OVIDIO REBAUDI,

Científico y espiritista

Historia

Por LUIS VERÓN

Químico, catedrático reputado, rector universitario y… espiritista. Don Ovidio Rebaudi Balestra fue, indudablemente, un personaje paradójico de nuestra historia. Además de destacado científico, parte de su vida la dedicó al estudio de la parasicología y se ganó reputación en los círculos en los que se cultivaba el espiritismo.

Miembro de una de las principales familias asunceñas de mediados del siglo XIX, Ovidio Rebaudi Balestra nació en Asunción, el 31 de diciembre de 1860. Se destacó como un gran científico. Fue el primero que clasificó para la ciencia un vegetal actualmente muy de moda, el ka’a he’ê; anteriormente estudiado también por el sabio suizo Moisés Bertoni.
Además de sus respetadas condiciones de científico, paradójicamente, fue un reputado espiritista y publicó célebres libros sobre el tema.

Hijo de rico

Hijo de un italiano notable que vivió en el país desde la primera mitad del siglo XIX, gracias a la sólida fortuna de sus progenitores, fue enviado, pequeño aún, con 7 años y con sus hermanos Arturo y Horacio, a estudiar en el prestigioso Colegio Real de Italia, en Florencia, donde solo eran admitidos miembros de la nobleza.

Sin ser nobles, pero como miembros de una familia adinerada afincada en el Paraguay, los niños Rebaudi fueron admitidos en dicho colegio, dirigido por religiosos de la orden de clérigos regulares de San Pablo.

En este centro de enseñanza, los niños Rebaudi fueron inculcados del espíritu cristiano y generosidad, que fue un sello de la personalidad de Ovidio a lo largo de toda su vida.

Estudios superiores

Luego de realizar sus estudios básicos, ingresó a la Universidad de Pisa, Italia, de donde egresó como doctor en química. Desde joven se dedicó al estudio y a realizar varios trabajos científicos, que le valieron –después– el diploma de doctor en Ciencias por la Universidad de Chicago.

Radicado en Buenos Aires, cursó estudios superiores en la Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales.

Trabajó como químico en reparticiones públicas y hospitales bonaerenses. Fue director del Museo del Circulo Médico Argentino. Además, se dedicó a la docencia y a la cátedra universitaria, y trabajó en la Oficina Química Nacional Argentina. Realizó importantes trabajos en química, biología y farmacología.

En 1905 fue designado profesor de la Universidad de la Plata, pero se retiró de su cátedra para regresar al Paraguay, donde ejerció el cargo de rector de la Universidad Nacional, el 10 de octubre de 1908, pero que lo ejerció solo por un mes, hasta el 9 de noviembre de 1908, cuando, debido a la inestabilidad política imperante en el Paraguay, regresó a Buenos Aires.

En el Paraguay fue fundador y organizador de la Oficina Química y Bacteriológica, y representó a nuestro país en varios congresos internacionales, así como también a la Argentina. Enseñó Biología y Química Médica en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción.

En 1914 fue designado miembro de la comisión encargada de la celebración del centenario de la Independencia nacional.

Un dulce hallazgo

Uno de los trabajos científicos de Ovidio Rebaudi fue el descubrimiento, en 1900, de un glucósido parecido a la sacarosa, que extrajo de una planta paraguaya descubierta por el naturalista Moisés S. Bertoni y clasificada por él. Los laboratorios de Berlín y Viena confirmaron el descubrimiento y denominaron Rebaudiana al nuevo glucósido (ka’a he’ê). A partir de 1905, el vegetal quedó registrado internacionalmente como stevia rebaudiana Bert.

El primero en realizar un cultivo extensivo fue un yerno del sabio Moisés Bertroni, don Juan Bautista Aranda Jiménez, en 1908, en Puerto Bertoni. Las propiedades químicas del ka’a he’ê se registraron en la Unión Química Internacional, en 1921.

A partir de 1945 se considera apropiado para el consumo de diabéticos y, 14 años después, se cultivaba en el Brasil y otros países, inclusive el Japón.

Rebaudi, el espiritista

Un aspecto de la vida del doctor Ovidio Rebaudi, y que lo hace un personaje curioso, fue su interés por los fenómenos paranormales, que lo convirtieron en un reputado espiritista.
Hacia 1884 observó y estudió los fenómenos llamados trascendentales, logrando reproducir muchos de ellos en forma experimental y científica. En 1894 fundó una Sociedad de Magnetismo y al año siguiente fue uno de los fundadores del Partido Socialista.
El 12 de agosto de 1896, Rebaudi fue el fundador de la Sociedad Magnetológica Argentina, entidad que disponía de un salón para conferencias, un laboratorio de química, un gabinete de física y otro destinado a la investigación magnetológica, todos ellos equipados con lo más sofisticado de la época.

Uno de los propósitos de la Sociedad era desenmascarar el curanderismo vulgar y charlatán, y diferenciarlo de la práctica magnética. La Sociedad contaba con un prestigioso consejo consultor, integrado por Charles Richet (Premio Nobel de Medicina, 1901), César de Vesme, Enrico Morselli, Theodore Flournoy y Emile Boirac, entre otros.

La Sociedad mantuvo una activa correspondencia con la Society for Psychical Research y con las librerías metapsíquicas más importantes de Europa.

La actividad científica de la institución fue de gran valor. Se realizaron investigaciones sobre el poder bactericida del magnetismo y sus efectos terapéuticos sobre las enfermedades infecciosas y el cáncer. Se momificaron a través del magnetismo animales muertos. Se realizaron experiencias de fascinación, sugestión y orden poshipnótica. Se hicieron investigaciones sobre fenómenos de fotografía trascendental en las que aparecían imágenes o figuras borrosas detrás de una médium. Entre los miembros de la Sociedad se encontraban Luis P. Vandevelde, quien luego de haber perfeccionado sus estudios de Magnetología con Henry Durville en Francia y cursado en la Facultad de Magnetología de París, fue director de la escuela en la Argentina; Manuel Frascara, Pedro Serié –secretario del Museo Argentino de Ciencias Naturales y director de la revista de dicha entidad– y Luis E. Odell, entre otros.

Posteriormente, la Sociedad Argentina de Magnetología pasó a llamarse Sociedad Científica de Estudios Psíquicos y, a partir de 1912, Sociedad de Metapsíquica Experimental. Con el transcurso de los años, la Sociedad conoció una paulatina decadencia, hasta su disolución.

Publicaciones rebaudianas

Algunas de sus obras son: La presencia del ácido nitroso en las aguas potables no es siempre sinónimo de contaminación; La goma de la palma negra; El mechoacá y su principio activo; Las aguas del río Paraguay; Las aguas de consumo de la ciudad de Asunción, Depuración biológica de las basuras, La materia es un estado transitorio de la energía –confirmado, medio siglo después, por la energía atómica– Minería paraguaya; El extracto de carne y la industria de la refrigeración, entre otras.

Como espiritista, fruto de sus investigaciones en este campo, publicó Apuntes sobre Espiritismo Experimental, Los nuevos rumbos que se imponen para la Psicología Científica, Demostración del alma por la experiencia, Elementos de magnetismo, Magnetismo curativo al alcance de todos, Elementos de magnetología experimental y curativa, Evolución del Espiritualismo, La enseñanza del catecismo es un peligro social y La vida de Jesús dictada por Él mismo (traducción de la primera parte y escrita mediumnicamente la segunda parte).

Fuente: Publicación de la Revista Dominical de ABC Color

Domingo, 24 de Junio de 2012

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

(Hacer click sobre la imagen)