Ya el maestro JOSÉ ASUNCIÓN FLORES -nacido en Asunción el 27 de agosto de 1904 y fallecido en Buenos Aires el 16 de mayo de 1972-, superando los escollos iniciales, había moldeado el género musical que denominó GUARANIA. JEJUÍ, de la que se conservan únicamente los primeros compases, fue su primera obra en el formato que comenzaba.
Poseedor ya de una estructura, su segunda composición en la matriz que había cobrado vida a partir de su intuición primero, de su talento de genio creador después, fue ARRIBEÑO RESAY. Entre 1925 y 1926 adquirió forma definitiva aquella melodía solemne, profunda y telúrica.
"Nace sin versos y cuando por primera vez se ejecuta en la Farmacia Americana se encontraba entre los presentes el poeta RIGOBERTO FONTAO MEZA. Ahí conoce a JOSÉ ASUNCIÓN FLORES. Su obra está dedicada al dueño de casa, don ARTURO ALSINA", cuentan el doctor CARLOS FEDERICO ABENTE y el tenor Emilio Vaesken-íntimos amigos de Flores en Buenos Aires-, al dar a conocer un documento en el que relatan cómo nació la Guarania y de qué manera fueron sumándose las primeras composiciones. Con su relato, desmentían la infamia -de infantil e inconsistente argumentación- de que Manuel Ortiz Guerrero le había silbado una melodía triste a José Asunción y que éste había pasado al pentagrama ese sonido. Cuando el compositor y el poeta guaireño se vieron por primera vez, gracias a los buenos oficios de DARÍO GÓMEZ SERRATO, ya la Guarania estaba dando vigorosos aleteos.
"En esa oportunidad, conversando con Flores, FONTAO MEZA le insinúa su deseo de poner versos a su música. Su pedido fue aceptado", relatan luego Abente y Vaesken.
La farmacia La Americana, de ARTURO ALSINA -oriundo de Tucumán, Argentina, donde nació en 1897, había llegado al Paraguay en 1909 según datos coincidentes de su hija ESPERANZA ALSINA DE PORTALUPPI y TERESA MÉNDEZ-FAITH (1)-, era una especie de centro cultural. Estaba en lo que hoy es Chile y Manduvirá.
En la primera ejecución de ARRIBEÑO RESAY estuvieron corno instrumentistas -siempre de acuerdo a Vaezken y Abente que tuvieron que haber tenido como fuente de información al mismo creador de la Guarania, aunque no lo consignan-, RUDESINDO LUGO en el violoncello; Flores mismo en el violín y RUPERTO CORONEL AYALA en el organillo y la guitarra.
Con el tiempo, AUGUSTO ROA BASTOS creó otra letra -tuvo que haber sido en la década de 1950- completamente en español, para la melodía de ARRIBEÑO RESAY. Si la letra del poeta popular era de tono amoroso, la Palabra Mayor de la literatura paraguaya dirigió sus versos hacia lo social. Testigos coincidentes afirman que Flores no estaba satisfecho con la orientación temática de RIGOBERTO FONTAO MEZA, por lo cual habría accedido a la creación de otro contenido.
(1) Méndez-Faith, Teresa.
Breve diccionario de la literatura paraguaya. Asunción,
El Lector, 1996 (segunda edición).
ARRIBEÑO RESAY
Llorar la pena de amar fatal
a una mujer infiel
que miente un querer sin fe, cruel
y sufriendo por una mujer
que nos mata el querer sin pensar
yo prefiero a nadie querer
no tener corazón.
Vivir sin otra ilusión así
vacío el corazón de amor
lleno de dolor es no vivir
yo prefiero vivir sin amar
mis penas al viento cantar
y a salas con ellas llorar
y saber mi dolor.
Yo soy arribeño sin paz ni amor
sombra errante de un triste ayer
y solitaria flor del padecer.
Como grito de antiguo dolor
que es semilla del nuevo valor
en la voz de mi pueblo yo estoy
y su esperanza soy.
Ayer mi destino fue siempre andar
desde un obraje hasta un yerbal
al final sucumbir bajo un puñal.
Pero el triste arribeño de ayer
se ha vestido de férrea canción
y en el fuego de su corazón
siente a su pueblo arder.
Arribeño soy, lágrima ayer,
esperanza hoy, nuevo amanecer.