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REINA CÁCERES

  HISTORIA DEL PONCHO PARA’I - DISEÑOS Y COLORES (60 LISTAS) - Por REINA CÁCERES - Año 2007


HISTORIA DEL PONCHO PARA’I - DISEÑOS Y COLORES (60 LISTAS) - Por REINA CÁCERES - Año 2007

HISTORIA DEL PONCHO PARA’I 

DISEÑOS Y COLORES (60 LISTAS)

 

Por REINA CÁCERES 

 

Editado con el apoyo del FONDEC,

Asunción-Paraguay 2007 (2ª Edición) 

© Artepar 2007

Diseño de tapa: TURÚ PUBLICIDAD

 

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PRESENTACIÓN

Zapatos de suela con sus hebillas de acero.

Medias abotonadas de todos colores que sean anchas.

Dichas de Inglaterra de segunda de todos colores.

Calzones de paño de todos colores grandes y anchos para andar a caballo.

Chalecos, o solapas de dos bayetas con cintas a los lados para amarrarlos.

Chupas de paño de Inglaterra de segunda que sean bien cumplidas con botones de metal, y el pie de cuerda.

Camisas de lienzo de lino que sean grandes y lo propio los asientos y puños.

Gorros de pizón de todos colores que sean grandes. Sombreros negros de la fábrica de España que tengan las cabezas grandes y hondas para que todos gasten pelo largo.

Ponchos chilenos y tucumanos que es lo que allí acostumbran en lugar de capas.

Pelones chilenos y tucumanos que les sirva para andar a caballo y dormir en ellos.

En la bibliografía regional, muchas son las descripciones de indumentarias utilizadas en la América de siglos atrás, como la precedente del español Jerónimo Matorras, de mediados del siglo XVIII, en la que se menciona esa prenda que siempre impresionó a cuantos viajeros recorrían las extensas campiñas rioplatenses: EL PONCHO.

En ese sentido, «no existe algo más elegante que un gaucho al galope, alzado el poncho, con la tercerola apoyada en el muslo...», comentaba un siglo después, el naturalista francés Alcide D'Orbigny. Siguiendo la saga, Reina Cáceres, inquieta mujer paraguaya amante de su país y de los valores de su cultura, dedica sus desvelos a esta prenda que es como la segunda piel de nuestros compatriotas desde los más remotos tiempos registrados en su novel historia.

Buscando los difuminados rastros de su origen, o, por lo menos de su presencia en la vida de los paraguayos, no dudó en viajar hasta los más remotos lugares donde le decían que podía obtener noticias acerca del poncho, cobijo y refugio de sueños y esperanzas del hombre suramericano, y porque no decirlo, de las mujeres de nuestra tierra, que hoy lo lucen con gracia y donaire en los días en que el viento sur aprieta.

Con minuciosidad, Reina fue buscando el rastro del poncho en los países andinos, en el Tucumán, y no dudó a ir hasta Tandil, al sur de Buenos Aires, para comprobar la existencia de viejos y caros testimonios de una de las modalidades, tal vez la más prestigiosa en nuestro medio, del poncho: el PARA’I 60 LISTASque perteneció al mariscal Francisco Solano López.

Todos esos datos que con paciencia y rigor fue recolectando, fueron de suma utilidad para ir pergeñando una historia del poncho típico de la zona piribebuiense, su evolución y la técnica aplicada a su confección por notables artesanas, desde los más lejanos tiempos. Por todo esto, este pequeño libro está llamado a ser una obra de referencia en estudios posteriores acerca de la vida cotidiana de nuestro país y de la sencilla manera de vida de nuestros compatriotas, a quienes su idiosincrasia le llevó siempre a aplicar la sentencia de san Pablo: "CON TAL QUE TENGAMOS CON QUÉ CUBRIRNOS Y CON QUÉ ALIMENTARNOS, ESTEMOS FELICES”

LUIS VERÓN

 

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EL PONCHO

 

SÍMBOLO DE NUESTRA CULTURA

 

Esta prenda de forma cuadrada o rectangular ribeteada de flecos en dos o cuatro lados con una abertura en el centro para poder pasar la cabeza por ella y dejarlo calzado sobre los hombros para que caiga cubriendo el cuerpo.

Según María Elena Caravajal, remotos antecedentes se encuentran en las leyendas griegas y romanas, una aprenda de idéntico corte y semejantes funciones, figura en los cantos del poeta Virgilio, en la urdinbre de los tejidos de Dido, la hija del rey Tiro y en la huida de Eneas, el hijo del valeroso Anquises.

