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ANÍBAL ROMERO SANABRIA

  MÁS PARAGUAYO QUE LA MANDIOCA, 2007 - SEXTA EDICIÓN - Por ANÍBAL ROMERO SANABRIA


MÁS PARAGUAYO QUE LA MANDIOCA, 2007 - SEXTA EDICIÓN - Por ANÍBAL ROMERO SANABRIA

MÁS PARAGUAYO QUE LA MANDIOCA

Por ANIBAL ROMERO SANABRIA

SEXTA EDICIÓN CON NUEVOS CAPÍTULOS

Editorial El Lector,

Asunción-Paraguay, 2007
 
 
Ilustraciones de
 
Botti, Casartelli, Calo y Pachi
 
 

PRÓLOGO
 
MÁS PARAGUAYO QUE LA MANDIOCA

Con este título y frase popular quiero dejar plasmada la radiografía particularísima de nuestra paraguayidad.

La globalización de mercados, el MERCOSUR y otros... tratarán de masificarnos y ponernos a tono, cual si fuéramos muñecas Barbie o su pareja Ken o John, ungidos como clones de una sociedad que sólo nos ve como potenciales consumidores o números estadísticos de un mercado ampliado. En este libro (compilación de artículos publicados en la prensa) encontraremos -eso pretendo- nuestras simpáticas diferencias y singularidades, algunas de las cuales debemos potenciar y otras pulir, desterrar o por lo menos reciclarla.

De cualquier forma, quiérase o no, el paraguayito entrará en el tercer milenio... muchas cosas cambiarán... y algunas no tan suave, lenta o risueñamente... Pero de cualquier manera no creo que se extinga la solidaridad paraguaya, esa que hizo que nacionales y foráneos nos calificaran como "un país de parientes y amigos". Esa solidaridad posiblemente sea como la argamasa aglutinadora, que nos permitirá sortear las ventoleras y tormentas de las primeras décadas del tercer milenio. Por eso, el énfasis en mis páginas y artículos en la búsqueda de nuestra identidad y valores "bien nuestros", que nos dieran y den lustre y proyección histórica como Nación.

En estas páginas, que ahora son más suyas que mías, desentrañarán esta compilación titulada Más paraguayo que la mandioca. No existe de mi parte una pretensión de revisionismo, o de estudio histórico, sociológico, psicológico y mucho menos científico.

Sólo pretendo aproximar mi visión para que juntos establezcamos nuestra misión como nación.

La mandioca, mandi’o (mandi’oka, en tupí) no es precisamente un tubérculo cien por ciento paraguayo. El periodista doctor Pedro Gibert nos proveyó informaciones sobre el origen de la yuca. Según este libro, el profesor Towle dice que "... restos macroscópicos de yuca fueron encontrados en Perú desde cerca de 800 años A. C. en adelante". Estudiosos señalan a Centroamérica y parte del río Amazonas como zona de cultivo. Esa región tuvo como principal medio de alimentación a la mandioca, antes de la llegada de los conquistadores a América.

Pero el paraguayo se asoció a la mandioca, consustanciándola con su forma de vida. En realidad la mandioca se parece muchísimo al paraguayo auténtico, moreno-trigueño por fuera, blanco y sencillo por dentro; un alimento generoso, fácil de cultivar, y cosechar. Fruta y raíz al mismo tiempo, sencilla y simple como el paraguayo nacido en esta tierra rica y fecunda.

Muchas veces verán a mi pluma fustigar con fuerza el kaigüetismo, el vaí-vaí o el tekoreí. Pero otro no es el objetivo, sino ver a mi pueblo disfrutando de una mejor "calidad de vida".

Mis padres, Aníbal Romero y Nidia Sanabria de Romero, sembraron en mí el tremendo cariño y aprecio hacia nuestro pueblo.

De mi abuelo, don Genaro Romero, heredé el arado y la pluma para surcar la roja tierra guaraní y sembrar esperanzas en el horizonte de nuestra nación.

Quedan desde hoy y para siempre estas páginas en manos de la gente de mi pueblo, pues de ellos provienen y hacia ellos van.

Muchas gracias.

