LUIS FRACCHIA
NATURALEZA PEREGRINA
Hace ya varios años que el hiperrealismo busca en la figura humana una razón de ser. En pleno apogeo de las vanguardias, allá por los años '20, César Vallejo pedía «confianza en el anteojo; no en el ojo» (cito de memoria). Hoy, en esta época de posmodernidad preñada de entusiasmo por el anteojo y por la eficacia de la tecnología, parece como si los hiperrealistas volvieran a solicitarnos a todos la confianza en el ojo que sabe ver más allá de lo que el instrumento permite y en la mano hábil que recrea lo que el anteojo es incapaz de registrar. «Confianza en el ojo; no el anteojo», nos reclaman, y con el agotamiento (que no acabamiento) que las vanguardias les imponen.
Uno de esos hiperrealistas que quiere ver más allá de lo que el anteojo registra es Luis Fracchia, un pintor paraguayo nacido hace 37 años y que en la actualidad vive y trabaja en México. Fracchia ha hecho, en años previos, cosas extrañas, creado visiones de alucinado: ha colocado a una joven desnuda con el cuerpo sutilmente velado por una sábana inmaculada con los ojos fijos en la complejidad del laberinto o ha dispuesto a un hombre solitario arrimado a una mesa contemplando la violación del espacio interior de una casa por el espectro de una terrorífica máquina voladora en miniatura: la dimensión humana del espacio: el espacio humanizado o, si se prefiere, el hombre como medida de las cuatro esquinas albicantes de la celda vallejiana: la dimensión exacta de la soledad.
Poco a poco, Fracchia ha ido liberándose del espacio y de los objetos que lo marcan para centrarse en el hombre. Tras la muestra Naturaleza contenida (Contine -n- s Natura fue su sugerente y anfibológico título latino que lo acompañaba: contenida y continente), Fracchia da un paso más allá y nos la presenta ahora, en Belmarco, con un catálogo al que acompaña un texto magistral de Roa Bastos, NATURALEZA PEREGRINA. El adjetivo usado significa demasiadas cosas (viajero, pero, en un origen extranjero y por su extensión, raro, extraño, singular), pero él sabe muy bien a qué se refiere cuando lo usa: «la complejidad, sutileza y drama de la sicología humana», en sus propias palabras. Peregrina, extraña a sí misma, no puede ser sino la naturaleza humana, aquella que esperamos penetrar y comprehender y que, cada vez que lo intentamos, se nos escapa de las manos. Fracchia sabe que sólo a través del arte nos será dado el milagro de aproximarnos, siquiera, a la verdad que nos oculta. Entre NATURALEZA CONTENIDA y NATURALEZA PEREGRINA no hay un abismo (de hecho, algunos cuadros de la primera están integrados en la segunda), pero sí una sutil diferencia concretada en un díptico en el que los cuerpos de un hombre y una mujer, parcialmente representados y dispuestos de una manera completamente diferente, se enfrentan, se complementan y se anulan mutuamente.
Si en sus primeros cuadros el espacio era la prolongación de la angustia humana, en los más recientes, incluidos los de NATURALEZA CONTENIDA, en la que los objetos (piedras, muros, escaleras, troncos) son mera disculpa, el hombre se vuelca sobre sí mismo, sobre su propio espacio, sobre los límites exactos de su figura, y pasa a ser continente de esa «naturaleza contenida», extraño a sí mismo, peregrino. Y, de este modo, flota en el vacío, reconcentrado, buscando una identidad perdida (o jamás hallada). Hay, en estas pinturas de Fracchia, un luminoso halo de hielo, algo morboso y turbio que nos recuerda nuestra condición de habitantes efímeros de la historia, de seres insignificantes en tránsito hacia la nada. Y ese «algo», que está más allá del registro del anteojo y que don Augusto Roa denomina en su prólogo «resistencia a la traducción visual de la apariencia externa de la realidad», nos es transmitido por el artista de una manera única, irrepetible.
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FUENTE DEL COMENTARIO E IMAGÉN DE OBRA:
ARS LONGA
Por VICKY TORRES
Arandurã Editorial
Asunción-Paraguay 2004
(429 páginas)
ENLACE INTERNO:
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OBRA CATALOGADA DE LUIS FRACCHIA
La obra está catalogada en el libro:
“DICCIONARIO DE LAS ARTES VISUALES DEL PARAGUAY”,
DE LISANDRO CARDOZO,
editado con el apoyo de "FONDEC"
(FONDO NACIONAL DE LA CULTURA Y LAS ARTES),
Asunción-Paraguay 2005.
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FRACCHIA, LUIS : Nació en Asunción en 1959. Comienza a pintar en Roma-Italia, en donde reside de 1973 a 1979 y estudia Fresco sobre Muro, en la Scuola de Arti di San Giacomo.
En 1980 viaja a México donde reside y trabaja actualmente.
A partir de 1978 el artista ha participado de numerosas exposiciones individuales y colectivas como en la 1ª Bienal de Dibujo Diego Rivera en 1983, y en la VI Bienal de pintura Rufino Tamayo en Ciudad de México, CF.-
Su primera exposición individual en nuestro país la ha realizado en la Galería Artesanos, y su segunda muestra se denominó “NATURALEZA PEREGRINA”, realizada en 1997 en la Galería Martha Manchini Arte Latinoamericano.-
Con relación a la obra de Fracchia escribió el crítico Osvaldo González Real: “La obra hiperrealista de Fracchia, tiene una obsesión – casi surrealista – con el cuerpo humano. Los desnudos se combinan con elementos contrastantes (en cuanto a la textura y el género), creando equívocos “nuances”, y por momentos, una atmósfera metafísica”.-
Fuente: "DICCIONARIO DE LAS ARTES VISUALES DEL PARAGUAY", de LISANDRO CARDOZO, editado con el apoyo del FONDEC (FONDO NACIONAL DE LA CULTURA Y LAS ARTES), Asunción-Paraguay 2005.-