SILA ESTIGARRIBIA PINTURAS/ PAINTINGS
Museo Nacional de Bellas Artes
Asunción-Paraguay 2006
Fotografía: JUAN BRITOS
Montaje de la exposición: Ugo González Frutos
Museo de Bellas Artes: Director Francisco Garay
REFLEJO EN RIACHO CHAQUEÑO/ REFLECTION IN SMALL RIVER
Óleo sobre tela/ oil on canvas
142 x 96 cm. – Año 2006
LO REPRESENTACIONAL: UN POCO DE HISTORIA
Historiadores, teóricos y filósofos del arte reconocieron al paisaje, al bodegón y al retrato como géneros (El paisaje es explotado sistemáticamente en el renacimiento italiano, aunque es prudente recordad los experimentos en el norte europeo (Flandes, actual Bélgica) como el origen del género. Para más información consultar, IMÁGENES SIMBÓLICAS de Ernst Gombrich) centrales y dominantes en la cultura visual occidental. Mediante éstos los artistas más inquietantes e influyentes en el desarrollo de la imagen han expresado todo un mundo de creencias, convicciones e ideologías con respecto a la REALIDAD. Sin embargo, en el arte del renacimiento (En el primer período, siglo XV, los términos de lo real deben ser entendidos e interpretados a la luz de la teoría neoplatónica de la Academia Florentina), sólo como ejemplo ilustrativo, el concepto de realidad se alteró radicalmente con la desafiante confirmación de la teoría del heliocentrismo, en la que la perspectiva unifocal y centralizada, como técnica y estrategia de representación verosímil, se vio profundamente tocada. Dado que la novísima marginalidad del mundo se asumía como incuestionable, esta perspectiva centralizada como instancia simbólica quedaba -sin posibilidad de disimulo- muy comprometida.
Aun así, en el arte visual, la espacialidad y la temporalidad reales serían simbolizadas por casi quinientos años de arte por la artificiosa y convencional perspectiva.
Es esta la circunstancia que quizás ilumina -si no explica- el largo tiempo de subordinación de la pintura -como materia y luz autónomas- al amplio acervo figurativo histórico: pintura mimetizada en naturaleza y humanidad.
ÁRBOL DE GUAPO´Y/ TREE
Óleo sobre madera, 114 x 163 cm., 2006
AMBIGÜEDAD Y TRANSPOSICIÓN
En el Paraguay, así como en toda Latinoamérica, el arte visual se origina marginal a las convenciones renacentistas aunque profundamente ligado a un sesgo particular y propio de lo representacional. Es por esto que la verosimilitud -atendida desde este margen geográfico y cultural- deviene imagen mitológicaritual más que en artificio cognitivo.
Cuando en la primera década del siglo XX los artistas becarios paraguayos vuelven de Europa -en su gran mayoría de academias italianas, aunque Jaime Bestard (1892-1964) constituya la excepción (El artista viajó a Paris en 1922, ahí estudió en academias libres hasta su regreso en 1933) - tanto el paisaje como la naturaleza muerta (bodegón) y el retrato estarían más cerca del registro histórico-documental de la emergente sociedad dominante que de propósitos artístico-críticos conscientes. De ahí que la producción visual artística primera en el Paraguay oscile entre ser una particular interpretación del concepto académico retardatario de la Europa del XIX y la gestación de una imagen dulcificada y confusa de lo paraguayo, entiéndase más dentro de la dimensión estética que testimonial-sociológica.
Sin embargo, el paisaje, ante todo, y el retrato -de manos de Modesto Delgado Rodas originalmente- pronto definirían la identidad del emergente arte moderno en Asunción, con casi ningún -por no decir nulo- desarrollo del bodegón. Alborno, Rodas, Samudio y Bestard inscribirían sus nombres en el imaginario temprano de lo pictórico en nuestro medio y con ellos toda una particular y ambigua manera de plantear lo representacional como concepto artístico. Más allá de las urgencias epistemológicas de la imagen artística, en el mediterráneo paraguayo se gesta lo propio de la identidad en una llamativa y campante idealización: la belleza de lo bucólico y lo simple por sobre el concepto crítico-histórico del arte como concepto y significado alternativos a los del tiempo y el espacio meramente reales.
MONASTERIO BENEDICTINO EN MISIONES
Óleo sobre tela, 147 x 98 cm., 2006
EL REFLEJO
Sila Estigarribia propone -en esta casi veintena de óleos- una revisión personal de los términos de lo representacional, así sean bodegones, autorretratos y, por sobre todo, paisajes. Más allá de la especularidad, principio y condición mimética básica de la imagen realista, flores, árboles, agua, tierra, nubes, sol... configuran una notable energía espacial, por no comprometer a términos tales como espíritu, espiritualización, espiritualidad, etc. Sin embargo, y habría que reconocerlo, toda esta energía se espiritualiza -léase inteligencia constructiva- sólo y paradójicamente en la virtualidad del realismo simbólico de Sila.
Un poco más acá de la imagen, las formas rozan la dimensión de las entidades que consagran la experiencia de la unidad en la identidad, es un poco -y forzando la posibilidad plástica del lenguaje- lo que se da en llamar la conciliación plena del hombre y su mundo. Es que la cultura occidental, idea en la que coinciden muchos pensadores notables, consagra a lo simbólico -lo representativo y el mundo del significado- como única vía conciliatoria del quiebre de la unidad original que entrañaba la aventura del conocimiento a través del concepto: el concepto es por sobre todo distancia, ruptura, quiebre de la unidad, es un signo genuino, es el eco angustioso en el vacío de un destino escindido.
Como consideración última, cabría señalar a la obsesión realista de Sila como una actitud genuina, y por eso muy válida, hacia el presente y el futuro de lo visual, cuestión que plantea contenidos medulares de la función de lo visto y lo mirado en el mundo de la imagen meramente mediática del presente global, ya que toda imagen que no es el destello de si misma muy difícilmente se constituiría en emoción estética.
CARLOS SOSA
Asunción, diciembre de 2006.
ATARDECER EN MISIONES/ DISK IN MISIONES
Óleo sobre tela/ 142 x 96 cm. – Año 2006
RIACHO AGUARÁ
Óleo sobre tela, 96 x 142 cm., 2006
CIELO SOBRE EL RÍO PARAGUAY/ SKIES OVER PARAGUAY RIVER
Óleo sobre tela/ 142 x 96 cm. – Año 2006
TRES JARRONES
Óleo sobre tela, 150 x 110 cm., 2005
CAMINO
ÓLEO SOBRE TELA, 81 x 100 CM., 2005
PAISAJE DESCAMPADO
Óleo sobre tela. 100 x 74 cm., 2005
PLANICIE EN GUAIRÁ
Óleo sobre tela, 100 X 74 CM., 2005
ATARDECER EN COLONIA INDEPENDENCIA
Óleo sobre tela, 100 x 74 cm., 2005
LETICIA LEYENDO
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm., 2005
LIRIO
Óleo sobre tela, 81 x 100 cm., 2004
AZALEA CON GATO
Óleo sobre tela, 74 x 60 cm., 2005
BROMELIA
Óleo sobre tela, 100 x 81 cm., 2005
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