ANÍBAL A. ROMERO SANABRIA 
 
Asunción, Mayo 1996

 
 
ALGUNOS TEMAS TRATADOS: ¡Te dije luego!, El dedo del medio, País de timberos, El paraguayo… el mejor amigo del árbol, Partido so’o, Patria sin padres, La yernocracia, La cerveza moneda nacional, El cuate, Amóntema, Sos paragua, Entre el cháke y el chúmbale, El paraguayo no se vende, El dictador herrumbrado, Las virtudes o fortalezas sobresalientes del paraguayo de ley, Farmacia cué, Che po remói o la buena suerte, entre muchos otros.-
 
 
 
ESTOY LEVANTANDO LA MURALLA
 
 
Cuentan que, en una oportunidad, un hombre vio y se detuvo frente a unos obreros construyendo: preguntó al primero: "¿Qué estás haciendo?". El obrero contestó: "Estoy poniendo ladrillos y argamasa". Al segundo también preguntó lo mismo y la respuesta fue: "Estoy levantando una muralla". El tercer hombre de la misma obra fue consultado: "¿Qué están haciendo en esta obra?". Y la respuesta firme, decidida y orgullosa, fue: "Estoy construyendo el templo, el templo más importante de mi país". Eso es tener conciencia de la misión. Tres obreros de los cuales uno veía ladrillos, otro una muralla y sólo el último tenía la plena conciencia y hasta se sentía orgulloso de su misión. En la democracia que vivimos, ¿tenemos conciencia de nuestra misión? ¿Cada uno de nosotros cumple su tarea? ¿Cada uno de nosotros está preocupado de construir al nuevo Paraguay, al nuevo hombre paraguayo? ¿Somos conscientes como obreros, campesinos, estudiantes, industriales, ricos y pobres, que nuestra misión es como la del cincel para moldear al nuevo hombre paraguayo, para moldearnos nosotros mismos y que nuestro ejemplo y modelo de vida moldee a los demás? ¿O estamos esperando que un “hombre fuerte" nos moldee a su capricho y antojo convirtiéndonos en analfabetos, temerosos, con poca fe en el futuro, poco solidarios y obsecuentes?

No solamente la reforma educativa debe tener la conciencia de la misión y la visión del Paraguay y del hombre paraguayo que queremos. Hoy todos debemos estar involucrados en forjar un nuevo destino. Es la única forma de acelerar la inserción del Paraguay en un futuro mejor.
El evangelio para el Paraguay: Si evangelizar significa traer buena nueva, aparentemente el mensaje de la "vieja" buena nueva ya se lo dio el mismo Papa, en su visita a nuestro país, al Presidente: "Luchar para lograr una mejor distribución de la riqueza, para lograr la justicia social". Y es allí donde entra el famoso "te dije luego". Como si la referencia o mandato no recayera en cada uno de nosotros; como si la responsabilidad fuera del "único líder", como antes.

Por eso debemos crecer en la libertad, y con la libertad asumir la Misión escuchando "Las voces del tiempo, las voces del alma y las voces de la historia".

Mandantes y mandatarios tienen sus responsabilidades, todos somos Gobierno. Llegó la hora de hacer de nuestro puesto de trabajo verdaderas trincheras para combatir la corrupción y el opa reí. (1)

Debemos usar, cuque más no fuera, el más importante medio de comunicación para destruir al corrupto intocable: "El radio so'o" (2) que lo pulverice, que lo descalifique y lo castigue socialmente. Llegó el momento de asumir nuestra misión. ¡Debemos ocupar ya! ¡ya! cada espacio, asociarnos -vincularnos-, unirnos. Que el mokajá ha’eño (3) sea sólo una expresión literaria acertada y elocuente. ¡Manos a la obra! Nadie hará el trabajo por nosotros.

1- Opa reí: Cuando algo termina en balde... sólo por el transcurrir del tiempo, sin situación definida.

2- Radio so’o: Forma de comunicación popular de boca en boca, de persona a persona.
3- Mokajá ha’eño: Cocotero solitario en el paisaje.
 
 

EL PAÍS DEL SÍ... SEÑOR!!!
 
Si pudiéramos construir un país con el Sí... señoooorr... Sí... señoooorr. Llegaría el día en que nos faltarían ríos y arroyos para seguir construyendo puentes y obras de infraestructura.

Construir un país en lo material es más fácil con el ¡Sí, señor! Pero construir la moral de un país, la verdadera nación, le verdadero hombre paraguayo, es imposible hacerlo con las mágicas palabras que someten y humillan.

El Sí... señor genuflexo, el Sí... señor humillante, el Sí... señor sólo construye sepulcros blancos por fuera con enormes vacíos por dentro. Bien sabemos que las Fuerzas Armadas no deliberan. No discuten. Sólo cumplen órdenes y el taconear de unas botas bastan y sobran inclusive para demostrar el acuerdo obediente. Y así debe ser.

