Portal Guaraní - BALADA DEL ÁRBOL y A MANUEL ORTIZ GUERRERO (De POESÍAS DEL PARAGUAY

BALADA DEL ÁRBOL
Aquel frondoso abuelo, señor de las campiñas
les confió a las nubes su inefable secreto:
guardó un pueblo de cunas, el tesoro escondido
en mis brazos morenos, prieto a mi amante pecho.

De nuestro seno el rayo respetará tus cunas.
Aquel viejo gigante de la extensa llanura
contóles a los astros su encantado misterio:
Guardo un bello tesoro, mi alboroto de cunas
junto a mi amante pecho en mis brazos morenos.

Bajo un prado de estrellas velaremos tus nidos.
Y aquel árbol magnífico, rey del prado florido,
contóles a los vientos su inefable secreto.
Tengo un arcón de cunas, arcón de tibios nidos,
sobre mi recio pecho en mis brazos fornidos.

Al son de nuestro arrullo se mecerán tus nidos.
Y en la noche callada converso con la luna...
contándole el secreto de su dulce ternura.
Tiemblan de amor mis manos que sostienen los nidos,
prietos guardan mis hojas en fortuna escondida...

Y la luna, los astros, los vientos y las nubes
cantándole alabanzas al protector de nidos
y era el árbol frondoso, señor de las campiñas,
feliz entre felices con el arcón de cunas.

………..

Un día llegó el hombre hasta sus pies.
Traía implacable codicia en las torvas pupilas
El árbol confiado le dijo: Tengo, amigo,
un tesoro escondido en mi fronda tupida,
y le mostró su reino de nidos y de trinos.

Pero el hombre tenía dureza en la mirada
y era flor de codicia su pupila taimada!
¿Buscas mi sombra?; es tuya!
Mis frutos te aguardaron.

Toma este brazo muerto para tu lumbre amiga.
¿Escuchas el nutrido piar entre mis sombras,
la canción más sublime, la armonía más bella?
...Mas el hombre callaba; mientras el filo de su acero
bruñía bajo el oro del resplandor del día.

...Luego en la estremecida calma de la llanura
con un terrible estrépito rodó el árbol vencido...

………..
………..

Y los astros, la luna, las nubes y los vientos
nunca más escucharon los trinos en la fronda
ni cantaron sus loas al rey de las campiñas...
.
A MANUEL ORTIZ GUERRERO
(En un acto de su conmemoración).
Manu, el incomparable Señor de la Armonía,
augusto desposado de la diosa tristeza,
venido de quién sabe, qué estelar lejanía,
nos ofrece en su cáliz, elixir de belleza.

En alas del recuerdo, desciende con su Loca;
la que sangró perfumes por sus llagas... Y un rezo
le elevaba a la luna y llevaba en la boca
tibios trozos de canto y el latir de un gran beso!

Demos paso a la loca que allí viene; la Reina
luminosa y desnuda ... mirad, cómo la historia,
de su astral cabellera que a los vientos despeina
como un sueño de oro, le hace un manto de gloria.

Ha perdido la apuesta y la llena el coraje
frente a frente al destino...Luego esplende más bella.
Hace suma de bienes (practica su contaje y...
le sobra la esperanza como gota de estrella).

Vedla empinada ahora, en la cumbre más alta.
Su divina figura crístios y dolorosa
en eclosión sidérea la soledad exalta
y canta una plegaria amarga y portentosa.

En su sed de belleza infinita, incesante,
con su voz honda pide la armonía inefable
de una canción impía y una canción fragante,
la reina luminosa que es de sed insaciable...

Es el alma del vate Manuel Ortiz Guerrero,
a quien en esta hora evocamos aquí
y a quien la azul floresta del Paraguay entero
proclama el más excelso ruiseñor guaraní.