El Poncho de Dido, llamémoslo así, dice Virgilio, «Era un paño rectangular de unos 2 metros de largo por mas o menos, 1 de ancho con un orificio en medio para pasar la cabeza»; era pues por su conformación y uso un típico poncho, más aun, parece ser que Eneas, cuando se traslado a tierras de Ostia, produjo una gran sensación en los hombres y señoras por la gracia y novedad que importo el conocimiento de esta nueva prenda.

En época más reciente, en el siglo X, aparece en el Imperio de Bizancio, en alterada variedad de funciones, ya que la iglesia lo destino, como prenda privativa de la liturgia en misa, de esta adaptación fragmentada y alterada, el de su total ornamentación, de ahí que Arsene Isabelle encuentra un gran parecido en la casulla de un cura.

El Dr. Jorge Montandón en su Tratado de Etnología Cultural, publicado en París en 1.934 asegura que esta prenda se extendió por toda la polinesia prosiguiendo por el norte, hasta arribar su conexión en el sudeste del Asia, entre los Davac de Borneo.

Se encuentra a lo largo del continente americano, así los hay de vicuña, alpaca, guanaco, llama, oveja, cuero de vacuno y caballar, para lugares fríos; y de seda, lino y algodón, para los climas calurosos y tropicales.

En nuestras tierras de América, su presencia se comprueba gracias a los hallazgos arqueológicos; el investigador Eric Boman, en su búsqueda por la región andina y valle de Atacama, ha verificado que las momias de Sayate se encontraban envueltas en un tejido de lana de un centímetro de espesor, de forma rectangular, provisto de una hendidura para pasar la cabeza, al modo de los ponchos.

El abate Juan Ignacio Molina, en su compendio de la Historia Civil de Chile sostiene que la indumentaria de los primitivos nativos araucanos, era semejante a la de los griegos, al decir que estos llevaban una capa de forma de escapulario y que tenía en medio una aventura para introducir la cabeza, era larga y ancha, de manera que cubría las manos y llegaba hasta las rodillas.

La profesora Navamuel destaca la razón de que eran a dos paños, por el origen andino antiguo que representa la dualidad de la filosofía y cosmogonía, dos partes inseparables de una totalidad por lo que era empleada con fines ceremoniales.

Usado por los aborígenes hace 3.800 años , confeccionados en infinitas variedades de hilos, formas de tejer, colores y dibujos, variantes que hablan de la artesanía, su paisaje y la memoria colectiva.

El poncho entre los indios ranqueles, tejido por la mujer principal; es un gafe de amor, es como un anillo nupcial entre los cristianos, al decir del Gral. Lucio V. Mansilla «una excursión a los indios ranqueles».

 La palabra «poncho» aparece con frecuencia en Chile, con referencia a los nativos en 1530 por Alonso de Santa Cruz.

Con referencia al litoral del Paraná y documento de los chilenos Pineda Bascuñan y Rosales en 1673, el primero se refiere como sinónimo de frazadilla que se lleva a la grupa del caballo, para el segundo es una camiseta gruesa que se emplea en la cama.

Luis da Cámara Cascudo, etnógrafo brasileño, en su «Diccionario Do Folclore Brasileiro» declara al poncho prenda de uso universal, sosteniendo su ascendencia romana, ya que ve en el poncho la prolongación de la paenula látina de los romanos, aquella capa de viaje y de guerra característica de los legionarios.

Havestadt en 1777 da como indias las formas vacilantes poncho, pontro y ponto y lo define como manta gruesa y burda.

Una hipótesis de los lingüistas sobre esta palabra la ubica dentro del área de habla Araucana (pontro); sería un préstamo para nombrar a la prenda típicamente andina y se tiene noticia de su uso por los indios picunches y sanquelches.

Rodolfo Lenz no se decide entre la etimología castellana y el origen mapuche, y dice que en la Argentina aparece desde 1743 (Tiscornia) y en Perú desde 1.740.

El Dr. Marcos A. Morínigo, paraguayo, busca resolver las dudas por lo menos en cuanto se refiere al origen geográfico, señalando el pasaje (le la declaración de Santa Cruz en 1530, en el expediente relativo a la fracasada expedición de Gaboto al Río de la Plata; allí se trata de una ropa o capote de piel de nutria, empleadas por los indios ribereños del Paraná, unas doscientos cuarenta leguas por el Río de Solís, aguas arriba. La fecha basta para probar que no podía venir de Chile, todavía no descubierto, pero tampoco puede ser guaraní, según correspondería a la primera localización, pues no es palabra de este idioma y como el declarante emplea «poncho».

