Asunción del Paraguay (207 páginas)
I
POEMOIDES
1
TEMPRANO
SIN CORAZÓN SIN NADA
Sin corazón
me tiendo en la mañana
sin corazón
sin nada que me arrulle.
Ay
limpia arena
perezoso río
lavados por la brisa
con mugidos.
Las grandes nubes blancas
nuestras sábanas rotas
navegan el azul
y en el ojo fluorado
de un reptil moribundo
se mueren mis deseos
me deja el corazón.
Engañosos
los mangos
dejan caer su oro
en la tierra celeste
de los niños dormidos.
Mariposas azules
tornasolan el frío
convidando a la fiesta
de la vida.
Y el paraíso duerme
con tantos pobres niños
parece que se aduerme
entristecido.
ARDE FRIA MAÑANA
Chispeante gaseosa
crispa el espacio azul
con el agua floreando
en los vidrios del sueño.
Arde fría mañana
arde en mi soledad.
Un fuego de naranjas
sobre la gleba oscura
crepita en esta tierra
tan fría de orfandad
crepita en los regazos
de un pequeño dolor.
Los teros de la niebla
acuchillan al viento con su grito
y asustados galopan
amarillos caballos
los prados del amor.
Una pena
¡ay!
se astilla
enlutada de ausencia
irisando el rocío
se astilla en mi balcón.
Ojos de flores locas
candelones azules
mordiendo los metales
de un descarado sol
y un solitario corazón jugando
sobre un tambor azul
aunque hay bruma en el mundo
la ciega sinrazón.
DÉBIL TERROR
Blancos dientes
rocío
y mi corazón tan débil:
se instaló la desgracia en nuestro patio.
El cántaro sudaba en el trascuarto
sus cerezas difusas
en verde desvaídas
es decir
maceradas en musgo y sepulturas.
Y yo
todo encogido
sudaba en un rincón
encogido y tan tenso
con sardónica mueca
clamando a las tinieblas
de espinosas estrellas tiritantes.
Las horas se enfriaron
felizmente
crispándose en los frascos de la tarde
con las aguas azules de occidente
para eclatar el grito de la viuda
y esa viuda tan triste era mi madre.
ENGAÑO
Orillando el silencio
camino a verdes
a círculos de oro
apacentando lampos y arreando estrellas
las cabrillas arreando
con mis bueyes tostados por señuelos
desarando y borrando los cielos roturados
descarriando las últimas estrellas
rumbo a Etolia olvidada
acostada a lo lejos
desvaída.
Trastornado avanzaba
trepando una sonora espira
en la hora bermeja de aquel sueño tan bello
de aquel sueño sin hombres
¡soledad!
MAÑANA
Con los brazos al cielo
antigua la mañana
se relaja
para empinarse virgen
sobre rojos tacones
y deformados gritos
sobre el azogue helado de las charcas.
Oh floresta del sueño
mojada de rocío y sollozando.
Las lágrimas de anoche se secaron
sobre tanta porfía de los celos.
Con ojos trasnochados
en tus ojeras
beberemos la linfa derramada
y el rumor de la luz
y las palabras.
Sacude la pereza
y besaré tus senos
la florida acritud de tanto sueño
en un lecho de sal y capulíes.
Y enlazaré en tu cuello tres collares
exudados de almendras y fulgores
e instilaré en tus ojos
la luz de la mañana eterna
e inyectaré en tus venas
esa triste hermosura
de un corazón desierto.
2
DE PRONTO
MOMENTO
a Raúl Amaral
Hay lumidias y estilos
desquiciados estilos en la arena.
Hay tirsos y clarines
enfurecidas vides y karelas.
Estridencias de fondo y desconsuelo
en un turbión de musas y cedrales
sobre el común de todas las arenas
orquestando impasible
la especiosa canción de los naufragios
que dieron en llamar
"Siempre Otoño".
Estrella plana
futuro radiolario
amarga
amarga
en tu quietud suicida
fumantes perlas
en púpura y cenizas
orientes muertos de venus ultrajadas.
Y hay voces rotas y coros sumergidos
y el azufre llorando y mi sordera
tan llorando y muriendo
en el azul del cielo.
POEMOIDE
Oh pausada materia
tus eléctricos dedos crispan mi corazón
tus golpes y destellos
tus cortes y espesuras.
Turbulencias del mundo
hontanares del mal.
Sales de peso oscuro
ardiendo en mi ansiedad
ardiendo en esta envidia de poetas y muertos.
Ay
reactor de amarguras
digestor de deshechos
ya no sabré escribir!
Imágenes
venenos
todo se me ha propuesto.
Ay estupor
temblando
para morderme el alma
y matarme con la daga y las luces
con el cloro letal.
Tomemos por asalto el cielo
oh cólera
oh tempestad!
DELICUESCENCIAS
a Ana Iris
Con un aire de azufre y nomeolvides
acidulado y leve
las sonrisas
los rictus se suceden en amarillo y lila
y las auras delgadas
dudosas de fragancia se deslíen
con los flecos deshechos de estos versos.
