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JOSÉ ANTONIO PERASSO

  DISEÑOS ESGRAFIADOS DE SAN JOAQUÍN, SATÍSIMA TRINIDAD Y SAN JOSÉ DE CAAZAPÁ - Por JOSÉ A. PERASSO – JORGE VERA


DISEÑOS ESGRAFIADOS DE SAN JOAQUÍN, SATÍSIMA TRINIDAD Y SAN JOSÉ DE CAAZAPÁ - Por JOSÉ A. PERASSO – JORGE VERA

DISEÑOS ESGRAFIADOS DE SAN JOAQUÍN, SATÍSIMA TRINIDAD Y SAN JOSÉ DE CAAZAPÁ 

Por JOSÉ A. PERASSO – JORGE VERA

 

 

 

 

 

IMPRESIONES EN MATERIALES DE BARRO COCIDO EMPLEADOS EN LA CONSTRUCCIÓN DE LOS TEMPLOS

 

            Las tejas, ladrillos y baldosas de barro cocido no sólo cumplieron funciones dentro del sistema constructivo, sino que sirvieron además de soporte a diseños esgrafiados e impresiones diversas (25). En 1979 se dieron a conocer algunos diseños esgrafiados que fueron ocasionalmente hallados en las baldosas del templo de San Joaquín, fundación jesuítica fuera del sistema misionero (26). En el mismo año se pondría en marcha un programa de refacción del templo que contemplaría la sustitución de su pavimento (27).

            El templo de San Joaquín presentaba tres tamaños diferentes de baldosas: 15,5 x 16; 20,5 x 20 (éstas se caracterizaban por llevar firmas) y 20 x 40, con un espesor respectivo de 2/2, 5 y 6 cm., ocupando cada tipo un sector específico del pavimento.

            En 1981, al inicio de las excavaciones arqueológicas en el templo de la reducción jesuítica de Santísima Trinidad, fueron también hallados en los ladrillos del piso (18 x 34 y 6,4 cm. de espesor) diversos diseños esgrafiados y algunas impresiones que fueron parcialmente dadas a conocer en 1984 (28). El pavimento de este templo se caracterizaba por la disposición de los ladrillos en aparejo diatónico; la mayoría de los ladrillos empleados en el pavimento eran de cocción irregular y presentaban fragmentaciones ocasionadas por el derrumbe de las bóvedas del templo, por lo cual el personal de restauración dependiente de la Dirección General de Turismo del Ministerio de Obras Públicas retiró todas las baldosas dañadas y las utilizó como material para contrapiso; para el nuevo pavimento se utilizaron ladrillos recuperados de los restos de bóveda. Con esta actitud se perdió para siempre una de las colecciones más completas de diseños esgrafiados e impresiones realizadas en ladrillos por indígenas de las reducciones jesuíticas (29).

            En 1984, con motivo de la sustitución de las tejas del templo franciscano de San José de Caazapá, fueron hallados diversos motivos esgrafiados y también algunas impresiones; estas tejas pertenecían al antiguo templo y fueron reutilizadas en el templo que se bendijo en 1930. Los motivos mejor conservados corresponden a las tejas que sirvieron de "canal"; las tejas con numeración romana y con letras sirvieron de "tapa"; aparentemente dicha codificación correspondería a una sistematización constructiva. La medida promedio de las tejas del templo de Caazapá es de 49,5 de largo, 28,5 de ancho mayor, 21 de ancho menor y 2 cm. de espesor.

 

 

            Los motivos esgrafiados e impresos fueron documentados en técnica de calco, con grafito sobre papel manteca (San Joaquín y Caazapá) y en láminas de triacetato (Santísima Trinidad).

