Si dijiste que me amabas tiernamente flor divina
y que nunca pensarías en dejarme, dulce amor
porque hoy tan de repente me abandonas sin motivo
despreciando mi cariño, destrozándome en dolor.
Aunque siempre niña hermosa la dulzura de tus besos
como un falso recuerdo en mis labios sentiré
yo jamás comprenderé que tu alma traicionera
a mi vida así le diera un castigo tan cruel.
Es por eso mis estrofas son testigos sollozantes
del adiós ya para siempre a tu ingrato corazón
y si yo muero primero, oh mi hermosa paraguaya
en mi tumba no te vayas a llorar falso dolor.
En las tardes silenciosas de mis horas de recuerdo
ya no encuentro ni un consuelo en mi triste soledad
y pensar que ayer nomás fuiste reina de mis ansias
hoy truncaste mi esperanza con tu pérfida maldad.
Es por eso mis estrofas son testigos sollozantes
del adiós ya para siempre a tu ingrato corazón
y si yo muero primero, oh mi hermosa paraguaya
en mi tumba no te vayas a llorar falso dolor.
