NÉSTOR DAMIÁN GIRETT -nacido en la compañía Pindoty, Isla Puku Dpto. de La Cordillera, el 12 de abril de 1948 según su madre, mas no según el juez que lo registró como venido al mundo el 12 de mayo de aquel año-, después de hacer su servicio militar en San Juan Bautista de las Misiones, se propuso una meta: llegar a Asunción con su guitarra y su canto.
Cuando de repente, luego de unas horas de viaje, el colectivo se metió en una interminable ciudad, Girett pensó que ya había llegado a destino. Se quedó en una pensión. Solo algún tiempo después, cuando un comisario lo trajo a la capital, se dio cuenta de que se había bajado en San Lorenzo.
Los bares de los alrededores del puerto de Asunción fueron los escenarios de sus actuaciones. "Papá, que era de origen francés, muy trabajador, me mandaba decir que me dejara del haragán rembiapo y que me fuera junto a él, pero yo persistí: tenía que ser músico. Dormía en la calle. Todo lo que tenía era mi instrumento y mi bolsón con unas pocas ropas y nada más", cuenta el ganador del Premio Nacional de Música 2005 por AHAKUETÉVO ASKRIVÍTA, cuya letra es de SATURNINO RAMÍREZ GRANCE.
En algún secreto libro al que los mortales no tenemos acceso estaba escrito, sin embargo, que su monótona vida iba a cambiar.
"Una noche llegué al bar 'El rubio' en General Díaz y Colón. Cantaba de mesa en mesa. Me quedé en una y un señor me pregunta si no sé PALOMITA MENSAJERA. AIKUAA (sé), le dije y me puso la segunda voz. Había sido que yo estaba cantando con el autor de esa polka, HILARIÓN CORREA. Me invitó a viajar en su lancha 'La rosarina' a Rosario, Departamento de San Pedro. En el barco iba cantando y ganando propina. Igustomavoi. Llegamos al puerto y a Villa del Rosario y me llevó a un cumpleaños. Cantamos juntos. Y allí, en la fiesta, le conocí a una mujer hermosa, Teresita, de quien me enamoré a primera vista", relata el cordillerano-misionero.
Hilarión lo invitó a seguir aguas arriba, a otros puertos de la ribera del río Paraguay. "Le dije que no. Che cheâkâ vaíma (ya perdí la cabeza). Una tía de la joven me permitió quedarme en su bar. Correa bajó a los tres días, no me pudo convencer. Volvió luego de Asunción y así muchas veces. Yo me quedé seis meses. El papá de la chica era político y un día me avisaron que me iba a matar porque no había caso conmigo. La mamá de ella no me quería porque yo era arribeño, músico y, para más, pobre. Entonces, decidido a dejarla aunque nos amábamos, hice en el muelle de Rosario en abril de 1967 ROHEJALA TERESITA. Le canté en la casa de su tía en el bar. Allí acabó la historia de amor", cuenta el músico y compositor.
Con "LA ROSARINA" retornó a Asunción. Y fue a la casa del arpista ALFONSO GIMÉNEZ, en el barrio Tembetary. Le hizo escuchar ROHEJATA TERESITA. Su amigo le puso la introducción. Y le preguntó si no quería ir esa noche al bar "Los choferes" (de Eusebio Ayala y Choferes del Chaco) para presentarle a su ra’y anga (hijastro) Menelio Peralta, arpista como él. "Como no", le respondió Girett.
"Esa noche conocí a Menelio, a su primo ABDÓN PERALTA y a RUFINO PÉREZ, el DÚO PÉREZ-PERALTA. Cantamos y se dieron cuenta de que yo hablaba algo el castellano. Ahí no más me invitaron a integrar su conjunto. Yo no sabía qué iba a hacer con ellos, que eran los cantores y yo también hacía lo mismo. Lo cierto es que yo no iba a perder una oportunidad así. Mi primera actuación fue en el Club Cerro Porteño de Paso Hû, Piribebuy, el 3 de mayo de 1968. Chéngo de haléronte aha (fui nada más que como comodín). Como no había locutor, presenté al dúo. Nde repytaitéma orendive (ya te quedás para siempre con nosotros), me dijo ABDÓN PERALTA. Y con ellos, un gran éxito fue ROHEJÁTA TERESITA", concluye de relatar NÉSTOR DAMIÁN GIRETT. Empezaban, entonces, a soplar vientos favorables para él.