            Una característica básica de estos diseños e impresiones es que no fueron realizados por "artistas" indígenas de las poblaciones mencionadas; el barro crudo sirvió de soporte adecuado para el esgrafiado o la impresión; no se realizaban obras preconcebidas sino que las mismas surgían espontáneamente, como de un juego, como parte de una breve pausa en las actividades cotidianas. Como tema se escogen diversos motivos zoomorfos, antropomorfos, fitomorfos, geométricos, arquitectónicos, etc. Los únicos documentos conocidos hasta el presente sobre la fachada de la iglesia de Santísima Trinidad, precisamente corresponden a esos diseños esgrafíados.

            Estos diseños esgrafiados e impresiones pasaron desapercibidos, nunca fueron considerados "obras de arte", eran demasiado ingenuos, demasiado "mal diseñados" para ser tenidos en cuenta. En los mismos se observan claramente diversos aspectos que van desde el garabato desordenado hasta la esquematización de las figuras. El hecho que se encuentren firmas en las baldosas de San Joaquín, caligráficamente excelentes, denota que los autores de las mismas eran escolarizados. En los ladrillos de Santísima Trinidad y en las tejas de Caazapá se observan números o a veces letras sueltas o en un intento de formar palabras y hasta frases lo que indica sino una escolarización, una intención representativa de imitar un código, nuestros signos de escritura, sin entenderlos.

            La temática de impresión se limita -por lo general- en la reducción de Santísima Trinidad a pies y manos u objetos como cruces o medallas; no faltan tampoco algunos ejemplares con impresiones (casuales) de patas de diversas especies de animales. En la reducción de Caazapá existen piezas con impresiones de manos y dedos.

            El padre Antonio Sepp, refiriéndose a la fabricación de ladrillos en las reducciones jesuíticas sostiene que "los obreros que hacían este trabajo no eran los indios adultos ni casados... sino los chicos, muchachos y nenas. Ellos llevan los ladrillos desecados del galpón al horno, los apilan bien ordenados y los sacan cuando se han enfriado; luego los llevan al pueblo y ahí los tejadores recogen la carga que necesitan para terminar la obra... Su horma consiste en cuatro maderitas delgadas que nuestros carpinteros preparan en el tamaño correspondiente. Se coloca luego sobre una tabla bien cepillada y el ladrillero la llena de barro que los toros vienen de pisar y afirmar, lo aplana en debida forma hasta las cuatro esquinas y lo alisa para que no exceda del marco. Después se saca el contenido y el ladrillo húmedo se pone con cuidado en el suelo, es otra vez pulido con listones de madera y finalmente cuando se ha secado, es metido en el horno". Con respecto a las baldosas, Sepp menciona "que en parte son hexagonales u octogonales, en parte solamente cuadrangulares. En algunas hay racimos de uvas estampados, en otras manzanas y peras; también se adornan de cerezas, guindas, frutas y flores, así que el pavimento parece cubierto de flores y frutas otoñales, nadie cree que consiste en pedazos de barro despreciable. Sin embargo no hay nada de extraordinario en esta fabricación de baldosas, pues el barro húmedo que es nuestra materia prima acepta como cera blanda todas las formas que se le imprimen (30).

            El objetivo de esta recopilación de diseños esgrafiados e impresiones en tejas, ladrillos y baldosas es documentar una manifestación ignorada en la historia del arte y que merece particular atención porque gran parte del material recopilado ha desaparecido o se halla disperso en colecciones particulares y museos.

           

 

 

SAN JOAQUÍN

 

            El pueblo de San Joaquín fue fundado en 1746, trasladándose en 1753 a lugar definitivo, y junto con los pueblos de San Estanislao, Belén y Timbó forma parte de las fundaciones jesuíticas fuera del sistema misionero. Tuvo este pueblo cuatro estancias: San Ignacio, San Miguel, San Joaquín Tuyá y Santa Ana. En 1783 el cabildo de este pueblo, refería "pueblo en tanta pobreza y que los individuos que lo componen son tan pocos como que no paran y andan vagos" (31). El administrador Fernando Caballero, en 1791 informaba: "Estos naturales estaban de tal suerte desnudos que cerca de cien individuos no asistían a la iglesia por estar indecentes" (32).