Y así piadosamente
con los fríos recuerdos del otoño
allá donde dormitan las estrellas de Biela
entre las secas ramas del silencio
entre palmas crispadas o entreabiertas
malmurientes de luz y transparencias
lloramos sin consuelo
amiga mía
y aguamos el amor.
Lloremos corazón
lloremos más
porque se va la vida
porque se va el amor.
Y que el dolor nos duela
estrujado y transido corazón
con tus males oscuros
tu madera
y esta extraña manera de matar
de matar sin descanso
inexorable
para avivar el fuego del vivir.
NORA
Suelta tus resecos cabellos
y peina tus recuerdos
a la orilla del mar.
Ay
mil años gritando en lontananza
tus desdichas
y esas crecientes manchas
de anhelos desgarrados
por lavar.
Tristes redes vacías
pupilas desoladas
lamparones de carne y maldiciones!
Sin embargo
aun podemos
rajar o desflorar la vida
como la pulpa fresca y colorada
de una madera nueva.
Agrias manchas
ventiscas
con agitadas olas.
Todo cuanto remuerde duele.
Otoños demorados
en los brazos del alma detenidos
cargándose al rescoldo del ocaso
con sus rajas de sangre
y esas largas
esas duras espinas del amor!
A LA DERIVA
Rueda mi corazón a la deriva
sangrando al son de los recuerdos idos
un murmurar de lenguas sin concierto
muriéndose a lo lejos de difuntos
penando felonías.
No me engañan las flámulas doradas
gloriando en los canales del capricho
ni las llamas azules
ni tus celos.
Sólo largos cabellos en el viento
lacios
largos cabellos derramados
sobre blancos
marmóreos capiteles
más allá del deseo que se muere
en el espacio en blanco del olvido.
Negra lengua lanzada
tu deseo
querida
rápida flecha helada y vengadora
para vencer la ausencia y el vacío
para vencer la cierta indiferencia
para clavarse seca en el dolor.
3
A DESHORA
ENTRADA
Todo tremor
todo pavor
aplacando este miedo
desperté nuevamente con sólidas palabras
para nombrar los cielos a patadas
y negociar las flores de química delicia
y ciertos ideales
como piden
con sonrientes reclamos
y pájaros cantores
para escuchar la música estupenda
para exaltar los chancros perfumados
para beber mi dosis de piedad.
PRIMAMUNDO
a Pedro Gamarra Doldán
Alto mundo amarillo
tembloroso
de verdes y delirios
con titánicas células
destrozando paredes y redomas
rompiendo ampollas sordas
las ardorosas aguas enclaustradas.
Me hago enorme y penetro
con mi trágica herencia
en la secreta alcoba de los tallos
donde se incuba el caldo de la vida
con la ciega tormenta del amor.
Y allí sorbo
olvidado
la antigua luz del viento
y exhalo tus perfumes y me dicen
rotundos
primamundo
malaboca
asordado
blanca larva mordiendo
esos nervios calientes de la vida.
DELIRIO
a Ida Talavera
Allá abajo
en el fondo
debatiéndome en sombras
entre largos y lacios aletazos.
Pozos de mi furor
de mi furor y el llanto
para salir de entonces.
Sobrevolando el mar de las mentiras
sobrenadando el mar de las infamias
sobrecogiendo el mar de la locura
vaciarme en la nada
derramarme en no sé...
Es la farsa que avanza
con sus cornos lejanos
farsa de este delirio
con su galope blando
farsa de este delirio
que empuja nuestras lágrimas
a la hora del ángelus.
Filarmónico arcángel
payaso de esta comedia
imanta la jauría
hacia el viento del sur
y de un golpe rompamos
la fanfarria del llanto
loca de este delirio
hacia el viento del sur.
LO MISMO DA
Que todo se deshaga
¿qué nos importa?
Que todo se rehaga
¡lo mismo da!
Todo instante pariendo
todo instante matando.
Frente al tiempo y tan solos.
Mas no suframos más
las secas siemprevivas
viven del desamor.
Todo es final y origen
parido y parturienta.
Todo es final y origen
aro del mediodía.
Libre sea este ensayo
libre sea este mundo.
Que me acojan las cosas
cualquier cosa es igual
sea el humus
las deudas
o el orín del fanal.
Fluir
correr
morir
cualquier cosa es igual
el icor de los dioses
o tu pubis
mi amor.
AL SON DEL SAXO
¡Ay que la tarde muere
y mi corazón naufraga!
Ven
desfoliada y sola
con tus pálidos montes
con tus dulces corales.
Cuelga en aquella estrella tus enaguas azules
entintada de oro
salpicada de sal
y bailemos
bailemos
al son
al son del saxo
y bailemos al son
al son del sexo
sobre un temblor de violines enfermos
sobre un delirio de timbales sordos
sobre una furia de trompetas rojas!
Casi olvido que espero...
bailemos
loca
ardamos
mejor
mejor muramos.
4
Y ES TARDE
FOULE
Las calles nunca mueren.