Pero construir un país, buscando el consenso, el acuerdo de voluntades que hasta parecen irreconciliables, el acuerdo de grupos sociales, políticos, religiosos, grupos de presión en general que deliberan, piensan, discuten, creen tener la verdad: sólo la verdad... ahhh, así es más difícil.

Algunos añoran el país del Sí... señor: -Yo ordeno, controlo y exijo respeto-, y el pueblo cumple, obedece, inclina la cabeza.
En la democracia es más difícil. El verbo consensuar se hace difícil conjugar, no estamos acostumbrados. Mucho me costó entender que el bien común no existe. El interés común no existe, más bien son intereses de grupos, intereses de sectores sociales y económicos a los cuales se adhiere una mayoría y que indudablemente visualiza un Paraguay mejor.

Pero siempre es la suma de intereses particulares (conscientes, inteligentes, pensados) analizados cada uno desde su propia verdad.

El zapato de la democracia que nos pusimos, nos queda grande, nos saca ampollas, a algunos les aprieta, a algunos les asfixia y algunos extraòan y aòoran su vieja y "cómoda" bota militar.
Pero este calzado es el único con el cual podemos caminar hacia un futuro más digno.

Los dinosaurios murieron... porque los árboles gigantes, altos y frondosos se acabaron... y sus cuellos no se adaptaron a comer de los arbustos pequeños. Sus cuellos no tuvieron la flexibilidad y así esperaron que el tiempo viejo de los árboles grandes se repita. Definitivamente no se adaptaron. Ahora los respetarnos... pero en los museos.

Quiero creer que el país del Sí... señoooorr se acabó. Las Fuerzas Armadas no deliberan. Y así debe ser. El pueblo ¡sí! delibera y así debe ser.

El nuevo hombre paraguayo debe ser proactivo, con iniciativa, dueño de su lengua (kuimba'e), dueño de su destino. No necesita de capangas, ni de caciques.

No necesita del miedo que lo domestique. No tiene miedo a ser libre porque desde siempre y por siempre: "Ni opresores ni siervos alientan, donde reinan unión e igualdad".

Trabajemos todos como en un panal de abejas, todos busquemos esperanza para nuestro pueblo.
Acá nadie es más o menos, ofendiendo o destruyendo a los demás.

Así debe ser. ¡Sí... señoooorr!
 
 
 
 
 
 
 
EL PATO DONALD YA NO CORRE NI VUELA
 
Indudablemente durante la dictadura de Stroessner, él mismo logró por las buenas y más por las malas, aglutinar todo un partido en torno a su férrea disciplina y dictados que manejaba a gusto de su paladar. Como conclusión, se ufanaban de una unidad granítica, que excluía con suma violencia a todos aquellos colorados que osaban pensar por sí mismos y má aún si lo hacían en diferente forma al guión dictado por El Rubio.

Muchos paraguayos y paraguayas, colorados o no, fueron a parar con sus huesos a la cárcel, fueron "desaparecidos" o en el mejor de los casos, expatriados. El silencio del miedo fue la argamasa que ayudó n fraguar esa unidad granítica. Es por eso que un caudillo colorado se largó el lujo de sentenciar que aunque el Pato Donald fuera candidato del partido, lo mismo ganaría el Partido Colorado las elecciones de lo que fuera.
Estoy convencido que actualmente en este poderoso partido, el Pato Donald ya no corre, y mucho menos vuela. Como era de prever tras el derrocamiento de Stroessner, grupúsculos de poder, intereses mezquinos, corruptos financistas, aprendices de Maquiavelo, dividieron en tantas tajadas al partido que, salvo encuentren la brújula y el norte moral, a través del diálogo y el consenso, será difícil mantener unido a un partido tradicional.

Cada "comisario" quiere que gane su caballo. Pero no se dan cuenta que necesitan imperiosamente dos elementos para lograr el triunfo que siempre tuvieron. Luchar contra la corrupción crematística e ideológica interna y conseguir líderes que sean verdaderos patriotas, capaces, honrados y dispuestos a demostrar que el partido no está manejado por los clientelistas corruptos y titiriteros. Es decir, se necesitan verdaderos líderes dispuestos a honrar a su patria y a su partido, auque esto signifique enfrentarse con una caterva de badulaque y ambiciosos insaciables. Se necesitan líderes valientes y honrados, sin anclas con el pasado corrupto y tenebroso.
El país, definitivamente, está cambiando, las posturas internacionales globalizadoras marcan otro rumbo y por sobre todas las cosas, miles de jóvenes ya no creen en el Pato Donald. El pueblo está hambriento de justicia, esperanza y honestidad. Aquí ya no los contentamos con historietas de coloridos plumajes.
Sí, el escenario es otro. Ya no pueden los colorados arremeter con hurras al Pato Donald, y así como están las cosas, las luchas internistas no le dan tiempo, ni visión esclarecedora, para encontrar a los líderes que el partido y el Paraguay necesitan.
Del libro LOS LÍDERES QUE ESPERAMOS, del licenciado Miguel Ángel Cornejo, adapto estos párrafos para terminar este capítulo.