            En 1770, el cura interino José de Rivas Gavilán se refería al templo como de "tres lances, con tres puertas de dos batientes y siete ventanas, así mismo de dos batientes y balaustres torneados"; el mismo tenía "una torre de madera con tres campanas pequeñas" (33).

            Según un inventario de 1792, la iglesia de San Joaquín es "pajiza, cuyo techo está renovado fuera de un lance y el cupial del frontis también; está renovada la pared maestra de mojinete y alguna parte de la pared que cae al Este. Siete horcones y cuatro vigas de la misma iglesia también están renovados" (34). En 1848 se realizaba otro inventario con motivo de la supresión del régimen de comunidad de los pueblos de indios. Este hablaba de un templo "viejo y ruinoso, compuesto de ocho lances y un cupial que sirve de sacristía, cubierto con tejas, con en varillados de tablas y tijeras labradas, con cuatro puertas de tablero de medio punto... ". En el mismo inventario se lee también que existían algunos lances de casas cubiertas con tejas, "tres de ellas embaldosadas" (35).

            El 26 de julio de 1852 el padre Daniel Sosa, cura teniente de San Estanislao, bendijo el nuevo templo de San Joaquín: "Nueve lances con tejado firme sin encalado, los cimientos de piedra y ladrillo sacados hasta una cuarta arriba de la superficie de la tierra con los rodapié correspondientes y de puro adobe de una vara de grueso, todo blanqueado, la cara de la pared de los dos mojinetes cubierto de material cocido... El suelo no embaldosado con material cocido, por no haber de pronto más que únicamente hecho de tierra tableada el interior y exterior... Y una torre de madera compuesta de trece varas de alto con dos coros con barandas de rejas torneadas y talladas... (36).

            Este templo fue dirigido por tres oficiales ciudadanos oriundos llamados Marcelo Ti, Cristóbal Yaruca y Francisco Inzaurralde. Ya en este siglo, por su avanzado estado de deterioro fue reducida su longitud.

 

 

 

 

 

 

 

            Como es de notar en este último inventario, la pavimentación del templo de San Joaquín es posterior a 1852; sin embargo, la presencia de tres formatos distintos de baldosas, sugiere tres etapas cronológicas de confección; es probable que al menos uno de los formatos haya pertenecido al pavimento de la iglesia anterior y otro quizá al pavimento de alguna otra construcción como lo señala el inventario de 1848, al referirse específicamente a "tres lances de casas cubiertas con tejas, tres de ellas embaldosadas".

           

 

 

 

SANTÍSIMA TRINIDAD DEL PARANÁ

 

            Esta reducción jesuítica se fundó en el año 1706, en el distrito del Río Uruguay, "de donde por no ser buenas las tierras de su situación, fue forzoso transmigrarse en el año 1712 al paraje donde hoy está, a cinco leguas del pueblo de Jesús y tres leguas del río Paraná al Poniente... " (37). Tuvo este pueblo dos estancias: San Francisco Javier y Santa Bárbara. Un informe de 1788 sobre el estado de las existencias del pueblo sólo menciona la primera estancia y la de San Juan, ésta última "arrendada y perteneciente al pueblo de Jesús" (38).

            La iglesia de Santísima Trinidad "era de tres naves de piedra de itaqui y sus bóvedas de cal y ladrillo. La sacristía principal de bóveda de cal y ladrillo. La contra sacristía también de bóveda de cal y ladrillo". Un memorial refiere que "para asegurar la obra de la iglesia se cubrirán con teja todas las bóvedas"(39).

 

 

 

 

 

 

 

 

            En 1776, el cabildo de Santísima Trinidad apuntaba que "a más de dos años se hallaron sin iglesia por haberse arruinado la suntuosa que dejaron los Regulares expulsados, de tres naves e incapaz de compostura, pues se halla la mayor parte en tierra. El frontispicio estaba abierto por varias partes, había desplazamiento y hundimiento de cimientos; la torre se hallaba estropeada; por ese entonces se había caído gran parte de la bóveda mayor y parte de una de las menores. El altar mayor estaba abierto de arriba abajo, y arruinadas la sacristía y contra sacristía" (40).

