La vida del compositor, músico y director de orquesta HERMINIO GIMÉNEZ -nacido en Caballero el 20 de febrero de 1905 y fallecido en Asunción el 5 de junio de 1991- amanecía con un milagro. Cuando apenas llevaba seis meses mirando el alba, un rayo fulminante mató a su madre y a su abuela. Él, que estaba en brazos de quien la trajera al mundo, voló en el aire y cayó al suelo con vida.
"Estando en brazos de mi madre, que en ese momento me amamantaba, tendría yo unos seis meses, cayó un rayo fulminándola e incendió la casa. Fui despedido violentamente de su falda yendo a caer entre unos arbustos como a diez metros del rancho. Me salvé de milagro. Aquello fue algo increíble", cuenta HERMINIO GIMÉNEZ en el libro HERMINIO GIMÉNEZ, VIENTO DEL PUEBLO, del periodista ARMANDO ALMADA ROCHE
Después de ese triste episodio el pequeño y su familia -lo que quedaba de ella- salieron de aquella comunidad del departamento de Paraguarí. En la vida del niño inquieto e inteligente tuvo una decisiva intervención su tío MANUEL GIMÉNEZ, integrante de la banda de la Segunda Zona Militar con asiento en la ciudad de Paraguarí. Herminio tuvo allí su bautismo musical. Y ya nadie pudo detenerlo porque había encontrado el itinerario por el que debía recorrer su existencia.
Transcurrieron los años y, tras la guerra civil de 1947, como tantos otros artistas, tomó el camino del exilio. Buenos Aires fue un puerto propicio para su arte. En la década de 1950 se encontró con el cantante y compositor VITALINO RODRÍGUEZ BÁEZ -nacido en Kande’ami, del distrito de Iturbe, departamento del Guairá el 12 de marzo de 1938- que universalizaría el nombre artístico de ALBERTO DE LUQUE.
"Como un aliciente a mi dedicación al estudio del arte en aquel momento me hallaba incorporado como alumno regular del afamado Conservatorio Nacional de Música 'Carlos López Buchardo', de la capital argentina, fui contratado por el laureado maestro HERMINIO GIMÉNEZ en calidad de vocalista para su orquesta", recuerda ALBERTO DE LUQUE.
Con apenas 17 años y portando sueños a montones, Alberto grabó dos emblemáticas músicas de Herminio: MI ORACIÓN AZUL y RENACERÁ EL PARAGUAY. Esas interpretaciones le permitieron cantar CERRO CORÁ para la banda sonora de la película argentina LA SANGRE Y LA SEMILLA donde actuaban ERNESTO BÁEZ y OLGA ZUBARRY. Luego intervino en la banda sonora de otros filmes.
Doña VICTORIA MIÑO, la viuda de Herminio Giménez, al acercarse el centenario del nacimiento del que fuera compañero de su vida, se acordó de la amistad existente entre su marido y Alberto de Luque. "Recordando a Caballero, el pueblo en el que nació y al que volvía las veces que podía, había compuesto una polca-canción llamada AÑORO MI PUEBLO en 1946 estando todavía en él Paraguay. El año pasado -2004- le pedí a Alberto que le pusiera la letra. Y así lo hizo. Eso me pone muy contenta", expresa doña Victoria.
"Fue un gran honor para mí que ella me distinguiera con ese pedido. Trabajé durante dos meses en la pieza, que, al final, quedó con su letra lista", afirma Alberto de Luque.
El estreno de la música con su letra se realizó en Caballero el domingo 20 de febrero de 2005 en el acto de celebración del centenario del nacimiento de HERMINIO GIMÉNEZ. El autor de la letra y BETTY FIGUEREDO cantaron a dúo en esa ocasión, con el acompañamiento de la Orquesta de Cámara Juvenil del Conservatorio Nacional de Música, bajo la dirección del maestro LORENZO ÁLVAREZ.
(1) Almada Roche. Armando: Viento del pueblo. Buenos Aires, El pez del pez, 1996.
AÑORO A MI PUEBLO
Agobiado por el dolor
a mi pueblo humilde yo regresé
buscando sosiego y paz.
Caballero, pueblo feliz,
con su alegría y su sencillez,
mi pena calmó, volví a sonreír.
Como en sueños volví a vivir
las horas felices de mi niñez,
los momentos de amistad,
de sana felicidad
que calmó mi angustia y me dio la paz.
Amanece, las aves con su trinar,
regalo de Dios.
Los labriegos se cruzan, se saludan, luego se van.
En los surcos hay vida, armonía
y canto de amor.
La alborada anuncia un nuevo, feliz despertar.
¡La emoción, la alegría, el color,
al amanecer reinan ya!
Quiera Dios mi pueblo austero,
altivo, sano y siempre feliz
como ayer, como hoy,
caminante cansado de andar
al regresar
para gozar de tu calor,
tu sencillez para cantar
canto de amor, himno de paz.
Dibujo de tapa: “MBOKAJA HA’EÑO”,
óleo de CAMILA FRETES GÓMEZ
Diseño de tapa: JOSÉ ALFREDO BENÍTEZ
Editora Litocolor S.R.L.
Asunción-Paraguay 2006
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