"Paraguay ya no es el Paraguay de hace diez años, ni el de hace cinco, ni siquiera el de hace un año, es el de ahora, y ahora más que nunca se requieren líderes comprometidos con ellos mismos y con la nación. Ahora, nos urgen líderes auténticos que no se vendan al poderoso, ni trafiquen con sus valores. Hombres y mujeres dispuestos a morir de pie en defensa de sus ideales, que vivan de acuerdo con sus convicciones y que estén dispuestos a heredar un Paraguay mejor.
Una nueva generación de líderes que sustenten la honestidad como aval de cada una de sus acciones; la justicia y la equidad como expresión máxima de su poder; que promuevan las fuentes de riqueza para erradicar la miseria; que sean paladines de la libertad, propiciando la libertad plena del ser humano; líderes que nos enseñen con su congruencia a liberarnos de la esclavitud de la ignorancia; líderes que comprendan el significado del amor y que ellos mismos sean testimonios de la bondad humana.
Líderes de excelencia de esta talla son los que necesita el mundo y reclama Dios.
 
 


ÑE’ENGA: DICHO POPULAR EN GUARANÍ
Esperanza nahavëi ha consuelo nda itujúi

La esperanza no se enmohece y el consuelo no se pudre

 
 
 
 
HONRAR LA VIDA
¿Conocen esta canción de Eladia Blázquez? La canta tan bien la Negra Mercedes Sosa. ¡Qué versos! ¡Qué mensaje! Bueno, para ir más lejos por qué no les transcribo los versos:

No, permanecer y transcurrir,
no es perdurar,
no es existir
ni honrar la vida.

Hay tantas maneras de "no ser",
tanta conciencia
sin saber, adormecida.

Merecer la vida
no es callar ni consentir
tantas injusticias repetidas.

Es una virtud,
es dignidad
y es la actitud de identidad
más definida.

El saber durar y transcurrir,
no nos da derecho a presumir,
porque no es lo mismo
que vivir... honrar la vida.

No, permanecer y transcurrir
no siempre quiere sugerir,
honrar la vida.

Hay tanta pequeña vanidad
en nuestra tonta humanidad
enceguecida.

Merecer la vida es erguirse vertical
más allá del mal, de las caídas,
es igual que darle a la verdad
y a nuestra propia libertad,
la bienvenida.

El saber durar y transcurrir
no nos da derecho a presumir,
porque no es lo mismo que vivir...
honrar la vida.

Así es, realmente cuando escucho esta canción, parece que me siento obligado a una reflexión sobre mi actuar cotidiano, pero también se me vienen a la mente personas-ejemplos, que verdaderamente honran a la vida en su quehacer diario, por su entrega, su acción, su lucha y su tenacidad.

Hoy voy a hablar de una maestra de la campaña (interior del país), que inició jovencita, como tantas otras, su labor educacional hasta convertirse en una educadora con mayúsculas, tal como algunas de sus numerosas hermanas. Los difíciles tiempos políticos del gobierno de Stroessner la hicieron emigrar con su marido, multifacético artista, a Encarnación, en la frontera con la Argentina. Para subsistir fue tomando cátedras y alumnos particulares, que se fueron multiplicando por el fervor y la entrega desinteresada a sus alumnos. La "Villa baja" y la "Villa alta" de Encarnación vieron pasar su delgada figura, con su inquieta cabeza y su sonrisa desgranada por el polvo del camino y en los pocos empedrados que sus pies recorrían con ligereza de ángel, y cansancio nunca declarado. Las manecillas de las mañanas, de las siestas y de las noches, jugaban un eterno duelo tan desigual como necesario para cubrir las horas cátedra y llegar a las aulas con una sonrisa amplia y esas tremendas ganas de entregarse a la juventud bulliciosa, que la esperaba impaciente para escuchar sus consejos, poesías y el temario del día.

Como toda verdadera educadora, sus charlas nunca se referían tan sólo al temario o programa indicado y obligado, sino iba mucho más allá, y eso hacía un diálogo esperado y añorado por sus discípulos. Cada cátedra era un canto a la vida... y lo sigue siendo.