            Fray Nicolás Mariano de Alcaraz certificaba en ese mismo año que "habíase caído la capilla mayor y una de las menores. Estaba todo deteriorado y se usaban los materiales para otras construcciones. En una primera caída, explicitaba, quedaron sepultadas varias imágenes, y en una segunda, mayor cantidad" (41).

            A la expulsión de los padres de la Compañía de Jesús, se hicieron cargo de Santísima Trinidad los religiosos de la orden de Santo Domingo, por lo menos hasta 1784, según lo atestigua el corregidor, cabildo y administrador de ese pueblo en un certificado expedido a Fray Rojas de Aranda el 16 de abril de 1787 (42).

 

 

 

SAN JOSÉ DE CAAZAPÁ

 

            La reducción de Caazapá fue fundada según Félix de Azara en el año 1607 (43). Tuvo este pueblo once estancias, a saber: Rosario, Santa Catalina, San Isidro, San Juan, Santa Teresa, San Rafael, San Solano, San Pablo, Jesús María, Belén e Yvyruguá. La reducción -en líneas generales- se caracterizó por sus construcciones con techos de teja.

            En 1704, el Teniente de Gobernador y Capitán General José de Avalos y Mendoza se refería a la reducción de Caazapá como "con casas de teja bastante en formas y descendentes y aseadas" (44). Un informe remitido a Joaquín de Alés en 1789 menciona que ciertos edificios de este pueblo deben ser refaccionados pero que el pueblo no puede llevar adelante esta labor por "los pocos operarios que tiene" (45).

            En 1848 poseía aún una "fábrica de teja y ladrillo (46) que contaba -entre otras cosas- con un horno de piedra y ladrillo para cocer materiales, 17 adoberas, 18 bastidores para ladrillos y arcos, 16 para tejas, 28 bastidores para baldosas de varios tamaños y formas, 7 reglas de asentar y cortar ladrillos, 11.700 tejas buenas, 518 inútiles por mal trabajadas, 326 tejas crudas, 2.159 ladrillos cocidos, 1.024 ladrillos crudos, 690 baldosas y 670 adobes cocidos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

            Un inventario realizado en 1779 describe a la iglesia como de "once lances, incluso el pórtico de tres naves; sacristía de un lance, cupial que sirve de contra sacristía toda cubierta de teja, el cuerpo principal de la iglesia entablado y pintado antiguamente, enladrillado todo adentro y fuera por sus corredores" (47). En el inventario de 1848 se lee: "el edificio del templo cubierto de tejas y enladrillado la nave principal, compuesto de once lances con cuatro puertas viejas de tableros... la sacristía cubierta de tejas, su pavimento enladrillado... un campanario compuesto de un lance de tres varas en cuadro cubierto de tejas y en él cinco campanas, dos de ellas grandes y las restantes chicas" (48).

            Esta iglesia fue demolida en la segunda mitad de la década de 1920, construyéndose en su reemplazo otra que fue bendecida en 1930 y en la cual se reutilizaron para el techo las tejas de la anterior; en 1984 estas tejas fueron sustituidas y actualmente se encuentran en la casa parroquial y algunas pocas en casas de pobladores y colecciones particulares.

 

NOTAS

(25) Perasso, José A.; "Tejas, ladrillos y baldosas en el Paraguay". HOY en la Cultura, Pág. 3, Asunción, 1 7-VI-1977.

(26) "La historia de San Joaquín a través de sus baldosas". HOY. Pág. 13, Asunción, 24-I-1979.

(27) "San Joaquín envuelto en leyendas". ABC Revista, Págs. 12,13. Asunción, 2-XII-1979.

(28) "Las baldosas grabadas de la reducción de Trinidad". Dominical de HOY, Págs. 18/19, Asunción, 23-XII-1984.