Sin sentido
sin sentido y sin pausa es esta marcha
y siempre a tumbos la ebriedad suicida
para siempre esta marcha hacia la tumba.
Fuera de mí
frenético
me muero.
Fuera de mí
me muero en torno mío.
Fuera de mí
me muero por las calles
prodigado en mil súplicas
sin término o sin bordes.
Siempre urgente y urgido
se me abisman perdidos los caminos
todos los pasos falsos de un caracol furente
hacia adentro o afuera
buscando una escotilla
girando en torbellino
hacia el centro girando
en clamoroso vértice de brazos.
Oh loca turbamulta
asesina y artera
para matar en pianto
turba loca y girante
contrayéndote al grito del escarnio
temblor largo de carne
dolorosos espamos
cuajarones y garfios
hasta la mueca de la entrega abyecta.
SUICIDIO
Trotamundos sin meta
fatigando las calles del cansancio
reptando contrariado
a contramano
bordeando los lindes del baldío
hasta la impasse de la muriente especie.
Escarbando basuras en los cielos
y tarros
y botellas consumidas
espectro sin retorno
de tantas almas muertas y hacinadas.
Siete mil años sordos de alianzas y burlas
de fúnebres coronas y venenos.
Un torvo río ara las calles sepultadas
empujando una ola rumorosa
de caretas
bocinas
y altavoces dementes.
Y también
¿por qué no?
papeles rosas
solitarias bañera en desuso
tumbas de boca abierta
y asuntos baladíes.
Y allá arriba
muy alto
en las torres del plenilunio
muriéndose de risa en sus piojos
se hamacan dos ahorcados
largamente.
Y más alto
en la noche de estrellas jabonosas
cuando cabra la espuma de los sueños
inmólanse vencidos
los rencorosos gallos de la aurora.
MACOÑA
En la vía de los grandes maderos rojos
la irrefragable vía de los fragores
las tórridas tinieblas se espesaban
y bramaban los tigres de la llama.
Los hachones ardían en silencio
enredando en el humo su tantán
el brumoso tantán de los caníbales
la tinta del tantán con sus crespones
un brumoso tantán entre algodones.
Y en mi sangre el licor
la ardorosa macoña del amor
en mi sangre el olor
el hedor de esta negra
que empieza a desfruncir
alevosía
su encrespada sonrisa de color
como un sexo dentado y destructor.
Y en mi pálida piel
en mi piel el sudor
cuero tenso y veloz
agrietado de horror
moscardones sangrientos
largos dedos sangrantes
redoblando en mis sienes su tambor!
CUARTANA
Cansada de vivir
murió
murió nomás la tarde americana
sola y crepusculada de tristezas
desamorada inmóvil
lo repito
con oscuros cabellos
mongoloides
tan lacios.
Murió también un niño
tan escuálido
de duros ojos negros
sudoroso
que los grandes xilófonos
mal llamados trocanos
se rajaron de pronto
para apagar tosiendo la desgracia
en la inmensa barriga
de la selva imperante
emperadora.
Y torpemente ciega
la sangre está bombeando
tan estúpidamente
en el árbol podrido de mis venas
esa fiebre copiosa de sudores
galopante de trapos chamuscados
esa fiebre tan alta y amazónica
la que engrosa los husos del delirio
esos mínimos husos que se agrandan monstruosos
y devoran trescientos ovillos de algodón
al igual que los tigres
hambrientos de infinito
implacables devoran los planetas azules
y vomitan fosfóricos gusanos
junto a mí
mi velón y la hechicera
junto a mí
en la grave inminencia de espichar.
ERIALES
Se han comido los suelos
y emporcaron las aguas
el mar saturaron de amarga sal
sal del sudor infame
sal de las lágrimas de los esclavos
sal de los explotados
concentrada y maldita en un mar muerto.
Todo está hollado y sucio
¡ay tierra saqueada!
Ahora sabes del hambre
y otras sórdidas cosas como el hombre
traicionada
como el seco galope de los cascos
sobre tu vientre estéril
o los discos cortantes de la muerte
tatuando herraduras en tu pecho.
Tu tumba está en la arena
profanada
con mil rotos cacharros y lejías
y este hosco rencor que nos embarga
al borde del desierto en las edades
con este corazón que se te muere
como un mate rajado en su amargura.
VUELO
Pero un blanco tan blanco
histérico y sin manchas
polariza los cometas azules
con magnéticos dedos desvelados.
Aeroplanos perdidos
paralíticos pájaros del cielo
despertando a la jungla
con plateados regalos.
Cruz celeste volando
sobre la huesa abierta de este mundo
cortando los alambres del silencio
para extinguir los fuegos del espanto
para arrullar el hambre de los rotos
para apagar los focos de revuelta
para enterrar el vómito y el llanto
de tanto pueblo sucio.
La tribu entona
entonces
subida en la montaña
la canción de la tumba
¡miserere!
con vidriadas pupilas
clavadas en lo alto
resignada a morirse
sin remedio.
