A PROPÓSITO DE ASUNCIÓN III
PRIMERA EDICIÓN
Fotografías de MARTÍN CRESPO
Páginas: 140
Año: 2020
Esta selección de fotografías de y sobre la metrópolis guaraní enseña imágenes realizadas a lo largo de veinte años y que completan la trilogía de libros fotográficos A propósito de Asunción. El autor Martín Crespo (Buenos Aires, 1967) ha firmado las ediciones de 2009 y 2016 y concluye, en el pandémico año 2020, el volumen de esta triada de motivos asuncenos.
Tres son, a mi entender, las aportaciones más destacadas del autor con estos libros-bitácoras. La primera sería la detallada descripción de la actividad y crecimiento de la ciudad en la última década, luego señalaría la la preponderancia del registro documental y su permanente atracción por lo imaginativo en la creación de nuevas imágenes.
El tercer argumento, más subjetivo quizás, pueda deberse a que Martín Crespo dé sentido a este archivo siguiendo al persistente enamoramiento y frustración que siente por su ciudad; ambivalencia que en todo caso asume, estableciendo con su objeto de estudio una empatía desplegada en representarla como un organismo significativo de edificios, aguas, calles, árboles, personas, animales y cosas.
¿Qué es este libro?
Esta tercera edición es una compilación de fotografías a color, pocas en blanco y negro, donde los motivos, texturas y tonalidades nos remiten al imaginario cambiante de Paraguaype, como es también llamada en guaraní. El trabajo de Crespo propone una lectura inestable en la que compiten y se confunden elementos de distintas categorías: lo urbano, lo natural, lo banal y lo absurdo. Es una obra que discurre con una lógica intermitente y que tropieza, en ciertos casos, con sus propias maniobras.
A través de estas imágenes, el artista busca mostrar una realidad reciente producto de la eclosión económica desde sus arquitecturas edilicias, al tiempo que se permite señalar críticamente sentidos de injusticia y precariedad en el mismo lienzo de la polis que retrata. Nos presenta la realidad que se comporta a veces de manera incoherente mediante el contraste de los paisajes y de los personajes de sus escenografías, o simplemente señalando la disparidad de elementos que las habitan.
´Este libro contiene muchos paisajes, y también a la naturaleza conviviente con lo humano, en las que se imprimen con derecho propio la vegetación, las aguas, los animales y los cielos. Y en un acertado balance, alterna estas vistas con retratos tallados en la tradición humanista del retrato directo, privilegiando a sus sujetos aún en situaciones dramáticas.
El fotógrafo centra su producción fotográfica en su entorno inmediato: una terraza, una vereda donde desplegar el teatro del mundo. Busca una estructura singular en el territorio y las huellas que el tiempo, la transformación urbana, la situación geográfica, la inclemente acción humana y hasta el cambio climático inscriben en la ciudad. Con su cámara persigue una sombra inesperada, una combinación de colores sorprendentes, en rituales de sesiones en plena calle.
El fotógrafo se posiciona entre los visionarios que buscan capturar una urbe imaginaria en la que se reflejan como sedimentos la experiencia, los acontecimientos sorprendentes y oscuros de su Asunción desde las alturas, a ras del suelo o desde las aguas que la rodea. Sistematizadas en una línea continua de imágenes dobles, estas páginas combinan tramas, luces, sombras, composiciones geométricas como orgánicas y generalmente horizontales.
Proyecciones libres
Si mirar significa pensar, elegir estar vivo, ir hacia otro lugar, buscar nuevos paisajes, nuevos motivos y gentes, otras situaciones, para Martín Crespo mirar significa generar un movimiento hacia afuera. Detrás del acto de fotografiar se encuentra una clara intención: buscar nuevas imágenes. Imágenes que tienen que ver con este viaje o tránsito acotado a la geografía de la capital.
Inevitablemente, este proceso de comprensión se dirige hacia las proyecciones mentales del creador de estas imágenes, en un espejo que insinúa pulsiones biográficas. Podríamos referirnos a la experiencia de capturar un paisaje como un viaje psico-geográfico. Todos estos objetos, seres, lugares y vistas representan su panóptico particular; y en ellos coinciden de lleno los intereses predecibles de la curiosidad, la projimidad, la crítica social o la ironía.
Dicen los arquitectos que las ciudades se leen a través de sus espacios y de sus gentes. Asunción podría ser ese ser vivo y en transformación apresurada, uno que crece y mengua, mejora y empeora, digiere o expulsa. Aquí las figuras humanas recuerdan encarnaciones de Sísifos autómatas e insaciables, algunas se mueven atrapadas en la repetición de los gestos del trabajo, de la prisa o la errancia. Un niño intentando vender gorros navideños en diciembre con 45 grados, o un chipero captado en secuencia contínua de movimiento y emulsionado en la misma escena son ejemplos elocuentes.
Viajantes de autobuses chatarra condenados a vagar eternamente, dando saltos sin poder escapar de la cachaca y el calor; dando vueltas y vueltas al laberinto que quizás concluya en la montruosa avenida Eusebio Ayala, una de nuestras mayores bocas de secreción motriz capaz de anular todo deseo y optimismo en la humanidad. Estos son los espacios del laberinto o de una Vía Dolorosa, cuyo sonido ambiente podrían ser los gritos de venta de chicles y pastillas, o los insultos de conductores frenéticos dirigido al transeúnte que ose interponerse a sus cuatro ruedas.
Ganan destaque en el ensayo las vistas del denominado “Eje Corporativo”, retratado cual Babilonia hirviente de obeliscos, hoteles, bancos, shoppings y jardines colgantes. También rincones menos favorecidos, marginales o inconscientes para el ciudadano burgués como podrían ser el viaducto de la Calle Última o el conglomerado desangelado del microcentro.
Si cuando comenzó la expansión urbana y comercial hacia las zonas residenciales de los barrios de Villa Morra, Carmelitas o Ykua Sati hace una década, la investigación de Crespo era una foto “in progress”, este proceso de transformación ha devenido en un poderoso archivo. Un proyecto que se ha ido configurando a la par que iba estructurando y cerrando a través de una serie de obras que re(tratan) las promesas, por supuesto incumplidas, de la política.
Lo que concluyo con la visión cercana de estas fotografías pero con la distancia emocional y física de mi Ítaca asuncena, es que este proyecto editorial de Martín Crespo es capaz de documentar, de nombrar las consecuencias que ha sufrido el paisaje urbano junto al fracaso de su modelo o plan, si es que existe tal cosa en el caso de nuestra ciudad.
Este libro y sus hermanos sean quizás necesarios, sin proponérselo, para comprender la lealtad incondicional de sus habitantes con la humilde belleza de Asunción, desde luego una imagen romántica que está siendo destruida cada día, privándonos de mayores espacios verdes para empoderar el mal gusto del ladrillo, el plástico y el neón. Sus fotografías revelan una mirada que abarca motivos, composiciones y tonos, todos ellos testigos de una Asunción millenial enamorada fatalmente de lo nuevo, y que se olvidó de su canción fetiche, la de los naranjos y sus flores.
