SANTUARIO DE LA VIRGEN DE LOS MILAGROS DE CAACUPÉ, PARAGUAY
SANTUARIO DE LA VIRGEN DE CAACUPÉ
El 4 de abril de 2009 se cumplieron 64 años desde que el arzobispo Juan Sinforiano Bogarín bendijo la piedra fundamental para la construcción del hoy monumental Santuario Nacional de la Virgen de los Milagros de Caacupé.
El proyecto original fue diseñado por el arquitecto Miguel Angel Alfaro, pero con el tiempo sufrió cambios arquitectónicos que modificaron radicalmente su aspecto.El hecho de que la devoción a la Virgen de Caacupé se haya ido extendiendo rápidamente hizo que las autoridades religiosas del Paraguay decidieran la construcción de un templo digno para tan singular veneración a la imagen religiosa y para diseñarlo recurrieron al arquitecto Miguel Angel Alfaro.
Luego de la primera entrevista y convenidos el estudio y trazado de un primer proyecto del santuario, el 22 de julio de 1937, el arquitecto Alfaro y el obispo auxiliar Aníbal Mena Porta viajaron a Caacupé para proceder al estudio de precios alternativos para la construcción del monumental templo. En la oportunidad, se optó por la plaza del templo.
El 21 de febrero de 1940, el arquitecto Alfaro entregó al arzobispo, monseñor Juan Sinforiano Bogarín, y al obispo auxiliar Aníbal Mena Porta el proyecto definitivo del templo de la Virgencita Azul de Caacupé, que fue aprobado por la comisión, el arzobispo, el cabildo eclesiástico y el Ministerio de Obras Públicas y Comunicaciones (MOPC).
El 12 de mayo de 1941 se firmó el derecho eclesiástico para la edificación del santuario mariano más grande del país. Para llevar adelante la obra, se constituyó una comisión central de la basílica Nuestra Señora de los Milagros de Caacupé, presidida por el obispo auxiliar Mena Porta.
El 4 de abril de 1945, el arzobispo Bogarín bendijo la piedra fundamental en una solemne ceremonia. Luego de algún tiempo, las obras quedaron paradas por falta de fondos, pero en 1960 ocurrió un milagro: el señor Pangrazio Martínez Cantero donó el 50% del premio mayor de la lotería (G. 2.375.000) y posibilitó el reinicio de las obras.
Pocos años después, con la designación de monseñor Demetrio Aquino como obispo diocesano, se impulsó con fuerza la continuación. Fue bendecida por el papa Juan Pablo II el 18 de mayo de 1988.
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