II
SUCESOS Y COMPUESTOS
FIEBRE
Mi mano desnuda el torso
de este desierto encendido
y, abajo, el negro pantano
se traga ensueños y gritos.
La tarde olvidó su nombre.
Hontanares y zumbidos.
¡Cuán cerca ya de su muerte
duermen los pueblos perdidos!
Famélicos jabalíes
hacen sonar sus colmillos.
Demonios, cuervos y fauces
girando en un remolino.
Ululan los hechiceros.
La fiebre late en mi oído.
Decile, luna, a mi madre
que mire, mis ojos fijos,
que alguien me cebe horchata
con hojas de yerba y quino,
que me den sábanas blancas
con largos flecos de frío.
Ya tres noches que celebran
mi delirio los mosquitos,
tres noches que las hormigas
me arrastran por su camino.
¡Ay, quiero una tumba de agua
con helechos y suspiros,
quiero una tumba de agua
con hojas de yerba y quino!
Entre perros y milhombres
crece un hongo aborrecido
que se arropa entre las nubes
para envolver mi destino.
Suceso del rollicero
¿será mi suceso mismo?
de aquel que encontró la muerte
en la otra orilla del río.
Tráiganme el agua más fría
pardos tapires del río
que la luna está filtrando
sus carbones y sus signos.
Lo miro. Lo estoy mirando
entre negros y amarillos.
Una cruz de secos brazos
es su cuerpo consumido
volando, como yo vuelo,
sobre el techo del delirio.
Entre lúnulas y llamas
lo estoy mirando, lo miro,
en su camastro sentado
mirándome, desvalido.
De pronto, se yergue y corre
en alas del desatino,
corre campos, corre lomas,
gritando despavorido,
para apagar sus dos ojos
entre los labios del río.
Las antorchas no lo encuentran
entre angadas ni rollizos;
mas, pocos días después,
en un capuerón de espinos
al sol blanquean sus huesos
entre los ásperos riscos.
Jabalíes de los montes
gran banquete habrán tenido
y la muerte habrá ensayado
en su caña un nuevo silbo.
Jabalíes de los montes
pueden estar muy ahítos;
pero si siguen con hambre
aquí me encuentro solito.
¡Ay! ¿Cómo me llamo, madre,
o soy aquel pobre tipo?
En mis ojos ponme, madre,
dos guijarros amarillos...
MONTE ROZADO
Entre lianas retorcidas
y naranjales roqueros
por los cerrados del Apa
crepita el tigre del fuego.
Tibia se pone la tarde,
luna nueva entre los cerros.
Ondea el viento de Junio
abras de esparto bermejo.
Ella curvada en su hamaca
sobre gorjeos y helechos.
Prados de Monte Rozado
corre un caballo azulejo.
Se mece en el dulce lila,
al aire hamaca del cielo,
y se le mojan los labios
deshecha por los recuerdos.
Por Junio estará llorando
la palma sola del tiempo,
y en llanto andará Marisa
por los campos del silencio.
Déjenme beber azules
para nombrarla de lejos,
déjenme flechar la luna
por los aleros del viento.
No sé si estará dormida
para cuidar de su sueño,
no sé si estará despierta
para aquietar su desvelo.
Paloma dame tus alas
para alcanzarle mi anhelo,
dame tu pico de leche
para sentirla de lejos.
Acostate en esta arena
y extendeme tus cabellos.
Su clara risa de plata
sonoro repite el eco.
Consuelo de versos tontos,
aiay, para mi embeleso,
vení que quiero olvidarla,
tormento de mis recuerdos.
Las guitarras brasileras
gimen heridas del plectro
mientras la brisa se aturde
con humo, tinta y beleño.
VERANO OVERO
a Carlos Villagra Marsal
Noviembre yace amarillo
en la cama de los celos,
trepador de torres frías,
mojador de hierros viejos.
Desflora flores rosadas
y estruja hojas de eneldo.
Huye la sombra acosada
por la jauría del viento.
- Perdón, volador de faldas,
desflorador de luceros,
tus deseos de borracho
no me traigas a este lecho.
Oh, viento, pirata aleve,
no está muy limpio tu juego:
enervador de mi carne,
picador de mis deseos.
Sopla nomás, si te place,
gigantón de los oteros,
el aire caliente sopla.
en tu guampa de carnero.
Pequeño cantor dormido
a la sombra de los cedros
despierta que llega el norte
montando un caballo overo,
despierta, pues, y bebamos
el fresco mosto de un cuenco
que en tu flauta de tacuara
haga brotar los renuevos.
Ya llega el norte caliente
corriendo por el estero,
viene, montado jinete,
en un potro coscojero.
Ahí sale ya en campo limpio
quebrando juncos costeros,
a grandes voces cantando
y haciendo volar los teros.
Al sol, espumajos verdes,
relincha el caballo overo
y de un salto se deshace
del jinete majadero.
Despeinando espartillares
galopa el verano overo,
galopa, lopa, galopa,
caballo loco y sin freno.
¡Ay, cómo quisiera yo
servir de palafrenero
con un cuchillo en el cinto
y un ancho sombrero negro!
