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GUSTAVO LATERZA RIVAROLA
  ¿ES CIERTO QUE EL PARAGUAY PERDIÓ SU LITORAL MARÍTIMO ALGUNA VEZ? - Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA - Domingo, 09 de Octubre de 2022


¿ES CIERTO QUE EL PARAGUAY PERDIÓ SU LITORAL MARÍTIMO ALGUNA VEZ? - Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA - Domingo, 09 de Octubre de 2022

¿ES CIERTO QUE EL PARAGUAY PERDIÓ SU LITORAL MARÍTIMO ALGUNA VEZ?
 


Por GUSTAVO LATERZA RIVAROLA

La respuesta que propondré será decepcionante para algunos y desconcertante para muchos: el Paraguay nunca tuvo litoral marítimo. Desde su cuna fue país mediterráneo. Claro, se me exigirán explicaciones.

Tanto se insistió en nuestros textos didácticos (y aún se repite) en el aserto de que alguna vez nuestro país poseyó litoral sobre el Atlántico, y que errores españoles, o las invasiones de bandeirantes portugueses, o alguna guerra, nos despojaron del mismo, que es comprensible admitir la afirmación inicial de este artículo. Los mitos históricos, una vez petrificados, son como granito. Recurramos entonces al escoplo de los hechos relatándolos tal como sucedieron.

Si se desea persistir en la afirmación de que el Paraguay alguna vez tuvo litoral marítimo, no existe manera de sostenerla sin probar que entonces había una unidad geográficamente delimitada con el nombre “Paraguay”, con gobierno y administración propios, formalmente diferenciada de otras vecinas o limítrofes, y cuyo territorio alcanzaba el océano en uno o varios puntos de costa.

La primera cuestión a responder es, por consiguiente: ¿desde cuándo existe formalmente la provincia del Paraguay? Respondamos rápidamente: desde que fue creada por la Corona, en 1617. ¿Tenía tal provincia costa sobre el océano Atlántico en aquel momento? Respuesta: no. Estaba muy lejos, su frontera meridional era el río Paraná. Pero entonces, ¿el Paraguay no existió antes de eso? ¿Qué había aquí, pues? Pues, lo que había era solamente la región circundante de Asunción. Lo que se diría, su comarca. Nada más.

Entonces, durante todo el siglo XVI el Paraguay no constituyó una unidad geográfica delimitada en el mapa. De hecho, en España no se conocía la palabra “Paraguay” y, por tanto, ni se lo hallaba en documentos oficiales ni en privados. La denominación de lugar que se utilizaba en los encabezamientos de actas notariales, cartas rogativas, denuncias, etc., que desde Asunción iban dirigidas a la Corona o al Consejo de Indias, habitualmente era esta: “En la ciudad de la Asunción, cabeza de las provincias del Río de la Plata”, lo que no dejaba de ser una designación confusa, por dos motivos importantes: la vasta región atribuida por el rey a don Pedro de Mendoza no estaba subdivida en fracciones político-administrativas que pudiesen ser equiparadas de ninguna manera jurídica o legal a las que se utilizaban en Castilla en aquel momento, que eran solo dos: la villa y el municipio, y, a veces, solo por tradición, los señoríos, corregimientos y diócesis. No habiendo subdivisiones políticas en estas tierras, la expresión “las provincias”, en plural, era meramente literaria.

En Castilla, durante los siglos XV y XVI, la palabra provincia era de uso generalizado y común, motivo por el que en muchos reinos castellanos, como Murcia, Sevilla, Córdoba, Jaén, Calatrava, Granada, la gente la empleaba para denominar a algunas de sus áreas geográficas, lo que no implicaba que por ese solo motivo recibiesen autoridades ni facultades administrativas propias. El Paraguay y el Río de la Plata, sin embargo, sí fueron constituidos como provincias con todas las de la ley.

El primer documento oficial en que el término “Paraguay” aparece escrito, es de 1548. Fue redactado en Lima y sirvió para designar a Diego de Centeno gobernador de “lo que llaman provincia del Paraguay”, según rezaba el texto.

¿De lo que llaman provincia del Paraguay? ¿Quiénes? Sucedió que los redactores del documento utilizaron en el Virreinato del Perú el mismo término que escucharon mencionar a los conquistadores que fueron desde Asunción, pero sin tener idea alguna de a cuál fracción del inmenso y para ellos completamente desconocido espacio geográfico se referían en realidad.