(29) El restaurador Mario González de la Dirección General de Turismo, realizó recientemente un exhaustivo registro de los ladrillos con diseños esgrafiados e impresiones que se conservan en el refaccionado pavimento de la iglesia de Santísima Trinidad. De los 216 ladrillos con motivos esgrafiados y 311 con impresiones diversas que fueron hallados y documentados en las excavaciones arqueológicas realizadas por Perasso entre 1981 y 1983, hoy sólo se conservan según el inventario de González 208 piezas de ambos tipos.

(30) Sepp, Antonio, "Continuación de las labores apostólicas", vol. II, Págs. 258/259/260, EUDEBA, Buenos Aires, 1973.

(31) A.N.A., NE., Vol. 227. Expediente formado sobre que los pueblos de San Joaquín y San Estanislao del Tarumá paguen Tributo a S.M., 1780-1786.

(32) A.N.A, N.E., Vol. 602. Correspondencia de San Joaquín, 1791

(33) A N.A., N.E., Vol. 135. Inventario de bienes de la iglesia de San Joaquín, 1770.

(34) A.N.A., N.E., Vol. 512. Inventario de San Joaquín, 1792.

(35) Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Sección Manuscritos, Cat. 533 I-29-25-2. Inventario de las temporalidades de la suprimida comunidad de San Joaquín, 1848.

(36) A.N.A., NE., Vol. 1137. Bendición del nuevo templo de San Joaquín, 1852.

(37) Perasso, José A. Interpretación de estructuras en arqueología histórica: Sitio Trinidad (Itapúa, Paraguay), Vol. 1, Arte Nuevo Editores, Asunción, 1984.

(38) A.N.A. N.E. Vol. 3371 Estado de las existencias del pueblo de la Santísima Trinidad, 1788.

(39) Hernández, Pablo. Organización social de las doctrinas guaraníes de la Compañía de Jesús. Vol. II, Págs. 268/9. lId. Gustavo Gili, Barcelona, 1913.

Furlong, Guillermo. Misiones y sus pueblos de Guaraníes (1610-1813) ;Págs. 214/215. Imp. Balmes, Buenos Aires, 1962.

(40) A.G.N. Sala IX, 17.6-3. Notas del Cabildo, curas de Trinidad y Jesús, 1776.

(41) Perasso, José A. Interpretación de estructuras en arqueología histórica: Sitio Trinidad (Itapúa, Paraguay), Vol. 1, Arte Nuevo Editores, Asunción, 1984.

(42) ANA., N.E. Vol. 3371 Estado de las existencias del pueblo de la Santísima Trinidad, 1788.

(43) Azara, Félix de, Descripción e historia del Paraguay y del Río de la Plata, Vol. I, Pág. 330, Madrid, 1847.

(44) ANA., N.E. Vol. 153. Visita del Gobernador José de Avalos y Mendoza, 1704.

(45) ANA., N.E. Vol. 3372. Informes del pueblo de Caazapá, 1789.

(46) Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Sección Manuscritos. Cal. 535, I-29, 24, 21. Inventario de las temporalidades de la suprimida comunidad de Caazapá, 1848.

(47) ANA., NE. Vol. 135. Inventario de las temporalidades de Caazapá del 9 de octubre de 1779.

(48) Biblioteca Nacional de Río de Janeiro. Sección Manuscritos, Cat. 535 I-29-24-21. Inventario de las temporalidades de la suprimida comunidad de Caazapá, 1848.

 

 

Extracto del libro "El Paraguay del siglo XVIII en tres memorias ",

Asunción, 1986, pp. 59/61, 63/64, 73/74.