En Paraguay, el Dictador Perpetuo de la República Dr. Gaspar Rodríguez de Francia (1820) dispuso la distribución de los trabajos de artesanía para cada pueblo, así cada uno tendría su propia especialidad, restableciendo el trabajo como norma que elevara los valores de dignidad humana mediante el esfuerzo y la solidaridad.

Cuando llegaron los españoles, los pueblos originarios ya dominaban varias técnicas de tejido y teñido. La incorporación de la oveja y el caballo, y más tarde del telar a pedal, no hizo más que enriquecer las opciones de las artesanas y fomentar los cruces culturales.

En el Paraguay de fines de siglo XVII y comienzos del XVIII, una clase criolla convivía con la nativa y hacía presente sus preferencias, entre estas, el uso de los ponchos. Estas prendas, las que generalmente se comercializaban, fueron incorporándose a la vestimenta nativa.

El criollo hizo del poncho su uniforme, pero también su montura, su manta y su almohada.

Don Pernhetty en su libro «Histoire d'un voyage ax isles Malouines» basado en un viaje por estos valles hacia 1760 comenta «en cuanto al vestir de la gente del pueblo... Llevan en vez de capa una especie de género rayado, con bandas de diferentes colores, abierta solamente en medio para pasar la cabeza, a este abrigo que cae sobre los hombros y cubre hasta los puños, descendiendo por atrás y adelante, hasta más debajo de la rodilla, con flecos a su alrededor, se le da el nombre de poncho...»

A Piribebuy le correspondió la elaboración del poncho denominado paraí en guaraní, por los matices, y en castellano, de 60 listas. Una de sus características eran los colores negro azulado y blanco marfil.

En dicha época no existía la anilina para teñir el hilo, por lo cual se preparaba un compuesto a partir de la planta denominada yryvú retyma, mezclada con ceniza y sal para conseguir el color, utilizándose la orina como fijador.

El Dr. Francia envía al interior partidas de ponchos para ser distribuidos entre indígenas y a cualquier necesitado, inclusive a los que se hallaban en cautiverio.

Hombre de honestidad incorruptible, vivió una vida modesta y semirecluida, con una política de aislamiento y autoabastecimiento, dejando al país una conciencia nacional formada, rica en bienes materiales y morales; socioeconómicamente el país se había capitalizado con el trabajo interno, a diferencia de los demás países latinoamericanos, sometidos al capital foráneo, especialmente el ingles. Francia falleció en el año 1840.

Con el presidente Carlos Antonio López se inicia un periodo de mayor apertura con un comercio de intercambio entre toda la región hasta su muerte en 1862. Durante la presidencia de Francisco Solano López estallo la guerra, la carta más difícil de la historia patria, la de su propia existencia como nación libre y estado soberano.

El poncho permanece en abierta oposición ante los dictados civilizadores, sostenidos por el argentino Sarmiento, quien dijo «Mientras haya chiripá y poncho no habrá ciudadanos».

Con el mismo criterio Don Elías García jefe de Policía del Gobierno paraguayo (1904), sin mayor éxito busco desterrar el uso del poncho. Afortunadamente el poncho subsiste sin desmedro de nuestra civilidad.

Presente en nuestra historia, en pinturas, canciones, narraciones, poemas, así como en las actividades campestres y forma parte del atuendo del ciudadano común de las ciudades y pequeños poblados, sirviendo como distintivo de señorío y tradición.

 

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ÍNDICE GENERAL

 

Prólogo

Presentación

El poncho, símbolo de nuestra cultura

Paraguay, Corazón de América

Informaciones Generales

Departamento de La Cordillera

Datos generales del distrito de Piribebuy

Religiosidad popular

Por la senda de un pasado histórico

Reseña Biográfica

El Palacio de López

Mariscal López Poncho Para'i

Prenda del Mariscal Francisco Solano López

Un Poncho Para'í 60 listas en Tandil

Tandil

Museo Fuerte Independencia

Un Poncho Para'i 60 Listas en Tandil

Datos actuales del Poncho

Heroicas artesanas difuntas

Una mujer hacendosa

Teotista Ramona Salinas

Pensión a doña Teotista Ramona Salinas

Artesana- Poesía

Encuentro en Andong, Corea, año 2005

Juan Cancio Barreto

Luis Alberto del Paraná

Conjunto Folklórico Peru Rima

Bailarines del Grupo Folklórico de Asunción

Poncho Sesenta Listas

I.O.V.

 Resolución 02/5

Resolución 28/5

I.P.A.

Etiquetas de autentificación

Mensaje final

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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