Serie: MORTINATOS (detalle)
De: 0,60 x 0.09 x 0.15 cm
Materiales reciclados, encontrados y fabricados
ALAMBRE Y HERRUMBRE
Del nacimiento de Venus al apuñalado corazón de la Dolorosa: el arte de Celso Figueredo cabalga sobre algunos de los mitos más largamente acariciados por el hombre de Occidente
Hace apenas dos años, el artista trabajaba con caracoles marinos usándolos como elementos nutrientes junto a unos árboles (al pie de unos árboles) que levantaban su estatura vegetal como símbolo de vida, de una vida alimentada por la muerte. El sentido escatológico de su obra era a la vez, explícito y complejo, y el mito de la diosa Cipria levantándose sobre las aguas se resolvía en reflexión sobre el destino final de la naturaleza y del hombre.
Ahora, Celso Figueredo nos presenta otras cosas y, sin embargo, las mismas. Usa materiales nuevos y echa mano de una temática más próxima a la sensibilidad religiosa. La presencia de la muerte es, empero, tan angustiante y directa como lo fuera en sus obras anteriores. Incluso, es más explícita. Está no sólo en los temas tratados: la cruz, la Virgen Dolorosa, la santa con el crucificado. Está también, en los materiales utilizados para resignificar una iconografía religiosa que, de tan usada, parece haber perdido algo -o mucho- de su sentido original. Celso trabaja ahora con madera, lata, alambre. Alambre y herrumbre. Madera pintada a trechos, desgastada. Alambres que, cual puñales, atraviesan y hieren ya no los personajes y símbolos representados, sino los cuadros mismos, trasladando los dolores infinitos de una pasión infinita (la de Cristo, la de su madre) al arte, que cobra, así, algo de ese sentido de infinitud que el símbolo le transfiere.
ARTE Y PASIÓN. Quizá estas sean las palabras que mejor definen la obra de Celso Figueredo. Hay, en efecto pasión en la búsqueda de este artista. Porque lo que Celso Figueredo parece estar buscando es transferir a los materiales con los que trabaja, el sentido final de los símbolos y los mitos que parecen obsesionarlo y que en el arte se resuelven siempre en reflexión sobre lo efímero de la eternidad o sobre la eternidad de lo efímero. La relación sobre el hombre y su destino lo conduce, inevitablemente, a una reflexión sobre el tiempo. El tiempo es, en efecto, lo que late en esas estructuras estáticas hechas de materiales utilitarios que ya cumplieron su ciclo y que en su muerte -en su fase final de chatarra y desecho- encuentran un sentido último y, al parecer, permanente.
Y así como el artista resignifica los materiales, resignifica también, con éstos, los propios símbolos de los que parte: la Dolorosa es más Dolorosa, es doblemente Dolorosa, cruzada ahora no sólo por los puñales simbólicos que siempre le hemos conocido, sino también por la herrumbre de los alambres cargados de muerte. Y la cruz. Y las demás imágenes religiosas. La iconografía cristiana de la pasión de Cristo cobra una dimensión nueva en la obra de Celso Figueredo.
Tal vez lo que el artista nos propone no es una simple interpretación de los mitos, los símbolos y los misterios, sino un compromiso de acción o -si se prefiere- de transformación. Tal vez la pasión que venimos apreciando en el arte de Figueredo no sea sino el eco de un grito sordo lanzado por el artista desde sus cuadros a nuestra sensibilidad y, quizá, también a nuestra conciencia. Tal vez. En todo caso, su grito es inquietante. Su arte es cada día más inquietante. Y esto ya es decir mucho de un artista que trabaja al filo del tercer milenio.
FUENTE DEL COMENTARIO E IMAGÉN DE OBRA:
ARS LONGA. Por VICKY TORRES
Arandurã Editorial
Asunción-Paraguay 2004 (429 páginas)
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VICTORIA TORRES J’ROSPIGLIOSI -VICKY TORRES-, limeña, vive en Paraguay desde 1991. Desde entonces se ha destacado entre nosotros por haber ejercido de manera constante y profesional la crítica de arte en diversos medios de prensa asuncenos y por haberse convertido en una de nuestras principales animadoras culturales. Presidente de la ONG ORBIS TERTIUS, bajo su dirección se han multiplicado en los últimos años actividades hoy tan conocidas como los cafés filosóficos y las charlas de café, los recitales poéticos popularizados bajo el nombre de “Vino, chipa y poesía”, los debates sobre los temas culturales más importantes o actuales o la presentación de nuevos valores en el espacio de las artes plásticas. Como crítica de arte se inició en Lima en 1975, ejercicio que no ha abandonado desde entonces.
ARS LONGA no reúne todos los escritos de Vicky Torres sobre arte publicados en nuestro medio, pero sí una gran parte -y, tal vez, la más significativa- de los mismos. Se trata, básicamente, de artículos, muchos de ellos publicados en ABC Color, y de textos especialmente preparados para catálogos. Comprende, no obstante, miradas que van más allá del arte paraguayo y que se internan en el que se ha hecho y se hace en otras partes del continente- y del mundo o se aventuran en reflexiones acerca del misterio siempre fascinante de la creación artística.
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