Yo la vi... compartí excursiones y obras de teatro juvenil en las Ruinas Jesuíticas y colonias, o pueblos aledaños a Encarnación. Y luego en Asunción, comenzar de nuevo. Absolutamente de cero. Incluso lanzó varios libros y poemas, con mucho esfuerzo, apoyando toda actividad de la cultura, la juventud, la niñez y en defensa de los derechos de la mujer paraguaya. Sí... yo la vi arremeter de nuevo con el mismo entusiasmo y motivar a los jóvenes a creer y deleitarse con la literatura, la poesía, las artes y fundamentalmente en el ser humano.
Claro, su trabajo era tesonero y silencioso. Jubilada ya, después de décadas de enseñanza en el interior y en la capital del país, inicia su propia institución de enseñanza en la búsqueda de “una educación nueva... para una patria nueva". Hoy recorre esos enormes edilicios propios, con la misma humildad con que sus pies recorrieron las rojas calles de Itapúa y con la misma filosofía de vida: Honrar la vida, manteniéndose vertical, más allá del tiempo y las caídas.
Yo la vi. Y la conozco. Es doña Nidia. Sí. Doña Nidia Sanabria de Romero. ¡Mi madre!
 
 


ÑE’ENGA: DICHO POPULAR EN GUARANÍ

Tape poräre oguatáva oho mombyry mante va’erä
 
Quien por buen camino va, siempre llegará lejos.
 
 
 
EL RAYO, EL POBRE Y EL PODEROSO
 
Un dicho popular sentencia: - “sobre el pobre solamente cae el rayo” – (mboriajurente ho’a rayo). Si bien es cierto que el rayo es atraído normalmente por escampados dónde sobresalen algunos árboles, cocoteros ó construcciones elevadas, hasta personas; pues es el hábitat natural de la gente humilde y “sin pararrayos”. El sentido de la frase, va mucho más allá del fatal efecto meteorológico. Al pobre y humillado pueblo paraguayo, le han desintegrado hasta la dignidad, con rayos lanzados desde las cúpulas y “cupulitas” de poder, en forma de groseras corrupciones, coimas, persecuciones, repartijas, licitaciones digitadas, puestitos, y puestazos en entes públicos, clientelismo político, compra de votos, contrabando y otras tantas desvergüenzas de los poderosos de turno, desde hace muchísimos años. Ahora lo notamos más, porque estamos en democracia… “ha i poi piolo aveí”.

Me decía un dignísimo embajador saliente, ya sacándose el barniz protocolar para preparar maletas, que le extrañaba sobremanera como a los habitantes de esta tierra se les ha robado su dignidad, y acotaba –“En mi país hay mucha riqueza, y también gente muy pobre, pero esta gente por más humilde que sea, tiene dignidad y sanciona social y moralmente, con toda su fuerza la corrupción o el atentado a “sus valores”. Aquí lastimosamente a los bandidos y corruptos, se le da un trato lisonjero y hasta se comparte con ellos cenas, reuniones y actividades. No existe un castigo moral fuerte, de parte de la sociedad, del pueblo” – señalaba: Independientemente de la Justicia el pueblo sanciona.

Por suerte, hay vestigios en los países americanos dónde ya se ve sancionado y castigado al poderoso, llámese Pinochet, Fujimori, Montesinos o se ponen en tela de juicio a Ménem y a varios Ministros y personalidades, antes intocables. En el Paraguay, se ven “rayitos de luz” al solo “cuestionar” e investigar casos como el coche BMW-máu, el desvío escandaloso de los 16 millones de dólares, los vaciamientos de bancos y la lucha activa del “pueblo estafado en acción”, que se plantan a gritar con valentía sus verdades en defensa no solo de sus intereses sino más bien de su dignidad. Son alentadoras también las protestas valientes, sensatas, sinceras, de gremios y asociaciones, con pedidos claros y precisos para combatir la corrupción y “las roscas corruptas”, incrustadas desde hace años no solo en Aduanas y Puertos, Corposana ó Antelco. El sólo hecho de señalar conquistas con relación a la muerte de niños – soldados, o el arreo implacable de los mismos como animales en el campo; en el enjuiciamiento de jueces corruptos y la valiente actuación de algunos fiscales, jueces y magistrados, ya nos hace ver de otra manera “al rayo”.

Creo que el cambio meteorológico y del ecosistema esta vez apuntará “sus rayos”, sobre los prepotentes, acomodados y poderosos que succionan la sangre de los pobres. El rayo de la sanción social y moral ya deja escuchar sus terribles truenos. Que así sea.
 
 
 
 

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Asunción - Paraguay.

 

 

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