El viento norte, de a pie,
ya vadeó el arroyuelo;
mas, dolorido, en el agua
perdió su blanco sombrero.
Baten sus alas los patos
y gritan los carreteros.
El pobre norte, borracho,
gime tendido en el suelo.
Las crines de los relámpagos
agrietan el cielo negro
y rompe el alma del aire
el estampido de un trueno.
Dardos de oro en el frío,
flechas de plata en el fuego,
peces y soles del agua
se esconden del aguacero.
Balbuciendo está el borracho,
galopando está el overo,
cabelleras de pizarra
llorando está el cielo entero.
SAN JUAN EN LA CHACARITA
a Kostia
El veinticuatro, por cierto,
que de Junio se decía,
San Juan del cielo bajeaba
camino a la Chacarita.
No quiso fallar el santo
aquella noche a la cita
y se encajó una casulla
sobre la rota camisa.
Eufórico hace su entrada,
aunque le estaba prohibida,
la noche del veranillo
con su larga comitiva.
Reclinada en su bochorno
le espera la noche encinta,
sorda de cajas oscuras
y exaltadas mandolinas.
Vieja luna de los indios,
la que llevó su alegría,
pone brillo en la esperanza
y en las flechas escondidas.
Catedral, cárcel y claustro,
sobre el barranco, allá arriba,
y los cerdos de la tierra
hozando, abajo, letrinas.
Los pobres penan abajo,
los ricos cenan arriba.
Lo que en la tierra se pena
en el cielo se desquita.
Allí revientan los caños
con toda su porquería
que, cual regalo del cielo,
la torva ciudad le envía.
¡Pobre luna de los pobres!
Con sus burjacas vacías
sobre el carbón de los techos,
alta, en el cielo transpira.
Pero esta noche es de juego,
noche de ensueño, es distinta.
Un gran corral de fogatas
alegres niños atizan.
Fiesta del fuego y del agua
no quiere mostrarse ambigua
y toda entera se abrasa
en llamas de algarabía.
- Seguro que vendrá en coche.
- No, en su balandra amarilla.
- Ni en balandra, ni en calesa.
Vendrá en su yegua madrina.
Y llega en su yegua blanca
San Juan, montado, a la cita
con una banda de músicos,
rabeleros y flautistas.
Trae el fuego en una mano
y en otra el agua bendita.
Joven y bello en su halo
es aclamado en la pista.
Desmontan al caballero
y le convidan con chicha.
Le rodean los mancebos
y las chinas le acarician.
Entre los largos cabellos
le platea la sonrisa.
Marinos y verdeolivos
disputan su cercanía:
unos le besan las plantas
otros las raras sortijas.
- San Juan está con nosotros,
gallarda marinería!
- No, señor, es con nosotros,
valiente caballería!
La negada de San Roque
sobre las brasas camina.
Las galoperas cimbrean
y tiemblan las banderillas.
¡Que viva Señor San Juan,
el patrón de los farristas!
Entre blasfemias de sangre
y limetas de aguaviva,
en el fondo del tablado
gesticulan los arpistas.
Pañolones colorados,
escotes de popelina,
con pie desnudo en la arena
marcan cruces las raídas.
Cambá Villeta sin dientes,
entre alcohólica y esquiva,
quebrándose para atrás
suelta el trapo de la risa.
Sobre el filo del barranco,
sudorosas bailarinas
ya están llamando a la muerte
con sus caderas lascivas.
Pólvora y caña en el aire.
¡Ya se armó la tremolina!
Un sordo grito se ahoga.
La sangre en el suelo brilla.
Con una escoba de yuyos
la luna barre de prisa.
Ya malherido de muerte
un marinero en la esquina
a punto de desplomarse
se está atajando las tripas.
¡Chaque, niños, a correr,
que viene la policía!
Y de barranco a barranco,
desde una orilla a otra orilla,
el máuser tiende sus cabos
como una araña maligna.
Atropellan los marinos
y ataca la policía.
En torno de los caídos
la gente se arremolina.
Y cuando, a todo contrario,
la gresca tremenda hervía
un fosfórico aguacero
descarga sus aguas frías.
¡Por hoy, se acabó la fiesta!
¡Todo el mundo a su casita!
Por un zanjón, presuroso,
San Juan emprende la huída
no sin antes prometer
volver de nuevo en su día,
el veinticuatro -por cierto-
que de Junio se decía.
Se apagaron las fogatas,
se acalló la gritería.
Sólo el silencio, de bruces,
sobre empapadas cenizas.
Dos muertos por cada bando
fue el saldo de la embestida.
Cuatro muertos se escondieron
debajo de las cocinas.
Agua y plomo, plomo y agua,
congelada fantasía,
los laureles del poeta
se han hecho polvo y cenizas.
EL GALLO DE LA ALQUERÍA
a Hugo Duarte Rodi
Hora del llanto amarillo,
llanto de oscuro dolor,
la tarde se entrega herida
al toque de la oración.
Cansinos mugen los bueyes
sin voz que los apacigüe
y en su nostalgia se alargan
los surcos de la planicie.
