Kuña sa rovy pire morotî akã sa'yjúpe
Yvytu pepo toguerahami che ñe'ê poty
Tupãsy itykéra ojoguaiteíva
Ku che rembiayhúpe
Mokõive ojovái ndojuasái porãme
Ha ojuhupity.
El ondulado cabello de esa muchacha, rubio y brillante,
la adorna coma una flor de mbokaja,
su fulgor resplandeciente cae sobre sus radiantes hombros,
despertó en el fondo de mi corazón
un intenso amor.
Y sus ojos que nos alumbran como el lucero del alba
el azul del cielo palidece con su mágica mirada,
voy a cantar al son de mi guitarra
su hermosura,
su rostro rosado se parece
a la aurora.
Son como dos lunas nuevas
que bajan por su semblante
sus finísimas cejas arqueadas,
encarnadas flores melifluas sus párpados cuando se abren,
su sanguínea boca
su cantarito.
Que las alas del viento lleven mi palabra florida
A la mujer de ojos azules, de piel blanca y pelo rubio,
a mi amada
que parece ser hermana de la Virgen Santa;
no se cruzan los caminos de las dos
y sin embargo se alcanzan.