LOS PATRIOTAS DE LA INDEPENDENCIA Y SUS DESTINOS
Por JORGE RUBIANI
jorgerubiani@gmail.com
¿Qué papel cumplía cada uno de los próceres de la independencia –los más conocidos y los menos, también– entre la noche y madrugada del 14 y 15 de mayo de 1811? Y después, ¿qué destino tuvo cada uno?
Las crónicas históricas coinciden en admitir el directo protagonismo de los capitanes Pedro Juan Caballero, Vicente Ignacio Iturbe, Mauricio José Troche, Juan Bautista Rivarola y el alférez Juan Manuel Iturbe, en las acciones que concretaron la independencia nacional, entre la noche del 14 y la mañana del 15 de mayo de 1811. Aunque en los planes revolucionarios participaron otros actores más que, ausentes de la ciudad o rebasados por la celeridad impuesta por los acontecimientos, no pudieron prestar su concurso durante las gestas de esos días. Debe mencionarse entre estos a los tenientes coroneles Manuel Atanasio Cabañas y Fulgencio Yegros, ausentes por encontrarse en el interior; así como a los civiles doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, Mariano Antonio Molas, Fernando de la Mora y los sacerdotes Francisco Javier Bogarín y Fernando Caballero, que no tendrían participación en las acciones militares propiamente dichas.
Las unidades de cada uno
Benigno Riquelme García nombra a cada uno de estos protagonistas y sus respectivas unidades. De la larga lista se rescatan los siguientes nombres:
Compañía de Urbanos de Curuguaty (*), Cuartel de la Ribera. Bajo el mando del capitán Mauricio José Troche.
Primera Compañía de Infantería, Cuartel del Colegio, predio del actual edificio del Parlamento Nacional. Comandante: capitán Pedro Juan Caballero.
Segunda Compañía de Infantería. Bajo el mando del capitán Juan Antonio González.
Tercera Compañía de Infantería. Bajo el mando del capitán José Martín Fleitas.
Cuarta Compañía de Infantería. Al mando del capitán Miguel Antonio Montiel.
Quinta Compañía de Infantería. Al mando del teniente José Antonio Marecos y Francia.
Sexta Compañía de Infantería. Al mando del teniente Pedro Pablo Mier.
Compañía de Granaderos. Bajo el mando del capitán Vicente Ignacio Iturbe.
Real Cuerpo de Artillería. Primera Compañía. Bajo el mando del teniente José Antonio Yegros.
Real Cuerpo de Artillería. Segunda Compañía. Comandante: capitán Francisco Bartolomé Laguardia.
Riquelme García cierra esta lista con el contingente de Pardos y la Marina de Guerra. La Compañía de Pardos, los combatientes negros por la independencia paraguaya, se hallaba constituida por “enganchados” de los pueblos de Yaguarón, Emboscada y Areguá, aunque, por reglamento, sus oficiales eran blancos. Esta compañía era comandada por el ya mencionado teniente Alcántara Estigarribia.
Por último, la fuerza náutica que cifraba su poder en una sola cañonera, La Vizcaína, “un mercante arrendado y armado”, tripulado por 15 hombres bajo el mando del teniente Vicente del Valle.
Otros protagonistas de incógnito
Otros patriotas que tuvieron activo protagonismo en las batallas de Cerro Porteño y Tacuarí, acontecimientos de capital importancia para la concreción de la independencia, no estuvieron en la primera línea de los sucesos iniciados en la noche del 14 de mayo. Pero estuvieron a la sombra de los cuarteles y atentos a la gesta. Entre estos están: Blas de Roxas de Aranda, Mariano Recalde, Carlos Argüello, José Agustín Molas, Mariano Larios Galván, Vicente Antonio Matiauda, Ventura Díaz de Bedoya, Pedro Alcántara Somellera, Sebastián Antonio Martínez Sáenz, Blas Domingo Franco, Francisco Antonio González; y hasta un patriota de claro abolengo aborigen: Manuel Cumá, “...oriundo de Itá, orador sagrado, a pesar de su humildísimo origen (que) ha pasado a la posteridad como paladín de la causa libertadora”. Preso por muchos años durante el gobierno de Francia, falleció en la prisión en 1840.
Todos los destinos
Suele afirmarse que toda revolución devora a sus protagonistas. Un rápido repaso al destino de la mayoría de los próceres de la independencia y podría consagrarse aquel dicho como una verdad irrefutable.
Manuel Atanasio Cabañas. A partir del liderazgo de Francia en los gobiernos patriotas se retiró lejos de Asunción y no se supo ya de él. Pero a pesar de su discordia con el dictador, este nunca le molestó. Solo después de su muerte, acaecida en 1828, Francia libró “dos autos confiscando sus bienes”. Estaba casado con Juana Rosa Franco de Torres.