Hurgan los pálidos niños
la tierra color de sangre,
tan pálidos siempre hurgando
con flacos dedos de hambre.
Viento de vieja memoria,
el viento de los jarales
acentos de la alquería
al agua yerta le trae.
Y lastimero se arrastra
y delgadísimo silba
entre las cañas quebradas
de la tapera baldía.
Canta el gallo solitario,
el gallo de la alquería,
bate sus alas y canta
de pura melancolía.
Ay, patria de los horrores,
ay, mi tierra de agonía,
dolorida de fusiles
yaces exangüe y transida.
Por los atajos del mundo,
parias en duelo, tus hijos,
lloran su antiguo tormento,
lloran su pena de siglos.
Con los pies ensangrentados
arrastran su desventura,
allá lejos y, hasta cuándo,
marcando su triste ruta.
Viejo y enclenque, llorando,
heme aquí entre las ortigas
llorando por tanta ausencia
¡oh, lluvia de lejanías!
Trago el locro de los puercos,
bebo caña de los tristes,
payaso del equilibrio,
sobre una cuerda increíble.
Que el viento lleve esta arena,
amarilla y sin destino,
que el viento lleve mi queja
por los cauces del olvido.
Y piensen ¡qué tierra triste
la de corona de espinas!
Y piensen en ella o sueñen
en quimeras o agonías!
El gallo canta inocente,
el gallo de las espuelas,
el gallo que nunca duerme
soñando en picar estrellas.
Por toda la noche larga
gritan los negros ¡San Blas!
mas San Blas no es el patrón
el patrón del Paraguay.
La luna de cara fría
el sueño me arrebató.
Noche de perros y sombras,
loca de furia y tambor.
El pueblo ya está dormido,
el pobre pueblo durmió,
sólo yo sigo gritando
ebrio de pena y alcohol.
Sólo yo sigo gritando
porque no puedo tañer
la flauta de los recuerdos,
la leve flauta de miel.
Pero siento que este año,
el año cuarentaiseis,
la medida de la copa
fue colmada por la hez.
El gallo de la alquería
canta en la loma desierta
y canta y repite y canta
pero ninguno contesta.
- Bolicho de "Las Delicias",
¿por qué no tenerme fe?
además del viejo arado
el alma ya te empeñé.
Vuélcame entonces tu caña
¿por qué no tenerme fe?
que toda deuda se paga
lo sabes como yo sé
bolichero, bolichero,
vierte más caña a mi sed,
que si yo no te la pago
alguien lo tiene que hacer.
Y tú de la infantería
no me encañones así,
vuelve al ojo de tu jefe
el caño de tu fusil.
Infante de mente oscura
que en tu noche se haga luz,
no asesines a tu hermano
tan infeliz como tú.
Engreído fusilero,
te arrancarán el fusil
y a puro garrote limpio
los huesos te harán crujir.
Dame caña, bolichero,
que me quiero emborrachar,
dame caña y no protestes
que Dios te lo pagará.
Soy Esteban, el flautero,
mulato de Laurelty,
pero he tirado mi flauta
para ponerme a escupir,
a los cobardes o a todos,
digo ponerme a gritar
que está sangrando la aurora
que a la plebe alumbrará.
Yo sé que la aurora viene
-y no me digan que no –
si la sangre no me engaña
allá está brillando el sol.
Quiero saber si estoy solo
gritando en esta calleja,
si están muertos los esclavos
para la brava pelea.
¡Despierten puercos durmientes,
insensibles al dolor,
que está sonando la trompa
de guerra con ronco son!
Ya acosa con su coraje
el gallo de la alquería
la sombra de los fantasmas
y aborta la luz del día.
Ciudad de nuestros dolores,
ciudad de polvo y rencor,
ciudad de nuestra amargura,
maldita y sin corazón.
Bebes nuestra sangre y duermes,
tranquila, sin un rubor,
ahíta de nuestra sangre
y tan ebria como yo.
Bebes nuestra sangre y ríes,
ciudad de piedra y hollín.
Para nosotros las lágrimas,
para ti todo el botín.
Ciudad de nuestros rencores,
ciudad de espuma y farol,
un día a saco entraremos
a buscarte el corazón.
El gallo está en la alquería,
en el cerro está el cañón,
el machete está en mi mano
y el odio en mi corazón.
Los mancebos de la tierra
se harán oír otra vez
y al fragor de la pelea
se lanzarán sin cuartel.
Las mulatas de la gleba
sus cabellos cortarán
y al cielo sus senos duros
furiosas enseñarán.
Como hormigas coloradas
en alto pico y farol
van a salir los mineros
de su agujero de horror.
Vomitará humo y fuego
el cerro de Potosí
y estallará contagiado
todo el inmenso Brasil.
Los mares americanos
su tinta verde alzarán,
los mares que nunca he visto
a una sola embestirán.
