PortalGuarani.com
Inicio El Portal El Paraguay Contáctos Seguinos: Facebook - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani Twitter - PortalGuarani
ALEJANDRO HERNÁNDEZ Y VON ECKSTEIN

  LA RESIDENCIA GREMLIN - Cuento de ALEJANDRO HERNÁNDEZ Y VON ECKSTEIN


LA RESIDENCIA GREMLIN - Cuento de ALEJANDRO HERNÁNDEZ Y VON ECKSTEIN

LA RESIDENCIA GREMLIN

Cuento de ALEJANDRO HERNANDEZ Y VON ECKSTEIN


La persistente garúa golpeaba suavemente sobre los cristales de la ventana de la habitación que servía de despacho.

José se hallaba sentado en el sillón de cuero, frente al destartalado escritorio de los años cuarenta, el mismo que lo acompañara durante más de cuatro décadas, leyendo por enésima vez la corta pero determinante resolución municipal por la cual se le informaba la demolición de aquel centenario edificio.

Cómo podría ser posible que aquel edificio, que nació con la ciudad, fuera derrumbado para ser reemplazado por un frío y despersonalizado shopping; se preguntaba una y otra vez.

Es que las elecciones municipales estaban a un paso y el grupo empresarial interesado en el predio estaba apoyando al intendente en su reelección.

-¡Y seguimos vendiéndonos por treinta monedas de plata! -refunfuño el anciano con disgusto.

Hizo un bollo con la resolución y la encestó en el basurero que se hallaba a unos metros de él. Tomó el teléfono negro de disco, y verificó que estuviese funcionando. No podía tardar en sonar. El gobernador se lo había prometido:

-Le doy mi palabra don Pepe, la Residencia Gremlin no caerá. Vaya tranquilo, antes de la fecha prevista para la demolición el asunto estará solucionado.

Pero la fecha había llegado y los obreros junto con las pesadas maquinarias se hallaban como hienas expectantes ante la agonía de su presa, esperando en lo que fuese otrora el jardín estilo Versalles y la casa de huéspedes, hoy un sucio estacionamiento tarifado.

José sacó de su chaleco el reloj de bolsillo y lo observó con amargura.

-Faltan veinticinco minutos... De esta habitación sólo me sacan con los pies para adelante —dijo verificando que la gruesa puerta de roble, de doble hoja, se hallara cerrada con llave.

Aflojó su corbata de moño, volvió a sentarse en el sillón, puso el teléfono sobre sus piernas y suspiró hondo.

-Tranquilo Pepe, el teléfono sonará de un momento a otro -dijo una tranquilizadora vos femenina.

-¿Quién... Quién está ahí?... ¿Cómo pudo entrar? -preguntó José sin ver a nadie en la habitación.

-Soy la esencia de la mansión -sentenció la voz.

-¿Me estaré volviendo loco? -pensó para sí el anciano-. Yo no creo en fantasmas.

-No soy un fantasma. Ellos son almas errantes, yo estoy viva. Soy simplemente la esencia de este lugar - respondió la voz- ¿Recuerdas aquel artículo que leíste a finales de los sesenta en aquella revista científica en donde se decía que las voces de los que vivían en una casa quedaban grabadas en las paredes como si fuese en un magnetófono?

-Recuerdo bien... pero una cosa es que las voces y ruidos se graben en las paredes y otra es que uno pueda escucharlos... ¡ Y hablar con ellos!

-Lo que pasa es como digo, soy la esencia de esta casa, el alma si te parece mejor, y utilizo los recuerdos que en mis muros se encuentran para comunicarme contigo... Todo en el universo tiene su espíritu. ¿Nunca has oído de la Pachamama o de Gaia, el alma de la tierra?... Sé bien que no eres de esos que creen que el hombre es el único que tiene derecho a tener alma. Plantas, agua, tierra, animales, planetas, todos tienen su alma y todas ellas son parte de un todo universal.

-Pero... ¿por qué me dices todo esto?... ¿por qué recién ahora te muestras ante mí?

-¿No crees que ya es tiempo?, después de todo lo que hemos compartido en estos... ¿cuarenta y dos años?...

-Cuarenta y dos años, seis meses, cuatro días - respondió el anciano.

-¿Ves?, toda una vida juntos. No olvido cuando nos conocimos. Acababa de ser demolido el viejo Hotel del arroyo, aquel que fuera la residencia del fundador del pueblo, don Hilario Bustamante, y se disponían a hacer lo mismo conmigo.