No obstante, este territorio asunceno no ganó el nombre Paraguay —y mucho menos existencia política— solo por esta mención hecha al desgaire. Para ello se requería, como es lógico, un acto de mucho mayor estatura política. Por eso, cuando el rey nombró gobernador a Domingo Martínez de Irala, en 1555, le otorgó el título de “gobernador del Río de la Plata”, no de la provincia del Paraguay, por cuanto ni esta provincia existía ni este nombre “Paraguay” se conocía.

Aprovechemos la ocasión para mencionar que ni siquiera aquí estaba claro qué se designaba con el vocablo “paraguay”. Los guaraní-karió llamaban así al río que bañaba sus dominios. Los conquistadores hispanos entendieron que el nombre del río también era el nombre del lugar, así que los equipararon. El río, la ciudad y las tierras circundantes de Asunción, todo era llamado “Paraguay”. Y aun hoy, la gente del interior del país identifica Asunción con este nombre.

De modo que, si bien a partir de 1617, la provincia del Río de la Plata recibió en la delimitación de su territorio un extenso litoral marítimo, el Paraguay no recibió ni un centímetro. Y quedó bastante alejado del mar, por cierto.

¿Tuvo el amor tan nefasto efecto en la pérdida del litoral brasileño?

Veamos ahora otro punto: la costa brasileña del sur. ¿Fue nuestra alguna vez?

Se recordará que los primeros exploradores del litoral meridional brasileño fueron, sucesivamente, Diego García, Juan Díaz de Solís, Alejo García, Sebastián Gaboto, Álvar Núñez Cabeza de Vaca y la gente de la armada de doña Mencia de Sanabria; es decir, todos ellos vasallos de la Corona castellana. Toda la costa de los actuales estados de Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul fueron inicialmente explorados por España y españoles, no por Portugal, pero fue este el que se quedó con todo. ¿Qué sucedió?

Esta historia, romántica y trágica a un tiempo, comenzó cuando el rey capituló con el tercer adelantado, Juan de Sanabria, asumir la obligación de establecer un puerto en la costa sur del Brasil, en el punto geográfico donde se iniciaron las exploraciones territoriales mencionadas. Ese puerto, a llamarse San Francisco (estaría actualmente entre Paranaguá y Florianópolis), se constituiría en la entrada principal a las tierras del norte del Río de la Plata, específicamente en dirección a Asunción y, por tanto, como consecuencia natural, todo el extenso trayecto entre el Atlántico y Asunción se convertiría en territorio hispano.

Pero el puerto no se asentó. España abandonó ese litoral, lo perdió, y la futura provincia paraguaya nunca llegó a tener la oportunidad de un acceso propio al océano Atlántico. ¿Qué sucedió?

Don Juan de Sanabria falleció antes de zarpar; su viuda, doña Mencia Calderón, asumió los compromisos de la capitulación y se embarcó hacia Asunción, trayendo consigo medio centenar de mujeres solteras para casarse con los conquistadores de la Asunción y a sus dos hijas, señoritas que inmediatamente concitaron la pretensión de varios capitanes, entre ellos don Hernando de Trejo, quien se casó con la menor: María. Desembarcando la expedición en el punto señalado y comenzándose a asentarse la población y erigir el puerto, las cosas se complicaron de un modo sorprendente. Resistieron allí dos años y decidieron que no podrían sostenerse más. Doña Mencia y su grupo se dirigió a Asunción, que era su destino, mientras que el capitán Trejo, responsable del fuerte portuario, se declaró enamorado y, olvidando su augusta misión de dar a España un puerto estratégico y de dotar a la futura provincia del Paraguay de un extenso litoral marítimo, claudicó, abandonó el lugar y se marchó tras su esposa y su bebé.

Cuando la provincia del Paraguay fue creada, más de medio siglo después, ya quedó lejos, muy lejos de aquella ribera marítima que nunca más fue española. ¿Puede el amor descuajeringar la geopolítica? Don Hernando de Trejo y Carbajal consiguió demostrarlo fehacientemente. Y los portugueses aprovecharlo cabalmente.

* Gustavo Laterza Rivarola es investigador, docente y periodista. Su trabajo se desarrolla en las áreas de ciencias sociales e históricas. Es miembro de número de la Academia Paraguaya de la Historia y de la Academia Paraguaya de la Lengua Española.

Fuente: www.elnacional.com.py

Sección CULTURA

Domingo, 09 de Octubre de 2022




 



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