Y todos los valles hondos,
las pampas del cordobés,
las selvas de Matto Grosso,
las playas de Puerto Blest,
de Cartagena de Indias
a Punta Arenas del Sur,
todas las tierras ajenas,
de Méjico hasta el Perú,
romperán sus negros cántaros
tan colmados de maldad,
tierras de América India,
tierras de negro historial
de mi odio y mi furor,
palo y piedra entre las manos
y fuego en el corazón.
El gallo ya está en lo alto
cantando su algarabía,
el gallo de los triunfos,
el gallo de la alquería.
III
DEL OSCURO LAR
SON
Por los campos amarillos
suena el cencerro de abril,
sutil, sutil.
Un lánguido norte sopla
y mueve lento al redil,
feliz, feliz.
Truena la voz del tío,
recia voz de mandarín,
aquí, aquí.
Descabalgan los peones
para beber chacolí,
por fin, por fin.
MONTUOSO
a mi tío Emilio Sisul
En los esteros duermen
inmutables
los guerreros de López
su estupor
pero alguien me baila su alegría
sobre el campo del débil corazón.
Se me ofrecen cien flores inocentes
como a ella se ofrecen
incitantes
las extrañas sandías del amor.
Ya vencida
a las nueve
la mañana
bailotea en el aire su verdor.
tres jinetes
en el vaho caliente
en lontannaza
desdibujan la ceja de los montes
y se pierden
borrosos caballeros
tres viajeros se pierden a lo lejos.
ESTELITA
En la casa del viento
llora María.
Estelita no duerme
hace tres días.
Los abuelos se fueron
llora María
y en la casa desierta
quedó solita.
Alza al cielo los ojos
¡pobre María!
y en la negra techumbre
cruje una viga.
Grandes ojos abiertos
la niña mira
mas rechaza el bocado
que le prodigan.
Traga un poco de agua
pero no mira.
Ay el agua le sale
por las narinas.
Pega un grito en el cielo
¡pobre María!
y en el techo se abre
una blanca vía.
RECUERDO DE INFANCIA
Ostentaba tía Dora
mancha morada
en su cuello moreno
de enamorada.
A unos pájaros negros
ella adoraba
aspirando violetas
en la ventana.
Aunque corta de vista
su alma escrutaba
en las aguas profundas
de la desgracia.
Su recuerdo aún pasea
por la enramada
como hace cien años
de madrugada.
Y pasaron los años
y ella en su hamaca
como todos se fueron
sigue sentada
con sus ojos cerrados
de enamorada.
CUARTETAS
He perdido mi cielo
mi inocencia del mal.
Se me fue la armonía
al primer huracán.
Las palabras me esquivan
nada puedo explicar
pero miro al espacio
en su triste orfandad
siempre miro al espacio
murmurante y bestial
buscando al siempre ausente
dios de la soledad.
AGOSTO
¡Este viento está loco!
grita mi madre,
los cabellos revueltos
descalza y grave.
Y en el campo se frunce
seco el herbaje.
- Esta seca de Agosto
la muerte trae,
¡por favor, a las puertas
échenle llave!
Y en el cielo amarillo
graznan las aves.
- Este viento de polvo,
loco y salvaje,
a matarnos se viene
con un alambre!
Ya se posan los cuervos,
negros, en trance.
- Tráiganme los cueros
que tengo hambre...
Como el viento está loca,
loca mi madre.
IV
TAPIR DE FUEGO
Y OTROS POEMAS
TAPIR DE FUEGO
Del aire se descuelga
tamboreando el silencio
un gran tapir de fuego.
Galopa sobre el pico de las olas
deshecho todo cálculo
el gran tapir de fuego.
Suspendiendo las súplicas del agua
galopan los picachos del hielo y la tormenta
dos tapires de fuego.
Desquiciando los arcos de la tierra
destrozando las rutas de la fama
galopan incansables
tres tapires de fuego.
Cuatro caballos negros de Durero
a galope tendido
descubren las visiones desoladas
de Juan
de Juan de Patmos.
VÉRTIGO
Era el punto - no vértice - no sombra
él no era
era el espacio - en su dolor baldío –
él no era
era él sin nombre - sin número - al margen
él no era
era el punto - no vértice - no sombra
él no era
hacia la ola - el mundo - hacia la nada
él no era
hacia las tres - a punto de morir.
MEMORIA TRISTE
- ¿En qué color existe
ese Alejo García
con relación al sur?
- Azul.
- Y eso que viene del norte
¿no?
que viene con naranjas
y pólvoras bermejas
fatigando las olas
del ancho mar
que trae
ya el corazón enfermo
de amarillo y betún
que viene
del país de los muertos
y hacia la muerte va
y vuelve
del país de la muerte
hasta morir aquí.
Que graves cisnes canten
esta memoria triste
como Alejo García
con su color azul.
LOS PÁJAROS DE AÜDORF
Aire de llanto lejos
aire de llanto lejos
hacia el final del sol
los pájaros de Aüdorf.
Cantan la lluvia yerta
cantan la lluvia muerta
hacia el final del sol
los pájaros de Aüdorf.
Y airados picotean
los vidrios de la tarde
hacia el final del sol
los pájaros de Aüdorf.