-Lo recuerdo. Querían construir una gran playa de estacionamiento.

-Y enfrentaste valerosamente al intendente municipal de turno y luego al gobernador mientras un grupo de jóvenes y algunos vecinos de la ciudad, recibían una brutal golpiza por parte de la policía municipal. Aunque en aquella oportunidad perdí el bello jardín y la casita de huéspedes, gracias a tu intervención, seguí en pie, transformándome en el primer museo de la ciudad.

-Éramos idealistas... ¡Hippies nos decían! -dijo riendo de buena gana José.

-¿Quieres verte?

-¿Verme?

-Sí. Ve al cuarto de la torre... Será como ver una “cinta” en “tecnicolor”.

Incrédulo y confundido por estar hablando con las paredes de la Residencia Gremlin, subió por las gastadas escaleras de mármol e ingresó a la habitación de la torre desde la cual, hasta hace treinta años podía verse toda la ciudad, hoy obstaculizada por los altos edificios de departamentos.

Hacía tiempo que José no subía a aquella habitación que servía de depósito de trastos viejos. Las paredes estaban agrietadas y el cielorraso que rodeaba a la cúpula central se había caído en parte. Se acercó a una de las cuatro ventanas de aquella habitación y miró por ella. El sol brillaba, los edificios de departamentos, que desde hacía treinta años obstaculizaban la visual, no se encontraban; y la vieja estación del ferrocarril, de estilo inglés, ubicada a cincuenta metros de donde se encontraba, lucía su antiguo esplendor, aquel que perdió cuando por causa de la electrificación del ferrocarril fue “apresada” en una despersonalizada construcción de cemento.

-Mira -dijo la voz-. Junto al viejo ceibo. Allí, con los jóvenes estás avanzando con las pancartas... ¿Aquel hombre que está junto a su esposa e hijo no es Gumersindo Sosa?

-Así es... y el niño que lleva en brazos es el actual gobernador de la provincia... Luis Sosa... Debo volver al escritorio... él puede llamar en cualquier momento.

-Tranquilízate... todavía faltan algunos minutos. Disfruta de la película que te estoy ofreciendo. Mira nuevamente por la ventana.

-¿Qué pasó con la estación y las casas? ¿De dónde salió tanto campo? ¿Y ese arroyo? -preguntó sorprendido José.

-Esta era la vista que se podía apreciar desde este lugar cuando recién me construyeron. Mira mi cúpula, con los bellos vitrales de entonces.

-Mister Gremlin, como sabes, era un empresario ferroviario -prosiguió la voz- Vino a este paraje junto con don Hilario Bustamante y ambos fundaron el pueblo. El arroyo que ves más allá es el que dio nombre a la residencia de don Hilario, donde tiempo después los huéspedes del hotel se bañaban en las tardes de verano. Lamentablemente hacia los años veinte, luego que se instalara el frigorífico en el vecino pueblo de Toro Tuerto, fue entubado debido al olor nauseabundo que emanaban sus aguas.

-¡Qué bello lugar! Ahora comprendo por qué tantos personajes ilustres de la historia de este país pasaron por este pueblo en su época dorada.

-No te imaginas el esplendor de las fiestas que se realizaban en el Gran Salón. El vino espumante corría como agua y mientras las orquestas ejecutaban innumerables piezas de vals los invitados danzaban hasta casi el amanecer.

-¿Y este catalejo? Nunca lo había visto antes... debería estar junto con las otras piezas del museo.

-Es el que usaba Mister Gremlin para espiar a las mujeres que bajando del tren dejaban ver las puntas de sus enaguas. Era un verdadero bribón el Mister. Puedes usarlo, recuerda que todo lo que fue visto con él está grabado en su memoria.

José tomó el catalejo y dirigiéndose a otra de las ventanas observó en dirección a donde se encontraba el Hotel del arroyo, en el cual se estaban festejando las bodas de oro del vicepresidente Bussio.

-Esto es maravilloso... Tengo que estar soñando... Siempre deseé poder ver al pueblo como era en sus comienzos, en especial las fiestas que en él se realizaban.

-Te lo mereces Pepe... Gracias a tu intervención en los setenta y el empeño que pusiste en la recolección de objetos y recopilación de las anécdotas de los antiguos habitantes es que se preservó la memoria de esta ciudad. Y como sabemos un pueblo sin memoria es nada.

-Todo habrá sido en vano si destruyen este lugar. El último vestigio de aquella época.

