color natural o teñidos en marrón oscuro, colgando de ellos a distancia de unos 5 cmts., las borlas plumarias; intermitentemente, unos 10 ó 15 pendones arrollados plumarios de color verde o negro complementan el ceñidor.
 
Con toda esta dominante expresión "plumaria" -social, ceremonial y shamánica-, manifestada por los Chamacocos, el abandono de la artesanía plumaria iba a la par con el proceso de aculturación; los adornos plumarios constituían su "lenguaje social" mientras las comunidades vivían según sus pautas tradicionales; no se olvidan los Chamacocos de su "trajeamiento" plumario, y siguen orgullosos de esta tradición; empero, como ellos mismos interpretan, "servían para la vida de antes y no para nuestra vida de hoy".
 
Los adornos plumarios de los Chaqueños son notablemente más uniformes, siendo más limitada la vistosidad de las plumas de los pájaros chaqueños. Los grandes penachos constituían antes el orgullo y el prestigio del hombre cazador y guerrero; antiguamente servían de base las bandas de piel de pájaros y redecillas de "caraguatá", introduciéndose luego las bandas de lana, teñidos en color rojo; las largas pluma de garza blanca o rojas de flamencos se fijan, con la punta doblada del cañón, enlazadas por medio del hilo de "caraguatá" o ya directamente cosidas. Muchas veces se lucían altos copetes plumarios, atascados en las vendas frontales, varillas emplumadas o ya simples plumas largas ornamentalmente recortadas.
 
De los Mbayáes sureños del siglo XVII se habla de la "fiesta del emplumado", coligada con el festival de la iniciación guerrera; los grandes penachos se componían de grandes plumas axilares de diferentes pájaros y de varillas "emplumadas" que llevaban borlas, copetes o plumas recortadas en forma triangular, redonda o rectangular. Los penachos de los Mbayáes norteños eran de plumas multicolores, a veces con los cubrenuca de plumas blancas de avestruz. Entre ellos era manifiesta la tendencia por el use de plumas amarillas; para tal fin adoptaron la práctica de los vasallos Chané-Arawak y Guaraníes de teñir de amarillo el plumaje verde de los loros-Psitácidos; sacando las plumitas originarias, solían fregar dichas partes con el "urucú" (Bixa Orellana) o aplicar el zumo de ciertas raíces.
 
Los penachos más apreciados por los Lenguas y los Pilcomayenses en general se componen de plumas rosadas del pato real o de espátulas, o ya rojo-carmesí de los flamencos; tales penachos conferían o habilitaban al portador -jefe real o pretendido de la comunidad-, el derecho de "decir y ser escuchado". Los jefes guerreros usaban los penachos de pluma de garza Blanca; los cazadores comunes se contentaban con las plumas blancas de avestruz o simples copetes con plumas recortadas geométricamente; nunca faltaban los pendientes, los picos de los pájaros conceptuados como activos o agresivos. Es interesante acotar que, cuando se dio la importancia a las bandas anchas frontales, tejidas de lana roja, prestábase menos atención al emplumado y más a la ornamentación con abalarios de la mismas bandas. También todos los Chaqueños usaban los ceñidores de largas plumas de avestruz -en forma de mandiles plumarios-, que llegaban a veces hasta las rodillas, obligatorios en cualquier manifestación festival o ceremonial, predominando el concepto de una protección mágica contra "la adversidad".
Las tobilleras de plumas de avestruz -a veces también brazaletes-, eran un adorno casi pautado en todas las danzas ceremoniales; se buscaba la "magia de engaño" para reafirmarse en su seguridad contra lo "imprevisto de la tierra"; el cañón de la pluma se partía por la mitad en el sentido longitudinal para sacar la parte blanda; era frecuente un teñido ornamental rosáceo.
 
La artesanía plumaria -como se desprende de lo expuesto-, es íntimamente un distintivo socio-tribal; con la desintegración interna por la aculturación, muchos cofactores -el valor de plumas en asociación simbólica con los pájaros, representatividad ceremonial, ostentación festival, identificación por el status prestigio social, iban anulándose; de esta manera ocurrió una transvaloración de los mismos adornos plumarios.
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 SONAJAS "MBARAKÁ". GUARANÍES.
COLECCIÓN MUSEO ETNOGRÁFICO ANDRÉS BARBERO.
 
 
ADORNOS PLUMARIOS DE LOS CHAMACOCOS
COLECCIÓN MUSEO ETNOGRÁFICO ANDRÉS BARBERO.

 

ADORNOS CON ABALARIOS; CHACO.
COLECCIÓN MUSEO ETNOGRÁFICO ANDRÉS BARBERO.

ADORNOS PLUMARIOS COMBINADOS; GUARANÍES.

COLECCIÓN MUSEO ETNOGRÁFICO ANDRÉS BARBERO.
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Fuente:  
ARTESANÍA INDÍGENA. ENSAYO ANALÍTICO
Obra de BRANISLAVA SUSNIK
© BRANISLAVA SUSNIK – FUNDACIÓN LA PIEDAD
© Editorial El Lector,
Director Editorial: Pablo León Burían
Tapa: ROBERTO GOIRIZ,
Composición y armado: Fátima Benítez,
Fotos: HOMERO SOLALINDE,
Asunción – Paraguay,
1998 (145 páginas).

 

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