Y hacen trizas airados
las últimas ventanas
hacia el final del sol
los pájaros de Aüdorf.
Mil flores enterradas
bajo la lluvia fría
hacia el final del sol
los pájaros de Aüdorf.
Llorando se deshacen
las flores enterradas
hacia el final del sol
los pájaros de Aüdorf.
Y los pájaros cantan
porque llorar no saben
hacia el final del sol
los pájaros de Aüdorf.
Cantan las flores yertas
cantan las flores muertas
hacia el final del sol
los pájaros de Aüdorf.
Aire de llanto lejos
aire de llanto lejos
hacia el final del sol. . .
MARINA
Aquel viernes de aguas
perdido yo nadaba en el mar de Venus
porque Venus tenía su mar de sal
y entornaba los ojos en una mar con senos
un mar anaranjado con sus copas de sol.
Toda color de ojeras
acabada en azul
con música de saxos
saxos de amor
con el viento en las ondas
de su desnudo
tan sonriente al espejo
la Venus del amor.
Adorable muchacha
con tu iodo implacable
mordiendo la manzana
de los deseos.
APEIRON
Ay...
rechinante angustia de mis saladas rosas
ebria me inundas
loca
de noche y estupor
Gira apeirón del sueño
gírame en tu agonía
y el prólogo del cielo
sopla en tu caracol.
Remota llamarada
eres tan imposible
con tu música sorda de polvareda azul.
Girante espira ciega
tan sacudida de astros
entre ardientes violines
te espera mi ansiedad
aquí donde sollozan las vinosas mujeres
con sus labios azules mojados de cloral.
¿Dónde el fuego y las aguas
o el palor de los mares?
Oh.. .
cambiante hervidero de biélidos y sombras
cien colores naciendo y reventando
en ebriedad de abismos y carbones.
Digo piedra y estruendos
digo estrella y fracasos
maquinando extinciones y desgracias
pues hoy me digo yo
todo me digo
y es el mundo
es el caos
hoy yo mundo
hoy yo caos.
FONCIERE
Pasto rojo
sequía
y mi corazón reseco:
tizones crepitantes en la noche.
Sonora quemazón de aquellos años
y al fin aquella lluvia
misericordia y agua sobre el bosque
apagando rescoldos
con su luna crecida y su abundancia.
En los cerros de oriente
justo al Este
entre los troncos negros
la luz se reavivaba contra el cielo de cuarzo
y clamaban los monos
a una luna redonda de zapallos.
Sierra de Quince Puntas
denudada en cenizas y carbones
con mi congoja a solas.
Altos ríos en celo
con mil caballos muertos
desbordados
tremendos
y mil cuervos girando
sobre rojos espinos y arcoíris
para matar la estirpe de los hombres
para borrar las huellas de esta raza.
ÍNDICE
I
POEMOIDES
1
TEMPRANO
Sin corazón sin nada
Arde fría mañana
Débil terror
Engaño
Mañana
Perseides
Cristi
¡Ay con la muerte!
Torres mareadas
Ya no eres más
Entre las altas eles
Mira
Vienes ventor
Tempestad
2
DE PRONTO
Momento
Poemoide
Delicuescencias
Nora
A la deriva
Es verdad
Dulces y ciegos
Magia o nada
Siempre la muerte
Abulia
Lembranza
Yacencias
Hipócrita
Orgía
Nada más
3
A DESHORA
Entrada
Primamundo
Delirio
Lo mismo da
Al son del saxo
Otra vez
A cara o cruz
Sin venda en los ojos
Malagüero
No lo crea
Viña mustia
Regüeldos
Voces verdes
Discurso
4
Y ES TARDE
Foule
Suicidio
Macoña
Cuartana
Eriales
Vuelo
Potros del hambre
En los maizales
Sin embargo
Todo lo que sufrimos
Barbasco
Medusa
Degouté
II
SUCESOS Y COMPUESTOS
Fiebre
Monte rozado
Verano overo
San Juan en la Chacarita
El gallo de la alquería
La guardia urbana
La enlutada
Paratodo
Muerte de Wasnuko
Trepo de la estrella negra
En la fragua de Leu
Pancha Garmendia
Anuncia
Fuga a las tres
La noticia
III
DEL OSCURO LAR
Pregunta
Son
Montuoso
Estelita
Recuerdo de infancia
Cuartetas
Agosto
Pequeña canción
Repique
IV
TAPIR DE FUEGO Y OTROS POEMAS
Tapir de fuego
Vértigo
Memoria triste
Los pájaros de Aüdorf
Marina
Apeiron
Fonciére
La viajera
Lavandera del alma
Manaká
Siesta en el mar de Torres
Cuadro
Cautiva
La luqueña
Loa con espumas
Eras Estefanía
Vida
El poeta del té
En la muerte de Herib Campos Cervera
¿... Y los dioses?
Matto Grosso
Barcarola
Jonás de Gethefer
Finisterre
Uyuni
Muévete mi teoría
Transposiciones sobre dos cuerdas
Epitafios
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