-Deja de preocuparte y sigue observando... Recuerdas cuando eras pequeño, los famosos carnavales en el Hotel del arroyo...

A medida que la voz de la residencia narraba los sucesos que marcaron la vida de aquel pueblo, y la del mismo José, las imágenes se presentaban con maravillosa nitidez.

-Es increíble.. .Es como si estuviera soñando...

Varias explosiones hicieron que José vuelva a observar por la ventana que daba a la estación.

Ya no llovía. La gente del pueblo se había congregado masivamente y habían rodeado al viejo museo de la ciudad, como lo hicieran cuarenta años antes. Las bombas de estruendo, lanzadas por los manifestantes, explotaban a pocos metros de la ventana mientras los obreros de la constructora amenazaban pasar por encima de ellos con las pesadas maquinarias, y el abogado de los empresarios que deseaban demoler el edificio, el intendente y una decena de policías municipales exigían la retirada de los manifestantes.-No te preocupes Pepe... mira -volvió a señalar la voz.

Un par de motocicletas abrían el paso, con sus sirenas, a un automóvil negro con chapa de la gobernación de la provincia del cual descendió un hombre de traje azul. Un silencio sepulcral se apoderó del lugar. El recién llegado entregó un sobre al intendente, quien luego de leer su contenido se lo entregó resignado al abogado quien con ira ordenó a los obreros que se retiren.

-¡La Residencia Gremlin desde ese momento es patrimonio nacional por decreto 19.090 del Presidente de la República! -gritó eufórico el funcionario de la gobernación.

El público explotó en ovaciones mientras centenares de fuegos artificiales estallaban en el cielo que comenzaba a despejarse. Después de casi dos meses se veían nuevamente las estrellas.

El funcionario de la gobernación, seguido de los vecinos, entró a la residencia.

José, presuroso descendió al despacho para recibir dignamente al representante del gobernador y darle las gracias por haber evitado la destrucción de aquel tesoro vivo de la ciudad.

Al llegar al final de la escalera vio que la puerta había sido forzada y que la multitud callada miraba acongojada hacia el interior.

Sin dificultad se abrió paso entre la gente y antes de llegar a la puerta escuchó que la campanilla del teléfono sonaba insistentemente.

-¿Pero qué ocurre aquí? No necesitaban romper la puerta -dijo José- ¿Qué se quedan viendo? ¿Acaso nadie puede atender el teléfono? De seguro es el gobernador. ¡Atiendan por favor!

José llegó a la puerta y comprendió lo que pasaba. Miro las viejas paredes de la casona, se despidió de esta y se marchó satisfecho de haber cumplido su misión: Detener para siempre la picota sobre la antigua residencia.

Dentro del despacho del museo, el funcionario de la gobernación sostenía el tubo del teléfono y junto a él, iluminado por la luz de la luna que se filtraba por la ventana, sentado en el sillón de cuero, con el teléfono todavía sobre sus piernas, una amplia sonrisa y los ojos fijos en la ventana, se hallaba el cuerpo sin vida de José.


(del libro “Nueve vidas”, Editorial Servilibro 2012)

 

 

 

ENLACE INTERNO AL DOCUMENTO FUENTE

(Hacer click sobre la imagen)

 

25 AÑOS DE LA SOCIEDAD DE ESCRITORES DEL PARAGUAY

Editorial SERVILIBRO

Dirección editorial: VIDALIA SÁNCHEZ

Edición al cuidado de los autores

Con el apoyo de UNIVERSIDAD IBEROAMERICANO

Asunción – Paraguay

Agosto, 2013 (180 páginas)

 

 

 


ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA

SOCIEDAD DE ESCRITORES DEL PARAGUAY en PORTALGUARANI.COM

(Hacer click sobre la imagen)

 

 

 

 

ENLACE INTERNO A ESPACIO DE VISITA RECOMENDADA


(Hacer click sobre la imagen)







Leyenda:
Solo en exposición en museos y galerías
Solo en exposición en la web
Colección privada o del Artista
Catalogado en artes visuales o exposiciones realizadas
Venta directa
Obra Robada




Buscador PortalGuarani.com de Artistas y Autores Paraguayos

 

 

Portal Guarani © 2024
Todos los derechos reservados, Asunción - Paraguay
CEO Eduardo Pratt, Desarollador Ing. Gustavo Lezcano, Contenidos Lic.Rosanna López Vera

Logros y Reconocimientos del Portal
- Declarado de Interés Cultural Nacional
- Declarado de Interés Cultural Municipal
- Doble Ganador del WSA