 

 

 

EMISIÓN DE ESTAMPILLAS

“V CENTENARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA”

Por JOSÉ A. PERASSO

 

 

 

 

ESGRAFÍAS E IMPRESIONES SOBRE TEJAS, LADRILLOS Y BALDOSAS EN EL PARAGUAY EN TIEMPOS DE LA COLONIA

 

            Las tejas, ladrillos y baldosas de barro cocido no sólo cumplieron funciones dentro del sistema constructivo del Paraguay Colonial, sino que sirvieron además de soporte a diseños esgrafiados e impresiones diversas. En 1979 se dieron a conocer algunos diseños esgrafiados que fueron ocasionalmente hallados en las baldosas del Templo de San Joaquín, fundación jesuítica fuera del sistema misionero. En el mismo año se pondría en marcha un programa de refacción del templo que contemplaría la sustitución de su pavimento.

            El Templo de San Joaquín presentaba tres tamaños diferentes de baldosas: 15,5 x 16 cm.; 20,5 x 20 cm. (éstas se caracterizaban por llevar firmas) y 20 x 40 cm., con un espesor respectivo de 2,5 y 6 cm. ocupando cada tipo un sector específico del pavimento.

            En 1981, al inicio de las excavaciones arqueológicas en el templo de la reducción jesuítica de Trinidad, fueron también hallados en los ladrillos del piso (18 x 34 y 6,4 cm. de espesor) diversos diseños esgrafiados y algunas impresiones que fueron parcialmente dadas a conocer en 1984. En este mismo año semejantes diseños fueron evidenciados en tejas del antiguo templo franciscano de San José de Caazapá que habían sido reutilizadas en la "nueva iglesia", bendecida en 1930.

 

Dibujos esgrafiados de San José de Caazapá (Siglos XVII y XVIII)

 

            Los motivos mejor conservados corresponden a las tejas que sirvieron de "canal"; las tejas con numeración romana y con letras sirvieron de "tapa"; aparentemente dicha codificación correspondería a una sistematización constructiva. La medida promedio de las tejas del templo de Caazapá es de 49,5 cm. de largo, 28,5 cm. de ancho mayor, 21 cm. de ancho menor y 2 cm. de espesor.

            Los motivos esgrafiados e impresos fueron documentados en técnica de calco, con grafito sobre papel manteca (San Joaquín y Caazapá) y en láminas de triacetato (Santísima Trinidad).

            El barro crudo sirvió de soporte adecuado para el esgrafiado o la impresión; no se realizaban obras preconcebidas sino que las mismas surgían espontáneamente, como de un juego de artistas, como parte de una breve pausa en las actividades cotidianas. Como tema se escogen diversos motivos zoomorfos, antropomorfos, fitomorfos, geométricos y arquitectónicos. Los únicos documentos conocidos hasta el presente sobre la fachada de la Iglesia de Santísima Trinidad, precisamente corresponden a esos diseños esgrafiados.

            El objetivo de la edición de estos diseños esgrafiados e impresiones en tejas, ladrillos y baldosas es documentar una manifestación ignorada en la historia del arte paraguayo y que merece particular atención porque gran parte del material recopilado ha sido destruido o se halla disperso -hoy- en colecciones particulares y museos.

 

Extracto del Catálogo de Presentación

"Quinto Centenario del Descubrimiento de América",

primer día de emisión, Asunción, 02/03/92.

 

 

 

 

 

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MEMORIA DE UN LENGUAJE VISUAL INDÍGENA

Recuperación de dibujos esgrafiados en tejas y ladrillos

de las Misiones Jesuíticas y Franciscanas del Paraguay. Siglos XVII y XVIII

Recopilación: OLGA BLINDER

Editado por la Missionsprokur de la Compañía de Jesús de Nürnberg-Alemania,

Representante en Paraguay: Gisela Von Thümen

Coordinación y Compilación: OLGA BLINDER

Asesoramiento y consultas: TICIO ESCOBAR Y BARTOMEU MELIÀ, S.J.

Dibujos: Colección Museo “Guido Boggiani”, Colección “Päi Tavyterä”,

Colección Lucy Yegros y Colección Nivaclé – Diseño de tapa: Gustavo Benítez.

Asunción-Paraguay, 2006/ 251 páginas

 

 

 

 

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