Fulgencio Yegros. Había compartido con el doctor Francia la Junta Gubernativa y el Consulado, pero fue acusado de conspiración y fusilado, por orden del dictador, el 17 de julio de 1821. Tenía 41 años. Dejaba esposa, Facunda Micaela Speratti, y cuatro hijos. Con Yegros y otros –entre los que se encontraba uno de los hermanos Montiel– se iniciaron los fusilamientos en aquel día. En las nueve restantes jornadas fueron ajusticiadas 68 personas.
Pedro Juan Caballero. Preso por la misma acusación adjudicada a Yegros, se suicidó el 14 de julio, tres días antes del fusilamiento de este. Tenía 35 años y dejaba esposa, Juana Mayor Viana y 7 hijos.
En 1863, el coronel Francisco Wisner de Morgenstern escribió una historia de la dictadura francista apelando a testimonios de testigos y protagonistas de aquellos años. En ella, el autor desmiente la generalizada creencia de que Caballero se haya cortado las venas y escrito con su sangre la sentencia que motivara su decisión. Según Wisner, al día siguiente de habérsele tomado declaración “...se encontró al comandante Caballero colgado y ahorcado en el marco de la puerta de su celda sin haber dejado nada escrito”.
Vicente Ignacio Iturbe. Fusilado el 27 de mayo de 1837 después de permanecer 15 años en prisión. Casado con Bernarda de Echagüe, hija del santafesino Narciso de Echagüe. Iturbe compartió con su suegro el largo encierro y el fusilamiento. En la fecha de su ejecución contaba con 51 años.
Fernando de la Mora. Murió en la cárcel después de 12 años de prisión. A pesar de que algunas fuentes aseguran que murió en libertad dos años después de salir de la prisión, a De la Mora se le encontró muerto en su celda, en 1835. Tenía 50 años.
Mauricio José Troche. A pesar de que se pierde el rastro de su vida después de la conspiración de 1820 y hasta se ignora la fecha de su muerte, el historiador Luis G. Benítez asegura que fue fusilado a pocos meses antes de la muerte del dictador ya en 1840. Tendría entonces 54 años.
Mariano Antonio Molas permaneció en prisión durante 12 años, pero sobrevivió hasta mucho después de la muerte de Francia. Fue confinado a Villa del Pilar bajo el consulado López/Alonzo. Allí falleció en 1844, a la edad de 64 años.
Antonio Thomas Yegros. Aunque fue preso en 1820 por los mismos motivos que los demás próceres, no fue fusilado. Salió en libertad y falleció en 1864, ya en las vísperas de la Guerra del Paraguay contra la Triple Alianza. Contaba entonces con 80 años.
Juan Bautista Rivarola murió en 1864, después de atravesar las mismas peripecias que el menor de los Yegros. Tenía 79 años. Habiendo quedado viudo de Gregoria Acosta, se casó más tarde con su cuñada Felipa Acosta.
Fray Fernando Caballero. Sacerdote, tío de Francia, se opuso a la pretensión de la dictadura perpetua en 1814. Quiso alejarse del país, pero el dictador no le autorizó. “De la celda al cielo”, habría exclamado entonces el contrariado sacerdote “y se retiró para siempre en los claustros (...). Allí se consumió...”, sentenciaría el padre Maíz, algunos años más tarde.
Presbítero Francisco Xavier Bogarín. Integró la Junta de Gobierno después del Congreso del 17 de junio de 1811. Removido el 2 de septiembre siguiente “por causas legítimas que a su tiempo se dirá”. Jamás se explicaron esas causas. Nunca se supo de su actividad posterior ni la fecha de su muerte.
Tras la conspiración de 1820, otros más fueron muertos, paraguayos y extranjeros. Muchos de ellos, completamente inocentes, fueron complicados por las declaraciones de los que, víctimas de la brutalidad de los pajaguas, amos y señores de las “cámaras de la verdad” del dictador, denunciarían a cualquiera con tal de escapar del horror de aquel infierno.
Wisner de Morgenstern afirma que en relación con la conspiración de 1820, fueron ejecutadas unas 165 personas, entre reales o supuestos complotados.
“...¿dónde están?, ¿dónde se han ido?”
Pero la tragedia de los próceres de la Independencia del Paraguay se extiende hasta la ignorancia de los sitios donde fueran inhumados sus restos. Porque a excepción de Antonio Tomás Yegros, ninguno está donde debieran estar todos: en el Panteón Nacional de los Héroes.
* Nombres y apellidos transcritos con la ortografía de los documentos originales.
La intrincada trama del caserío asunceno en tiempos de la independencia.
El Callejón Histórico y la casa de la familia Martínez Sáenz, donde se reunían los patriotas antes del golpe de mayo.
Edificios protagonistas del mayo de 1811, en un día de celebraciones. A la derecha, el cuartel de Infantería y, a la izquierda, la
Casa de los Gobernadores. Ambos demolidos en las primeras décadas del siglo XX.
Fuente: Revista Dominical de ABC Color
